Texto del 23/07/2008,
Fotografía: Hernán Pacheco Puig.
El abogado cacereño Ángel Luis Aparicio Jabón vive la realidad sociopolítica del país con gran pasión y entrega. Declaradamente humanista en su concepción del mundo y eminentemente práctico en todo lo relacionado con el ámbito del Derecho, defiende una igualdad real del ser humano ante la ley y recalca la importancia de aprender de los errores del pasado para poder construir en el presente un futuro que sea cada día mejor.
Cualquier situación se vivía intensamente durante la Transición
La Transición coincidió con el inicio de mi carrera universitaria. En contraposición al ambiente social del momento, efervescente y ajetreado, el día a día para alguien como yo, perteneciente a una familia de médicos de clase media-alta, era más bien sosegado. Sin embargo, me considero alguien vital por naturaleza, con una visión profundamente humanista de la realidad, de modo que todo aquel cúmulo de ideologías diferentes en ebullición, la diversidad de opiniones que había frente al conservadurismo natural del Estado, no podía sino producirme una excitación y un interés considerables. La lucha y el sacrificio de los políticos, el empuje de todos en un mismo sentido para ir abriendo camino, era evidente y permeaba a la sociedad en su conjunto. Cualquier situación se vivía con una especial intensidad emocional. No obstante, el tránsito que se produjo de un Estado dictatorial a uno democrático fue en realidad tranquilo y cada cual puso su granito de arena para llevarlo a cabo. Acaso no fuimos completamente conscientes de la importancia de lo que estaba pasando en España hasta que aconteció el golpe de Estado del 23-F.
Si fuimos capaces de crear una Constitución, lo seremos de actualizarla
La sociedad española ha avanzado mucho en los últimos 30 años. La Constitución, como toda ley y conforme a esos mismos avances sociales, puede y debe ser actualizada. Más lenta o aceleradamente, convendría ir acompasándola al desarrollo de la vida contemporánea. La política se ha consolidado en nuestro país, así como muchos derechos fundamentales de los ciudadanos. Pero todavía existen algunos derechos que por desgracia no están del todo protegidos por el marco legal que hemos creado. El avance casi siempre lo proporciona la lógica y debe aderezarlo el sentido común. Si fuimos capaces de crear una Constitución tan bien hecha como la de 1978, también seremos capaces de ponerla al día. No hay que olvidar que la Carta Magna es sólo un texto, y que lo importante es aplicar estrictamente los excelentes principios que lo inspiran. El problema, pues, reside en su aplicación, en la ejecución material de esa letra impresa.
Un juez carente de independencia no puede ser justo
Dentro de lo que es el Consejo General del Poder Judicial, sería positivo que se acabara con la excesiva politización de los nombramientos de sus miembros. Todo hombre con un cargo público tiene algo de político y, como tal, un pensamiento que se enmarca dentro de una ideología determinada; esto es inevitable y en el fondo está bien que así sea. Pero si se pertenece a un órgano de tal relevancia, no estaría de más poseer un cierto toque progresista y procurar actuar de manera autónoma sin seguir las directrices que marque este o el otro partido político. Esto no es fácil, porque actualmente los nombramientos del Consejo son decididos por el partido que está en el poder, lo cual exige una correspondencia ideológica por parte de la persona elegida. Un juez que no es independiente nunca puede ser justo. Por lo tanto, podemos pensar que el Consejo General del Poder Judicial no es justo, dado que el interés partidista prima en él, más aún en un país bipartidista como es el nuestro.
Leyes que delimiten el marco de actuación de los jueces
La pregunta que constantemente me hago es quién es el legislador y dónde se le encuentra. Padecemos leyes que en realidad no resultan útiles. Pienso por ejemplo y muy especialmente en lo relacionado con en el ámbito penal. El amplísimo margen de poder que maneja un juez para decidir en el caso de encontrarse frente a dos delitos idénticos es desmedido y en absoluto positivo para la Justicia. Uno no concibe cómo puede existir tanta desigualdad en la aplicación de una ley. Debieran por tanto crearse normas más taxativas que delimitasen el marco de actuación de los jueces. Después de la vida, la libertad es el don más preciado que una persona posee, y esa libertad, en nuestra sociedad actual, se encuentra en manos de unas personas consideradas dignas de aplicar la ley vigente, de ahí la importancia del rigor en la actuación tanto de jueces como de legisladores.
