El tesón y la humildad de este veterano profesional de la marroquinería son un ejemplo admirable de humanidad y superación. Con una vida dedicada a hacer crecer su empresa, en sus talleres altamente especializados se produce el milagro: unos trozos de piel se convierten en complementos de la indumentaria de lujo en mercados internacionales. Consciente de que ninguna empresa funciona sin la implicación de todos los trabajadores, aboga por una reforma laboral.
Inestimable apoyo familiar
Empecé ayudando a mis padres en la huerta que tenían de propiedad, transportando y vendiendo las hortalizas en el pueblo con mi madre. Entonces tenía 12 años, y a los 14, consciente de que quería tener mi propio negocio, entré a trabajar en una fábrica de marroquinería, donde aprendí el oficio. Corría el año 1975 cuando tuve la oportunidad de comprar el 50% de la empresa por jubilación de uno de los propietarios. Todo fueron facilidades por parte de esa persona, que puso todo su saber y confianza en mí. Solamente hizo falta un apretón de manos y un papel, así que me embarqué en el proyecto. Conté con la inestimable ayuda de mi mujer, Josefa Villarte, quien trabajó a mi lado, codo con codo y día y noche, para poder pagar la parte de la sociedad que había adquirido. Tardamos tres años hasta que lo conseguimos: había nacido mi gran ilusión.
Gran anhelo por aprender
He de reconocer que nunca he estado en un colegio; sin embargo, siempre he tenido un gran anhelo por aprender. Primero lo hice de mis padres, que me dejaron el legado de la valía de la familia y el espíritu de sacrificio. Luego de mis amigos, de mis compañeros, de mi esposa, de la calle, de los directivos de otras empresas con los que he trabajado, y eso no lo cambiaría por ninguna escuela. Es innegable que el que quiere aprender, lo hace. Además, siempre me ha empujado un gran afán de superación.
Artesanía en estado puro
El personal que trabaja en nuestra fábrica son profesionales muy especializados en el manejo de las pieles. Nuestra producción es artesana en un 90%, por lo que nuestro activo más preciado son las manos de estas personas: son nuestra tecnología, nuestra apuesta, nuestra marca. Cuando llega un trabajador nuevo emprende un período de aprendizaje especializado de tres meses. Ponemos mucho empeño en esta fase. Es una formación que consideramos clave para el correcto desarrollo de la producción, porque es la manera de asegurarnos de que el trabajador desarrollará su tarea exactamente como requiere el encargo de nuestros clientes.
Pieles auténticas y exóticas
Trabajamos exclusivamente piel auténtica, que puede ser tanto de becerro o ternera como de cordero o cabra, toda de origen nacional. Nos hemos especializado también en el trabajo de pieles exóticas, como la serpiente, el cocodrilo y el avestruz. Una piel que es muy valorada por nosotros es la napa, que es la piel flor de cordero y tiene un tacto extremadamente suave, un curtido excelente y un alto valor. Estamos hablando de una producción que podemos llevar a cabo gracias a los profesionales que hay en Ubrique, artesanos de primer orden con un saber marroquinero fruto de su entrega a la labor que desempeñan. Actualmente, la mayor competencia que tenemos viene de Asia.
De la estuchería a los bolsos de alta calidad
Después de la muerte de Franco, la nueva situación política generó cierta inseguridad. En esa época yo acababa de empezar como socio en la empresa. En los años sucesivos cerraron muchas fábricas en nuestro pueblo y la previsión no era demasiado halagüeña, por lo que mi socio, José Luis, y yo decidimos modernizar la fábrica. Pasamos del mercado tradicional de estuchería y pequeña marroquinería a la fabricación de bolsos, con un coste razonable y alta calidad. Nos convertimos en los pioneros en nuestro pueblo de este tipo de productos, que además resultaron un éxito y nos permitieron crecer.
Autofinanciación igual a sostenibilidad
Parte del éxito de InverCumbre ha sido la implantación de una política de autofinanciación durante estos 25 años. Hemos dedicado los recursos obtenidos de nuestra actividad a reinvertirlos en la propia empresa, de manera que nos permite soportar los gastos estructurales en períodos de menor producción. Esta estrategia ha sido nuestra garantía para la supervivencia.
La producción china no tiene el nivel de nuestra artesanía
Las grandes marcas del sector localizaron el 30% o 40% de su producción en China para abaratar costes. Por ello, durante 2009 y parte de 2010 trasladaron parte de la producción de las piezas marroquineras desde Ubrique a otros países –China, India– para ahorrar en costes de producción, sobre todo por el bajo coste de la mano de obra. Ello trajo un reajuste en el sector marroquinero en general y, de manera particular, en nuestra empresa, que repercutió notablemente sobre la plantilla. Por fortuna, la búsqueda de criterios de calidad ha hecho que de nuevo vuelva gran parte de esa producción que emigró a los países mencionados; de ahí nuestro agradecimiento a las grandes firmas por la confianza depositada en nuestra empresa: nos esforzamos en dar, aún más, género de calidad en el plazo requerido. Cumplimos estrictamente ambas premisas, lo que favorece la fidelización de nuestra clientela.
