Beatriz de Moura
Beatriz de Moura
TH, 1r VOLUM. La transición política española

BEATRIZ DE MOURA, Editora

Text del 18/11/2002,
Fotografía: Àngel Font

En 1969 Beatriz de Moura fundó Tusquets Editores, de la que es directora literaria.
Con su labor editorial ha contribuido notablemente a realzar el nivel cultural de nuestro país.
Por su condición cosmopolita su análisis de la evolución histórica de Cataluña y España presenta como valor añadido una considerable objetividad y un gran rigor a la hora de señalar algunos aspectos del proceso de transición.

En 1969 Beatriz de Moura fundó Tusquets Editores, de la que es directora literaria. Con su labor editorial ha contribuido notablemente a realzar el nivel cultural de nuestro país. Por su condición cosmopolita su análisis de la evolución histórica de Cataluña y España presenta como valor añadido una considerable objetividad y un gran rigor a la hora de señalar algunos aspectos del proceso de transición.

En 1969 Beatriz de Moura fundó Tusquets Editores, de la que es directora literaria.

Con su labor editorial ha contribuido notablemente a realzar el nivel cultural de nuestro país.

Por su condición cosmopolita su análisis de la evolución histórica de Cataluña y España presenta como valor añadido una considerable objetividad y un gran rigor a la hora de señalar algunos aspectos del proceso de transición.

En Ginebra conocí a mucha gente antifranquista

Soy una catalana de adopción, pues nací en Brasil y llegué a Cataluña a los diecisiete años de edad. Mi padre fue cónsul general del Brasil en Barcelona (1956-1962), y toda la familia nos trasladamos con él a la Ciudad Condal, porque la vida de los diplomáticos es como la de los nómadas. Para entonces ya había terminado el bachillerato, que cursé en diversos liceos franceses, un poco en todas partes. Quería ir a la universidad, pero la situación por la que estaba atravesando España, a mi padre y a mí no nos parecía la más adecuada, así que realicé mi carrera universitaria en Ginebra, pensando en labrarme un futuro profesional en la escuela de intérpretes. Esos objetivos acabaron truncándose por una serie de problemas familiares muy graves, aunque terminé mis estudios en Historia y Ciencias Sociales. En Ginebra conocí a mucha gente antifranquista, que se movía en el entorno del PCE, que era el que entonces más funcionaba en la clandestinidad. Colaboraba con ellos merced a mi pasaporte diplomático, que me permitía pasar la frontera española sin problemas, si bien era más una simpatizante que una militante del partido. El hecho es que a mi padre, que era una persona muy ilustrada, pero también muy rígida y conservadora, no le hizo ninguna gracia mi círculo de amistades, así que me lanzó un ultimátum, que no acepté, y me echó de casa.

Me instalé definitivamente en Barcelona y fundé mi propia empresa

Para entonces yo ya tenía amigos y compañeros en Barcelona, veía posibilidades de ganarme la vida y decidí instalarme definitivamente en la ciudad. Empecé a trabajar en el mundo editorial, simultaneando colaboraciones con la Editorial Gili y la Editorial Salvat, hasta que en 1964 Esther Tusquets, para quien ya había hecho algunas traducciones de libros infantiles, me ofreció incorporarme a la Editorial Lumen que acababa de fundar. Fue una etapa muy interesante e instructiva. Mi colaboración con Esther fue muy intensa, y acabé casándome con su hermano, el arquitecto Óscar Tusquets, y junto a éste fundé mi propia empresa editorial, Tusquets Editores, que hoy co-dirijo con Antonio López Lamadrid.

En España, y últimamente también en Europa, se lee poco

Tradicionalmente se tiene la impresión de que en España se lee poco. A este respecto, las encuestas señalan que el porcentaje de habitantes que no lee ningún libro al año se ha incrementado en España, al igual que en el resto de Europa. Sin embargo, la proporción del aumento en España es menor que en otros países europeos habitualmente lectores, como Francia y Alemania. Se trata de un fenómeno extraño que se observa desde hace algún tiempo en el conjunto del continente. El porcentaje global es muy elevado, aproximadamente el 45% de los europeos no lee ni un libro al año, y la mayor parte del 55% restante sólo lee una obra, o quizá dos, posiblemente algún premio literario importante, es decir, que el público lector, aquel que acude regularmente a la librería, que es adicto a la lectura, es muy reducido. Nunca ha existido la costumbre de leer en este país, seguramente por cuestiones políticas y sociales, más que estrictamente culturales.

