MARÍA DOLORES JUNQUERA MUÑOZ
MARÍA DOLORES JUNQUERA MUÑOZ
TH, 3r VOLUM. El estado de derecho después de 1978

MARÍA DOLORES JUNQUERA MUÑOZ

Texto del 27-01-2009
Fotografía: R M Fotos.

Licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla y miembro del Ilustre Colegio de Abogados de la capital andaluza, donde figuró como diputada para su Junta de Gobierno durante cinco años, Mª Dolores Junquera Muñoz se perfila como una mujer emprendedora que considera la abogacía algo totalmente vocacional. Miembro de la Asociación de Abogados de Familia, esta letrada y madre de dos abogados en ejercicio es titular de su propio despacho y a lo largo de su trayectoria profesional ha asumido la asesoría jurídica de distintas empresas.

Velar por el código deontológico y las normas de cortesía profesional

A mi juicio, la abogacía representa una vocación a la que hasta el momento he dedicado más de 28 años de mi vida. En esta trayectoria he formado parte de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla, donde tuve el honor de ser elegida diputada durante el período 1990-1995, figurando como la segunda mujer de su historia. Aquella época reportó una experiencia magnífica que dejó en mí una impronta gremial que, a día de hoy, todavía consigue que me alarme siempre que algún compañero no se comporta de acuerdo con el código deontológico o con las puras normas de cortesía profesional.

Sevilla, 1979: sólo 25 mujeres de entre 800 letrados

Cuando en 1979 me incorporé al Colegio de Abogados, de los 800 colegiados que lo conformaban, aproximadamente 25 eran mujeres y, a lo largo de aquel año, nos colegiamos otras 15 más. A nosotras nos costó mucho trabajo desempeñar nuestra profesión. Fue difícil la relación con los funcionarios, con los jueces, con los compañeros y con los representados. Durante aquella primera etapa de ejercicio, a diario tuvimos que estar demostrando que sabíamos realizar nuestra labor de juristas, mientras que a un hombre, con tal de mostrar la toga y disponer de su titulación, se le suponía preparado. Sin embargo, a pesar de todos aquellos esfuerzos iniciales, a día de hoy considero que la lucha mereció la pena y me he sentido recompensada. Porque, salvando aquellos exámenes previos, en mi carrera nunca he tenido más problemas por ser mujer.

La Transición se produjo realmente con la llegada al poder del PSOE en 1982

Entiendo que la Transición, más que en el proceso de reforma política de 1977, se produjo en 1982, cuando el PSOE asumió la tarea de gobernar el país. De todos modos, no negaré que la reforma del año 1977 fue fundamental porque inició la entrada en vigor de una Constitución. En cuanto a la Carta Magna y a las personas que la hicieron posible, haría dos distinciones: por un lado, existe un bloque anónimo conformado por la ciudadanía; y, por otro, el conjunto de personas que tuvo la capacidad de guiar el sentimiento de la población. En mi opinión, creo que como figuras fundamentales en el proceso de instauración de la Constitución se podría señalar a Adolfo Suárez, un pilar imprescindible, a Santiago Carrillo y, evidentemente, al Rey don Juan Carlos.

Un simulacro de Estado de Derecho cimentado en la economía

Creo que en los últimos años del franquismo la economía primó sobre cualquier otro tipo de principio y, al disponer de un mercado abierto, asumimos una especie de simulacro del Estado de Derecho cimentado en la economía. No obstante, evidentemente fue la Constitución española la que estableció los principios y las libertades. Pero es cierto que, durante el tardofranquismo, se estableció una aproximación al Estado de Derecho, más por razones económicas que sociales o de Derecho.

Manuel Fraga y su evolución ideológica

Con la Transición, personalidades del régimen anterior decidieron situarse en el lado de la democracia y cambiar ciertos comportamientos y actitudes. Personalmente, no me parece mal que alguien, como por ejemplo Manuel Fraga, haya sido capaz de pasar de actuar prácticamente como el motor del régimen anterior a ser capaz de promover el acceso a la democracia sumándose a la conciencia social del pueblo español.

Renuncias y voluntad democrática del Partido Comunista

De aquella etapa de cambio, le otorgo muchísimo valor a la izquierda, que fundamentalmente era representada sindicalmente por CC. OO. y, políticamente, por el Partido Comunista. El hecho de que el PC asumiera la bandera que finalmente imperó, cuando llevaba toda su historia defendiendo un estandarte distinto, fue uno de los ejemplos más palpables del esfuerzo de algunos políticos en pro del texto constitucional. Aceptar una democracia con una constitución monárquica, que son valores que la izquierda no defendía en aquellos momentos, supuso precisamente un gran testimonio de su lucha contra el régimen dictatorial.

