Texto del 24-01-13
La reflexión sobre la corresponsabilidad de todos los agentes económicos en la actual crisis y la necesidad de promulgar medidas que dinamicen el consumo y la actividad empresarial y no cercenen más el Estado de bienestar destacan en las palabras de este emprendedor industrial, que, junto con sus hermanos, ha pasado en tres décadas de regentar un pequeño establecimiento cárnico a poseer una de las industrias cárnicas de referencia en Castilla-La Mancha.
Un entorno socioeconómico humilde
Nací en una familia humilde formada por mi padre, Nicolás Cano, que se dedicaba a cultivar las tierras de otros propietarios agrícolas, mi madre, Caridad Gómez, que era modista, y cuatro hijos en El Ballestero, un pequeño pueblo de 700 habitantes situado en la comarca de la Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel y muy afectado por la despoblación. Al obtener el graduado escolar, tuve que afrontar el hecho de que no podría prolongar mi formación por motivos económicos, por lo que el futuro se me presentaba como algo incierto, y estuve a punto de opositar para entrar en el Ejército del Aire; sin embargo, mi horizonte se despejó cuando mi padre, en 1978, propuso la creación de una carnicería para que la regentase la familia.
De carnicería a fábrica de embutidos
La carnicería comenzó su andadura en un pequeño local y con maquinaria de segunda mano. Progresivamente el negocio fue consolidándose y expandiéndose al tiempo que se fueron incorporando mis hermanos, Nicolás y Jesús. En 1991 mi padre nos cedió el testigo y decidimos ampliar la actividad inicial y crear una fábrica de embutidos al considerar que el clima y la altitud de nuestra localidad eran ideales para su manufacturación, en la que también colabora mi hermana, aunque no está vinculada directamente con la fábrica, pues posee en Castellón un establecimiento de venta de nuestros preparados. Así nace Embutidos El Conchel.
Ejemplo de superación mediante el esfuerzo constante y la implicación familiar
Pertenezco a una generación muy condicionada por el entorno sociocultural; sin embargo, la voluntad de prosperar y nuestro saber hacer charcutero nos permitió consolidarnos y crecer como empresarios hasta convertirnos en una fábrica de embutidos referente por la calidad de sus productos. Por eso, mis hermanos y yo nos sentimos orgullosos de los logros conseguidos durante estas más de tres décadas gracias a nuestro esfuerzo, tesón y afán de superación, aunque difícilmente hubiésemos conseguido asentar y expandir el negocio si no hubiésemos emulado el ejemplo de sacrificio y cohesión de nuestros padres.
Tanto productos tradicionales como modernos
Al principio nos centramos en la elaboración de embutidos tradicionales –longaniza, chorizo, lomo, jamón, etcétera– dirigidos a un público regional: se trataba de manufacturar a gran escala mediante procedimientos industriales las recetas centenarias de la zona, pero, en una segunda etapa, ya consolidados en el mercado, comenzamos una fase de adaptación al paladar y las exigencias de las nuevas generaciones, más inclinadas a los sabores ligeros, y después investigamos y lanzamos para satisfacer sus apetencias nuevas líneas de productos, en especial la gama de productos ahumados o cocidos.
Mantenimiento de recetas centenarias
La parte de nuestra producción que se centra en la elaboración a escala industrial de embutidos según las recetas centenarias de la comarca se dirige a puntos de venta especializados, menos masificados, puesto que son productos a los que no se les añaden ni conservantes ni colorantes y cuyo envasado ayuda enormemente a su preservación, necesitando una manipulación y unos cuidados específicos.
Obtenemos la materia prima de un proveedor externo
De forma tradicional nos habíamos dedicado al sacrificio y despiece de los animales, pero percibimos que había empresas más competitivas; por ello, optamos por trabajar con un proveedor externo de contrastada calidad, al que, dadas las grandes cantidades de carne que solicitamos, podemos imponer condiciones en cuanto a la calidad, la raza, etcétera.
Trece mil clientes en toda España
Los casi cuatro millones de kilos de alimentos que anualmente salen de nuestras instalaciones se distribuyen por toda España entre unos trece mil clientes, tanto puntos de venta como establecimientos hoteleros y de restauración; con todo, cabe reconocer que nuestros productos están fundamentalmente implantados en un área de 300 km a la redonda de El Ballestero, esto es, en las dos Castillas, en Madrid, en Castellón y Valencia y en Andalucía.
