La web de Dios

Acción e intriga sobre el inmovilismo de la Iglesia. La Web de Dios

La acción arrolladora y el desconcierto marcan el ritmo devorador de La Web de Dios.

Desde el principio uno se pregunta dónde se pretende llegar. Àngel Font se arriesga en una propuesta narrativa de diseño, que engancha como las drogas, que no deja títere con cabeza, ni a nadie indiferente por su actualidad.

¿El nuevo Papa será Mama? A lo largo del libro, cada situación deja un poso, un poso de confusiones e interrogantes, pero sin perder ritmo e interés. Los sin papeles, las prostitutas, los infieles, los integristas recalcitrantes, todos se acercan al altar en busca de unas promesas milenarias.

Pero el protagonista navega entre dos mundos faltos de respuestas. ¿Y si Dios tuviera su propia Web? ¡Milagros vía satélite! ¿Por qué no? Si la Iglesia no se pone al día, se acabarán los días de la Iglesia.

Extractos de La Web de Dios

Pág. 39
«Los dominicos y el resto de órdenes de la época sabían que el estómago llenaba los seminarios. Conocían, con nombres y apellidos, quiénes llegarían al sacerdocio y quiénes se quedarían por el camino. Uno, solo uno de cada diez. ¡Dios! Tanta lucha para nada».

Pág. 89
“―Aquellos bofetones de ayer consiguieron hacer de ti el hombre que hoy eres. Alto, culto, sabio y Doctor de la Iglesia. Te volvería a pegar para verte tal y como eres hoy”.

Pág. 113
«Europa estaba perdiendo su alma de poeta, su espíritu maternal y acogedor. El viejo continente ya no cuidaba de sus hijos africanos. Había abandonado todas sus colonias. Europa había pasado de ser la madre del mundo a convertirse en una repulsiva madrastra».

Pág. 116
“Le damos al perro lo que negamos a nuestros semejantes, sin que le caiga la cara de vergüenza a nadie”.

Pág. 133
«Sor Lucía será un día Santa Lucía de Fátima, con el calificativo de Virgen, porque la enclaustraron, y el de mártir, porque la propia Iglesia la martirizó encerrándola de por vida, sin que nadie se atreviera a socorrerla».

Pág. 140
“Esta vez el forense abrió de par en par los dos ojos. Dio paso a la luz. Por ellos salía la energía que acumula el Universo. Era como si se hubieran abierto dos ventanas con salida y vistas hacia el Infinito”.

Pág. 239
Si Cristo volviera se avergonzaría. Sentiría bochorno por su fracaso. Los apóstoles no se enteraban de nada; su Iglesia, la Iglesia de hoy, sigue sin enterarse.

Pág. 149
“Clara no lo podía evitar. Siempre empezaba sus meditaciones motivada por su entorno, bien fuera familiar o universal, y acababa en el más elemental egocentrismo. Era como un embudo abierto hacia fuera pero que siempre recogía hacia dentro, acabando en una punta que se le incrustaba en las entrañas”.

Pág. 190
“…así que madre e hija se pusieron a lavar ropa ajena otra vez.
Demasiado feas para putas y demasiado jóvenes para pasarse el día lavando”.

Pág. 196
“―¡Al diablo, vendería mi alma por tener a mi hijita y a mis tres nietecitas!
―¿Y por qué no se la vende a Dios?
―¿Usted cree que Dios compraría un saldo así? ―dijo señalándose a sí misma.
―Dios tuvo una única amiga. Era de su profesión.”

Pág. 240
“Internet podría ser la clave de hoy. Lo que no hicieron dos mil años lo puede hacer Internet en dos meses. La economía global es un hecho. La solidaridad global podría ser la clave definitiva para acabar con la desigualdad”.