Tras casi treinta años en el sector del pescado, el señor Olmos ha desempeñado múltiples roles, y ahora sigue trabajando igual de duro al frente del negocio familiar. La evolución del mercado ha llevado a su empresa del producto fresco al congelado. Inquieto y tenaz, viaja constantemente en busca de nuevos retos, lo que le ha permitido constatar que la mayoría de países están dejando atrás la crisis pero que, desgraciadamente, España es la excepción.
Del pescado fresco al congelado
La empresa la creó en 1965 mi suegro Enrique Guillem. Era –y es– una empresa familiar. Mi incorporación tuvo lugar en 1978, poco después de acabar el servicio militar. La empresa se dedicaba a la manipulación de pescado y a su venta en Mercavalencia. Fue para mí un mundo nuevo, porque nunca antes había trabajado. Hacia 1983 incorporamos tecnología y empezamos a trabajar en el mercado nacional. En 1990 nos mecanizamos aún más. Además del género fresco, empezamos a tocar también el género congelado y aumentamos la plantilla. Con el tiempo, fui formándome y responsabilizándome de más tareas, hasta que tomé las riendas de la entidad. En el año 2001 vendimos la sala de manipulación y nos convertimos en la empresa de servicios que somos actualmente. Nos dedicamos a la compra y a la venta de pescado congelado en el ámbito nacional e internacional.
2001: empezar de nuevo
2001 fue para nosotros un momento muy complicado. Tuvimos una crisis familiar que coincidió con una crisis de ventas nacional, así que, después de 20 años con la sala de manipulación, decidimos que había llegado el momento de deshacernos de ella y dejar de lado el género fresco. Fue una decisión muy difícil, porque en la sala dábamos empleo a una treintena de personas, pero no se nos ocurrió otra manera de poder seguir operando. La verdad es que lo pasamos muy mal, porque en cierta manera representaba empezar de nuevo. Ya habíamos tenido alguna experiencia importadora de pescado con la India, no éramos del todo neófitos, pero el hecho de que importar pescado se convirtiera a partir de entonces en nuestra principal actividad no dejaba de ser una especialización en una rama distinta del mismo sector.
De 15 contenedores de pescado a 500
Hoy importamos solo pescado congelado, y creo que es un acierto. Empezamos importando 15 contenedores de género al mes, y hoy rondamos los 400 o 500. El 90% lo compramos en Vietnam –sobre todo filete de panga–, la India, la China o Malaisia, países todos ellos muy serios y trabajadores, con los que se trabaja muy bien, y luego lo vendemos a clientes del mercado español o, más recientemente, del norte de África (Argelia, Marruecos) y América. Asimismo, estábamos en buena disposición de entrar en los mercados tunecino y libio, pero los vientos de cambio que soplan en ambos países nos han obligado a posponer nuestra expansión allí. No somos el gigante del sector, ni siquiera un gigante. Estamos ocho personas trabajando, aunque es verdad que movemos mucho pescado.
Filete de panga, el rey de los pescados de gran consumo
Importamos calamares, sepias, filetes de bacalao, etcétera, pero quizá seamos más conocidos por haber popularizado en toda España el filete de panga –un pescado delicioso–, que importamos desde el año 2003. Podría decirse que actualmente la panga es el rey de los pescados de gran consumo. Es un muy buen pescado al que se trata perfectamente: no lleva espinas, no sabe prácticamente a pescado y apenas huele. Y además no es nada insulso, sino al contrario, es delicioso cuando se sabe cocinar, porque absorbe muy bien los condimentos.
Comprar, recibir, descargar, refrigerar y distribuir
Hoy el género nos llega ya preparado como nos exigen nuestros clientes. Somos el cordón umbilical entre nuestros proveedores y nuestros clientes. Nuestro know-how es simple: compramos el género, lo recibimos, lo descargamos, lo refrigeramos y lo distribuimos. Entre nuestra clientela tenemos algunas de las principales cadenas de supermercados de España. Nos exigen unas determinadas calidades y nosotros se las servimos. Hay quien requiere almacenamiento y refrigeración y quien no y, tan pronto como llega el género, se lo servimos. Actualmente, debemos tener unas 1.500 toneladas de pescado almacenadas.
Calidad y sanidad como factores diferenciadores de la competencia
Para una empresa que se dedica a importar pescado, la calidad y la sanidad deben ser los principales factores diferenciadores respecto a otras empresas competidoras. Desde hace cinco años Pescados E. Guillem está certificada en la ISO 9001:2008. Ello nos obliga a exigir a nuestros proveedores todas las homologaciones y certificaciones necesarias. Si no pueden ofrecérnoslas, no pueden trabajar con nosotros. Y el control no se acaba aquí: luego está el control de la autoridad sanitaria del puerto de Valencia, puerta de entrada de nuestro género en España.