Envasado y presentación
Siempre hemos concedido mucha importancia al envasado y a la imagen de los productos, porque el primero es esencial para mantener y dilatar las propiedades de un alimento, mientras que la segunda supone la carta de presentación de la calidad y los valores de un alimento. Por ello invertimos en tecnología punta y en los mejores sistemas de conservación, como el envasado al vacío o en atmósfera protectora, que permiten además una ampliación del radio de distribución del alimento.
Consolidar una imagen de marca de cara a la exportación
Cada vez más, la imagen de una marca es fundamental para fidelizar y atraer a nuevos consumidores. Por ello, recientemente se ha acometido un ambicioso proyecto de marketing. Y teniendo en cuenta que el futuro a medio y largo plazo de las empresas como la nuestra pasa por la exportación e internacionalización, hemos incluso cambiado nuestra denominación social, pasando del tradicional Embutidos El Conchel a El Conchel Original Food, para que represente un concepto de productos más modernos e internacionales. Conscientes de que la coyuntura presente es ideal para preparar el salto al exterior, mi hijo se ha formado en comercio internacional y ha perfeccionado su inglés en el Reino Unido, por lo que probablemente será el responsable de esta expansión.
Distinción al Mérito Sanitario
La concesión de la Distinción al Mérito Sanitario por parte del Gobierno de Castilla-La Mancha nos honró de forma especial, ya que el cumplimiento escrupuloso de las normas sanitarias y la trazabilidad de los productos han formado parte de nuestra filosofía de trabajo desde nuestros orígenes. Los industriales cárnicos manipulamos productos alimentarios y debemos tratarlos con el máximo respeto, como nos gustaría que tratasen los alimentos que nosotros mismos vamos a consumir. La trazabilidad, por otra parte, permite conocer la procedencia y el destino de un producto para corregir posibles incidencias. Los primeros registros sobre esta cuestión datan del año 2000, como mínimo un bienio antes de que la crisis de las “vacas locas” obligase a la instauración de la trazabilidad como un requisito para todos los productos alimentarios. Nuestra creencia en ella es tan grande que, desde el 2006, en nuestra web existe la posibilidad de que el consumidor introduzca el número de lote de un producto para conocer el origen y las características de la partida.
La crisis nos ha enseñado a controlar los gastos y tender hacia la diversificación
Durante los ejercicios de 2009, especialmente, y de 2010 se produjo un preocupante descenso en las ventas, pero hemos conseguido incrementarlas en 2011 y 2012, y no ha sido necesario tener que despedir a ningún trabajador. La crisis nos ha enseñado a controlar cuidadosamente los gastos y las inversiones y a tender hacia la diversificación.
Apuesta por la estabilidad y flexibilidad laborales
Creemos en la estabilidad laboral de las plantillas, porque los equipos humanos también necesitan seguridad, confianza y un horizonte de futuro para poder desarrollarse como personas. De nuestros 70 trabajadores, 68 gozan de contratos indefinidos cuya antigüedad oscila entre los dos y los 22 años. Lo importante es seleccionar y fidelizar a un equipo que entienda cuál es el objetivo de la entidad, que lo interiorice y que acepte los pros y los contras de dicha actividad, de manera que ajuste su jornada laboral y parte de sus vacaciones a las necesidades productivas de la empresa.
Ni fluye el crédito ni se evita la destrucción de empleo
La recesión económica es fruto de los errores de todos los actores económicos: los ciudadanos se instalaron en una perniciosa cultura de endeudamiento y despilfarro; las entidades bancarias facilitaron sin ningún tipo de escrúpulo créditos bancarios a familias que difícilmente podrían satisfacer toda la deuda y las autoridades políticas consintieron, y aun impulsaron en el caso de los municipios, la multiplicación de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, las entidades bancarias, a las que se están abocando cuantiosas sumas de dinero público, no han facilitado hasta el momento la activación de la economía mediante la concesión de préstamos, y tampoco las administraciones están tomando las medidas oportunas para frenar la dramática destrucción de empleo.
Austeridad, sí; injusticia social, no
La reestructuración del gasto público es saludable y lógica, pero para remontar la actual crisis es necesario reactivar la economía mediante el consumo, pues una excesiva política de austeridad produce una espiral de contracción de la economía sin fin; por ende, es sumamente injusta porque se recortan unas prestaciones y servicios sociales que garantizan el bienestar y la igualdad de oportunidades a toda la población.
Falta de unidad en la UE
La UE sigue siendo más teórica que práctica, ya que ni la legislación económica ni la tributación ni la política monetaria son las mismas en todos los Estados. Y si Europa desea competir con los otros grandes bloques económicos, debe fortalecer su unidad interna y corregir los desequilibrios que se dan entre los países del sur y del norte.