La edición en lengua catalana ha aumentado considerablemente

El gobierno autonómico catalán ha hecho una labor considerable de promoción cultural en todos los ámbitos, y ha velado por el sector editorial, sobre todo por la edición en lengua catalana, que prácticamente no existía antes de la restauración de la Generalitat. Anteriormente la única editorial especializada en catalán era Edicions 62, que fue una iniciativa financiada por Banca Catalana y en la que Pujol tuvo mucho que ver, como también en la publicación de la Enciclopèdia Catalana. Desde la transición hasta ahora las editoriales en lengua catalana han proliferado muchísimo, generando una industria editorial equiparable a la castellana con libros muy bien hechos y con traducciones de gran valor cultural. Lo que sucede es que, naturalmente, su sector es mucho más restringido por una cuestión territorial y lingüística.

El hecho de que sea castellanoparlante determina que hasta el año pasado, en mi editorial no empezásemos a publicar libros en lengua catalana. No obstante, considero que se deben traducir al catalán aquellas obras que ­sean loables, y eso es lo que hacemos, sin ánimo de competir con la industria editorial catalana, que ya está muy bien consolidada. Además, resultaría un poco prepotente por nuestra parte ambicionar ese mercado.

Barcelona sigue siendo la capital editorial de España

En los últimos años se discute la preponderancia de Barcelona en el mundo editorial español, y vemos aparecer nuevas editoriales en Galicia, País Vas­co, Valencia, en un intento de descentralización de la industria. No obstante, mi impresión es que Barcelona continúa siendo el gran centro editor en lengua castellana y catalana, por una cuestión de tradición y de impulso cultural que no se da en otros lugares del país.

Las editoriales hispanoamericanas están en declive

Hasta la transición y durante algún tiempo más, las editoriales argentinas y mejicanas eran las que publicaban todos los libros prohibidos en España. En esa época las empresas hispanoamericanas eran muy importantes. Proveían al mercado lector español de todo aquello que no se podía publicar aquí, y daban salida a las obras de escritores españoles alternativos que no pasaban la criba de la censura. Las cosas fueron cambiando poco a poco por cuestiones más bien políticas y, sobre todo, económicas. El hecho es que hoy día la industria editorial hispanoamericana prácticamente ha desaparecido, ese mercado se cubre desde España. Casi todas las editoriales en lengua castellana del país mantienen contactos comerciales con Hispanoamérica y realizan sus tiradas pensando también en ese mercado potencial. Nosotros mismos, que somos una empresa más bien pequeña, tenemos filiales en México y Argentina que producen y distribuyen nuestro catálogo editorial allá. También tenemos por toda Hispanoamérica distintas distribuidoras de nuestro fondo.

Hoy está cambiando la función tradicional del editor

La profesión de editor es vocacional, requiere una entrega absoluta al mundo cultural, contar con un buen equipo de colaboradores y, sobre todo, ojo clínico para discernir la calidad literaria, que es una pieza fundamental del éxito empresarial en este sector. Además, junto a la vocación existe tradicionalmente una intención cultural intrínseca en el papel del editor. Éste debe ser ante todo un buen lector, es decir, tener criterio y saberlo aplicar a la hora de elegir qué línea editorial se va a seguir. Puesto que es personal, ese criterio es tan arbitrario como cualquier otro, y por eso las editoriales son tan distintas, presentan a lo largo del tiempo enfoques que las distinguen entre sí, basados en los gustos personales del editor que, en último término, es quien imprime la pauta de actuación cultural, que acabará generando fidelidad o antipatía entre el público lector.

Hoy día el proceso de concentración editorial está cambiando esta función tradicional de la profesión. Desde hace tiempo se están creando grandes con­centraciones en el sector basándose en fusiones y compras de pequeñas editoriales, lo que repercute directamente en la función cultural de nuestra industria. En estos momentos ya no se mima como antes al autor y al lector, sino que se impone el aspecto de la rentabilidad económica.

El mercado está inundado de novedades editoriales

Esto ha dado pie, a partir de los años 90, a la aparición de un número exorbitante de novedades que resulta excesivo para el mercado librero y para los lectores, que no responden a tanta oferta. En este campo la competencia empresarial ha sido tan desquiciada que somos la única industria en el mundo que produce su propia inflación.

