CLEMENTE SÁNCHEZ-GARNICA GÓMEZ
CLEMENTE SÁNCHEZ-GARNICA GÓMEZ
TH, 3r VOLUM. El estado de derecho después de 1978

CLEMENTE SÁNCHEZ-GARNICA GÓMEZ. SÁNCHEZ-GARNICA ABOGADOS

Texto del  18/06/2008 .
Fotografía cedida por Clemente Sánchez-Garnica.

Clemente Sánchez-Garnica Gómez es especialista en Derecho administrativo y, en particular, en todas las materias relacionadas con la Administración local. Tiene en su haber una amplia experiencia docente y durante tres años fue concejal del Excmo. Ayuntamiento de Zaragoza. Se declara proclive al pacto y a sortear los conflictos; del mismo modo, se siente orgulloso de la profesión que realiza en pro de los intereses de quienes confían en él.

 

Mejorar la sociedad mediante el ejercicio del Derecho

Me considero un humilde letrado de provincias que trata de mantener una forma de entender la profesión consistente en respetar al contrario. Procuro defender los intereses de quienes confían en mí, y me complace llegar a casa con la conciencia de haber hecho todo cuanto he podido al respecto. En realidad, soy abogado en ejercicio casi por azar. Mi primera vocación fue la docencia, y mi destino en principio parecía ser el mundo universitario. Desde hace veinte años, soy profesor asociado en el Área de Derecho administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza. Me alegra poder contribuir con mi labor a que la sociedad mejore un poco más cada día. Creo firmemente en los principios del código deontológico de mi profesión y considero que es una actividad social fundamental. El ciudadano necesita que se le escuche y se le asesore. Me declaro pactista en cuanto a mi método o voluntad de actuación se refiere. No puedo garantizar que ganaré un caso, pero en cambio sí garantizo toda mi dedicación al mismo.

 

Debate y consenso: palabras clave de la Transición

Cumplí dieciocho años un mes antes de las primeras elecciones democráticas en el año 1977. Pertenezco pues a la primera generación joven de votantes. Recuerdo aquel período como un tiempo de grandes expectativas y esperanzas. La ilusión no tiene en cuenta la edad, y ahora esa ilusión tristemente se ha perdido. Las palabras clave para definir la Transición son debate y consenso. Estaba en el ánimo de todos los políticos y de todas las fuerzas sociales ir en la misma dirección, llegar como fuera a un acuerdo. En muchos países se nos admira por el ejemplo de esfuerzo y por las ganas de construir el futuro que los españoles dimos entonces. España ha evolucionado y crecido, y hoy en día estamos donde deberíamos haber estado siempre.

 

Ayuntamientos en el camino a una segunda descentralización

En el pasado asumí responsabilidades políticas y todavía hoy sigo trabajando en municipios pequeños. Estimo que está pendiente una segunda descentralización: la de las entidades locales. Es un asunto que, a pesar de que se hable continuamente de él, no acaba de afrontarse con seriedad. Los ayuntamientos constituyen la organización esencial de nuestro país, representan la administración más cercana al pueblo. Pese a ello, creo que falta financiarlos debidamente. En los últimos diez años se ha tratado el asunto a nivel teórico o doctrinal, pero ya es tiempo de adoptar medidas prácticas al respecto, de alcanzar compromisos políticos definidos. Convendría crear estructuras permanentes de financiación para que los ayuntamientos subsistan holgadamente: supondría una segunda descentralización. Éste es el gran reto de los políticos en un futuro inmediato.

 

Expo Zaragoza 2008: fruto del consenso político y social

Zaragoza, Huesca y Teruel, es decir, la Comunidad Autónoma de Aragón, es pionera en todo el proceso de la nueva organización territorial que comenzó con la aprobación de la Constitución del año 1978. Se ha trabajado mucho desde entonces, especialmente desde aquellos sectores y agentes sociales de la sociedad aragonesa que pensaron que la autonomía era un medio idóneo para desarrollarnos. La actual Expo Zaragoza 2008 es fruto del consenso político y social, consecuencia directa del trabajo silencioso pero decisivo que se ha venido haciendo todos estos años. Aragón siempre ha sido fiel a España, lo cual, según algunos, ha podido perjudicarle en algún momento. Sin embargo, el futuro de nuestra región se presenta de lo más optimista.

 

Industrialmente somos un hito en Europa

Aragón es una comunidad con un territorio muy extenso y una población muy pequeña que ronda el millón y medio de habitantes. Esto quizás ha supuesto un ligero obstáculo en nuestro desarrollo, pero poco a poco Zaragoza y el resto de Aragón se han ido ganando la confianza de muchas empresas nacionales y extranjeras. Los parques industriales y el acrecentamiento logístico constituyen un hito en toda Europa. Nos falta acaso mayor comunicación con Francia, algo que sería deseable para nuestra tierra.

