Eva y Sofia Lluch sAunier
Fotografia cedida
10è VOLUM. Biografies rellevants de les nostres emprenedores

Sras. Eva y Sofia Lluch Saunier

Consejeras delegadas de Lluch Essence, S.L.

Texto del 19/06/2018

Tercera generación de una empresa familiar con sesenta y siete años de historia, su cometido es importar aceites esenciales y productos químicos aromáticos de cualquier rincón del mundo para suministrarlos a perfumistas y aromistas, que formulan con todos ellos. Son una pareja internacional y muy viajera, que aprovecha su trabajo para recorrer el planeta, comprando y vendiendo sus más de tres mil referencias. Tándem perfecto, estas hermanas dirigen junto con un gran equipo profesional una de las mayores distribuidoras europeas del sector. Siendo su máxima prioridad la expansión internacional, y como muchos otros empresarios, ven con preocupación la situación de Catalunya.

 

Recuerdos de familia y en familia

Somos dos hermanas muy unidas y apenas nos llevamos dos años. Detrás de nosotras va un hermano pequeño, Albert, que no se ha involucrado en la empresa familiar. Uno de los recuerdos más importantes que compartimos es la muerte de René Saunier, nuestro abuelo por parte de madre, que era de origen francés. Teníamos trece y once años, respectivamente, cuando sucedió. Entre otras memorias más agradables, en cambio, mencionaríamos las Navidades en familia o las actividades deportivas también en familia, ya que nuestro padre practicaba la navegación en patín de vela catalán, y a menudo le acompañábamos en las regatas. O en invierno, los fines de semana que pasábamos en la nieve, esquiando sin parar; e incluso hacíamos excursiones familiares de trial, y aún nos vemos abriéndonos paso por el monte, decididas, a lomos de nuestra Cota 25. Teníamos una casa en Arenys de Mar, que todavía conservamos, y desde allí atacamos el Montseny por todos sus flancos. Conocíamos cada uno de sus rincones. Jugábamos tanto a cartas como a la petanca, muchas veces acompañados de amistades que tenían hijos de nuestra misma edad, y también de los abuelos paternos, que siempre venían con nosotros.

Un hombre fuerte

Somos barcelonesas y nos criamos en la Ciudad Condal. Como nuestra madre es francesa, nuestros abuelos de su parte vivían en el sur del país vecino, e íbamos a visitarlos. Nuestro abuelo René, que antes he evocado, era una persona muy cercana a nosotras, pero nos veíamos muy ocasionalmente. Que fueran encuentros tan episódicos, los insufló de una calidad extraordinaria e inolvidable. Era un hombre de mucha personalidad, que vivió una vida repleta de acontecimientos. Fue la tercera generación de franceses en Argelia. Allí, a base de esfuerzos, consiguió labrarse un porvenir, hasta que tuvo que huir del país cuando este se independizó de Francia en 1962. Fue, pues, lo que se ha dado en llamar un pied-noir, un francés repatriado. La vida de los Saunier en Argelia no fue nada fácil. Propietarios como eran, daban trabajo a mucha gente local. A pesar de ello, eso no se les tuvo en cuenta, y un día tuvieron que hacer las maletas e irse, dejándolo todo atrás. Fue muy traumático, y les marcó durante mucho tiempo. Nuestra madre, criada allí, no pudo volver a visitar el país hasta que no hubieron pasado muchos años. Nuestro abuelo René, de carácter emprendedor y algo autoritario, para nosotras siempre será una referencia, por su fuerza, tan poderosa e intensa, que en nuestra familia solo la hemos encontrado también en nuestro padre, Albert, y en nuestra abuela materna, Natividad. Hablamos de él, y no de nuestra abuela materna, porque no pudimos disfrutarlo tanto como a ella. La nuestra es una de tantas familias en las que las abuelas han vivido más que los abuelos, como suele suceder en general.

