El sector de la cerámica y el azulejo está en el ADN de los castellonenses. Cristóbal Edo y su familia encarnan la tradición empresarial del trabajo constante, honesto y de calidad. Su experiencia le permite afirmar que la clave del éxito es rodearse de un buen equipo y saber que hay que defender a los trabajadores sin criminalizar a los empresarios. La falta de credibilidad de la clase política les parece uno de los mayores males de nuestro país.
Cuarenta y cinco años de experiencia y sesenta y cuatro países
Empecé a trabajar en el mundo de la cerámica en 1955. Fui empleado de una empresa del sector hasta 1980, año en que participé por primera vez de un negocio. Lógicamente, en 45 años el sector ha evolucionado mucho; ha cambiado la forma de trabajar, de pensar y de comercializar. Hace 30 años, por ejemplo, casi todo el mercado era nacional, y a día de hoy sin embargo el mercado nacional para nosotros casi no existe, porque exportamos más del 90% de lo que fabricamos. El año pasado Cerámica Latina facturó a 64 países (Centroamérica, Rusia, Francia, Inglaterra, etc.). Nuestro producto es de mucha calidad, y también tenemos muy en cuenta el trato con el cliente, pues siempre somos atentos y serviciales. Con calidad y buen servicio, el precio es bastante secundario, porque si el cliente se gana bien la vida no acostumbra a regatearlo.
Castellón, capital de la cerámica y del azulejo
A nivel tecnológico la industria de la cerámica española es tan competitiva como la de cualquier otro país. Y en lo que respecta a las materias primas, diría incluso que jugamos con ventaja, porque en nuestra zona tenemos una tierra ideal para la cerámica, la pasta roja. Italia, por ejemplo, que es nuestra principal competencia, no dispone de pasta roja como la de aquí. Tienen otro tipo de pastas que pueden dar productos de gran calidad, pero no una tan alta como la nuestra. Condiciones objetivas a parte, contamos también con un factor que no tiene precio: nuestra tradición. Se podría decir que en Castellón llevamos la cerámica en los genes. Ciudades como Alcora, Vila-real y Onda son referencia ceramista en todo el mundo.
Un buen equipo en fábrica y un gran equipo de representantes exteriores
Las empresas no funcionan a base de individualidades, sino de un buen equipo. Por eso, el primer objetivo de un empresario es formar un buen equipo. En Cerámica Latina podemos decir con orgullo que tenemos un buen equipo en fábrica y un gran equipo de representantes exteriores que nos aprecia mucho y al que apreciamos mucho. Sólo con un buen equipo se consigue que los clientes no tengan ni un problema, y que, si lo tienen, se solvente de inmediato. Esa es la base de la confianza que inspiramos.
Nuestro valor añadido: la gran calidad decorativa
Para fidelizar a nuestros clientes hacemos las cosas lo mejor posible. Ponemos especial empeño en hacer un producto atractivo, que les guste. Los detalles decorativos, por ejemplo, tienen una importancia crucial, porque no debe olvidarse que la cerámica es fundamentalmente, y ante todo hoy, decoración. Por eso ofrecemos una gran variedad de posibilidades decorativas. Somos una fábrica pequeña, una de las más pequeña de nuestro sector; fabricamos sólo unos 3.300 m2 al día. No queremos grandes producciones. Nuestra forma de hacernos un hueco en el sector es obligarnos a ofrecer una calidad decorativa que la competencia no proporciona, tanto en bases como en decorados. Las grandes producciones a precios económicos acaban degenerando la cerámica. La calidad decorativa es nuestro valor añadido, y no es poca cosa, porque en nuestro sector hay muchísima competencia.
Innovar siempre es una incógnita
Las nuevas generaciones de empresarios ceramistas, las que rondan los 40 años de edad como mi hijo Raimundo, están aportando un plus de creatividad importante, sobre todo en lo que respecta a los diseños y a los colores para hacer el producto agradable a la vista. En el sector hay muy pocas empresas que puedan invertir en I+D+I. Cuando se lanza un modelo, no se sabe si pasará de moda o perdurará. Los hay que duran tres años, y los hay que se convierten en clásicos, que suben, bajan y vuelven a subir. Nosotros, por ejemplo, mantenemos modelos de cuando se creó la empresa. Para empresas como la nuestra, que exportan mucho, es muy difícil saber cómo reaccionará tal o cual mercado a un modelo nuevo. Nos desorientamos constantemente al respecto, y al final a menudo acaba pasando lo más inesperado: que el mercado más insospechado es el que mejor recibe el modelo nuevo.