Innovar e ir siempre a más
Continuamente estamos buscando nuevos mercados, e incluso nuevas posibilidades de negocio. Ahora mismo estamos estudiando importar carne de la India para el norte de África, porque nos la piden. Siempre se debe tener visión de futuro e innovar en todos los departamentos que componen la empresa. Para ello es muy importante estar diariamente informado de las novedades del ramo. Hoy en día las posibilidades de la tecnología nos exigen mucho más. No menos importante es viajar tanto como sea necesario.
Dependemos del sector financiero
Nuestros socios principales son los bancos. Sin ellos no podríamos trabajar, sobre todo en las operaciones internacionales, que se resuelven con transacciones bancarias. Cuando empezó la crisis, en el año 2008, estábamos trabajando con tres entidades financieras y teníamos una relación muy fluida. Pero de repente, de un día para otro, los bancos pasaron a desconfiar de nosotros sin razón alguna, y nos exigieron pagar todos los créditos que teníamos en un mes. Gracias a Dios, pudimos hacerlo, pero ello nos llevó a buscar otras entidades, porque con aquellas tres no teníamos bastante. Hoy trabajamos con una docena de bancos, que nos prestan cada vez menos, a pesar de que nuestro sector no esté en crisis.
Ayudar a la clientela
Por desgracia, empresas de otras áreas han tenido que cesar su actividad porque la banca les ha cortado la financiación. La banca no se preocupa de las empresas, y mi mujer, que es la que se encarga de tratar los asuntos financieros, a menudo se ve obligada a hacer milagros. Por otro lado, estamos ayudando a nuestros clientes haciéndoles de banqueros. Los financiamos y nos pagan a 60 o 90 días, mientras que nuestros proveedores normalmente nos cobran al momento. Pero no podemos ahogar a los clientes que nos necesitan, y si les podemos dar oxígeno, se lo damos.
Alimentación: crisis, pero menos
Dentro de la crisis económica de todo orden que estamos pasando, el sector de la alimentación, por ser de primera necesidad, tal vez sea el menos afectado. En nuestro caso, traemos un producto asequible para cualquier economía, para la gente trabajadora, y nos hemos adaptado a las circunstancias. Ofrecemos un producto de calidad, de primera necesidad y a un muy buen precio.
España, la triste excepción
Viajo mucho, y ello me permite tomar el pulso de los países que visito. Pues bien, en todos los países de nuestro alrededor se detectan síntomas de recuperación. España, en cambio, no parece que levante cabeza. No sé de quién es la culpa, pero podría intuirlo. El Gobierno debería haber firmado un pacto con los pequeños y medianos empresarios, que son en realidad los únicos que pueden reactivar la economía. No se trata de darles dinero, pero sí de ofrecerles ayudas y proporcionarles facilidades a la hora de pagar o contratar, quizá a través de contratos de formación, por ejemplo. Con pequeñas disposiciones de este tipo estoy seguro de que se reduciría el paro. Como no se reduce el desempleo es solamente con subsidios.
Los empresarios estamos abandonados por el Gobierno
Los empresarios somos los principales recaudadores de dinero para el Gobierno y, sin embargo, nos tiene abandonados, cuando no incumple con sus obligaciones. A nosotros, por ejemplo, Hacienda nos debe 400.000 euros que debería habernos pagado hace dos meses. Y me consta que muchos otros pequeños y medianos empresarios están atravesando la misma situación. En cambio, nosotros no podemos retrasarnos ni un solo día en el pago de las liquidaciones de IVA.
Paz social y economía sumergida
Lo que es evidente es que los cinco millones de parados que tiene hoy España pueden comer y satisfacer mínimamente sus necesidades. Y pueden hacerlo porque muchos de ellos obtienen ingresos mediante la llamada economía sumergida. Si no estuviesen trabajando en negro, ya se habrían levantado y revolucionado; los conflictos sociales de radicalizarían peligrosamente y se acabaría la paz social. Por lo tanto, no parece muy inteligente que el Gobierno ahora anuncie que va a perseguir la economía sumergida. Esto se arreglaría ayudando al empresario a contratar, no persiguiendo a quienes, en la mayoría de los casos, no tienen otra forma de conseguir ingresos.
Trabajar en familia siempre es bonito, pero no siempre es fácil
A parte de mi mujer, Enriqueta Guillem, trabajan conmigo también una de mis dos hijas y mis dos yernos. El corazón y el alma de la empresa es Enriqueta. En todos estos años hemos pasado por momentos muy difíciles y ella siempre ha estado ahí para animar con su optimismo y su energía. Trabajar en familia es bonito, pero no siempre es fácil. El secreto de que todo vaya bien se resume en hablar, hablar y hablar. Hablar mucho de cuanto sucede y contrastarlo, y mirar siempre para adelante.