Por fortuna los dos grandes grupos editoriales con sede en Barcelona, Planeta y Bertelsmann, han acabado por reducir producción, porque los libreros ya no pueden absorber el volumen de novedades que reciben cada quincena. Si nos comparamos con estas grandes concentraciones editoriales, nuestra editorial siempre ha publicado pocos libros. No editamos más de sesenta y cinco novedades al año, y todavía pienso que es demasiado.

En la época franquista los editores íbamos con pies de plomo antes de dar el visto bueno a una publicación

Durante el franquismo las editoriales padecimos las restricciones impuestas por la censura de la época y, lo que es peor, por la autocensura que nos vimos obligados a aplicar. La Ley Fraga1 vigente entonces pretendía responsabilizar a la editorial de sus iniciativas más allá de tener que pasar por la censura del ministerio de Información y Turismo. Si hacías un libro, para lo cual empeñabas por tu cuenta y riesgo una inversión económica, y éste no pasaba la censura previa a su distribución (podían denunciarte y secuestrar la edición) tú perdías el dinero invertido y no cabía la posibilidad de demandar al Esta­do, así que íbamos con pies de plomo antes de dar el visto bueno a la publicación de una obra interesante que fuera contraria a la ideología del régimen.

El fin de la censura se notó inmediatamente

A partir de la transición cambió el panorama editorial: la llegada de la democracia y de la libertad de expresión supuso un alivio para el sector y la

explosión de una serie de proyectos largamente postergados, así como el impulso renovado de otros ya existentes, pero hasta entonces retraídos. Por ejemplo, nosotros habíamos iniciado una colección de clásicos del anarquismo que se llamaba Acrácea, eran libros de Proudhon y Bakunin2 que el ministerio exigía que fuesen caros, para que no llegasen a mucha gente, y con la transición pudimos bajar precios y añadir todo el pensamiento libertario que en Cataluña contaba con una tradición larguísima antes, durante y después de la guerra civil. También emprendimos con notable éxito una colección de novela erótica, La Sonrisa Vertical, que es la única que queda en Europa en estos momentos. El fin de la censura se notó inmediatamente: Franco murió en noviembre de 1975, y a principios de 1976 ya emprendimos abiertamente los proyectos comentados.

Parece que todavía hay cierta autocensura a la hora de abordar algunos temas

En la actualidad parece aplicarse de nuevo una autocensura sobre ciertos asuntos considerados políticamente incorrectos. En nuestro catálogo figuran algunos. Depende mucho del autor y de la obra, pero yo no tengo ningún problema en abordar temas conflictivos. Creo, por ejemplo, que es importante conocer los proyectos políticos, como el de Maragall sobre la reforma de la Constitución, siempre que sean consistentes, que analicen los pros y los contras, y no se reduzcan a un simple folletón propagandístico.

La transición se construyó sobre un pacto de silencio

Sobre la transición aún quedan muchas cosas por decir, porque se construyó sobre un pacto de silencio. En aquellos momentos los viejos resentimientos tuvieron que ser ahogados para que el cambio de rumbo político funcionase, lo cual no deja de ser loable por parte de los políticos, puesto que la gente ya estaba de acuerdo en la necesidad de un cambio. Los políticos de entonces estaban históricamente implicados en muchas confrontaciones, pero las dejaron atrás, tuvieron que tragarse muchos sapos y culebras, y es lógico que, con el paso del tiempo, las viejas heridas vuelvan a abrirse cuando no les resulta ya necesario reprimir sus planteamientos ideológicos.

Me gustaría publicar algunas biografías políticas

Por ejemplo, en el caso de Adolfo Suárez creo que sabe mucho más de lo que ha explicado sobre el proceso. Es un personaje silencioso, abandonó el primer plano político en un momento crucial, sin que se sepa muy bien por qué; no me creo las razones que esgrimió. En este sentido me gustaría publicar una buena biografía de Suárez restringida a la época de la transición, escrita por una persona imparcial, que exponga los hechos con referencias y datos precisos, al modo de las biografías políticas anglosajonas. Memorias no, porque ­memorias de políticos ya se han publicado muchas, y en ellas siempre salen maravillosos, pretenden hacernos creer que han pasado por el ejercicio del poder sin mancharse las manos, libres de toda culpa. Al final, utilizan las memorias para ocultar la verdad. También me gustaría encontrar una biografía del Rey centrada en su adolescencia, a partir del momento en que Don Juan llega a un acuerdo con Franco para que regrese a España3, porque seguro que fue una adolescencia muy difícil y muy dura. Por supuesto, también sería interesante una biografía seria de Jordi Pujol, que no existe, pero que no fuese hagiográfica4 o elogiosa.