Con el Estado autonómico reemprendimos el curso de la historia

Creo que el Estado de las Autonomías fue un acierto obligado. De hecho, su idea ya había surgido mucho antes de instaurarse la Constitución, incluso antes del Alzamiento Nacional. El Estado autonómico representó, de alguna manera, reemprender el curso de la historia después del paréntesis que significaron los 40 años de dictadura. No lo concibo como una imposición del momento, sino que creo que se trató de un desarrollo prácticamente natural de lo que habría sido la trayectoria del país de no haber tropezado con el franquismo.

Lucha de unas autonomías históricas frente a las que no lo son

Actualmente en España se está actuando como si el país fuera un Estado confederado, cuando en realidad no hay ninguna norma que lo explicite. Por tanto, el problema que observo con respecto a la participación de las autonomías en la política en general es la lucha de unas autonomías históricas frente a otras que no lo son. La capacidad que las primeras tienen de presionar probablemente viene inducida por nuestro sistema electoral, pues casi siempre es una coalición autonómica la que actúa como bisagra para que pueda gobernar un partido de ámbito nacional.

Las comunidades autónomas llegarán hasta donde la economía se lo permita

En general, el Estado tiene muy pocas capacidades porque posee escasa disponibilidad económica. Personalmente, pienso que la economía es el motor que rige y que modifica todo. Las autonomías llegarán hasta donde la economía se lo permita. No creo que sirva de nada otorgarles competencias si no vienen dotadas económicamente para poder llevarlas a término.

Son los ayuntamientos los que aproximan la Administración al ciudadano

Considero que la aproximación de la Administración al ciudadano la consiguen más los municipios y las alcaldías que las autonomías. Estoy convencida de que la sensación de cercanía que tiene el ciudadano de a pie viene transferida por los ayuntamientos de cada territorio. Independientemente, con esto no niego que uno pueda sentir más o menos afecto por los gobiernos autonómicos pero, en la práctica, creo que son los ayuntamientos los que aproximan la Administración al administrado.

En general, se legisla bien y con sentido común

Personalmente haría dos distinciones entorno a la legislación española: por una parte existe todo aquello que abarca las disposiciones sustantivas, como el Código Civil y el Penal; y por otra todo lo que comprende la ley de procedimiento. En general, considero que en nuestro país se legisla bien, con sentido común y en muchos aspectos incluso pienso que la ley va por delante de la realidad. No obstante, opino que quizás son las leyes procesales las que crean una cierta inseguridad jurídica por no acometer una verdadera reforma. En este sentido, siento más temor ante las leyes procesales que ante las sustantivas.

Imprescindible promulgación de la Ley de Violencia de Género

Opino que la Ley de Violencia de Género era necesaria y de imprescindible promulgación. Concibo esta ley como una suerte de manta protectora; desgraciadamente, no se ha logrado impedir que debajo de ella se arrope quien no tiene derecho a guarecerse. Pese a ello, el hecho de que alguien utilice mal una ley no es suficiente razón para que no exista. En nuestro despacho se da la circunstancia curiosa de que la mayoría de profesionales somos mujeres; no obstante, en muchos asuntos de familia que tratamos nuestros representados son hombres. De modo que, generalmente, trabajamos la Ley de Violencia de Género desde el lado opuesto. Respecto a este tema, creo que la judicatura está interpretando, ejecutando y llevando a término la ley de distinta manera de cómo se inició, y ésta es una labor que pertenece a los jueces.

Confianza en los magistrados y su capacidad de resolución

Tras 28 años, sigo teniendo fe en la Justicia, y considero que, en general, los ciudadanos también la tienen. El problema, quizás, es que probablemente la esperanza de ellos responde a las instancias inferiores: los jueces de proximidad, instrucción o primera instancia. A medida que se va ascendiendo en la judicatura, la desconfianza del ciudadano es más palpable. Personalmente, confío en los magistrados y pienso que dictan las resoluciones lo mejor que saben y pueden.

Don Felipe de Borbón va a tener más dificultades que el Rey

Creo que don Felipe encontrará mayores dificultades de las que tuvo el Rey don Juan Carlos. Últimamente, España ha empezado a considerarse más republicana que monárquica y, a su vez, más juancarlista que republicana. Aunque durante la Transición incluso las personas no monárquicas aceptaron la institución como fórmula pacificadora e integradora, no creo que actualmente se den las mismas condiciones. El día de mañana, cuando el Príncipe tenga que acceder a la Jefatura del Estado, es posible que aparezca de nuevo la disyuntiva de la España monárquica o republicana, ahora mismo apaciguada porque todos, aceptando la Constitución, aceptamos a don Juan Carlos como Rey.