Ekaterina Vishnyakova
Fotografia cedida
10è VOLUM. Biografies rellevants de les nostres emprenedores

Sra. Ekaterina Vishnyakova

Fundadora de Prime Style Buro

Texto del 26/06/2018

De petita, s’enlluernava amb les teles de colors de la seva mare, que era dissenyadora, i somniava a conèixer nous mons: entrar en contacte amb altres cultures que renovessin l’aire que la inspirava. Apassionada, analítica, estratega i decidida, amb poc més de vint anys ja havia estudiat dues carreres i un màster que dirigirien els seus passos cap al món de la moda. Barcelona la va captivar tant que es va convertir en el darrer destí del seu esperit viatger i en una fructífera terra d’acollida on ha fet néixer dos dels seus primers projectes com a emprenedora: la botiga Cherry Heel i la consultoria Prime Style Buro.

 

«Si caes, tienes que levantarte y seguir caminando»

A menudo, mi abuela materna, Valentina, nos daba este consejo a mí y a mi hermana. Pasara lo que pasara, la prioridad era continuar caminando. Era una mujer luchadora, todoterreno, que podía con todo: los nietos, los hijos, el trabajo, el cuidado de otros familiares… Nunca le dolía nada y nunca nadie sabía qué le sucedía en realidad. Era una mujer reservada que se convirtió en todo un referente de mi infancia. Recuerdo que se levantaba muy temprano, antes de las cuatro de la madrugada; era la primera de la casa en ponerse en pie porque tenía que ir a hacer cola para buscar la comida: el Estado soviético nos otorgaba las cartillas de racionamiento y antes de ir a la escuela, mi hermana y yo la teníamos que relevar. Siempre fue una mujer trabajadora, y al mismo tiempo poseía un alto nivel intelectual: tenía grandes conocimientos de literatura y matemáticas, y sabía hablar tanto ruso como alemán. Fue un gran ejemplo para mí. Igualmente, mis padres fueron un referente para mi educación. Dos personas con una gran vitalidad que me enseñaron a abrir puertas en la vida. Incluso ahora, que ya tienen sesenta años, los veo llenos de fortaleza, porque en realidad son jóvenes de espíritu. Considero que una persona debe ser capaz de conocerse a sí misma. Con veinte años cometes algunos errores; con treinta, empiezas a sacar provecho de todo lo que aprendiste de joven. Cuando llegas a los sesenta, lo peor ya ha pasado; ahora puedes disfrutar de la vida al máximo, como hacen ellos.

Cuando era pequeña, percibía a mi madre como una maga

Mi madre ha sido siempre una persona muy importante para mí, una inspiración como mujer. Siempre tenía una sonrisa, y la sigue aportando a nuestro día a día. Dispone de una vitalidad enorme. Es una gran luchadora, que atesora el don de hacerte ver que las cosas pueden ser fáciles de conseguir, que todo es posible siempre que persigas con constancia y determinación tus sueños y no dejes escapar ninguna oportunidad. Cuando era pequeña, la veía como una maga que era capaz de encontrar solución a cualquier tropiezo. La recuerdo impecable: con su vestido, el abrigo, los zapatos de tacón y las bolsas del trabajo, aunque estuviéramos a veinte bajo cero y dentro de un autobús que nos llevaba de camino a la escuela. Hoy muchas mujeres no se ponen tacones ni en las bodas. Ella siempre nos educó para ser fuertes, femeninas y trabajadoras, porque no son conceptos contrapuestos. En aquella época, en Rusia las mujeres trabajaban duro, pero siempre mantenían su esencia femenina.

Hombres y mujeres son diferentes, pero deben tener las mismas oportunidades

En la sociedad actual, muchas veces se funde el feminismo en lo femenino, pero no debemos confundir los conceptos. En un terreno profesional debe haber igualdad de salarios y de condiciones: no debería importar el género al que pertenezcas para desarrollar un trabajo u otro, sino la capacidad profesional, el esfuerzo, la dedicación y la actitud. Ahora bien, el hombre y la mujer no son iguales, la naturaleza se ha encargado de diseñarnos diferentes. Y es evidente que no pensamos de la misma manera. La mujer puede ser madre, y asume una responsabilidad incomparable en el ámbito familiar y social. Las mujeres ocupan un papel capital: representan una base a partir de la cual los hijos podrán desarrollarse como mejores personas.