De todos modos, tengo la impresión de que desgraciadamente la política es un tema editorial que no interesa nada, lo cual es señal de que la democracia aún no ha calado hondo entre la gente. El individuo no ha comprendido bien la responsabilidad de sus decisiones políticas, el compromiso y el alcance real de su voto a la hora de escoger su representante en el gobierno.

Se habla mucho de la violencia en el País Vasco y muy poco de su provecho electoral

Siempre me ha parecido admirable que desde la transición, desde el primer referéndum, el pueblo español haya sido tan prudente y tan sabio. ¿De dónde aprendió todo esto? Históricamente hablando, llevamos muy poco tiempo de democracia, y, sin embargo, los resultados de las diversas elecciones demuestran una madurez política por su parte difícil de imaginar anteriormente. Es una sabiduría nacida de la voluntad de cambio, de consolidar la democracia en España, pero también en algunos casos de la desconfianza a lo que pueda pasar, como ocurre en el País Vasco, donde se impone el miedo y, por lo tanto, no se produce una votación enteramente libre. Esa amenaza presente en el País Vasco se rentabiliza políticamente por parte de los partidos democráticos. Esta actitud inmoral procede, creo, de considerar que la gente no piensa y que son los partidos políticos quienes deben decidir por ellos, pero si los políticos han llegado hasta allí, es porque la sociedad ha reflexionado y los ha votado. Los políticos se lanzan a una propaganda feroz, pero las personas no deciden su voto en función de esa publicidad, porque en el País Vasco es la intimidación la que juega un papel importante en la población a la hora de elegir políticamente.

En los medios de comunicación se está haciendo uso y abuso del tema de la violencia. Creo que todos los problemas tienen muchas caras y muchos matices. Es muy difícil decidir sobre un asunto sin tomar en cuenta el otro lado, por eso se tiene que hablar de la cuestión con mucho cuidado y no catalizar la violencia en función de los partidos políticos, sino en función de la noticia. Ésta se puede ofrecer en portada si hace falta, o en tercera o cuarta página si se cree más conveniente, porque ésa es la obligación del periodista. Lo que pasa es que en los distintos medios de comunicación esa misma información se vierte desde determinadas ideologías que responden a unos intereses concretos, y esto sí que me parece mal.

En el año 1977 se produjo en Barcelona una eclosión reivindicativa

Tengo un recuerdo maravilloso de 1977 en Barcelona, porque ese año se produjo algo así como una explosión reivindicativa por parte de los colectivos sociales que habían funcionado de manera soterrada durante el franquismo, y que de pronto salían a la luz, como con ganas de recuperar el tiempo perdido, así que Barcelona en esa época fue una especie de fiesta reivindicativa continua. Los movimientos de todo tipo, libertarios, gays, feministas, ecologistas, etc., se lanzaron a tomar la calle, los teatros, las asambleas ciudadanas, a organizar fiestas como la de junio en el Parque Güell. Finalmente aquello se encauzó políticamente porque se empezaba a estudiar y redactar la Constitución y un nuevo marco legal en donde la expresión de estas inquietudes ciudadanas quedaban reflejadas. Es verdad que un país no puede funcionar como esos primeros meses de 1977. Todo era muy bonito, pero también inviable para dirigir y administrar una sociedad. El año 1978 ya fue, en este sentido, más serio, pausado y político. Era algo absolutamente necesario pero, por supuesto, no resultó tan divertido.

