Sra. Tura
Sra. Tura
TH, 8è VOLUM. El Procés, Destacada

SRA. MONTSERRAT TURA CAMAFREITA

Política catalana, médica y gestora de la sanidad pública

Text del 24/12/2016

MONTSERRAT TURA CAMAFREITA

Mollet del Vallès (Barcelona)

Con veintitrés años de su vida dedicados a la política en representación del Partido de los Socialistas de Catalunya, sin embargo su verdadera vocación siempre ha estado vinculada a la gestión de la sanidad pública. Su mirada, ponderada y crítica, ahonda en el origen del nacionalismo catalán: la incapacidad del Estado español, con su intransigencia, de resolver la demanda histórica y centenaria del pueblo catalán de un mayor autogobierno.

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Me gusta definirme como una gestora de la sanidad pública

Durante muchos años he estado dedicada vocacionalmente a la organización de servicios públicos de sanidad. De hecho, así me gusta definirme: como una gestora de la sanidad pública. En la actualidad, desempeño un cargo directivo en un consorcio sanitario. Sin embargo, durante una larga etapa de mi vida, he ocupado distintos cargos de representación ciudadana como miembro del Partido de los Socialistas de Catalunya (PSC). Fui alcaldesa de la localidad de Mollet del Vallès, de 1987 a 2003; diputada en el Parlamento de Catalunya durante tres legislaturas; consejera de Interior de la Generalitat de Catalunya (2003-2006) en el Gobierno presidido por Pasqual Maragall y, también, consejera de Justicia, desde el año 2006 al 2010. Ideológicamente, me defino como socialdemócrata.

La política no es una profesión

He ido alternando el cometido de un cargo de representación política, cuando las circunstancias lo requerían, con el ejercicio de mi profesión. Siempre he tenido muy claro que la política era una actividad temporal que me había sido otorgada por designación popular. No todo el mundo lo entiende de esta manera; desgraciadamente, esta es una de las causas de la crisis de confianza hacia la política actual.

Catalunya se siente frustrada

Los catalanes depositaron sus esperanzas en un sistema de democracia parlamentaria y en un pacto constitucional. En la actualidad, existe un sentimiento generalizado de que España, que se presenta ante el mundo como un Estado con una democracia avanzada, ha sido incapaz de resolver una demanda que existe en Catalunya desde hace siglos: la consecución de su reconocimiento como nación y de un mayor autogobierno. Por lo tanto, ante la incomprensión del Estado, la petición ahora es mucho más extrema: «Como no nos entendéis ni reconocéis, os pedimos la independencia».

No es la primera vez que Catalunya se moviliza

El catalanismo político –que recibe esta denominación porque suma a su programa de reivindicación económica y social su demanda de libertad nacional– ha contado con otros episodios históricos de intensas movilizaciones. Para comprender lo que ocurre hoy, es necesario disponer de una perspectiva histórica. Por ejemplo, el inicio del siglo XX ya vino marcado por diversos acontecimientos relevantes: la Lliga Regionalista impulsó, en las elecciones de 1901, la llamada candidatura de los «cuatro presidentes»; ilustres personajes catalanes que representaban entidades muy reconocidas y que consiguieron obtener una representación en el Parlamento español.

1905: año de crecimiento para el catalanismo

Ese año se constituyó Solidaritat Catalana, una plataforma de formaciones políticas unidas frente a la elaboración de la Ley de Jurisdicciones, normativa que dejaba bajo jurisdicción militar toda afrenta al ejército o la patria. La ley surgió tras la publicación en la revista Cu-cut de una viñeta satírica contra el ejército que provocó el asalto militar de la redacción. Las manifestaciones que se produjeron fueron similares a las actuales, si tenemos en cuenta que, en aquella época, Catalunya no llegaba a los dos millones de habitantes y se llegaron a movilizar trescientas mil personas. El catalanismo político creció ese año de manera exponencial.

Primer proyecto de Estatuto de Autonomía de Catalunya

En 1914 se creó la Mancomunidad, una institución que agrupó, por primera vez desde 1714, las cuatro diputaciones catalanas, y pudo gobernar todo el territorio del llamado Principado catalán. La entidad experimentó un periodo de euforia, no solo porque impulsó un programa de desarrollo social, cultural y de infraestructuras, sino también porque en 1918 formuló una propuesta de Estatuto de Autonomía, que nuevamente concentró intensas movilizaciones.

Debemos ser conscientes del peso de la historia

Desde 1923, con el golpe de Estado de Primo de Rivera y hasta 1931, Catalunya vivió una dictadura en la que nuevamente vio cómo se prohibían todos los elementos que la conformaban como nación: su lengua y sus instituciones. El mundo debería entender que nuestra reivindicación de libertad y democracia siempre ha ido asociada a la defensa de una personalidad cultural propia, a la demanda de un mayor autogobierno y de instituciones democráticas. Los representantes del Estado carecen de suficiente saber histórico para darse cuenta de que Catalunya lleva siglos anhelando un mayor reconocimiento nacional.