Hay que aprender una profesión que nos permita ganarnos la vida

Mi abuela Valentina, que era una mujer sabia, le decía a mi madre cuando era joven que tenía que buscar un oficio que le permitiera tener autonomía y ganarse la vida. Creía que no debía estudiar solo para tener conocimiento. Y eso hizo: logró convertirse en una de las mejores diseñadoras de moda. Sabía encontrar un lenguaje común para todos. Era capaz de entender a sus clientes, de interpretar sus necesidades específicas. Sabe hablar alemán y ruso, y ahora está aprendiendo castellano y catalán porque hace dos años que –junto con mi padre– se ha trasladado a vivir a Barcelona. Mi hermana mayor y su esposo, que es catalán, tienen una niña pequeña que se ha convertido en un maravilloso nexo entre nuestros dos mundos, pues es una gran profesora de castellano y catalán.

Nikolay, mi padre, es un hombre de paz, honesto y analítico

Mi padre siempre fue un estudiante extraordinario. Tenía conocimientos profundos tanto en el ámbito de la historia, como de las matemáticas. Trabajó durante muchos años en el sector del transporte. También tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en la Administración. Sin embargo, la rechazó. Nunca le ha gustado la política ni ha querido aprovecharse de las influencias. Es un hombre honesto que siempre ha intentado elegir el camino correcto y que da mucho valor al conocimiento y a la estrategia. En realidad, no le gustan los conflictos bélicos, es una persona profundamente pacífica. Además, es creativo e inteligente: dibuja cuadros espectaculares. Y sabe todos los secretos del ajedrez: ahora, imparte clases a niños en las asociaciones rusas en Catalunya, y les enseña, sobre todo, a prever las jugadas y las consecuencias que tendrán sus movimientos. Siempre ha estudiado meticulosamente todas las situaciones con las que se ha encontrado en la vida: los pros, los contras, así como las consecuencias de tomar una decisión u otra. Es un aspecto de su carácter que he heredado. Cuando me enfrento a un problema, me paro y lo estudio a fondo. Me pregunto: «¿A dónde me lleva esto? ¿Qué pasará si actúo o si me quedo sin hacer nada? ¿Qué puedo obtener si opto por esta salida o por esta otra?». Recuerdo que siempre me aconsejaba que no hiciera las cosas de manera precipitada y sin táctica ni esfuerzo. Por el contrario, mi madre es más práctica y rápida en la toma de decisiones. He aprendido a convivir con esta maravillosa dualidad.

De pequeña, ya me entusiasmaba viajar

Con mis padres, veraneábamos cada año en la costa del mar Negro. Era un viaje en coche muy largo, de mil kilómetros. La primera vez que fui tenía cuatro años y estaba muy emocionada. Recuerdo que procuré portarme muy bien. No me quejé en ningún momento porque deseaba llegar, sentía que era fantástico que se me brindara la ocasión de conocer otro lugar. Cuando tenía siete años fuimos a Bulgaria a pasar las vacaciones con los amigos de mis padres. Fue una experiencia inolvidable, que me permitió descubrir un nuevo universo, nada que ver con mi mundo cotidiano. Además de ser un país nuevo, había color en la calle, la gente sonreía, todo se percibía más vivo y abierto que en Rusia durante el régimen soviético. Por otra parte, la escuela en la que estudiábamos con mi hermana Marina, organizaba intercambios con estudiantes de otros lugares, que se alojaban con nuestras familias. Ello me posibilitó entrar en contacto con gente de otras culturas, procedentes de diversos países europeos, o incluso de los Estados Unidos. Significó una oportunidad única para poder conocer el mundo sin salir de casa y para interactuar con jóvenes que veían la vida de otra manera, ya que procedían de una sociedad distinta a la nuestra. Estas experiencias también hicieron germinar en mi interior el deseo de viajar.