El doble juego de Jordi Pujol ha resultado beneficioso para todos

Estoy segura de que Jordi Pujol es un hombre de Estado, y éste es un hecho que apenas se puede discutir. Personalmente puedo estar o no de acuerdo con él, pero es un personaje ilustrado, culto, y un antifranquista declarado, motivo por el cual estuvo dos años en la cárcel. Siempre ha sido coherente con sus ideas, y si la gente se sorprende de algunas declaraciones suyas, es porque seguramente no le conocen bien. Fruto precisamente de esa coherencia del President es la habilidad extraordinaria que ha demostrado tener a la hora de hacer ese doble juego: contribuir a la gobernabilidad del Estado español, y a la vez, hacer realidad un modelo de autogobierno en Cataluña, basado en unas ideas fuertemente nacionalistas.

Ha sabido promocionar el hecho diferencial catalán

Con semejante bagaje ideológico y político hacerse querer y respetar en Cataluña y en España no es nada fácil. Lo que ocurre es que los catalanes son seis millones, pero tres de ellos proceden de la inmigración, y prácticamente todos son castellanoparlantes. Ésta es una realidad que Pujol ha tenido muy en cuenta a lo largo de estos años de gobierno y con la que ha ­tenido que apechugar, quizá por ello no ha optado por posturas políticas rupturistas frente al Estado español. Sin embargo, ha sabido aprovechar sus viajes al extranjero para promocionar comercial y políticamente el hecho diferencial catalán, lo cual es una muestra más de su coherencia, pues ha dejado encaminada una política comercial de Cataluña que cuenta con una larga tradición histórica.

Felipe González fue un político determinante para la consolidación de la transición

Creo que Felipe González no debería haberse presentado a las elecciones de 1993, y eso le habría garantizado un futuro político importante, o por lo menos su figura no se hubiera visto difuminada como ahora. Él también fue un hombre de Estado, un político determinante para el triunfo de la transición, aunque entonces nadie se lo reconoció. El PSOE era un partido histórico que no había tenido la fuerza y la influencia que gozaba durante el antifranquismo y la clandestinidad el Partido Comunista, que absorbió injustamente muchas de sus iniciativas y participaciones. En un contexto dictatorial como el de entonces, los movimientos radicales tenían más fuerza que los socialistas, que eran más hombres de política democrática como luego quedó demostrado.

Es indiscutible su talento político, pero también ha contribuido al descrédito de la clase política

La época de gobierno socialista sirvió para dejar patente el talento político de Felipe González, que había estado ensombrecido por otras figuras eminentes durante la transición, y su clase como hombre de Estado, aunque es evidente que cometió errores. Creo que el mayor de esos errores fue precisamente postergar la renovación de su partido en las elecciones de 1993, fue un error histórico que hizo que este país cambiara radicalmente. Desde entonces todos cogimos una tirria a la clase política de la que aún no nos hemos recuperado, y ese desprestigio general se puede achacar a su decisión de mantenerse en el poder a toda costa. De esto también es responsable el PP, porque la difamación sistemática a la que sometió al PSOE, y concretamente a Felipe González, fue de una crueldad excesiva, y muy poco democrática.

La globalización económica es un proceso que no tiene vuelta atrás

Soplan nuevos vientos en el rumbo de la política en el ámbito mundial, ahora parece que la economía ha tomado el timón de la situación, y se ha convertido en el motor de los cambios políticos. A este respecto no soy nada nostálgica. Creo que volver atrás siempre es malo y debemos afrontar este hecho y adaptarnos a él, pero no de una forma utópica, sino entendiendo bien lo que está pasando y cómo podemos continuar, encontrando el camino para seguir avanzando.

Las protestas son positivas, sirven como señal de que hay algo en el proceso que no funciona, pero en el fondo no solucionan nada. Permanentemente ­estos grupos “antiglobalización” se desplazan utilizando los medios que la propia globalización ha puesto en sus manos. El mismo sector reaccionario se ha convertido en producto de esa unificación, y ni siquiera se ha dado cuenta. Por ejemplo, si pueden convocar grandes movilizaciones y viajar a Porto Alegre5 a manifestarse, es precisamente gracias a ella. Falta ahí, a mi juicio, una reflexión en profundidad.

