Texto del 30-01-2012
Sostenibilidad medioambiental, diseño innovador y responsabilidad social convergen en esta empresa de moda y complementos de éxito y prestigio internacionales, liderada por un joven historiador vasco cuyo bagaje cultural y experiencias vitales le facultan para ver la crisis como un tiempo de reflexión y de corrección de las actitudes individuales y colectivas –el excesivo consumo y el derroche– que nos han llevado a la difícil tesitura actual.
Primeros pasos en los noventa
Como muchos de mi generación, llegué a la universidad sin saber a qué quería dedicarme cuando me licenciara ya que sabía que de mis estudios no viviría. Cursé Geografía e Historia y fui a ampliar mi formación a la London School of Economics. La efervescencia de la capital inglesa de los primeros 90 me llevó a trabajar y viajar y a comerciar con ropa vintage pare pagarme estos viajes. Pero fue más tarde, durante mi trabajo en los macrofestivales de música de los 90, donde nació el proyecto vital Skunkfunk, cuyos diseños iniciales se hicieron en la verde campiña vizcaína y en cooperativas locales hasta que las necesidades de producción nos llevaron a diferentes países. Desde el inicio, Skunkfunk ha sido una marca exportadora, quizá por el afán viajero de su creador. Esto ha asegurado un rápido crecimiento en diferentes países que nos ha permitido repartir mejor el riesgo.
Implantados en cuarenta y cuatro países
Skunkfunk es una aspiración vital y una marca de estilo de vida, donde la sostenibilidad es un valor primordial. Hasta el momento, hemos conseguido implantarnos, de forma desigual, en 44 países, entre los que cabe destacar a Australia, Chile, Rusia, Hong Kong, Estados Unidos y Canadá como los más importantes fuera de las fronteras de la Unión Europea, que sigue siendo nuestro ámbito de mayor influencia.
Diferentes vías de distribución de nuestros productos
La distribución de nuestros artículos es muy heterogénea, ya que se pueden adquirir en establecimientos propios, en los que la filosofía de sostenibilidad está muy presente y cuyo número deseamos incrementar en el futuro porque es la mejor manera de llegar a nuestros clientes, de comunicar y de trabajar. Aún así nuestro negocio principal está en los establecimientos multimarca. Las tiendas asociadas e Internet son también apuestas claras de futuro. Por último, disponemos de outlets donde damos salida a los sobrantes de otras temporadas. En total, en la actualidad empleamos a algo menos de 200 personas en régimen de exclusividad.
Una forma de divulgación que no grava nuestros productos
Intentamos comunicar sin que lo tenga que pagar el cliente; hasta la fecha apenas hemos hecho gasto en publicidad o caras campañas de marketing. Nuestra comunicación tiene más que ver con el propio producto o ideas como confeccionar bolsos de tela gratuitos con restos de producción o interactuar con los clientes mediante la web, donde pueden aparecer vistiendo Skunkfunk y, en caso de ser seleccionados, recibir una prenda. También los desfiles rehúyen de los modelos comerciales y apuestan por fórmulas imaginativas como los Street Casting, donde seleccionamos los modelos en la calle en improvisados castings.
Juzgamos y nos juzgan en función de cómo vestimos
Cuando la moda deja de ser solo una prenda de abrigo, se convierte en un accesorio, pero que ha adquirido un claro valor identitario. La indumentaria es la carta de presentación, la seña de identidad que en un primer encuentro nos encuadra en un segmento y dinámica social determinados. Juzgamos y nos juzgan en función de cómo vestimos. Por ello, en tiempo de crisis este componente es fundamental para asegurar la supervivencia, porque se mantiene el valor añadido que supone la identificación con el espíritu y el diseño; lo no original está pronto de más.
Diseño autóctono y confección en diversos países
La confección y los tejidos se realizan en fábricas que garanticen el respeto de unas mínimas condiciones medioambientales y laborales. Usamos una gran parte de materiales de origen sostenible, como orgánicos o reciclados, haciendo hincapié en el trasporte y packaging, ya que tienen gran impacto.
Incidencia de la industria textil en la sostenibilidad del planeta
Durante los años de bonanza se impuso la cultura de la compra compulsiva que repercute de forma muy negativa en la sostenibilidad de nuestro modo de vida, y no tenemos un planeta B. La incidencia de la industria textil es enorme, no solo por los procesos industriales en sí mismos, sino por el número de prendas confeccionadas y acumuladas (únicamente en Estados Unidos cada año van al vertedero nueve millones de piezas). En medio de esta grave recesión y ante los armarios repletos de muchos consumidores, las ventas en Europa se han contraído en general, pero la expansión hacia nuevos mercados y la emergencia de otros han determinado que no se haya producido una reducción del volumen de facturación en Skunkfunk, sino mas bien lo contrario.