Los diseños de mi madre generaron mi inquietud por conocer el mundo

En la escuela primaria teníamos que ir vestidas de una determinada manera: cabello recogido, peinados tradicionales con lazos clásicos y el uniforme de color marrón, azul, o negro. No había espacio para el color. Creo que esta imposición me marcó profundamente. En mi tiempo libre me encantaba vestirme con los diseños de mi madre: eran muy alegres y coloridos. Ahora que miro hacia atrás, me doy cuenta de que ese régimen escolar limitaba mucho nuestra mirada hacia el mundo. Años después, con constante apoyo de mi familia y teniendo el ejemplo de mi hermana mayor, decidí elegir unos estudios universitarios que me permitieran hablar otros idiomas, viajar y visitar diferentes países. Por este motivo cursé la licenciatura en la Universidad Estatal del Volgogrado en la Facultad de Historia y Relaciones Internacionales. Desde pequeña deseaba conocer el mundo. Era una niña muy activa, impaciente y poco conforme con las normas. Sin embargo, debo reconocer que la disciplina de estudio y formación que adquirimos en la escuela me ha sido muy útil en mi vida adulta. Soy una persona responsable y muy organizada, para mí nunca ha sido una dificultad trazar unas rutinas laborales o hacer frente con diligencia a las responsabilidades diarias.

Una sólida base cultural y formativa adquirida en Rusia

Nuestros profesores eran muy estrictos, pero te ofrecían un enfoque cultural e histórico muy amplio y diverso. No sucedía lo mismo en otras escuelas del barrio. Para mis padres, fue un gran reto conseguir que sus dos hijas entraran en la mejor escuela de la ciudad. Pudimos adquirir una sólida base formativa en diversas áreas, y, sobre todo, tener la oportunidad de estudiar inglés. Con siete años, ya estudiábamos todos los compositores clásicos conocidos, como Ludwig van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart o Johann Sebastian Bach. Analizábamos piezas musicales y teníamos que reflexionar sobre qué nos aportaba su música, qué nos transmitía escucharla. También teníamos los mejores profesores de la lengua rusa, literatura, matemáticas, física, química, álgebra, geometría… Aunque disfrutaba aprendiendo matemáticas, prefería las materias más artísticas. En pintura estudiábamos diferentes estilos artísticos, la obra de las personalidades pictóricas más relevantes, las luces, las sombras, las técnicas pictóricas, la profundidad… Era apasionante. En verano, teníamos que leer entre treinta y sesenta libros de los clásicos, como Guerra y paz, de León Tolstói. Cuando eres joven no te gusta tener deberes en verano, pero ahora lo valoro mucho. Todos estos conocimientos son los pilares de tu mente, una base para tu vida adulta. Te ayudan a conocer los secretos del mundo en el que deberás hacerte un sitio.

Decidí estudiar dos carreras a la vez

Me matriculé en la Universidad Estatal de Volgogrado, del año 2000 al 2005. Me licencié en Traducción e Interpretación –estudiando inglés, francés y español– y en Ciencias Políticas, Diplomacia y Relaciones Internacionales, una disciplina que me permitió profundizar en el conocimiento de Estados Unidos, Canadá y Europa. Estas dos carreras me ofrecieron una sólida base formativa y cultural. Me abrieron las puertas al conocimiento de otras culturas, lenguas y naciones, y me acercaron un poco más a mi sueño: viajar, descubrir nuevos mundos. Sin embargo, también sentía mucha atracción por las disciplinas más artísticas y creativas, que acabaron por decantar la balanza. Me formé para poder dedicarme al sector de la moda, pero esto ocurrió unos años después y en otro país.

Suiza fue el primer país que visité sola

En Suiza, estuve todo un verano. Y por primera vez, viajaba sin mis padres. Tenía veinte años; esta experiencia me marcó. Enseguida me sentí atraída por la idiosincrasia de su gente. En general, son personas prudentes, educadas y muy nobles. Residí en la parte alemana en casa de amigos de mi familia, pero tuve oportunidad de visitar también las ciudades francófonas del país y entrar en contacto con su riqueza cultural e idiomática. Es un Estado multilingüe. Cuatro son las lenguas oficiales: el alemán, el francés, el italiano y el romanche. También fuimos a Italia y a la isla de Elba. La arquitectura, el arte, el estilo de vida mediterráneos me cautivaron. Vi muy claro que necesitaba viajar y vivir en el extranjero.