Es necesario preservar los aspectos sociales de la política frente a la globalización

Ante esta imposición económica que mediatiza a los políticos y a los medios de comunicación, que ahora ya son lo mismo, ¿qué debe hacer el individuo? Lo que no puede ser es que quiera desentenderse del asunto, porque ya estamos inmersos en esta situación, no hay nada que sea estrictamente nuestro que no haya sido fabricado en base a esa globalización económica, nada en cuyo proceso de fabricación no hayan intervenido gentes o capitales de otras partes del mundo. Así pues, ¿cómo nos defendemos de esto cada sujeto, cada comunidad? Me parece que el problema prioritario de la globalización va a consistir en encontrar una fórmula para no perder los aspectos sociales de la política, intentando mantener las conquistas ya consolidadas en este campo que ahora vuelven a estar en serio peligro.

La excentricidad está desapareciendo, se impone el pensamiento único

Otra consecuencia nefasta de la globalización económica es la imposición de un pensamiento único, del que ya existen síntomas a nuestro alrededor: en cómo viste la gente, cómo anda por la calle, cómo consume, todo el mundo quiere lo que el otro tiene. Los deseos de las personas se orientan todos en el mismo sentido: casarse por la Iglesia, gastar millones en la boda, tener un determinado número de hijos (dos como máximo), un pisito, un sueldo fijo, etc. La excentricidad está desapareciendo, se impone una uniformización en la sociedad.

Jordi Pujol se ha apoyado socialmente en la burguesía catalana

Creo que no es bueno, ni aquí ni en ninguna parte, mantenerse en el poder tantos años como los que lleva Jordi Pujol de President de la Generalitat. Para ello ha sabido sacar provecho muy hábilmente de la peculiar situación social catalana. Conoce muy bien el país y el carácter del catalán medio, y ha conseguido que el pueblo se identifique con él, para así mantenerse en su cargo elección tras elección. De todo el Estado español, Cataluña es la autonomía que, por tradición histórica, ha mantenido un mayor peso social de la burguesía, pequeña, mediana y alta. Pujol es un gran conocedor de esta clase social: su psicología, su idiosincrasia y sus tendencias de voto. En consecuencia, ha ido orientando toda su política hacia ese sector. Ha hecho que esta burguesía tradicional catalana mejorase y fuese económicamente fuerte y decisiva, mientras que los otros grupos sociales, como las clases obreras habitualmente votantes de izquierda, se han visto dejados un poco de lado, en manos de la división existente entre los partidos políticos de ámbito estatal y los sindicatos, que son independientes, a veces, de esos partidos políticos.

Las señas de identidad de los pueblos forman parte de una tradición eterna

Pujol ha hecho algo óptimo para Cataluña, promocionar el uso del catalán hasta el punto de que sea ya utilizado, sin ningún problema, en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad. Esto ha sido posible gracias a que la lengua catalana y el resto de los signos de identidad culturales se han mantenido vivos en la sociedad incluso durante el franquismo. Recuerdo cuando llegué a Cataluña en 1956, por supuesto como pasa con tantos hispanoamericanos sin tener ni idea de que aquí se hablaba una lengua distinta. Entonces el catalán apenas tenía presencia pública. La gente procuraba no comunicarse en esa lengua, que quedaba confinada al ámbito familiar íntimo. Cuando volví de Ginebra en 1961, me quedé muy sorprendida al constatar que, en ese corto plazo de tiempo, se había perdido el miedo y se utilizaba el catalán cada vez con mayor fluidez; no tanto por una cuestión de conciencia lingüística, pues no se organizaban manifestaciones ciudadanas a favor de la lengua, sino porque era una cosa natural, algo que formaba parte de la tradición. Por consiguiente, la lengua catalana había quedado arraigada en la gente, pese a cualquier prohibición y a que la educación fuera en castellano.

Cataluña durante la democracia se ha vuelto más provinciana

Desde el punto de vista cultural, la insistencia por parte de la Generalitat en la promoción de la lengua propia y en la catalanización de la masa social inmigrante de origen castellanoparlante no ha resultado tan beneficiosa. Culturalmente, Cataluña durante la democracia se ha vuelto más provin­ciana. Del caso de otras ciudades catalanas no me atrevo a hablar, pero Barcelona durante el franquismo y los inicios de la transición era una de las ciudades más abiertas del mundo en el aspecto cultural, y hoy ya no lo es tanto. Me parece que este aspecto Pujol lo ha descuidado.