Tradición jurídica catalana propia

Con el Compromiso de Caspe (1412), Catalunya aceptó un rey aragonés y su identidad se diluyó en el gobierno de Aragón. Posteriormente, tras la muerte de Isabel de Castilla, Fernando II de Aragón volvió a casarse; siempre quiso tener un hijo que heredara el reino de Aragón y que pudiera mantener las instituciones que habían configurado un corpus legislativo y una manera de actuar diferenciada. Gran parte de las reivindicaciones catalanas de finales del siglo XIX se vinculan al anhelo de recuperar instituciones ancestrales y diferenciadas del resto de España. Nuevamente, en 1978, mientras el País Vasco pide un concierto económico, Catalunya prefiere centrarse en recuperar el Derecho Civil Catalán, sus instituciones y su lengua propia, una demanda que finalmente recoge el pacto constitucional sin la claridad deseada.

El recorte del Estatuto ha propiciado la desafección de los catalanes

Con el nuevo Estatuto de Autonomía (2006) se presentó una oportunidad única para anunciar que, si el Estado español nos daba un voto de confianza, nos otorgaba plenas competencias en determinadas materias y nos reconocía como nación, seguiríamos fieles a nuestra corresponsabilidad y lealtad institucional. Sin embargo, el texto, refrendado por el pueblo catalán, fue recurrido por considerarse inconstitucional por parte de un partido que niega la riqueza plurinacional (PP). Finalmente, en 2010 fue recortado por una sentencia del Tribunal Constitucional. Desde entonces, la desafección de los catalanes hacia el Estado español no ha dejado de crecer.

Lectura restrictiva de la Constitución

Todos los partidos políticos han acabado aceptando leyes orgánicas en las que no se reconocían las nacionalidades españolas que, por el contrario, sí quedaban recogidas en la Constitución. Esto ha interesado al Partido Popular, que siempre estuvo en contra de esta Constitución y que solo la asumió como propia cuando pudo practicar una lectura restrictiva de la misma y usarla como coraza.

Debemos aprender las lecciones de la historia

El catalanismo también debería mirar hacia atrás para darse cuenta de que la reivindicación de emancipación nacional siempre se ha visto truncada por crisis sociales, como en la Semana Trágica de 1909 y la huelga general iniciada en La Canadenca en 1919. Los conflictos sociales han mermado una característica intrínseca del movimiento catalanista de amplio apoyo social: su interclasismo. Ninguna reivindicación nacionalista prosperará si no se atienden los problemas sociales.

Ley de Transitoriedad Política

Uno de los problemas de la Ley de Transitoriedad Política es que pretende ignorar la jerarquía de la norma, implícita en la presencia de los partidos catalanes en el Congreso de los Diputados. Cuando el Procés reivindica derechos universales como el sufragio universal para elegir los parlamentos, no puede negar la legitimación de otros parlamentos igualmente elegidos, aunque la composición no nos guste. Quiero que Catalunya salga adelante, que consiga una soberanía plena, pero creo que para ello nunca debería negar su implicación en la modernización y democratización de la España de la Transición.

El poder judicial no es nuestro adversario

Uno de los errores del Procés es considerar el poder judicial como un adversario, cuando en realidad solo actúa a instancias de partidos políticos, gobiernos u organizaciones de determinada ideología. Cuanta mayor unilateralidad y desobediencia a los tribunales, menor reconocimiento internacional.

Todo el cuerpo electoral ha de ser llamado a las urnas

La jornada del 9-N, a la que también acudí a votar, era un acto reivindicativo sin ningún reconocimiento jurídico; es un disparate llevarla a los tribunales. Ahora bien, debemos tener claro que los organismos internacionales no reconocerán un referéndum convocado, controlado y escrutado solo desde planteamientos independentistas. Para que sea legítimo debe sentirse llamada toda la población, todas las ideologías.

Necesitamos decisiones inteligentes

Catalunya ha contribuido a la modernización de España, y ha sido leal y solidaria. Aunque ha aportado siempre una parte de su fiscalidad al desarrollo de otras regiones españolas, se la acusa reiteradamente de insolidaria. Muchos catalanes sabemos que debemos cumplir con unos requisitos porque vivimos en el mejor de los mundos posibles: el de los Estados democráticos, pero no podemos continuar en un Estado que niega nuestra existencia. Reclamo inteligencia tanto de las instituciones catalanas como de las españolas. La intransigencia y la negación no permitirán la solución. Hay que tener una mentalidad abierta para aceptar que la unión de las naciones solo puede ser libre.
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Catalan politician, doctor and public health director

After twenty-three years dedicated to politics as a member of the Catalan Socialist Party, she found her true calling in public health management. Her critical, thoughtful gaze is now focused on the origin of Catalan nationalism: the incapacity of the Spanish state and its intransigence, and resolving the historical, centenary demand of the Catalan people for greater self-government.

