Sr. Miguel Ángel González Rodríguez
Sr. Miguel Ángel González Rodríguez
TH, 4t-5è VOLUM. El crac del 2008. La crisis que cambió el mundo.

MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ RODRÍGUEZ

ONTEX
Texto del 23/11/11 .
 
Director de una entidad dedicada a los fabricados de celulosa, Miguel Ángel González asume con modestia el orgullo de haber sabido reorientar un proyecto maltratado por motivos especulativos, ajenos a la validez y la calidad intrínsecas de su producción. Esta experiencia le lleva a afirmar que es menester retener a los jóvenes preparados y con talento para desterrar para siempre el famoso “que inventen ellos”, pues solo así España logrará salir fortalecida de la crisis.

A punto de ser deslocalizados

En agosto de 2004, poco después de iniciar las obras de nuestra nueva factoría en Valverde del Majano (Segovia), Ontex Peninsular acusó de lleno los efectos de la subida de precios del petróleo, que afectó el cálculo que había hecho nuestro accionista de entonces, la sociedad de capital riesgo inglesa Candover. Ello, en plena fiebre inmobiliaria, con la posibilidad de poder vender el solar de Segovia a un precio mucho más alto que el pagado por él en el año 2000, los llevó a tomar la decisión de deslocalizar la compañía a China. La idea de deslocalizar tenía más que ver con un proyecto especulativo que con un proyecto empresarial, así que me negué. Llamé a la dirección general de Dragados y Construcciones, los encargados de nuestras obras, y les pedí que me pasaran el 50% del proyecto, y se lo pagué ese mismo día. Me arriesgué, pero salvé el proyecto.

 Rebelarse contra la especulación

Aposté por Ontex en Segovia por criterios empresariales. Pero no solo por eso, sino que, en cierta manera, también me estaba rebelando contra la dinámica del momento, contra el hecho de que medio país especulara contra el otro medio. Cuando compré los terrenos, en mi pacto con el Ayuntamiento de Valverde del Majano solicité añadir una cláusula en la escritura pública: si en ocho años Ontex no acometía el proyecto de la nueva factoría, los terrenos revertirían de nuevo en el municipio al mismo precio al que habían sido adquiridos. Y ese fue nuestro gran salvavidas.

 Compresas, pañales y productos para la incontinencia

Ontex es hoy por hoy el gran proyecto industrial de la Segovia agrícola y ganadera. Nos dedicamos a la noble tarea de fabricar compresas, pañales y productos para la incontinencia. En sus orígenes, Ontex fue un grupo de empresas familiar belga. En el año 2002, una sociedad de capital riesgo hizo una oferta de compra que rondaba los 2.000 millones de euros, y los belgas vendieron. Es evidente que una inversión tan descomunal difícilmente podía ser rentabilizada con los beneficios de las 19 fábricas que formaban el grupo europeo, por lo que la operación tenía más que ver con los movimientos especulativos tan en boga durante los últimos quince años que con la industria productiva. Así las cosas, el grupo Ontex muy probablemente habría acabado estrangulado, como tantos, y hoy no existiría, si hace dos años no hubiera aparecido un nuevo inversor que apostó por nuestra dimensión industrial. Estoy hablando de Goldman Sachs y TPG, que compraron el 100% de las acciones.

 Reto tecnológico para ser competitivos

Cuando me incorporé a Ontex yo no pertenecía al sector de las celulosas. Sí que tenía claras un par de cuestiones: que el proyecto fallaba de forma fundamental en el plano tecnológico y en la posibilidad de ser medianamente competitivo a la hora de acceder a la compra de materias primas. Era un proyecto que cuanto más fabricaba, más perdía; por ello, el primer reto fue cambiar esos dos parámetros.

 Importancia del control interno de flujos

Que nuestro stock de materias primas baje un punto porcentual supone, con nuestro volumen de facturación, diez millones de euros. Para nosotros el control interno de los flujos, tanto el de entrada de materia prima como el de salida del stock de manufactura terminada, es esencial para seguir siendo competitivos. Asimismo, es muy alto el grado de exigencia en la entrega de nuestros productos a las grandes cadenas de distribución, que ronda el 93% del servicio. Siempre trabajamos con un stock de seguridad mínimo.

 Dos mil millones de unidades producidas al año

Anualmente, la factoría segoviana de Ontex produce unos dos mil millones de unidades, de las cuales un 80% son unidades de higiene femenina, un 15% de higiene infantil y el 5% restante de incontinencia. La única manera de ser tan competitivos es a través de la maquinaria. De otro modo, no habría manera de hacerse un hueco entre las tres grandes multinacionales americanas que hegemonizan el 70% del mercado mundial: Procter & Gamble, Johnson & Johnson y Kimberly Clark. Ontex es la cuarta compañía mundial, pero está especializada en la marca del distribuidor, hecho que a priori nos debería situar en un peldaño inferior de calidad. Sin embargo, los análisis externos de nuestros productos arrojan hoy estándares de calidad superiores a los de las primeras marcas.