Catalunya, tierra de acogida y de aprendizaje

Mi hermana Marina siempre ha sido un gran ejemplo de mujer brillante y gran empresaria para mí. Ambas hemos estudiado varias carreras. Nos hemos sentido atraídas por otras culturas, para entender mejor el planeta en el que vivimos. Al final, hemos encontrado nuestro lugar en el mundo. Catalunya se ha convertido en nuestro hogar. Fue mi hermana quien me abrió las puertas de este país. Marina había formado una familia en Barcelona, y cuando terminé la carrera, no dudé en venir a conocer esta ciudad y decidí a quedarme aquí. Rusia es mi país de origen y me ha dado una excelente base en cuanto a formación, cultura y valores; pero también es cierto que Barcelona me enseñó a disfrutar más de todo lo que nos rodea. Los catalanes que he tenido la suerte de conocer son buena gente, muy fuertes y trabajadores, pero a la vez eso no les impide pasarlo bien, ser abiertos y sonrientes. Además, la ciudad ofrece un amplio abanico de oferta cultural y lúdica. He viajado a otras ciudades españolas, como Madrid o San Sebastián, pero Barcelona es mi lugar. Asimismo, fue durante los dos primeros años en los que viví en España, cuando me di cuenta de que tenía que enfocar mi carrera hacia un lado más creativo. El mundo de mi madre, la moda, terminó por conquistarme y me decidí a viajar a Italia, concretamente a Milán, para cursar una formación de reconocido prestigio que me permitiera cumplir con mi sueño profesional.

Siguiente parada: Instituto Marangoni (Milán)

Viví en Milán del 2007 al 2008, donde pude superar con calificación Cum Laude el Máster de Brand Management, así como el Curso Creativo de Fashion Design. Ambos eran impartidos por el Instituto Marangoni, una escuela de referencia internacional en el ámbito de la moda, donde han estudiado figuras tan importantes como Franco Moschino, Alessandra Facchinetti y Domenico Dolce, uno de los fundadores de la marca Dolce & Gabanna. El instituto estaba ubicado dentro del llamado «Cuadrilátero de Oro de la Moda». Joyerías, boutiques de diseño y decoración, así como los talleres de las más importantes firmas de moda, se ubican en este distrito, delimitado por cuatro calles –Via Montenapoleone, Via Alessandro Manzoni, Via della Spiga y Corso Venecia–. Recibía, por tanto, una inspiración diaria porque podía observar de cerca las extraordinarias creaciones de los mejores diseñadores italianos e internacionales. Intentaba prestar atención al trabajo más innovador de cada artista, quería recibir su influencia para encontrar inspiración propia. Italia es un país apasionante: transmite su pasión por la vida incluso en las creaciones más minimalistas. La moda italiana sabe resaltar lo mejor de cada cuerpo y esconde todo lo que no se ha de percibir. Muestran una cuidadosa atención por los colores, las formas y las combinaciones. Tienen una manera de hacer que da placer a los sentidos. Esta experiencia me permitió perder el miedo a la hora de crear. La creatividad italiana te inspira y te abre los límites de tu propio pensamiento, delimitado a menudo por las fronteras sociales, educativas, culturales… o aquellas autoimpuestas. Todavía recuerdo una imagen que me impactó. Estaba caminando por la Via Montenapoleone –llovía mucho– y vi a una mujer en bicicleta con una niña sentada detrás. Iba impecable: traje, tacones y paraguas a juego. Llevaba los labios pintados de rojo, sin que la lluvia ni la calle empedrada significaran ningún obstáculo. Este tipo de visiones son cautivadoras.

Giorgio Armani se convirtió en una referencia inspiradora

Mientras estudiaba en el Instituto Marangoni, tuve que desarrollar varios proyectos que giraban en torno a la obra de este creador, que es un referente internacional en la historia de la moda. De Giorgio Armani, aprecio sobre todo la creatividad inagotable, la rica investigación en nuevos colores y tejidos, así como la simplicidad y elegancia que otorga a sus prendas, que a la vez son capaces de ser cómodos y estéticos. Me influyó muchísimo.