I like to define myself as a public health director

For many years my vocation led me to become involved in organising public health services. In fact, that is how I like to define myself, as a public health director. I currently work as a director in a health consortium. However, for a large part of my life, I have held different positions representing citizens as a member of the Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). I was the Mayor of Mollet del Vallès from 1987 to 2003, a member of the Catalan parliament for three legislatures, Minister of Home Affairs in the Generalitat de Catalunya (2003-2006) in the Pasqual Maragall’s government and Minister of Justice from 2006 to 2010. Ideologically, I would define myself as a social-democrat.

Politics is not a profession

When required by my profession, I have combined my duties as a politician with the exercise of my profession. I have always had it clear in my mind that politics was a temporary activity that I exercised on behalf of the people. Not everyone understands it this way; unfortunately, this is one of the causes of the current loss of faith in politics.

Catalonia feels frustrated

The Catalans deposited their faith in a parliamentary democracy system and in a constitutional pact. There is now a general feeling that Spain, which shows itself to the world as a state with an advanced democracy, has been incapable of resolving an issue that has been patent in Catalonia for centuries: the recognition of Catalonia as a nation and greater self-government. Consequently, faced with the lack of understanding of the state, this request is now much more urgent: “As you do not understand us or recognise us, we ask to be independent”.

This is not the first time that the Catalan people have expressed their protest

Political Catalanism –which was given that name because it includes its demand for national freedom in its economic and social vindications– has had other episodes of intense mobilisation. To understand what is happening today, we should adopt a historical perspective. For example, the beginning of the 20th century was already marked by different relevant events: the Lliga Regionalista promoted the so-called candidacy of the “four presidents”: four eminent Catalan gentlemen who represented several prestigious entities and obtained a seat in the Spanish parliament.

1905: a year of expansion for Catalanism

That year, the Solidaritat Catalana group was formed, a platform of groups that opposed the drafting of the Jurisdictions Act, a law that submitted all offences to the army or the homeland to martial jurisdiction. This law was enacted following the publication in the magazine Cu-cut of a satirical comic strip against the army that led to a military attack on the magazine’s office. The demonstrations organised were similar to the ones organised now, considering that at that time, Catalonia had fewer than two million inhabitants, and some three hundred thousand people took part. Political Catalanism expanded on an exponential basis that year.

The first Catalan Statute of Autonomy Bill

In 1914 the Commonwealth was established, an institution that –for the first time since 1714– included the four Catalan councils, and governed the whole of the territory of what was known as the Catalan Principality. The institution experienced a period of euphoria, not only because it promoted a social, cultural and infrastructure development programme but because in 1918 it submitted a Statute of Autonomy proposal which again gave rise to mass demonstrations.

We must be aware of the importance of history

In 1923, following the coup by Primo de Rivera and until 1931, Catalonia was ruled by a dictatorship in which it again witnessed the prohibition of all the elements that made it a nation: its language and institutions. The world must understand that our cries for freedom and democracy have always been associated with defending our own cultural personality and a demand for greater self-government and democratic institutions. The representatives of the state lack sufficient historical knowledge to realise that for centuries, Catalonia has longed for greater national recognition.

Own Catalan legal tradition

Through the Caspe Commitment (1412), Catalonia accepted a monarch from Aragon and his identity became diluted in the government of Aragon. Later, following the death of Isabel of Castile, Fernando II of Aragon remarried; he had always wanted a son to inherit the kingdom of Aragon who would maintain the institutions that had configured a legislative body and a different manner of acting. Most of the Catalan claims at the end of the 19th century were linked to the desire to recover ancestral institutions that were different to the test of Spain. Again, in 1978, while the Basque Country asked for an economic agreement, Catalonia preferred to focus on recovering Catalan Civil Law, its institutions and its own language, a demand that was eventually included in the constitutional pact but without the desired clarity.

The changes made to the text of the Statute has propitiated the resentment of the Catalans toward the state

The new Statute of Autonomy (2006) offered a unique opportunity to announce that if the Spanish state gave us a vote of confidence, granted us full powers in certain areas and recognised Catalonia as a nation, we would continue to display our joint responsibility and institutional loyalty. But an appeal was filed against the text supported by the Catalan people, and it was considered unconstitutional by a party that denied the plurinational nature of Spain (the PP). Finally, in 2010 the text was changed following a ruling by the Constitutional Court. Since then the resentment of the Catalans towards the Spanish state has increased.

Restrictive interpretation of the Constitution

All the political parties eventually accepted organic laws that failed to recognise the nations of Spain, which on the contrary, were included in the Constitution. This was in the interest of the Partido Popular party, which was always against this Constitution and only assumed it as its own by making a restrictive interpretation of it and using it as a restrictive shield.