 

Aprender a resolver los conflictos, esencial para el país

La crispación de las principales fuerzas políticas no está siendo nada beneficiosa para el país. Yo siempre he defendido una vía de hacer las cosas que evite o resuelva los conflictos sin enfrentamiento, incluso en los quehaceres de la vida diaria. Los problemas nunca son positivos para los pueblos: es necesario alcanzar acuerdos. Al ciudadano hay que transmitirle ilusión a toda costa, ya que una sociedad sin ilusión carece de fuerza para desarrollarse. Los políticos debieran ser ejemplares en cuanto a ello respecta. No hay que perder la referencia que, en este sentido, marcó la Transición.

 

Dar tiempo a las leyes para que se asienten

Legislar es una tarea importante que no debe quedarse anclada. Hasta principios de los años 90 poseíamos una legislación que provenía de la década de los 50. Es comprensible, pues, la vorágine legislativa que estamos padeciendo ahora. Pero no debería legislarse sin la debida ponderación que siempre ha de prevalecer en el ámbito jurídico. De lo contrario, la seguridad jurídica se resiente y sale perjudicada en muchos sentidos. Unas leyes poco meditadas provocan indeterminación y dispersión normativas. Hay que evitar legislar por impulsos o por criterios políticos, o incluso, y especialmente, por un cierto afán de protagonismo por parte del propio legislador. Además, es fundamental que las leyes se asienten, que tengan su tiempo de maduración. Se nos concede a los ciudadanos en la actualidad más derechos que nunca, y nunca como ahora resultaron éstos más ineficaces.

El poder judicial somos todos los españoles

El poder judicial en España se ha politizado excesivamente. No hay que olvidar que está formado por los jueces pero también por abogados, procuradores de los tribunales, etc. Es más: el poder judicial somos todos. En este momento se emplea de un modo contrario a su verdadera y primigenia función. Habría que afrontar esta difícil y delicada situación con la mayor seriedad posible, pero lamentablemente es necesario reconocer que no interesa hacerlo desde un punto de vista político.

 

Modernizar la Justicia con consenso e ingenio

El Consejo General del Poder Judicial tendría que incorporar a todos los agentes que forman parte de la Justicia. Es urgente un proceso de modernización en cuanto a medios materiales y personales se refiere. Tenemos derecho a exigir una cierta calidad a los jueces y a reclamar que prime la calidad por la cantidad de sentencias. Para lograr tales objetivos se requieren buenas dosis de reflexión y prudencia por parte de los políticos y de los agentes jurídicos; que éstos lleguen entre sí a un consenso firme e intenten emplear soluciones imaginativas para alcanzarlo. Esta es nuestra segunda asignatura pendiente. Quienes practicamos una abogacía artesanal, sentimos la Justicia y creemos en ella. Para el ciudadano de a pie, representa tiempo y dinero. Por desgracia, a ningún gobierno le interesa un poder judicial totalmente independiente.

 

Reformar la Constitución bajo circunstancias adecuadas

La Constitución es ese conjunto de reglas producto del pacto que ha permitido la convivencia y el progreso durante treinta años en este país. Creo que está cumpliendo una función fundamental, pero llevamos tiempo hablando de aquellos puntos que deberían ser reformados. Se trata de un texto abierto que permite ser interpretado siempre que sea conveniente hacerlo. Sin duda debe ser adaptado, sin ir más lejos, a la normativa comunitaria. Los intereses políticos no tendrían que suponer un impedimento para ello. El actual sistema bicameral ya ha cumplido su tarea: tal vez ya sea tiempo de dar cabida a una cámara de representación territorial en su sentido más amplio.

 

Excesiva recurrencia al arbitrio del Tribunal Constitucional

El Tribunal Constitucional es una institución básica del Estado. Su destino es velar por la Constitución y por los derechos del ciudadano a través del sistema de recursos. Ahora bien, creo que dicha institución se ha terminado convirtiendo en una tercera instancia jurisdiccional. Se la agobia constantemente con recursos de amparo y se le llega a pedir lo que no está previsto que nos pueda ofrecer. Tenemos que limitarnos en nuestro afán de solicitar su intervención. Se ha de recurrir a él sólo cuando sea estrictamente necesario, para cuestiones importantes y de cierta trascendencia a nivel autonómico, por ejemplo.

 

Me siento juancarlista

La gran labor que ha llevado a cabo don Juan Carlos durante todos estos años no debe olvidarse nunca. Considero que por algunos sectores de la población no se trata su figura con la debida justicia y respeto. Los españoles le debemos mucho. Me considero juancarlista. Por eso creo que dependerá del trabajo de la Casa Real el crear un sistema monárquico útil y moderno para España. Será difícil el papel que le toque representar al príncipe heredero en el futuro; deberá ser discreto y seguir las directrices marcadas por su padre como Jefe del Estado español y no olvidar nunca que el Rey reina pero no gobierna.