El Derecho debería concretarse en un sistema coherente al que el jurista esté estrictamente sujeto
Una de las dificultades que plantea el Derecho interpretativo es su versatilidad, la posibilidad de que cada interpretación permita llegar a una sentencia por diversos caminos. Para dictar un fallo afortunado, en principio el mejor posible, un juez ha de barajar al menos dos valores o derechos individuales que suelen estar contrapuestos y que le obligan a decidirse por uno u otro. En mi opinión, el Derecho habría de ser definido o concretado dentro de un sistema coherente al que el jurista se sepa irremediablemente sujeto.
Honradez y profesionalidad al mismo nivel
No cabe duda de que la honradez es un valor fundamental dentro del ámbito judicial, pero a la misma altura yo colocaría la profesionalidad. Después de 23 años de experiencia personal en la Administración de Justicia, no me parece exagerado afirmar que en España hay una carencia importante de profesionales. La Justicia es el espejo en que se refleja la sociedad, y ésta no puede funcionar bien si aquélla no lo hace primero. Juzgar siempre es una tarea delicada y difícil de realizar con fortuna. Pero en cuanto a rapidez y modernización se refiere, son muchos los pasos que pueden y deben darse cuanto antes. La Justicia hay que reformarla en profundidad si queremos vivir en una sociedad justa.
No todos somos iguales ante la ley
Desde que uno nace se halla, por decirlo así, inmerso en el mundo jurídico que el hombre ha creado. Sin embargo, y por muy heterodoxo que esto suene, no todos somos iguales ante la ley. Sin ir más lejos, en el ámbito social, lo relacionado con la violencia de género es en extremo interesante. En un caso de conflicto entre hombre y mujer, ésta se puede comunicar con el hombre pero el hombre no con la mujer, pues de hacerlo vulneraría la medida de protección que se lo impide. La Constitución recoge la igualdad entre el hombre y la mujer y entre todos los hombres sin distinción de credo o raza, y yo creo completamente en ello, pero lo cierto es que se legisla sin tener en cuenta esa presunta igualdad. Hoy en día el legislador sigue haciendo distinciones. Conviene, pues, tener una visión panorámica del Derecho, aprender del pasado así como del presente con la vista siempre puesta en el futuro.
Desarrollar las autonomías equivale a desarrollar el país
El Estado de las Autonomías ha supuesto un enorme avance para España, ha demostrado ser una grandísima idea. Al haber aproximado la Administración al ciudadano y al haber igualado poco a poco las distintas comunidades del territorio español, ha contribuido, en resumen, al desarrollo global del país. Sin embargo, en términos generales, no me atrevería a afirmar que la mejora haya sido total y uniforme. Es evidente que algunas regiones se han beneficiado mucho más que otras. El efecto del proceso de descentralización, por el momento, se encuentra todavía en algunas autonomías a años luz del que se pretendía conseguir en un principio.
Extremadura se modernizará aún más en los próximos años
La comunidad autónoma extremeña es una de las regiones menos conocidas del territorio español; no obstante, cuenta con dos de las provincias más extensas del mismo y, a pasos agigantados, va construyéndose un futuro prometedor. Extremadura ha dado un gran cambio en los últimos 25 años. Se han mejorado las comunicaciones y ha aumentado el número de empresas, lo que ha permitido perfeccionar el sector servicios. Cuando se es una comunidad poco desarrollada, sólo hay dos caminos a seguir: evolucionar o desaparecer, y Extremadura está destinada a mejorar todavía más en los próximos años.
Dos grandes personalidades de la región
Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha sido un presidente fundamental para la comunidad extremeña. Pertenece a una extirpe casi extinta de políticos de altura con un gran poder de seducción y una fuerte y loable voluntad de comunicación con las gentes del pueblo llano. Su labor en Extremadura ha sido decisiva para el desarrollo de la región. Por su parte, el actual presidente la Junta, Guillermo Fernández Vara, está apostando por el diálogo como una necesidad para lograr un cierto grado de consenso y, en estos momentos de incertidumbre, está potenciando el sistema financiero, lo que demuestra una clara visión de futuro.
Doña Sofía ha sido tan importante como don Juan Carlos
Don Juan Carlos accedió al trono en un país con una sólida tradición republicana. A pesar de ello, supo ganarse al pueblo con su buen hacer y su carácter personal. Ha sido una figura importante en nuestro país, pero no lo ha sido menos la reina doña Sofía, una mujer excepcional que ha realizado una gran labor en la sombra. Creo que la monarquía, una vez que el rey don Juan Carlos abdique en su hijo, se convertirá en un hecho incierto. Don Felipe es todavía una incógnita. Nadie discute que su actuación pueda ser tan buena o mejor que la de su padre, pero, independientemente de que así sea, la monarquía es una institución anacrónica que tiende a desaparecer.