 Que no inventen ellos

Me parece muy bien que se ayude a la industria del automóvil de capital extranjero, pero deberíamos ser más ambiciosos como país y no conformarnos con ser ensambladores. Deberíamos ser inventores. La invención no puede deslocalizarse; el ensamblaje sí, sobre todo en los tiempos que corren, en que parece que el único parámetro que haya que considerar sea el reajuste en los costes de fabricación. En Ontex intentamos predicar con el ejemplo, y hemos desarrollado un departamento de ingeniería que en estos momentos exporta conocimiento, a diferencia de lo que ocurría cuando yo llegué a Segovia, en que nos veíamos obligados a importarlo.

 ¿Lujo o necesidad?

El Estado del Bienestar, con sus indudables efectos positivos, genera asimismo un apalancamiento general, y a menudo un abuso de derechos. Nuestros productos contribuyen de manera indudable a ese Estado del Bienestar, puesto que hacen la vida más fácil. Ahora bien, ¿deberían ser considerados un lujo, o son una necesidad? Yo no sabría decirlo. Sí que es cierto que en algunos países los pañales corren a cuenta del Estado. De momento, no es nuestro caso. O al menos, no de manera general.

 Hemorragia crediticia

Al Ejecutivo de Mariano Rajoy le diría que España se sigue desangrando, y que en estos casos lo que suele hacer un buen médico es taponar la hemorragia. La hemorragia en este país es crediticia y hay una escasez tan enorme de crédito para las pequeñas y medianas empresas que no es de extrañar que muchas estén a punto de paralizar su actividad. Independientemente de nuestros problemas internos y estructurales, estamos también en una Europa que tampoco tiene una línea definida y competimos en un mundo global y distorsionado que vive de la miseria del Tercer Mundo.

 Seis proyectos por provincia

Debemos reactivar sectores que hoy están paralizados. Es difícil, porque ahora mismo estamos atemorizados, no vemos la luz al final del túnel. Pero, si cada uno de nosotros fuera capaz de poner encima de la mesa seis proyectos viables y realistas por cada provincia, quizá tendríamos en breve 312 proyectos que se pudieran acometer de forma inmediata.

 Aparentar riqueza material es una de nuestras lagunas culturales como sociedad

En España corrió tanto dinero en un período tan breve de tiempo que es muy difícil que de la noche al día nos quitemos las maneras de nuevos ricos. Pasamos de estar acomplejados históricamente con nuestros vecinos centroeuropeos a creernos los líderes de Europa. Todos sabíamos que caminábamos en aguas pantanosas, pero como el sol nos daba en la cara, exhibíamos un moreno que creíamos que era saludable. Y no, nos estábamos quemando. La necesidad de aparentar hacia el exterior cuestiones vinculadas única y exclusivamente al aspecto material es una de nuestras lagunas culturales como sociedad.

 Evitar la emigración del talento

En Segovia hay 2.000 viviendas vacías. Hay que sentarse con los propietarios de esos pisos –la mayoría bancos o cajas– y sacarlos al mercado, porque ahora no solo no son rentables, sino que se están deteriorando. Poner esos pisos al alcance de los jóvenes mediante alquileres asequibles sería lanzar un mensaje de confianza a los cientos de miles de jóvenes preparados y con talento que están pensando en emigrar a otros países, y de paso iniciar posibilidades de contratación a la holandesa que tanta falta nos hace.

 Cuatrocientos trabajadores, casi todos indefinidos

Se habla mucho de una nueva reforma laboral. Personalmente, siempre me he opuesto a los macroconvenios colectivos sectoriales. En Ontex tenemos 400 trabajadores y nos regimos por un convenio colectivo vinculado a la empresa. Con nuestros trabajadores hemos creado un marco de entendimiento propio y eso es uno de los mayores patrimonios que pueda tener toda entidad. Y he de decir que el 99% de los contratos de nuestra plantilla son indefinidos. Recordemos que los desacuerdos laborales no solo son culpa de los sindicatos, sino también del empresario.

 Una generación con responsabilidad histórica

Mi padre era un visionario que siempre tenía la mente en ebullición; mi madre, en cambio, era la persona más pragmática que he conocido. Crecí entre ese equilibrio de fuerzas. En un determinado momento, tuve que elegir entre seguir ganándome la vida jugando al fútbol –que me la ganaba muy bien, dicho sea de paso– o entrar en otros ámbitos profesionales por los que tenía mucha curiosidad. Opté por esto último y empecé a colaborar en una cátedra de la Universidad Autónoma y, a partir de ahí, me convertí en uno más de los universitarios inquietos que imaginaban nuevos horizontes. Pertenezco a una generación a la que le tocó la responsabilidad histórica de cambiar este país. No digo que levantamos España, que son palabras mayores, pero sí que contribuimos a que el entorno social fuera más seguro y aportamos una cierta esperanza de futuro.