We must learn from history

Catalanism must also look back and realise that the cry for national emancipation has always been somewhat muffled by social crises such as the Semana Trágica of 1909 and the general strike in La Canadenca in 1919. Social conflicts have undermined an intrinsic characteristic of the Catalanist movement with widespread social support, its interclassi-cism. No nationalist claim will prosper if they do not deal with the social problems.

The Political Transience Act

One of the problems of the Political Transience Act is that it aims to ignore the hierarchy of norms, implicit in the presence of Catalan parties in the Spanish Congress of Deputies. When the Procés calls out for universal rights such as universal suffrage to elect a parliament, it cannot deny the legitimation of other parliaments also legally elected, whether or not they like their composition. I want Catalonia to succeed in achieving full sovereignty, but in my opinion, it must not renounce its implication in the modernisation and democratisation of the Spain during the transition.

Our enemy is not the judiciary

One of the errors committed by the Procés is to consider the judiciary as an enemy when the truth is it only acts at the behest of political parties, governments or organisations with a certain ideology. The more unilateral disobedience of the courts there is, the less international recognition there will be.

All citizens with the right to vote must be asked to participate

The referendum of 9 November, in which I participated, was an act organised without any legal recognition: it is foolish to bring it before the courts. Nonetheless, we must know that international bodies will not recognised a referendum organised, controlled and scrutinised in accordance with an approach that favours independence. To render it legitimate, the entire population must feel involved, regardless of their ideologies.

We need intelligent decisions

Catalonia has made a great contribution to modernising Spain and has been loyal and generous. Despite having contributed some of its taxes to the improvement of other Spanish regions, it is repeatedly accused of not being generous. Many Catalans know we must comply with certain requirements because we live in the best of all possible worlds: that of a democratic state, but we cannot continue to be part of a state that denies our existence. I ask for intelligence on the part of both the Catalan and the Spanish institutions. Intransigence and negation will not provide a solution. An open-minded attitude is necessary to accept that the union of nations can only be free.
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Femme politique catalane, médecin et responsable de la gestion de la santé publique

Elle a consacré vingt-trois de sa vie à la politique, dans les rangs du Partit dels Socialistes de Catalunya, néanmoins sa véritable vocation est rattachée à la gestion de la santé publique. Son regard, pondéré et critique, approfondit les origines du nationalisme catalan : l’incapacité du gouvernement espagnol, dont l’intransigeance l’empêche de résoudre la demande historique et centenaire de la population catalane en faveur d’une plus grande autonomie.

J’aime me définir comme une gestionnaire de la santé publique

Durant de nombreuses années, je me suis consacrée à ma vocation ; l’organisation des services publics de la santé. En fait, c’est comme cela que j’aime me définir : une responsable de la gestion de la santé publique. Actuellement, j’occupe un poste de cadre dans un consortium sanitaire. Néanmoins, pendant une longue étape de ma vie, j’ai occupé différents postes de représentation des citoyens au titre de membre du Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC). J’ai été maire de la ville de Mollet del Vallès, de 1987 à 2003 ; députée du Parlement de Catalogne pendant trois législatures ; conseillère de l’intérieur de la Generalitat de Catalogne (2003-2006) pendant la présidence de Pasqual Maragall et également conseillère de Justice, entre 2006 et 2010. Idéologiquement, je me définis comme sociale-démocrate.

La politique n’est pas une profession

J’ai alterné le devoir d’un poste de représentation politique, lorsque les circonstances l’exigeaient, avec l’exercice de ma profession. J’ai toujours considéré que la politique était une activité temporelle qui m’avait été accordé par vote populaire. Pas tout le monde l’entend ainsi et c’est malheureusement l’un des motifs de la crise de confiance qui frappe la politique actuelle.

La Catalogne se sent frustrée

Les catalans ont placé leurs espoirs dans un système de démocratie parlementaire et un pacte constitutionnel. Aujourd’hui, il existe un sentiment généralisé que l’Espagne, qui se présente au monde comme un État avec une démocratie avancée, s’est montré incapable de répondre à une demande qui existe depuis des siècles en Catalogne : être reconnue comme une nation et avoir plus d’autonomie. Par conséquent, face à l’incompréhension de l’État, aujourd’hui la demande est beaucoup plus extrême: Puisque vous ne nous comprenez pas et ne nous reconnaissez pas, nous voulons l’indépendance ».