Producción y servicio
Apenas quedan ya maestros ceramistas como los de antes, cuando en las fábricas había especialistas que tenían sus propias fórmulas. Ahora, en cambio, nos lo dan todo hecho. Por eso digo que no somos fabricantes de azulejos, sino mezcladores de productos, de materias primas. Y luego, cocemos lo que mezclamos. Por otro lado, se ha acelerado todo. Hoy es muy importante tener la capacidad de servir el producto de un día para otro; si no, el fracaso está casi garantizado, con lo cual ya no somos sólo una fábrica, también somos un servicio. La verdad es que trabajamos demasiado a contrarreloj. Sería deseable que los encargos no fueran tan sobrevenidos, porque ello nos produce un exceso de tensión.
Un crecimiento consciente y prudencial
Uno debe ser muy consciente de la capacidad de trabajo que tiene. Por eso, a la hora de asumir encargos es muy importante la prudencia. Hoy producimos 3.300 m2 al día, los mismos que producíamos en el año 1995, cuando fundamos la entidad. No hemos crecido en metros, pero sí en volumen de facturación. En 2010 crecimos un 51% respecto al 2009. En 2009 tuvimos un agravamiento de los costes para dar un mejor servicio y en el año 2010 cosechamos ese esfuerzo.
Apuesta veterana por la exportación
Nuestra proyección exterior también ha contado con el factor anticipación. No es que en su día abandonáramos el mercado interior porque nos temiéramos que se fuera casi a pique, como así ha sido; apostamos por exportar porque teníamos personas en nuestro equipo que así lo propusieron. Y de eso hace ya muchos años. Nuestro primer mercado exterior fue Centroamérica. Luego, poco a poco, vinieron Grecia y Rumanía, donde tuvimos la suerte de encontrar un excelente representante que nos abrió mucho mercado en la Europa oriental. Si tuviéramos que salir al exterior hoy, me lo pensaría dos veces, ya que no sería tan fácil, porque un mercado exterior no se improvisa en dos días. Gracias a Dios, Cerámica Latina se ha afianzado en muchos países y no damos nunca motivos para que dejen de confiar en nosotros.
Costes del transporte
Los costes de transporte son caros si el producto es barato. Si se compra un contenedor con un valor, pongamos por caso, de aproximadamente 3.000 euros, llevarlo de aquí a Centroamérica, a China o a Rusia, indudablemente sale caro. Pero para un contenedor de unos 30.000 euros, como los nuestros, el transporte es mínimo. En esto, la cerámica de Castellón y la de Italia tienen ventaja sobre muchas economías emergentes como Turquía, Polonia e incluso China, que exportan muchos productos pero sin nuestro valor añadido.
Escasa credibilidad de los políticos españoles
Como empresa confiamos en nuestro trabajo. Nunca hemos esperado que la Administración o el Estado nos arreglen nuestros asuntos. En todos estos años no hemos recibido ayuda alguna, ni tampoco la esperamos. En la vida hay que luchar, hay que pelear, ni más ni menos. Las empresas castellonenses de nuestro sector que crecieron en cinco años lo que normalmente se tarda en crecer treinta son las que peor lo están pasando, porque su crecimiento no fue sólido y se hizo a base de endeudamiento. No quiero ser injusto con el Gobierno que ha gestionado la crisis; seguro que ha tomado medidas acertadas, pero también desacertadas. Ciertamente, le ha tocado en suerte un escenario especialmente complicado. Lo más criticable de la gestión del presidente Zapatero quizá sea su tardanza en reconocer y abordar la crisis y su incapacidad manifiesta para frenar el paro. Pero no es cuestión sólo de este Gobierno. Uno de los mayores problemas sociales que tenemos planteado es la escasa credibilidad de los políticos en general, de todos los signos, empezando por los alcaldes y acabando por el presidente del Gobierno. El pueblo se siente muy defraudado.
Defender a los trabajadores sin criminalizar a los empresarios
La reforma laboral es perentoria, porque el marco actual periclita nuestra economía. Ahora bien, el trabajador debe estar amparado, debe sentirse seguro. Si no hay seguridad, se retrae el consumo, y si se retrae el consumo, la economía se resiente. Nosotros nos consideramos tan trabajadores como empresarios. No participamos de la dicotomía de unos y otros, y mucho menos de dinámicas de enfrentamiento por razones ideológicas. Una cosa debe ser considerada: lo que se ha conquistado, conquistado está. Las condiciones de los trabajadores no deben ir a peor. Y si se pueden conquistar más cosas, pues mejor, pero no desde la irresponsabilidad y desde la indolencia. Se puede defender a los trabajadores sin criminalizar a los empresarios.
Trabajar, trabajar y trabajar
Me falta un brazo, pero con un brazo solo he trabajado como el que más. Si he tenido que echarme mil kilómetros a la espalda, me los he echado. Hay que trabajar. Yo entiendo la evolución del hombre sólo desde el trabajo. Todos tenemos que trabajar, que funcionar. A pesar de todos sus defectos, el mundo avanza; sin embargo, observo que a la gente le falta ilusión. A mí me falta un brazo pero me sobra ilusión. Si no tuviera ilusión, estaría muerto en vida.