Éramos una piña

Nuestro padre, que se llamaba Albert Lluch, representaba la segunda generación familiar al frente de la empresa, y protagonizó su gran desarrollo. Con el objetivo de engrandecer el negocio familiar, trabajaba mucho y viajaba todavía más, pero lo hacía sin menoscabo de su familia, que siempre fue lo más importante para él. Podemos decir que, familiarmente hablando, éramos una piña, y nuestro padre consideraba sagrada la costumbre de desayunar y de cenar juntos, siempre alrededor de la mesa. Ahora, yo, Sofia, soy madre de cuatro hijos y sé muy bien lo difícil que es conseguir esta unidad de acción. Nuestra madre, de nombre Edith Saunier, se casó con diecinueve años, cuando nuestro padre tenía los treinta, con lo que la diferencia de edad era notable, lo que hizo que el papel y la influencia de él, que ya hemos comentado que era un hombre fuerte, se dimensionaran todavía más. Nuestra madre lo dejó todo por él, y le dedicó a él y a la familia los mejores años de su vida. Si él amaba el esquí, ella aprendía a esquiar; si él amaba la vela, ella le acompañaba a todas las regatas. Era una chica joven en un país extranjero acompañando la vida de otra persona, a la que amaba. Y por ahí, en medio, estábamos nosotros. De pequeños, nunca fuimos unos hermanos que rivalizaran especialmente. Yo, Sofia, era bastante traviesa y tremenda, y a menudo en casa me recuerdan que siempre tenía que ir con chichonera, o que, incluso, me llevaban por la calle atada con una correa. Eva, en cambio, era muy lista y tranquila, y aprendió a eludir muy bien mis excesos. Nuestro hermano, Albert, hoy arquitecto, era y es un gran hombre, que ha aprendido a vivir rodeado de sus hermanas mayores.

Formadas en la Escola Peter Pan i Estudis Anglí y en el Institut Tècnic Eulàlia

Ambas estudiamos la EGB en la Escola Peter Pan i Estudis Anglí, un centro familiar y muy pequeño, que en su origen había sido una guardería, situado en la calle del mismo nombre, y pasamos a hacer el Bachillerato en el Institut Tècnic Eulàlia, hoy integrado en el Frederic Mistral, en la calle Reina Elisenda, un centro con un espíritu muy catalán. Luego, yo, Sofia, estudié Química en el Instituto Químico de Sarrià. Entonces era aún una carrera predominantemente masculina, aunque las chicas ya representábamos un tercio de los estudiantes, no como en los años sesenta o setenta, en los que eran una rareza. De allí recuerdo, especialmente, el pare Victori, duro pero encantador y toda una referencia, que todavía vive, a pesar de su avanzada edad. Aparte de los estudios principales, hablamos inglés y francés con bastante soltura, pues necesitamos estas dos lenguas extranjeras en nuestra actividad diaria, porque exportamos e importamos y viajamos constantemente.

Con libertad para cursar la carrera que quisimos

Llegada la hora de estudiar seriamente y de orientar nuestros caminos, a pesar del carácter de nuestro padre, nunca fuimos presionadas en ningún sentido. Al contrario. Yo decidí estudiar Ingeniería Química porque desde los trece años tuve profesores de la materia que me inspiraron, independientemente de que nuestro abuelo hubiera sido químico, aspecto que en casa ni siquiera se comentaba, porque nuestro negocio era de distribución, y la química no tenía con él una relación directa. Fuimos estudiantes normales, aplicadas, precisamente por eso, porque nos gustaba lo que estudiábamos y lo habíamos elegido libremente. El caso de Eva es diferente. Venía de cursar el COU en los Estados Unidos y en primera instancia quería estudiar Arquitectura, pero la disuadieron por su dificultad y optó por la Filología Inglesa, formación que luego completó con un curso de management, también con absoluta libertad. A pesar de no haber sido presionada, cuando empecé a tener las primeras entrevistas de trabajo, mi padre reaccionó y me hizo una propuesta para trabajar en el negocio familiar. Más coaccionado fue, en cambio, nuestro hermano, pues nuestro padre tuvo un gran disgusto cuando su hijo varón declinó la oferta de implicarse en la empresa y optó, finalmente, por la arquitectura.

Asumiendo el papel que nuestro padre hubiera querido para su hijo

No decidimos que continuaríamos el negocio familiar hasta los veintidós años. Nuestro padre estaba convencido de que quien lo continuaría sería nuestro hermano, que se llama Albert Lluch, igual que él, como suele suceder con los sucesores naturales. Así que nuestra decisión debió de pillarle por sorpresa. Aceptó nuestra continuidad un poco porque no tuvo otro remedio, dicho sea con cariño, pero siempre esperando que su hijo apareciera. Sin embargo, el destino había querido que nuestro padre tuviera que depositar su confianza en dos mujeres jóvenes, formadas y preparadas, que tenían ganas de demostrar que podían hacer lo que fuera necesario. Cuando nos incorporamos, y estamos hablando de 1992, la empresa tenía seis personas en plantilla. Al fallecer nuestro padre, en 2009, éramos cincuenta y cinco. Y allí empezó nuestra gran prueba de fuego como empresarias, porque hasta entonces le correspondían a él las grandes decisiones finales. Mientras tanto, la empresa había pasado de ser la delegación de varias empresas europeas, como por ejemplo, la de Desti- lerías Bordas Chinchurreta, un fabricante sevillano, y de dedicarse solo a la distribución nacional desde su sede en la calle Enrique Granados de Barcelona, a abordar la exportación e importación.