Ce n’est pas la première fois que la Catalogne se mobilise

Le catalanisme politique –qui a été baptisé ainsi car il ajoute à son programme de revendication économique et sociale, sa demande de liberté nationale– a compté sur d’autres épisodes historiques d’intenses mobilisations. Pour comprendre ce qui se passe aujourd’hui, il faut nécessairement disposer d’une perspective historique. Par exemple, le début du XXe siècle était déjà marqué par différents évènements importants : lors des élections du mois de mai 1901, la Lliga Regionalista avait favorisé la candidature des quatre présidents » ; d’illustres personnages catalans qui représentaient des entités très reconnues et qui ont obtenu une représentation au Parlement espagnol.

1905 : année de croissance pour le catalanisme

Cette année-là voyait la naissance de la Solidaritat Catalana, une plate-forme de formations politiques unies contre l’élaboration de la loi des juridictions, une norme qui plaçait sous juridiction militaire tout affront porté à l’armée ou à la patrie. La loi avait vu le jour à l’issue de la publication dans le magazine Cu-cut d’un dessin satirique contre le pouvoir, qui avait provoqué une attaque militaire à la rédaction. Les manifestations qui s’ensuivirent furent similaires aux manifestations actuelles, si l’on tient compte qu’à cette époque, la Catalogne ne comptait pas deux millions d’habitants et que trois cent mille personnes s’étaient mobilisées. Cette année-là, le catalanisme enregistrait une croissance exponentielle.

Premier projet de Statut d’autonomie de Catalogne

La Mancomunidad, une institution qui regroupait pour la première fois depuis 1714 les quatre députations catalanes a vu le jour en 1914 et a pu gouverner tout le territoire appelé Principauté catalane. L’entité a connu une période d’euphorie, après avoir favorisé un programme de développement social, culturel et d’infrastructures, mais aussi parce qu’en 1918, elle a présenté une proposition de Statut d’autonomie qui, une fois de plus, avait déclenché d’intenses mobilisations.

Nous devons être conscients du poids de l’histoire

Entre 1923, date du coup d’état de Primo de Rivera et 1931, la Catalogne a été plongée dans une dictature qui interdisait tous les éléments qui la définissaient comme nation : sa langue et ses institutions. Le monde devrait comprendre que notre revendication de liberté et de démocratie a toujours été associée à la défense d’une personnalité culturelle propre, à la demande d’une plus grande autonomie et d’institutions démocratiques. Les représentants de l’État ne possèdent pas les connaissances historiques suffisantes pour s’apercevoir que la Catalogne réclame depuis des siècles une plus grande reconnaissance nationale.

Une tradition juridique catalane

Par le biais du Compromis de Caspe (1412), la Catalogne a accepté un roi aragonais et son identité s’est diluée dans le gouvernement d’Aragon. Ensuite, à la mort d’Isabelle de Castille, Fernand II d’Aragon s’est remarié ; il avait toujours voulu un fils qui hérite du royaume d’Aragon et puisse maintenir les institutions qui avaient composé un corpus législatif et une façon d’agir différente. Une grande partie des revendications catalanes de la fin du XIXe siècles est rattachée au désir de récupérer des institutions ancestrales et différentes du reste de l’Espagne. De nouveau, en 1978, alors que le Pays basque demande un accord économique, la Catalogne préfère se centrer sur la récupération du Droit civil catalan, ses institutions et sa langue, une demande qui sera finalement inscrite dans le pacte constitutionnel, mais sans la clarté souhaitée.

La réduction du Statut a favorisé la désaffection des catalans

Le nouveau Statut d’autonomie (2006) s’accompagnait d’une opportunité unique d’annoncer que, si l’État espagnol nous donnait un vote de confiance, nous accordait les pleines compétences dans certains domaines et nous reconnaissait comme nation, nous serions fidèles à notre coresponsabilité et loyauté constitutionnelle. Nonobstant, le texte, ratifié par la population catalane a été contesté car jugé inconstitutionnel par une partie d’un parti politique qui nie la richesse plurinationale (le PP). Finalement, en 2010, il a été raccourci par une décision du Tribunal Constitutionnel. Dès lors, la désaffection des catalans vis-à-vis de l’État espagnol est allé crescendo.

Lecture restrictive de la Constitution

Tous les partis politiques ont fini par accepter les lois organiques qui ne reconnaissaient pas les nationalités espagnoles qui, en revanche, étaient bel et bien consignées dans la Constitution. Cela a suscité l’intérêt du Partido Popular, qui a toujours été contre cette Constitution mais se l’est tout de même appropriée lorsqu’il a pu en faire une lecture restrictive et l’utiliser comme une carapace restrictive.

Nous devons tirer des leçons de l’histoire

Le catalanisme devrait regarder en arrière et s’apercevoir que la revendication d’émancipation nationale a toujours été brisée par des crises sociales, comme lors de la Semaine Tragique de 1909 et la grève générale convoquée à La Canadenca en 1919. Les conflits sociaux ont entamé une caractéristique intrinsèque du mouvement catalaniste qui compte sur un grand soutien social : sa nature interclassiste. Aucune revendication nationaliste n’aboutira si les problèmes sociaux sont ignorés.