Una gran familia
Con el personal de nuestra fábrica procuramos llevar el trato más allá de lo estrictamente laboral. Hemos establecido una relación de diálogo, que es el canal que nos permite recibir sugerencias de la mano de los profesionales que operan en el taller, en la base, quienes pueden aportar ideas positivas para la mejora de la producción. Todos estamos muy implicados en el proceso; en realidad, somos una gran familia.
Dar lo mejor de cada uno por el bien común
En la empresa tomamos las decisiones de una manera consensuada. Entre los socios convivimos aceptando las resoluciones tomadas, tanto si son acertadas como si no. Todos vamos a una; yo entiendo que esa es la manera de hacer frente a las dificultades. Asimismo, hay otro punto básico en nuestro funcionamiento, y es hacer partícipe a la gran familia tanto de los éxitos como de los fracasos y los problemas que van surgiendo en este negocio complejo. Compartimos proyecto y esfuerzo y damos lo mejor de nosotros por el bien común. Esa filosofía ha dado sus frutos y aquí estamos, sorteando las adversidades.
Consecuencias de la crisis en Ubrique
Al principio, la crisis nos alcanzó de pleno porque el nuestro es un mercado básicamente internacional y algunos países a los que exportamos, como Japón, frenaron un poco sus pedidos. Para el pueblo de Ubrique, entrar en la debacle económica que estaba teniendo lugar en todo el mundo fue un momento muy amargo. Muchos fabricantes quebraron a causa de las deudas o porque ya no podían obtener más crédito. La economía local se resintió mucho. Nosotros nos hemos salvado porque hemos funcionado con nuestros propios recursos.
Anhelado pacto laboral que no llega
Haría falta un pacto laboral adecuado a nuestros tiempos. Pero las medidas no han llegado. Por otro lado, nuestra actividad es muy artesanal, un 90% se hace a mano y es muy difícil reducir costes. Otro aspecto que nos afecta a las empresas con mercados internacionales es el incremento del valor del euro. Nuestro mercado americano, por ejemplo, ha tenido que pagar más por nuestros productos y eso nos perjudica.
Recuperación de los valores de antaño
Creo que todos, en general, tenemos la sensación de que se han ido perdiendo los valores de nuestros padres. Principios como el esfuerzo, el sacrificio, la honestidad y la honradez han caído en desuso en nuestra acomodaticia sociedad, pero son una máxima en InverCumbre dado que también lo son en mi vida cotidiana. El padrenuestro de nuestra fábrica, lo que me gustaría que mantuvieran mis hijos, es: “la calidad y la honradez y que Dios nos ayude en todo esto”. Dejarles estos valores esenciales y transmitirles amor y orgullo hacia la marroquinería son el mejor patrimonio que puedo legarles.
Dar paso a los jóvenes porque aportan nuevas ideas
Tengo la satisfacción de poder contar con el relevo de mis hijos Ana María y José Antonio, que trabajan duramente y con perseverancia por mantener los principios y la calidad que nuestra empresa ha forjado. Ellos han vivido los buenos momentos y los trances difíciles, y saben lo que es esta profesión. Es bueno para una empresa dar paso a los jóvenes porque aportan nuevas ideas que la modernizan.
Estar en la red es existir
Aunque la industria manufacturera es muy artesanal, la inversión de recursos en I+D+I puede mejorar los costos de producción. Ha llegado el momento, también, de modernizar nuestra filosofía comercial utilizando la ya imprescindible herramienta de Internet. En el mundo comercial, estar en la red es existir.
Mercados de los países emergentes
Hoy nuestra manufactura se distribuye básicamente en Japón y Estados Unidos. El pasado octubre estuve en China y vi muchos productos nuestros que no habíamos vendido nosotros. Me di cuenta de que en este país hay muchísima gente con un gran poder adquisitivo que compra producto europeo utilizándolo como icono de su nivel social. Lo mismo sucede en otros países de economía emergente. Para nosotros y los productores artesanos europeos de un cierto nivel cualitativo, pueden devenir mercados muy importantes. Pueden ser nuestro futuro.
Mucho que agradecer
No me cansaré de repetir que mi apoyo fundamental ha sido mi mujer. Tengo mucho que agradecer, también, a mis hijos y a mi entorno profesional. Me es imposible mentar a todas las personas por las que siento agradecimiento, pues tengo la gran suerte de tener una larga lista de buenos amigos.