Dedicados a la distribución de productos químicos aromáticos y aceites esenciales para la perfumería, la alimentación y la detergencia

En Lluch Essence nos dedicamos a la distribución de productos químicos aromáticos y aceites esenciales para el sector de la perfumería, la alimen- tación y la detergencia. Es decir, para todo aquello que emita olor o tenga sabor. Nuestro padre heredó el negocio de su padre, lo consolidó y lo impulsó. Viajó a Paraguay, Indonesia y China, entre otros países, y comenzó la importación de productos interesantes y novedosos, como el pachuli y la Litsea cubeba. Durante muchos años, lo acompañamos en esos viajes alguna de nosotras dos. Ya con la empresa trasladada al Prat, nos dejó, pues, el listón muy alto. Aun así, la exportación se empezó en 1992, con nuestra incorporación. De hecho, abrirnos a los mercados extranjeros y el impulso de un laboratorio propio son las dos grandes aportaciones de la tercera generación de los Lluch, ideas que surgieron de la necesidad de preguntarnos qué más podíamos hacer que no se hubiera hecho ya. Y gracias a esta nueva dimensión, podemos afirmar que hoy ya somos un gran distribuidor mundial, con ciento cuarenta personas en plantilla.

Vender la empresa nunca fue nuestra opción

Desde el 2007 hasta el 2009, coincidiendo con problemas de salud de nuestro padre, recibimos más de una oferta de compra, y él, que siempre había sido reacio a vender, y también a integrar a nuestros maridos en la empresa, en sus últimos meses moderó sus posiciones y estuvo abierto a las dos posibilidades, porque veía que la compañía estaba creciendo mucho y que nosotras éramos madres de familia que estábamos en muchos frentes. Pues bien: ni una cosa ni la otra sucedieron, porque no hubo necesidad y porque ambas asumimos que había llegado el momento de escribir nuestra propia página de la historia.

Dos consejeras delegadas intercambiables

Eva y yo somos las dos consejeras delegadas de la compañía. Ambas tenemos la misma actividad, alternando los papeles. La verdad es que nos complementamos perfectamente. Cuando no viaja una por negocios, viaja la otra. Nos hemos repartido, eso sí, algunas de las compras y algunos de los clientes. Asimismo, algunas representaciones de la compañía en varias asociaciones técnicas, incluidas la EFEO (Federación Europea de Aceites Esenciales), que tiene como objetivo representar, proteger y promover el interés de la producción y el comercio de aceites esenciales y productos relacionados; la AEFAA (Asociación Española de Fragancias y Aromas Alimentarios), y la AMAF (Asociación Medi- terránea de Aromas y Fragancias). También, yo, Sofia, soy miembro de algunas asociaciones internacionales, como la YPO (Young President’s Organization), una red de diecisiete mil directivos que controlan el 6 % del PIB mundial, y la WFFC (Women in Flavor & Fragance Commerce), una organización no gubernamental. Durante los últimos veintiséis años, hemos asistido a conferencias de la IFEAT (International Federation of Essential Oils and Aroma Trades), y hemos participado en el IFEAT China Study Tour en 2014, así como en el de España de este mismo año 2018.

Finalmente, elegidas Candidatas del Premio Emprendedor del Año

En 2010 nos propusieron al premio Emprendedor del Año, un galardón que otorga EY en colaboración con el IESE y BCNP, en más de cincuenta países, a la labor de los empresarios y las empresas, pero lo rehusamos amablemente porque no nos sentíamos aún suficientemente emprendedoras, solo continua- doras de un legado. Cinco años después, volvieron a proponernos y entonces aceptamos, porque ya habíamos hecho méritos y ya habíamos emprendido, por ejemplo, creando nuestra filial en Colombia y creciendo en una larga lista de países. En definitiva, ya teníamos nuestro propio bagaje. Hoy, el volumen que ha ido tomando la empresa nos ha obligado a formar y a profesionalizar un equipo directivo, porque un buen día nos dimos cuenta de que el cuello de la botella del crecimiento de la compañía éramos nosotras.