Destino final del trayecto, la ciudad de Barcelona

Una vez que terminé mis estudios, decidí regresar a Barcelona, pues Milán no tiene el mar ni el espíritu mediterráneo que me cautivan. Además, mi estancia previa en la capital catalana, así como la formación recibida en Italia, me despertaron las ganas de desarrollar el nuevo proyecto en el mundo de moda. En Barcelona, siempre me había costado encontrar zapatos elegantes de tacón, pero cómodos, hechos a mano y con piel natural. Así he visto un nicho de mercado que podía desarrollarse. En el Máster de Brand Management, cursado en Milán, aprendí a mirar un comercio desde todos sus ángulos. Creamos una marca desde cero y profundizamos en conceptos de marketing, comunicación y análisis de marca. Comprendí que, antes de montar un negocio, es absolutamente necesario entender cuál es tu cliente, debes analizar tu producto y conocer a fondo el mercado. Te tienes que preguntar: «¿Por qué han de comprarte a ti y no a otro?». Debes ser capaz de encontrar la respuesta adecuada. Si dudas, el cliente tendrá más interrogantes que tú. Por otra parte, en todo proyecto, formativo o personal, tienes que estar dispuesto a llegar al punto más alto. No es conveniente que pongas límites a tu propio pensamiento. A menudo, cortamos las alas a nuestras capacidades. Debemos rehuir del miedo de crear nuevos proyectos o negocios, porque el temor nos frena. Es menester ser conscientes de que todo aquel que se ha atrevido a ser vanguardista, primero ha tenido que afrontar un cierto rechazo social. La sociedad necesita un tiempo para aceptar los cambios, y no es hasta que se asimilan, y se aprueban, que se recibe un reconocimiento. Por esta razón, siempre debemos ser atrevidos.

Cherry Heel fue mi primer proyecto empresarial

En 2012, decidí probar suerte como emprendedora y abrir junto con mi socio las puertas de una tienda de zapatos de lujo de seis marcas italianas –como Casadei, Le Silla, Pollini, Rupert Sanderson, Alberto Guardini o Roberto Botticeli– que visten las celebrities y las actrices en importantes actos internacionales. Varias de las marcas se vendían por primera vez en Barcelona. Éramos una de las selectas tiendas en todo el mundo que ofrecía este tipo de calzado específico con colecciones personalizadas, caracterizado por ser italiano, hecho a mano, con pieles exclusivas y un exhaustivo control de calidad. Fue todo un reto: una aventura intensa de la que he aprendido mucho. Creé este proyecto desde cero y me ocupé de todas y cada una de las acciones que se habían de emprender: la búsqueda del local –ubicado en un edificio modernista de la calle Mallorca–, el diseño del interior, a manos de la gran interiorista Anne Ward, la realización de estudios de mercado, de un plan de empresa, el diseño de la campaña de marketing y comunicación on-line y off-line, el planteamiento de la web, la venta por Internet, la selección y la compra de las colecciones, el contacto con los fabricantes y los clientes, y un largo etcétera. Una parte de la colección era personalizada específicamente para nuestra tienda. Escogía con cada firma las alturas de los tacones, los acabados de las suelas, los colores o los materiales, por ejemplo. Para acertar, era del todo imprescindible que tuviera un conocimiento profundo de quien era mi cliente, masculino y femenino. Y tanto el cliente local como el ejecutivo que viene a trabajar a la ciudad o el turista. ¿De qué países procedían? ¿Qué tipo de calzado necesitaban según la ciudad donde vivían o la estación del año? ¿Qué material era el más adecuado para cada uno de estos perfiles que visitaban mi tienda? Aunque Barcelona es una ciudad turística, también nos queríamos dirigir a los clientes locales. Había que tener en cuenta la moda a la que estaban habituados, pero sin olvidar el sello italiano, un aspecto que les permitiría diferenciarse del entorno, aportando al mismo tiempo valor a su imagen. Cabe decir que Barcelona es una ciudad abierta y arriesgada, que te permite experimentar. Igualmente, sus habitantes son gente a la que le gusta la moda, y los conseguimos fidelizar ofreciéndoles un servicio integral. Además, en el año 2017 comenzamos a vender nuestra propia marca de calzado y ropa: Valetti. Producida entre España e Italia, hecha a mano, sometida a un estudio de comodidad y enfocada al día a día de nuestro cliente más fiel. En 2014 abrimos un espacio Pop-Up en el céntrico barrio del Born de la capital catalana. Dos años después, levantábamos las persianas de otra tienda en Madrid, aunque finalmente apostamos por la venta on-line.

Una web es un útil escaparate que derriba las barreras físicas

Inauguramos nuestra web junto con la boutique de Barcelona pensando en los clientes que vivían en otros países o ciudades españolas. Una vez que conocían nuestras marcas y se las habían probado en la tienda de Barcelona, eran capaces de comprarlas desde cualquier lugar del mundo, con un envío gratuito, y con la seguridad de que no se equivocarían de talla porque cada diseñador suele utilizar el mismo patrón u horma en cada modelo. Por otra parte, también añadimos ropa y complementos. Queríamos ofrecer un servicio integral, pretendíamos satisfacer tanto las necesidades como los anhelos de cada cliente femenino y masculino.