Pujol tiene memoria prodigiosa

Siento simpatía por Jordi Pujol, aunque sólo he hablado con él dos o tres veces en mi vida. Una de ellas fue en un encuentro de intelectuales en el que participaba Jorge Semprún6, a quien Pujol aprecia mucho, y como es un ­autor que publica habitualmente en nuestra editorial, le acompañamos. En un descanso del acto Pujol se me acercó y me felicitó por un artículo que escribí en El País sobre la caída del muro de Berlín bastantes años atrás, en 1990. Me quedé de piedra al comprobar que, después de tanto tiempo, todavía recordaba con todo lujo de detalles ese artículo. Se dice de Pujol que tiene una excepcional memoria, de lo que puedo dar fe, según lo poco que le he tratado. Apenas lo conozco y, sin embargo, aunque no estoy de acuerdo con su postura ideológica en muchos aspectos, me cae francamente bien. Es una persona con la cual creo que podría conversar de manera agradable, pero no podría decir lo mismo de otros políticos de su partido.

1          Se refiere a la Ley de Prensa e Imprenta, promovida por el entonces ministro Manuel Fraga y aprobada por las Cortes el 15 de marzo de 1966. La ley presenta innovaciones tendentes a una mayor libertad de expresión, como suprimir el trámite de la censura previa a la impresión, pero encierra en su Artículo Segundo una represión encubierta al hacer responsable de cualquier infracción a la empresa editorial e imponer sanciones administrativas directas que eluden la vía judicial.
2          Pierre Joseph Proudhon (1809-1865), considerado el padre del anarquismo moderno, aunque en sus numerosas obras no creó un sistema político ni estableció una doctrina. Atacó muy duramente a la burguesía dominante. Protagonizó una famosa polémica intelectual con Marx. Mijail Bakunin (1814-1876), revolucionario, colectivista, ateo y enemigo declarado del Estado. Recorrió Europa entera predicando sus doctrinas e interviniendo en cuantos movimientos revolucionarios encontrase. Pionero de la Primera Internacional, fue expulsado de ella por su oposición a Marx.
3          El 28 de agosto de 1948, Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y heredero legítimo de la Corona española, pero acérrimo enemigo del régimen franquista, se entrevista en secreto con Francisco Franco en San Sebastián, a bordo de su yate Azor. En un ambiente de relativa cordialidad, ambos acuerdan la posibilidad de que su hijo Juan Carlos, príncipe de Asturias, venga a estudiar a España como medio eficaz para que se amolde al país y pueda hacerse cargo de la Corona en el futuro, una vez se decida la prevista restauración de la monarquía y sea nombrado sucesor como es la intención por ambas partes. Fruto de ese acuerdo secreto, el 9 de noviembre de ese año Don Juan Carlos se instala en Madrid. Tiene entonces tan sólo diez años.
4          La biografía es el estudio histórico de la vida de un personaje. Es un género histórico que se presta a la elaboración literaria, y que cuenta con una larga tradición. En la actualidad hay una creciente proliferación en las librerías de textos biográficos. Por otro lado, las memorias, diarios, epistolarios, autorretratos, autobiografías, configuran un tipo de literatura confesional, autobiográfica, o lo que se ha llamado literatura del yo. En la biografía la finalidad del autor-historiador debe ser referir los hechos con objetividad, fidelidad y exactitud, y los protagonistas de la historia son los datos, mientras que en la literatura confesional los acontecimientos están contados desde una perspectiva subjetiva, que varía según el género, y cuyo interés no es tanto la historia o el mundo exterior, sino el recuerdo de la propia vida. La hagiografía es la historia de las vidas de los santos, en las que se subrayan los hechos milagrosos de éstos. El hagiógrafo es un biógrafo que resalta en exceso las cualidades y virtudes del biografiado.
5          Ciudad de Brasil donde se celebra anualmente el Foro Social Mundial desde 2001, como alternativa a las directrices globalizadoras emitidas por el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza). Es el centro mundial de las protestas contra la globalización económica, encabezadas a menudo por las diversas ONG.
6          Jorge Semprún (1923), intelectual y novelista español. Exiliado tras la guerra civil, formó parte de la resistencia francesa contra la ocupación alemana. Capturado en 1943, sobrevivió al campo de exterminio nazi de Buchenwald. Destacado militante comunista, su actitud crítica le valió la expulsión del PCE en 1964. Prolífico autor en lengua castellana y francesa, por lo que ha cosechado multitud de premios, entre 1988 y 1991 fue ministro de Cultura en el gobierno de Felipe González.