La loi de Transitoriété politique

L’un des problèmes de la loi de « Transitoriété » politique est qu’elle prétend ignorer la hiérarchie de la norme, implicite dans la présence des partis catalans au Congrès des Députés. Lorsque le Procés revendique des droits universels comme le suffrage universel pour choisir les parlements, il ne peut nier la légitimation d’autres parlements élus eux aussi, même si leur composition leur déplaît. Je veux que la Catalogne réussisse, qu’elle obtienne la pleine souveraineté, mais je crois que pour y parvenir elle ne devrait jamais nier son implication dans la modernisation et la démocratisation de l’Espagne de la Transition.

Le pouvoir judiciaire n’est pas notre adversaire

L’une des erreurs du Procés est de considérer le pouvoir judiciaire comme un adversaire, alors qu’en réalité il agit uniquement sur instance des partis politiques, des gouvernements ou des organisations d’une idéologie déterminée. Plus nous agirons de façon unilatérale et désobéirons aux tribunaux et moins nous pourrons compter sur la reconnaissance internationale.

Tout l’électorat doit être appelé aux urnes

Le 9-N, je suis allée voter. C’était un acte revendicatif, sans aucune reconnaissance juridique, il est donc insensé de le traîner devant les tribunaux. Nous devons être conscients que les organismes internationaux ne reconnaîtront pas le référendum convoqué, contrôlé et compté uniquement selon une approche indépendantiste. Pour qu’il soit légitime toute la population, toutes les idéologies doivent être appelées aux urnes.

Nous avons besoin de décisions intelligentes

La Catalogne a contribué à la modernisation de l’Espagne, elle a été loyale et solidaire et bien qu’on l’accuse sans cesse de manquer de solidarité, elle a toujours apporté une partie de sa fiscalité en faveur du développement d’autres régions espagnoles. Nombreux sont les catalans qui savent qu’ils doivent remplir certaines conditions car ils vivent dans le meilleur des mondes possibles : celui des États démocratiques. J’en appelle à l’intelligence des institutions catalanes et espagnoles. L’intransigeance et la négation ne permettront pas de trouver une solution. Il faut avoir l’esprit ouvert pour accepter que l’union des nations est un acte volontaire.
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Katalanische Politikerin, Ärztin und Verwalterin des öffentlichen Gesundheitswesens

Obwohl sie 23 Jahre ihres Lebens der Vertretung der Partei der Sozialisten Kataloniens gewidmet hat, ist ihre wahre Berufung immer mit der Verwaltung des öffentlichen Gesundheitswesens verknüpft gewesen. Ihr ausgewogener und kritischer Blickwinkel fußt auf dem katalanischen Nationalismus und der Unfähigkeit und Intoleranz des spanischen Staats, der historischen und jahrhundertealten Forderung des katalanischen Volkes nach einer stärkeren Selbstverwaltung Rechnung zu tragen.

Ich definiere mich selbst gerne als Verwalterin des öffentlichen Gesundheitswesens

Während vieler Jahre habe ich mich beruflich der Organisation der öffentlichen Gesundheitsdienste gewidmet. Daher definiere ich mich selbst gerne als Verwalterin des öffentlichen Gesundheitswesens. Derzeit übe ich eine Führungsposition in einem Gesundheitskonsortium aus. Während einer langen Etappe meines Lebens habe ich jedoch auch als Mitglied der Partei der Sozialisten Kataloniens (Partit dels Socialistes de Catalunya – PSC) verschie – dene Positionen als Bürgervertreterin eingenommen. Von 1987 bis 2003 war ich Bürgermeisterin der Stadt Mollet del Vallès; Abgeordnete des katala-nischen Parlaments während drei Legislaturperioden; Innenministerin der Generalitat de Catalunya (2003-2006) während der Regierung unter Pasqual Maragall und von 2006 bis 2010 zudem Justizministerin. Ideologisch definiere ich mich als Sozialdemokratin.

Die Politik ist kein Beruf

Ich habe die Aufgaben eines politischen Amtes mit der Ausübung meines Berufs abgewechselt, wenn die Umstände dies verlangten. Mir war immer bewusst, dass die Politik eine vorübergehende Tätigkeit ist, die mir vom Volk übertragen wurde. Nicht jeder ist allerdings dieser Auffassung; dies ist leider einer der Gründe der aktuellen Vertrauenskrise gegenüber der Politik.