Cuando un cliente acudía a nosotros, queríamos hacerlo feliz

A menudo, cuando una persona entra en un comercio, tiene una idea muy clara del artículo que desea comprar. Sin embargo, puede ocurrir que no encuentre lo que busca. El asesor de venta debe ser muy abierto y debe estar atento a sus preferencias y deseos. Lo más importante, para nosotros, era que el cliente saliera satisfecho de Cherry Heel. Cuando estudiaba en la universidad en Rusia, trabajé durante dos años en el taller de mi madre: ayudaba a crear nuevos diseños y atendía a los clientes. Me encantaba mi trabajo y supuso una magnífica escuela que me fue muy útil el día en que abrí mi propio negocio. Durante aquella época, aprendí a percibir e interpretar las necesidades y prioridades de cada perfil de cliente: tanto los más sencillos como los más exigentes. Para todos debes tener una respuesta acertada, de acuerdo con sus requerimientos. Tenía un profesor durante los estudios de Relaciones Internacionales que nos decía que debíamos saber elegir nuestras palabras: una expresión equivocada puede provocar una guerra mundial. En muchos ámbitos de la vida, también en el profesional, debes ser capaz de expresarte con claridad y de entrenar al máximo tu diplomacia.

No es cierto que un zapato bonito deba ser incómodo

Mucha gente piensa que un calzado fino y elegante, estéticamente bonito, debe ser molesto. Nuestro primer reto para acercarnos al cliente que no nos conocía era conseguir romper este estereotipo. Intentábamos que probaran nuestros artículos para que se dieran cuenta de que un calzado bonito puede ser confortable. El zapato era la prueba. Y poco a poco, nos fuimos abriendo camino. Varias publicaciones hablaron de nosotros, como la revista Vogue, Aeroflot Magazine, B-Guided entre otras. Hicimos numerosas colaboraciones y fuimos invitados a los prestigiosos actos del sector de moda, lujo y diseño. En 2016 Marie Claire España nos seleccionó, en quinta posición, como zapatería destacada por la calidad y la tipología de los zapatos que ofrecíamos. Por otra parte, Andrea Huisgen, Miss España 2011, escogió uno de nuestros modelos para presentarse al certamen de Miss Universo 2012.

El calzado soporta el cuerpo y el alma

En la cultura rusa, el calzado es un accesorio muy importante porque no solo aguanta el cuerpo, sino también la mente. Si no tienes los pies cómodos y te duelen, acabas malhumorado y miras tu entorno con una perspectiva negativa. La comodidad es importante pero no debemos dejar de lado la estética: debemos cuidar siempre los detalles. En la sociedad en la que vivimos, la imagen es muy relevante: si te han convocado a una reunión de trabajo, la gente no solo te valorará por tus resultados o tu fluidez oral, también por todo lo que transmites como persona. Vestirse con gusto, apostando por un producto único y exclusivo que, además, vela por tu comodidad, puede ayudar a distinguirte del entorno. Asimismo, cuando llevas un artículo del que te sientes orgulloso, aumenta tu autoestima, te ves más capaz de conseguir tus metas o, simplemente, de tener un buen día. Un buen producto te otorga confianza y fuerza.

