Rey y alcaldes. La Segunda Transición cubre una necesidad latente: cerrar comillas sobre los interrogantes abiertos cuando Su Majestad, manteniéndose fiel a las leyes que juró que cumpliría, aprovecha la legitimidad vigente para abrir paso a una transición democrática y una monarquía de corte moderno y popular.
Treinta años después, los interrogados han dado a su fin. Lo dice toda España en voz de sus alcaldes, el pueblo legitima, con su actitud, lo que en su día se le impuso y más tarde se le consultó en el referéndum del 6 de diciembre de 1978. Al aceptar la Carta Magna, se legitimaba, al mismo tiempo, la monarquía, pero ¿todos los españoles lo entendieron así? Se dijo sí a una Constitución que el pueblo no leyó, pero que sus políticos de confianza avalaban.
Por otra parte, cada alcalde hace un repaso de su actuación al frente del gobierno de su ciudad. Habla de la atención a los ciudadanos, de servicios y prestaciones, de problemas y soluciones a lo largo de su mandato. El denominador común es una voluntad inquebrantable de aproximación al ciudadano.
Reclama normas más claras para cumplir adecuadamente su función, y presupuesto suficiente para hacer frente a tantísimas demandas sociales. Habla de una segunda Transición o descentralización, una auténtica herida que, tras 25 años de ayuntamientos democráticos, sigue abierta.
A pesar de las promesas y garantías de todos los gobiernos, y que los municipios siguen esperando con más carga de responsabilidades, dando la cara al ciudadano y haciendo pedagogía democrática, en el sistema político actual está pendiente y latente una solución definitiva para el municipalismo.
Este libro es un reconocimiento a la gran aportación municipal, con la pretensión, inocente, de que sirva para refrescar la memoria a quienes les corresponde dar salida a este atasco de tantos años.
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