Katalonien fühlt sich enttäuscht

Die Katalanen hatten ihre Hoffnungen auf ein System der parlamentarischen Demokratie und einen verfassungsrechtlichen Pakt gesetzt. In der Gegenwart besteht allgemein Einigkeit darüber, dass Spanien, das sich gegenüber der Welt als Staat mit einer modernen Demokratie präsentiert, unfähig ist, eine Forderung zu befriedigen, die seit Jahrhunderten in Katalonien besteht: Die Anerkennung als Nation und die Erreichung einer größeren Selbstver – waltung. Angesichts des Unverständnisses des Staats hat sich diese Forderung daher inzwischen verschärft: „Da ihr uns weder versteht noch anerkennt, fordern wir die Unabhängigkeit.“

Dies ist nicht die erste Mobilisierung Kataloniens

Der politische Katalanismus – der diese Bezeichnung erhält, da neben einem Programm der ökonomischen und gesellschaftlichen Ansprüche auch die Forderung nach der nationalen Freiheit erhoben wird – weist andere historische Epochen mit intensiven Mobilisierungen auf. Um die heutigen Ereignisse zu verstehen, ist eine historische Perspektive erforderlich. Der Anfang des 20. Jahrhunderts zeichnet sich beispielsweise bereits durch verschiedene relevante Ereignisse aus: Die Lliga Regionalista forderte anlässlich der Wahlen 1901 eine Kandidatur der „vier Präsidenten“. Dabei handelte es sich um vier katalanischen Persönlichkeiten, di schließlich als Volksvertreter ins spanische Parlament einziehen konnten.

1905: Wachstumsjahr des Katalanismus

In diesem Jahr wurde die Plattform „Solidaritat Catalana“ gegründet, ein Bündnis politischer Gruppen gegen die Ausarbeitung des sogenannten Zuständigkeitsge-setzes (Ley de Jurisdicciones), das jeden Affront gegen das Militär oder das Vaterland der Militärgerichtsbarkeit unterstellte. Das Gesetz als Reaktion auf die Veröffentlichung einer gegen die Armee gerichteten satirischen Zeichnung in der Zeitschrift Cu-cut und nach der Erstürmung der Redaktion seitens der Armee erlassen. Die darauffolgenden Kundgebungen ähnelten denen der Gegenwart, wobei zu berücksichtigen ist, dass Katalonien damals weniger als zwei Millionen Einwohner zählte und 300.000 Personen an den Kundgebungen teilnahmen. Der politische Katalanismus wuchs in diesem Jahr exponentiell.

Erstes Projekt eines katalanischen Autonomiestatuts

1914 wurde der Provinzverband (Mancomunidad) geschaffen, der zum ersten Mal seit 1714 die vier katalanischen Provinzregierungen zusammenschloss. Die Mancomunidad erlebte einen Zeitraum der Euphorie. Neben der Förderung eines gesellschaftlichen und kulturellen Entwicklungsprogramms und dem Ausbau der Infrastrukturen wurde 1918 zudem der Vorschlag eines Autono-miestatuts formuliert, der erneut starke Mobilisierungen nach sich zog.

Wir müssen uns der Bedeutung der Geschichte bewusst sein

Ab dem Staatsstreich des Primo de Rivera im Jahr 1923 bis zum Jahr 1931 erlebte Katalonien dann eine Diktatur, in der erneut alle Elemente verboten wurden, welche die katalanische Nation ausmachen: die Sprache und die katalanischen Einrichtungen. Die Welt muss verstehen, dass unsere Forde-rung nach Freiheit und Demokratie immer mit einer Verteidigung der eigenen kulturellen Persönlichkeit sowie der Forderung nach einer größeren Selbstverwaltung und demokratischen Einrichtungen verknüpft gewesen ist. Den Vertretern des Staates mangelt es an einem ausreichenden historischen Wissen, um sich bewusst zu werden, dass Katalonien seit Jahrhunderten nach einer größeren nationalen Anerkennung strebt.

Eigenständige katalanische Rechtstradition

Mit dem Kompromiss von Caspe (1412) nahm Katalonien den König von Aragón an, sodass die katalanische Identität mit der Regierung von Aragón teilweise verloren ging. Nach dem Tod Isabellas von Kastilien heiratete Ferdinand II. von Aragón erneut, da es schon immer sein Wunsch gewesen war, die Krone von Aragón an einen Sohn weiterzugeben und die Institu-tionen aufrechtzuerhalten, die einen eigenen Rechtsrahmen und eine differenzierte Handlungsweise bildeten. Ein Großteil der katalanischen Forderungen waren gegen Ende des 19. Jahrhunderts mit dem Wunsch verknüpft, angestammte Institutionen zurückzugewinnen, die sich vom restlichen Spanien stark unterschieden. Während das Baskenland sich 1978 um ein Finanzabkommen bemühte, zog es Katalonien vor, das katalanische Zivilrecht, seine Institutionen und eigene Sprache zurückzugewinnen, eine Forderung, die schließlich ohne die gewünschte Klarheit im verfassungs-rechtlichen Pakt ihren Niederschlag fand.

