TH, 2n VOLUM. Rey y alcaldes

SRA. ANNA PAGANS GRUARTMONER Alcaldesa de Girona desde 2002.

Text del 14/07/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Girona

Girona es un ejemplo excelente de los magníficos resultados que se obtienen cuando se persevera en un proyecto urbanístico que es ampliamente compartido por la ciudadanía. Desde la instauración de la democracia, un mismo equipo de gobierno municipal ha gozado de suficiente confianza popular para llevar a buen término un proyecto ambicioso de transformación de la ciudad cuyos frutos han sido hasta hoy plenamente satisfactorios. El reciente relevo en la Alcaldía no parece que vaya a rectificar ese plan de trabajo, sino más bien a consolidarlo.

Llegué a la política municipal de la mano de Joaquim Nadal

En mi ingreso en la política activa jugó un papel fundamental mi antecesor en el cargo y actual conseller de la Generalitat Joaquim Nadal, una persona muy querida y respetada en esta ciudad. Era profesora de historia en un instituto local y en el año 1991 él me propuso formar parte de su equipo de gobierno ofreciéndome la regiduría de educación. A partir de entonces me fui implicando cada vez más en el proyecto municipal hasta ocupar el cargo de teniente de alcalde. Lo cierto es que nunca me había planteado ser alcaldesa de Girona, es algo que sucedió a raíz de los muchos años de colaboración mutua y de implicación personal con el proyecto de ciudad que él inició. Tampoco fue una decisión fácil ni rápida, sino largamente meditada. Por eso mismo el traspaso de poderes no fue algo precipitado, sino que se hizo con tiempo, cumpliendo todos los requisitos precisos hasta que accedí a la Alcaldía en 2002. Luego, por supuesto, ha sido personalmente reconfortante que este cargo, al cual llegué de forma accidental, se haya confirmado en las urnas tras las elecciones municipales de 2003.

La duración de los mandatos municipales no debería limitarse

De cara a este mandato y a los próximos, si las urnas nos refrendan, estamos planteando propuestas en colaboración con el actual equipo de gobierno municipal, continuistas con la línea trazada por el anterior alcalde y en parte innovadoras. No hemos querido fijarnos unos límites temporales precisos para alcanzar objetivos concretos porque, especialmente en política municipal, creemos que para el desarrollo de un proyecto determinado de ciudad se requiere paciencia, constancia infinita y plena confianza en las propias capacidades para transmitir ilusión en la ciudadanía por los planes que se emprendan. En Girona hemos tenido un ejemplo muy claro de  todo ello en la persona de Joaquim Nadal, que ha sido alcalde de la ciudad desde las primeras elecciones democráticas en 1979 y ha ocupado el cargo a lo largo de 22 años, durante los cuales, la ciudad ha experimentado una profunda transformación urbana. No soy partidaria de la tendencia actual a limitar de antemano la duración de los mandatos políticos. Pienso más bien que para llevar a cabo un proyecto de ciudad se necesita una larga evolución temporal, en cuyos resultados se pueden observar sin duda defectos subsanables pero también virtudes evidentes que se pueden mostrar como prueba.

Girona ha recuperado su casco histórico

El mejor exponente del acierto de esta opción de perseverancia en un proyecto ha sido la recuperación global del casco histórico de la ciudad. En 1982 se aprobó el Plan especial de ordenación del casco histórico que estaba en muy mal estado y cuyos frutos, con el paso de los años, todos los ciudadanos pueden apreciar. Nuestro proyecto contó con la ventaja de que era compartido por la ciudadanía, que nos fue renovando la confianza elección tras elección. El Ayuntamiento lideró inicialmente la recuperación del patrimonio histórico, se enterró el tendido eléctrico, construyó nuevas cloacas —las que existían aún eran de la época medieval—, implicó a otras instituciones públicas y eso acabó por involucrar al sector privado y, muy especialmente, al comercio. Se rehabilitaron numerosas viviendas privadas, se instalaron nuevos comercios, también hoteles y restaurantes, y al final conseguimos que el casco antiguo sea un lugar vivo y no un mero paisaje de cartón piedra. Hoy la gente vive y trabaja en él, se ha transformado de manera muy satisfactoria, y además se ha convertido en un reclamo turístico importante para la ciudad que ahora debemos procurar promocionar, puesto que ni siquiera en Cataluña es lo suficientemente conocido y visitado.