Impulso a un nuevo proyecto empresarial

Estos últimos siete años han sido para mí muy intensos: abrir un nuevo negocio es una oportunidad única para aprender y probar tus capacidades. Tienes que dar el máximo de ti mismo, no puedes bajar la guardia. Has de dedicarte las veinticuatro horas del día. Prácticamente, vivía en la tienda. Sin embargo, hay circunstancias externas que pueden dañar tus objetivos: la crisis, como para muchos otros negocios para los que el turismo es una pieza fundamental, o la inestabilidad política que hemos vivido en los últimos meses –con numerosas manifestaciones que cortaban el paso de los turistas por nuestra calle–, también nos han pasado factura. Unos meses antes de decidir cerrar Cherry Heel, me rondaba la idea de emprender una nueva aventura empresarial. Actualmente, ya estoy inmersa en la actividad de un nuevo proyecto al que he bautizado con el nombre de Prime Style Buro –agencia de branding, diseño y consulting corporativo–. Cuando regentaba la tienda, muchos amigos y conocidos me pedían consejo profesional sobre la apertura de su propio negocio o sobre cualquier otra acción que debían emprender en la empresa. Querían saber cómo actuar en campañas de marketing o de comunicación o cómo debían enfocar determinadas estrategias comerciales. Así pues, decidí que era una buena idea ofrecer mis conocimientos a las personas que los necesitaran. Quiero compartir mi experiencia: cómo levantar un negocio innovador en un país extranjero, introducirte en el mercado, ganar la confianza de los clientes, diseñar la marca propia, desarrollar la comunicación en el mundo digital. Todo esto es una buena carta de presentación. En un principio, Prime Style Buro está enfocado a los negocios del mundo de la moda, textil, calzado, complementos y accesorios, pero también damos servicio a las empresas que necesitan incorporar una eficiente imagen corporativa. Básicamente, queremos que la imagen trabaje para ellos, que no se convierta en un elemento contraproducente.

Las ideas brillantes no llegan a ningún sitio sin una estrategia

Cualquiera puede ser creativo y planificar un proyecto innovador, pero esto no significa que te vayan a recibir con los brazos abiertos. Antes, debes ser capaz de diseñar un buen plan de acción y no desfallecer nunca. Equivocarse es una bendición: el crecimiento y el éxito necesitan esa piedra en el camino que te hace caer. Es la manera eficaz de aprender, de levantarse y continuar avanzando. Si quieres abrir un nuevo negocio, primero debes tener claro que deberás conocerlo de cabo a rabo. En Prime Style Buro, hacemos un estudio previo para analizar los pros y contras tanto del proyecto como del producto que se quiere lanzar al mercado. Diseñamos el plan de marketing y comunicación on-line y off-line, creamos la página web –herramienta imprescindible hoy en día para llegar a un amplio número de clientes–, y hacemos reflexionar al emprendedor sobre sus objetivos. Debe poder definir con tres o cuatro palabras específicas cuál es el mensaje que quiere transmitir a su potencial cliente. A menudo, la sencillez da mejores resultados que la complejidad o la indefinición. Y no se puede pretender en un principio gustar a todos. El reconocimiento global puede lograrse, pero no suele llegar en un primer momento. De entrada, siempre tiene que haber una estrategia, una estructura, una férrea disciplina y una disponibilidad para entregarte en cuerpo y alma a tu sueño.

Cuando disfrutas del trabajo, obtienes resultados

Cualquier proyecto que se emprende, sea del sector que sea, se debe sentir, se debe vivir con pasión. No puedes sacar adelante una empresa o un trabajo si no das el máximo de ti mismo, si no disfrutas con lo que haces. Cuando te entregas, recibes mucho a cambio; pero cuando solo das la mitad de lo que eres capaz de entregar, recibes la peor mitad. Por experiencia sé que el azar puede influir en el éxito o en el fracaso de un proyecto, pero nunca lo hará tanto como la actitud.

Inmersos en el primer cliente de Prime Style Buro

Actualmente, ya disfrutamos de nuestro primer cliente; se trata de una joven compañía catalana dedicada al sector de la moda deportiva, que consta de tres divisiones: una on-line, otra off-line, y una colección propia. Estamos diseñando la estrategia para lanzar la marca y darla a conocer en nuestro mercado. Tenemos mucho trabajo por hacer y preferimos prestar un servicio integral y personalizado. Por este motivo, de momento estamos completamente centrados en este cliente. Prefiero cumplir con este proyecto antes de emprender ningún otro.

En casa, no me gusta que se hable de política

Disfruto de sentarme a comer en paz y tranquilidad con mi familia ruso- catalana. Por eso, no me gusta que se hable de política, un mundo dentro del cual rara vez existen compromisos. Hay muchas verdades y cada uno sigue aquella que más le conviene. A menudo he observado que las decisiones políticas terminan perjudicando a la gente de la calle. Siempre he preferido dedicarme al mundo empresarial. Considero que en Catalunya sería más importante encontrar mecanismos para darnos apoyo, sin crear perjuicios para nadie. La unión hace la fuerza. Hay muchas personas con valores: si nos unimos, podemos ser capaces de crear cosas extraordinarias.