Die Kürzung des Autonomiestatus hat die Entfremdung der Katalanen gefördert

Das neue Autonomiestatut (2006) bot eine einzigartige Gelegenheit, an unserer Treue in Bezug auf die Mitverantwortung und unserer institutionellen Loyalität festzuhalten, sofern uns der spanische Staat das Vertrauen aussprach und uneingeschränkte Zuständigkeiten in bestimmten Gebieten einräumte sowie uns als Nation anerkannte. Gegen den vom katalanischen Volk in einem Referendum bestätigten Text wurde jedoch Einspruch erhoben, da er von einer Partei als verfassungswidrig angesehen wurde, die den multina-tionalen Reichtum in Abrede stellt (PP). 2010 wurde der Text schließlich aufgrund eines Urteils des spanischen Verfassungsgerichts gekürzt. Seit diesem Zeitpunkt ist die Entfremdung de Katalanen gegenüber dem spanischen Staat ständig gewachsen.

Restriktive Auslegung der Verfassung

Alle politischen Parteien mussten sich mit Organgesetzen einverstanden erklären, in denen die spanischen Nationalitäten trotz ihrer Verankerung in der Verfassung nicht anerkannt wurden. Dies liegt im Interesse der spanischen Volkspartei (Partido Popular), die schon immer gegen diese Verfassung gewesen ist und sie erst als eigene Verfassung akzeptierte, als sie diese restriktiv auslegen und als einschränkenden Panzer einsetzen konnte.

Wir müssen die Lehre der Geschichte beherzigen

Der Katalanismus darf die Vergangenheit nicht vergessen, um sich bewusst zu werden, dass die Forderung der nationalen Emanzipierung immer von sozialen Krisen beeinträchtigt wurde, wie bei den blutigen Auseinan – dersetzung der Tragischen Woche 1909 und der 1919 im Energieun – ternehmen La Canadenca gestartete Generalstreik. Die sozialen Konflikte haben ein inhärentes Wesensmerkmal der von der breiten Öffentlichkeit unterstützten katalanistischen Bewegung geschwächt: ihren Interklassismus. Nationalistische Forderungen können nicht florieren, wenn die sozialen Probleme nicht behoben werden.

Gesetz der Transitoriedad Política (Gesetz über den juristischen Übergang)

Eines der Probleme des Gesetzes der Transitoriedad Política besteht darin, dass es die Normenhierarchie zu ignorieren versucht, die von der Präsenz der katalanischen Parteien im spanischen Abgeordnetenhaus implizit ableitbar ist. Wenn der Procés universelle Rechte wie das Recht auf allgemeine Parlamentswahlen fordert, darf er die Legitimation anderer gewählter Parlamente nicht leugnen, auch wenn deren Zusammensetzung eventuell nicht zusagt. Mein Wunsch ist es, dass Katalonien vorankommt und eine uneingeschränkte Souveränität erreicht. Dazu darf es jedoch niemals seine Mitwirkung an der Modernisierung und Demokratisierung des Spaniens der Transition verleugnen.

Die Judikative ist nicht unser Gegner

Einer der Fehler des Procés besteht darin, die Judikative als Gegner anzusehen. In Wirklichkeit handelt die Judikative lediglich auf Antrag der politischen Parteien oder Organisationen mit einer bestimmten Ideologie. Je größer die Einseitigkeit und der Ungehorsam gegenüber den Gerichten, desto geringer ist die internationale Anerkennung.

Die gesamte Wählerschaft muss zu den Urnen gerufen werden

Die Abstimmung vom 9. November, an der auch ich teilnahm, war eine Forderung ohne jegliche rechtliche Anerkennung; daher ist es Unsinn, diese vor Gericht zu stellen. Wir müssen uns jedoch darüber im Klaren sein, dass die internationalen Stellen kein Referendum anerkennen werden, das allein von Unabhängigkeitsbestrebungen ausgerufen, kontrolliert und ausgezählt wird. Für dessen Rechtmäßigkeit ist es erforderlich, dass die gesamte Bevölkerung und alle Ideologien zu den Urnen gerufen werden.

Wir brauchen intelligente Entscheidungen

Katalonien hat zur Modernisierung Spaniens beigetragen und sich stets loyal und solidarisch gezeigt. Obwohl es immer mit einem Teil seiner Steuereinnahmen zur Entwicklung anderer Regionen Spaniens beigetragen hat, ist es kontinuierlich als unsolidarisch beschuldigt worden. Viele Katalanen wissen, dass wir bestimmte Mindestforderungen erfüllen müssen, da wir in der besten aller möglichen Welten leben: der der demokratischen Staaten. Daher fordere ich sowohl seitens der katalanischen als auch der spanischen Institutionen Intelligenz. Unnachgiebigkeit und Verneinung führen zu keiner Lösung. Erforderlich ist vielmehr eine offene Haltung, um zu akzeptieren, dass eine Union der Nationen nur auf Freiheit beruhen kann.

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