Oferta turística en aumento

En recompensa a esta labor continuada de recuperación del patrimonio histórico, el sector turístico no ha parado de incrementarse en los últimos años. El prestigio del call o barrio judío de la ciudad atrae multitud de visitantes y aún puede arrojar mayores beneficios turísticos si se promociona más y mejor a nivel nacional e internacional. Otra actividad turística cada vez más conocida es Girona, temps de flors que está a punto de cumplir su cincuentenario. Desde el año 1991, la exposición de flores se celebra a modo de recorrido por diversos lugares del casco antiguo y la participación de los ciudadanos en el evento es masiva. En otro orden de cosas, procuramos promocionar también otros tipos de turismo como puede ser el de congresos y convenciones. Disponemos de un Palacio Ferial y a su lado estamos construyendo un nuevo Auditorio-Palacio de Congresos, cada vez más necesario dadas las numerosas solicitudes que recibimos al respecto. Con estos equipamientos y los nuevos hoteles que se planean edificar en la ciudad, confiamos en que el sector turístico local adquiera renovada potencia.

El patrimonio natural es tanto o más importante que el patrimonio artístico

Nuestro proyecto de ciudad no sólo incluye la recuperación del patrimonio histórico. Tanto o más laboriosa ha sido la recuperación del patrimonio natural de Girona. La ciudad es de tamaño medio, con 85.000 habitantes y un término municipal de reducida extensión, pero contamos con riquezas naturales que debemos preservar. El casco urbano se ve surcado por varios ríos: el Ter, el Onyar, el Güell y el Galligants, y durante mucho tiempo sus riberas y sus aguas se usaron como vertederos. En 1985 Girona fue pionera en la rehabilitación de cursos fluviales, concretamente con la depuración de aguas y ordenación de las riberas del río Onyar a su paso por la ciudad. En su día esta actuación recibió muchas críticas, pero hoy queda avalada por el retorno paulatino de la fauna. En este mismo sentido trabajamos ahora en la construcción de un gran parque urbano a orillas del Ter y así mismo, en colaboración con la Fundación Territorio y Paisaje, en la recuperación y protección ecológica de su isla fluvial. Además, Girona tiene la inmensa suerte de poseer un auténtico bosque urbano, la Devesa, que desde siempre ha constituido nuestro pulmón verde, un tesoro inigualable que hay que gestionar y conservar con sumo cuidado.

Infraestructuras viarias buenas, pero insuficientes

Un auténtico caballo de batalla del Ayuntamiento de Girona es el tema de las infraestructuras y, en especial, el sempiterno problema cotidiano del acceso a la ciudad en coche. Hoy en día, por la gran movilidad laboral y residencial, es un instrumento muy utilizado para trasladarse a cualquier punto del área urbana. Girona es una ciudad con una área metropolitana muy poblada, con una orografía abrupta y con un centro histórico medieval extenso y muy complicado para el tráfico. Así pues, es un tema de difícil solución. Por lo que se refiere al transporte público, avanzamos lentamente con el objetivo de constituir un ente metropolitano que impulse un nuevo modelo de movilidad. En los últimos años hemos conseguido arreglar bastante los antaño caóticos accesos a la ciudad. Hemos prolongado avenidas y mejorado los accesos a la autopista, pero se echa en falta el desdoblamiento de la nacional, cada vez más prioritario y sin embargo sigue retrasándose. Otra cuestión es la del tren. Ahora estamos ante el reto ilusionante de la llegada del AVE, que transformará la conexión con la ciudad y permitirá eliminar el viaducto. No obstante, creemos que la línea convencional del tren de cercanías no debe caer en el olvido y conviene potenciarla, convertirla en un instrumento útil que descongestione el tráfico rodado a diferencia de lo que ocurre actualmente, que los horarios de los trenes y las frecuencias de paso no pueden competir con el traslado en coche. Por otro lado, una infraestructura cuyo uso va en aumento es el aeropuerto de Girona. En los últimos tiempos su número de pasajeros crece a buen ritmo y convendrá que la entidad estatal que lo gestiona destine mayores recursos a su desarrollo. En resumen, pues, la situación viaria de la ciudad es correcta, pero insuficiente para cubrir sus necesidades cotidianas y evitar atascos. Lo cierto es que, como demuestran todos los estudios al respecto, las instituciones responsables del tema han invertido poco en Girona pese a ser un área económica y residencial de fuerte desarrollo. En el futuro la solución puede proceder del establecimiento, en la nuestra y en otras ciudades españolas de tamaño similar, de entes metropolitanos del transporte y de que se produzcan acuerdos favorables entre ayuntamientos, comunidades autónomas y compañías concesionarias. Parece que nos encaminamos cada vez más hacia ese desenlace.