No existe la moda ecológica, pero sí la moda responsable
No existe la moda ecológica, porque la producción siempre tiene un impacto. Y, si hablamos de moda, un impacto que es innecesario (no así, por ejemplo, la alimentación). Pero sí se puede reducir ese impacto mediante el uso de fibras sostenibles (materiales reciclados o reciclables y otras materias renovables), usando, y a través de la producción sin vertidos incontrolados, por medio del transporte marítimo, el uso de cartón reciclado, los bioplásticos para el packinging y el control energético de todas las instalaciones. La comunicación de esto ha de hacerse con cautela, ya que siempre se deja de hacer más de que lo que se hace, aparte de la necesidad de certificación de los procesos, sobre todo en países con una cultura de opacidad como China. Hoy los nuevos proveedores han de estar certificados, si bien todavía nos queda mucho por hacer con los antiguos.
Filosofía de las grandes cadenas
Las empresas textiles que apuestan por la sostenibilidad tienen costes mucho mayores que las que no, por no hablar de las grandes cadenas, que, aparte de tener un modelo vertical sin intermediarios, se mueven simplemente por el afán de lucro y a menudo manufacturan sin ninguna restricción ética. Cuando se compra una prenda muy barata, siempre hay alguien detrás pagando el precio en la cadena. Es necesario que comuniquemos esto entre los consumidores y les concienciemos de que el bajo coste de las prendas siempre es a costa del sufrimiento del planeta y de otras personas. Son las grandes cadenas las que han puesto de moda, y valga la redundancia, el ir de compras como opción de ocio mediante los grandes centros comerciales y el lanzamiento de continuas colecciones que empujan al consumidor a acudir de forma asidua a los establecimientos para estar en tendencia: moda de usar y tirar que desvaloriza el trabajo y los recursos.
Medio ambiente y derechos de los trabajadores
En los próximos años trabajaremos en la incidencia de los tintes y en el incremento en el uso de fibras sostenibles. Tenemos nuestras esperanzas puestas en los avances tecnológicos en este ámbito. También queremos hacer volver producción hacia el oeste debido a los hándicaps que Asia tiene, y porque el crecimiento de China hace que se esté convirtiendo más en un país consumidor que productor. Al mismo tiempo, continuaremos trabajando desde la transparencia, divulgando la necesidad de crear y consumir de manera más sostenible, compartiendo experiencias con nuestros clientes.
Tender hacia el reciclaje de las prendas
Aunque aún disponemos de mucho margen de crecimiento, hay que ser conscientes de que no es infinito. Las empresas de moda tenemos que tender hacia el reciclaje y la reutilización y llegar a una reducción en el consumo de moda, pese a que a muchos nos vaya a perjudicar que se consuma menos. Quedarán quienes lo hagan mejor en todos los ámbitos. Es algo que en Skunkfunk asumimos.
Un consumo excesivo y la cultura del endeudamiento continuo
Las causas de esta crisis, nacida en Estados Unidos y extrapolada al resto del mundo, resultan complejas y diversas. En cualquier caso, la fundamental el sobreconsumo y vivir del crédito; jugar con este, especular con él y, por ende, con la gente que vive en crédito.
Se intenta superar la crisis con las mismas recetas que nos han conducido a ella
Las soluciones que se están ofreciendo para superar la presente situación se muestran inoperantes porque, en el fondo, son más de lo mismo. En realidad, estamos viviendo una época de transición, de cambio cultural.
Crisis financiera
Por desgracia, hoy el poder de los capitales es superior al de muchos gobiernos, de manera que sus maniobras pueden hacer fracasar las políticas. Y eso es lo que parece que está sucediendo en el caso de la crisis financiera continental que tanto está debilitando la Unión Europea.
Qué tipo de mundo deseamos
La actual coyuntura económica pone en un brete a proyectos como el nuestro. Somos una compañía singular en cuanto a la historia, forma de dirección y financiación. Hasta hace dos años no dependimos de los recursos externos, pero nuestra expansión de establecimientos propios nos obligó a hacerlo. Ahora estamos más presentes en el mercado pero somos más débiles, pues dependemos de los bancos y es por eso que estamos abiertos, por preferirlo a una opción de socios financieros o industriales. Nosotros siempre produciremos a precios mayores que las grandes cadenas, pero también lo haremos aportando un sello de sostenibilidad que es nuestro gran valor añadido, además de un diseño con una fuerte identidad. Al final es la gente, también mediante sus hábitos de compra, quien debe elegir qué tipo de mundo desea.