Sr. Fernando Caballo Blanco
Sr. Fernando Caballo Blanco
TH, 4t-5è VOLUM. El crac del 2008. La crisis que cambió el mundo.

FERNANDO CABALLO BLANCO

COMERCIAL AVÍCOLA CABALLO BLANCO

Texto del 13-04-2011

La gran satisfacción de este emprendedor infatigable, fundador y gerente de una empresa de productos agroalimentarios, es poder ganarse el sustento en la tierra de los suyos, no haber tenido que emigrar a una capital. El orgullo rural está en la base de su vocación empresarial. Por ello le duele que muchas entidades del sector hayan perdido soberanía en favor de los bancos. Contrario al gregarismo, no gusta de partidos políticos, sindicatos ni patronales.

Ante todo, productos de la tierra

En Comercial Avícola Caballo Blanco nos dedicamos a la comercialización de productos agroalimentarios. Entre la gama de productos que tocamos están los huevos, los pollos, la ternera y diversos quesos de la zona, porque nos sentimos muy implicados con el territorio. Nuestro producto estrella quizá sean los huevos, porque heredé la empresa de mi padre, Gumersindo Caballo, que comerciaba con huevos, como ya hiciera antes mi abuela. Recogían los huevos de los corrales de los pueblos y los vendían en las ciudades transportándolos en bicicleta. Esos son mis orígenes. Hoy, en la cartera de clientes de Comercial Avícola Caballo Blanco, más de mil, hay colegios, hospitales, mayoristas, supermercados, restaurantes o pequeñas tiendas de España (Asturias, Cantabria, País Vasco, Castilla y León, Madrid…) e incluso Portugal.

Antiguo auge de las granjas de gallinas blancas

Allá por los años 60, cuando se introdujo la producción agrícola industrial, en nuestra zona se empezaron a montar grandes granjas de gallinas blancas. Vivieron un auge considerable porque ponían huevos blancos, entonces muy exóticos. Estoy hablando de granjas muy importantes que exportaban huevos a toda Europa, e incluso a África. Desgraciadamente, el éxito de aquellas granjas pasó bastante desapercibido, y este año la crisis ha finiquitado una de aquellas empresas, pero hay que quitarse el sombrero ante quienes supieron aprovechar la demanda del momento.

Huevos normales y huevos ecológicos

La demanda de huevo ecológico en nuestro país aún es muy baja, porque al consumidor le sale caro. Es cierto que muchos supermercados venden huevos ecológicos, pero al doble de precio. En cambio, en otros países europeos, como en Bélgica, el huevo ecológico representa el 80% de la venta. También debe tenerse en cuenta que el huevo normal, en cáscara, que vendemos –el no ecológico– es de gran calidad. Es un huevo de gallinas alimentadas con cereales de la zona, que viven en unas instalaciones a la última, con condiciones óptimas. Es un huevo perfectamente empaquetado, con su fecha de caducidad, su número de lote y su trazabilidad. Con productos así, es normal que no se genere la necesidad de una demanda de huevos ecológicos; eso, sin contar con la picaresca propia de nuestro país, donde no es raro que se vendan como ecológicos huevos que no producidos como tales.

Mimar a las gallinas como si fueran hijos

La legislación europea sobre producción de animales está evolucionando constantemente. Paso a paso se va encontrando un término medio entre las exigencias de los ecologistas, muchas veces exageradas, y el maltrato sin escrúpulos que se daba hasta hace poco. Hoy en día, tenemos a las gallinas como si fueran nuestros hijos. Constantemente las sometemos a análisis. Y estoy hablando de 50.000 animales en una nave, como hemos llegado a tener. Puedo asegurar que nuestras aves, aunque vivan en jaulas, son felices, porque disponen de espacio suficiente para cacarear, dormir sus horas cuando se les apaga la luz y poner huevos. Las jaulas de antes, en las que una gallina no podía ni darse la vuelta, son ya parte de la historia. Cuando entras a la nave por la mañana, las ves llenas de vida. Si fueran infelices, se vería enseguida.

Mercado muy fluctuante

Los precios del mercado están sometidos a la producción y al consumo. Y luego está el marco general europeo, porque Europa es un gran productor de huevos. Cualquier cosa que pueda ocurrir en Bélgica o en Alemania influye en el mercado, a veces para bien y a veces para mal. Nuestros precios de mercado fluctúan tanto como la bolsa. Por eso hay que estar siempre muy encima.

Responsabilidad sanitaria en la calidad de los pollos

Con el tiempo, los pollos han pasado a ser uno de nuestros productos más importantes. Ahora despezamos alrededor de 600 piezas al día. Por fortuna, la gripe aviar no tuvo las consecuencias que en un principio se apuntaron, aunque la primera semana, cuando aún estaba focalizada sólo en China, en España prácticamente no se vendieron pollos. Nosotros, desde el punto de vista sanitario, asumimos muchas responsabilidades, por eso sólo nos entra producto fresco, matado el mismo día o el día anterior, y debemos conservarlo a cero grados y someterlo a diversos análisis. Téngase en cuenta que servimos a hospitales que hacen comida para gente enferma, y a empresas de catering que sirven comidas a centenares de personas. Como se comprenderá, el rigor al que sometemos todo el proceso, desde la sala de despiece hasta el transporte refrigerado, es muy alto.