Los ayuntamientos como focos de educación ciudadana

Desde los ayuntamientos españoles en general, o al menos en particular desde el que presido, se ha dado mucha importancia a la labor formativa que se puede ejercer sobre la ciudadanía para transmitir toda una serie de valores democráticos. Educar a la gente no es cuestión exclusiva de la escuela; si queremos una ciudad cohesionada a todos los niveles, si procuramos que el ciudadano se implique en los diversos proyectos y desarrolle autoestima por su localidad, se debe ejercer cierta labor docente desde el consistorio. Por eso hemos creado el programa “Girona, ciudad educadora”, para que los ciudadanos mejoren su formación personal y se sientan partícipes de la transformación de la ciudad. Luego, por descontado, también disponemos de escuela taller y de programas de formación ocupacional que ahora, ante el creciente fenómeno de la deslocalización industrial que vive esta zona, hemos ampliado en colaboración con las asociaciones empresariales y otros ayuntamientos para combatir la pérdida de empleo. Se ha establecido así un programa llamado “dispositivo de inserción económica” para ayudar a las personas afectadas, desde el ámbito formativo y de orientación en la búsqueda de empleo, incentivando así mismo a las empresas que deseen asentarse en nuestra ciudad.

Amplia oferta docente pública y privada

La oferta educativa no es competencia exclusiva del Ayuntamiento, ni considero apropiado que los poderes locales deban asumir por sí solos esa prerrogativa. Girona cuenta con excelentes centros educativos públicos y privados que dan cobertura a las necesidades de su población y de su entorno en todos los niveles formativos. El máximo exponente de todo ello es su moderna Universidad, que acoge unos 12.000 estudiantes y es uno de los estamentos que aporta mayor dinamismo a la ciudad.

Construcción de viviendas de protección oficial

Esta presencia en la ciudad de estudiantes jóvenes repercute en el considerable aumento de los precios en el mercado inmobiliario local. En estos últimos años, el Ayuntamiento de Girona ha emprendido una política creciente de construcción de viviendas de protección oficial en régimen de compra o alquiler para gente joven, así como viviendas tuteladas para gente mayor. Durante este mandato calculamos que se edificarán unas 600. Quizás no es mucha cantidad a tenor del ritmo actual de demanda, pero hasta la fecha tampoco había una demanda considerable en este sector que nos hiciera prever la existencia de un problema urgente al respecto como ahora, en cambio, se aprecia. En próximos mandatos iremos incrementando la oferta en este sentido.

El Rey jugó un papel determinante durante la Transición

Los españoles tenemos una historia convulsa que es la que es y haríamos bien en asumirla para pasar página y seguir adelante. En el momento de la muerte de Franco, estábamos por un lado preocupados ante el cariz de los acontecimientos y por otro entusiasmados ante la libertad que se avecinaba. Republicanos y no republicanos, estábamos todos convencidos de que la Transición constituiría un proceso sumamente complicado, durante el cual la figura del Rey pasaba a un primer plano y tendría un alcance que seguramente aún hoy no conocemos en su totalidad. Su papel en la trama política de la época tuvo aspectos positivos. El resultado final fue la monarquía parlamentaria y sin duda moderna que hoy poseemos, aceptada mayoritariamente, si bien es cierto que tuvo su origen en una imposición de la dictadura. No cabe duda de que el Rey supo amoldarse a un nuevo marco político y adoptar un papel decisivo que le ha granjeado el respeto colectivo a nivel nacional e internacional, evitando una ruptura completa con el pasado que muchos defendían durante la Transición, pero de incierto resultado. Quien más y quien menos, algunos con más devoción hacia su persona que otros, todos nos hemos acabado amoldando también a la situación y a la estructura gubernamental surgida de aquellos años. Hoy podemos escoger democráticamente nuestro gobierno estatal, autonómico y municipal, y qué duda cabe de que eso está muy bien.

Escasa relación entre el Príncipe de Girona y la ciudad

La Familia Real no suele prodigarse en visitas a Girona. Cuando don Felipe vino a tomar posesión del título dinástico de Príncipe de Girona, el 21 de abril de 1990, yo aún no formaba parte del Ayuntamiento. Desde entonces no ha vuelto más pero, por supuesto, está invitado a visitarnos de nuevo cuando quiera. Me consta que tiene intención de hacerlo oficialmente, pues así me lo comentó el día de su boda, a la que acudí como alcaldesa de la ciudad junto con los ediles representantes del resto de lugares de los que ostenta títulos dinásticos. Será bien recibido en Girona, tanto él como cualquier otro miembro de la Casa Real.