Con poder autoridad y granos de maíz, todo es tratado en una partida de dominó. Los contrincantes semanales son el alcalde, el cura, el médico y un conflictivo abuelo, el poderoso granjero de la casa feudal, un hombre capaz de contratar mercenarios o usar su escopeta contra cualquier delincuente.
Moviendo fichas se pasa lista se decide y ejecuta. Se lavan trapos sucios. El narcotráfico recién descubierto. El cura que vende la iglesia por falta de uso. La problemática de los ocupas. Los incendiarios.
Hasta que un proyecto de alcance global, desarrollado en la granja para frenar la destrucción ecológica, le sitúa en lo más alto. Multinacionales, patentes y juegos sucios declaran la guerra.
La mesa del dominó inicia una partida sin granos de maíz, se acabaron las fantasías y una forma de vivir.
El desencanto y hartazgo social está presente en la trama. Oportunidad del autor para incomodar conciencias.