Personalización de los pedidos

Una de las claves de nuestro éxito es que personalizamos los pedidos. Si una empresa de catering hace comidas para 6.000 niños, y quiere todas las pechugas de 200 gramos, le servimos 6.000 pechugas de 200 gramos. Lo mismo para quien quiera, por ejemplo, 5.000 pechugas empanadas de 100 gramos o 500 brochetas de 150 gramos. Cualquier pedido es posible siempre que sea al por mayor.

Una denominación de origen no deja de ser una campaña publicitaria

Que un queso lleve la etiqueta de una denominación de origen no significa que sea de mayor calidad. En realidad, no deja de ser una campaña publicitaria. Hay quesos exquisitos sin denominación de origen y sin marca. Sí que es cierto que hay unas marcas determinadas que garantizan de por sí unos mínimos de calidad. El queso fresco de pata de mulo de Villalón de Campos, mi pueblo, nunca ha conseguido denominación de origen, y sin embargo tiene fama en toda la nación.

La mente de un empresario no para ni cuando duerme

No tengo planes de futuro ambiciosos. De momento, en los tiempos en que estamos, me conformo con mantenernos como empresa y conservar la plantilla y los clientes. Y también, con tener salud para poder tirar del carro. Luego, todo caerá por su peso. Quizá incorpore una máquina mejor para empaquetar, o cree una web para vender mis productos por la red: cosas así, pero no grandes planes de expansión. Eso no significa estancarse, porque la mente de un empresario no para ni cuando duerme.

Para gastar cuatro hay que tener cinco

Venimos de unos tiempos desbocados. No era normal vivir del crédito, tan por encima de nuestras posibilidades. A mí, de pequeño, me enseñaron que si quería gastar cuatro no podía tener tres: tenía que tener por lo menos cinco. La sociedad ha vivido desbocada, pero no sólo ella; también la Administración ha gastado lo que no tenía y ha endeudado al país por varias generaciones. Que el Gobierno negara la crisis cuando ya era evidente fue una manera de no querer ver la realidad. Quizá por cómo ha ido todo, actualmente me siento apolítico, aún sabiendo que sin clase política no se puede funcionar. No creo tampoco ni en los sindicatos ni en las patronales. Casi todo el mundo dice una cosa y hace la contraria. No es extraño que así se genere desconfianza.

Bancos que despojan al empresario de la soberanía de su negocio

En mi sector hay muchas empresas que perduraran lo que quieran los bancos. Quien tiene la última palabra sobre su viabilidad son las entidades financieras, y eso es muy triste, porque el empresario pierde la soberanía sobre su empresa. Por otro lado, aún no se ha legislado para que se tenga que pagar como mucho a los 30 días, como sucede en otros países europeos. Este es un tema que debe solucionarse por ley porque, si yo les dijera a mis clientes que, o me pagan a 30 días o no les sirvo, acabaría perdiendo a muchos de ellos.

Empresa y familia

Para mí la empresa lo representa todo. Forma parte de mí y yo formo parte de ella. Además, trabajan conmigo dos hermanos, Domingo y Miguel Ángel, con lo cual ya es también un asunto también familiar. La dimensión sentimental de la entidad tiene que ver asimismo con mi padre, Gumersindo Caballo, que tiene 80 años y me abrió el camino, un hombre de palabra, muy luchador y muy al día, nada anclado en el pasado, y con mi madre, Eugenia Blanco, cofundadora del negocio, que me enseñó el amor por el trabajo.

Enamorado del trabajo

Los jóvenes de hoy prefieren ser funcionarios por comodidad. Les falta espíritu de riesgo. En mi caso, tenía tan claro que quería ser empresario que jamás se me pasó por la cabeza la idea de ser funcionario. Para mí es mucho más satisfactorio montarme en un coche e ir a buscar clientes. Incluso siendo gerente como soy, de vez en cuando cojo un camión de mi flota y me voy a repartir, porque soy feliz haciéndolo. Me encanta el trato humano con los clientes.

Un hombre rural en un mundo rural

Vivo en un pueblo a caballo de las provincias de Valladolid, Palencia y León. Estamos muy lejos de todo, pero no me importa, porque me considero un hombre rural. Es para mí un orgullo y un honor poder ganarme el sustento donde se lo ganaron mis antepasados. Aparte de eso, en mis ratos de ocio disfruto totalmente de la vida en el campo. Me encantan las ciudades, pero de visita. Mi mundo, mi entorno, es el que describía en sus libros Miguel Delibes, a quien una vez, cuando era joven, tuve la suerte de encontrar en una cafetería antes de que saliera el sol, perfectamente pertrechado para ir de caza. Fue un momento emocionante que nunca olvidaré. Era un hombre muy cercano que se hacía querer.