Somos como un supermercado de aromas y de sabores mundiales

No tenemos, hasta el momento, producción propia, solo distribuimos, principalmente para los sectores de la alimentación y el de perfumería, dos familias de productos: los químicos aromáticos, que importamos mayoritariamente de China y la India, y los aceites esenciales. Estos últimos se extraen de plantas, frutas, flores y raíces de los cinco continentes. De Haití se obtiene el vetiver; de Indonesia, el pachuli; de Egipto, el geranio; de Sri Lanka, la canela o la pimienta negra, y de China, el eucalipto. La lista de procedencias sería interminable. Somos un gran supermercado de distribución, facilitando a nuestros clientes la búsqueda y el suministro de todos nuestros productos. A un aromista o perfumista de España que necesite importar diez o veinte productos de diez o veinte países distintos, le es más fácil y cómodo hacerlo a través de nosotros, porque sabemos dónde encontrar el mejor proveedor y los productos más puros o más económicos; también sabemos los momentos para comprarlos, porque se cosechan cada uno cuando toca; y tenemos stock permanente de ellos, pudiéndoselos servir de un día para otro.

Químicos aromáticos y aceites esenciales de la naturaleza

Los químicos aromáticos, como su nombre indica, son productos químicos que emiten un olor, ya sean derivados de la petroquímica o creados por síntesis. Todo cuanto emite un olor se utiliza en perfumería y en sabores. La fórmula de un perfume o de una fragancia suele contener un 70 % de químicos aromáticos. El 30 % restante son normalmente aceites esenciales. Un perfume se divide en tres notas: nota de salida, nota de cuerpo y nota de fondo. Normalmente, los aceites esenciales, como la bergamota o el petitgrain, son notas frescas, que se huelen enseguida. Curiosamente, porque se reproducen los porcentajes, el 70 % de nuestras ventas son químicos aromáticos y el 30 %, aceites esenciales. Los primeros, normalmente, son más económicos y se sirven en cantidades mayores, y están disponibles, sin límite, todo el año. Los aceites esenciales, en cambio, dependen de las cosechas. Su producción fluctúa, así como su precio de mercado, en función de la oferta y la demanda. Conviene señalar que el repertorio de aromas no es finito: todavía pueden crearse nuevos a través de procesos menos naturales, como la extracción por CO2, que no es una destilación al uso, y, por ello, da un resultado diferente. Asimismo, puede ampliarse el repertorio de aceites esenciales fraccionando los múltiples ingredientes que los componen.

No producimos pero sí mezclamos

Nunca hemos querido producir fragancias y aromas, porque entonces competiríamos con nuestros clientes. Podría ser conflictivo. Pero sí que mezclamos nuestros productos, básicamente bajo demanda y según la fórmula que nos marquen, acompañada siempre de una cláusula de confidencialidad. La fórmula es muy importante pues es la receta que indica todos y cada uno de los ingredientes. Hacer estas mezclas es un servicio más que ofrecemos. Las empezamos a llevar a la práctica con la empresa Camp de jabones y detergentes, radicada en Granollers, ya hace muchos años. Elaborábamos para ella los «corazones» –así se llamaban–, que contenían una parte secreta de la fórmula.

¿Colonias, perfumes o detergentes?

La diferencia entre una colonia y un perfume es la dosificación de la fragancia. La colonia lleva más agua y más alcohol. Las colonias suelen contener, también, menos aceites esenciales, sobre todo las colonias más asequibles. Téngase en cuenta que el aceite esencial de rosa, por ejemplo, vale entre seis mil y diez mil euros el kilo, un precio que no está al alcance de una colonia barata, un ambientador o una vela perfumada. Si un detergente quiere oler a rosas, no recurrirá, por precio, al aceite esencial, sino a una composición a base de químicos aromáticos que consiga oler a rosa, cosa totalmente factible, y lo llamaremos fragancia sintética de rosa. Los detergentes, en general, llevan químicos aromáticos y pocos aceites esenciales, y si llevan alguno, es de menor calidad, que también existen.

Aplicaciones infinitas de nuestros productos

Hubo un tiempo en que nos sorprendían las aplicaciones que nuestros clientes daban a los productos que les vendíamos, y lo que eran capaces de hacer, pero hoy ya no nos extraña nada. Hay que tener en cuenta que pertenecen a sectores que, normalmente, cuentan con una normativa muy estricta, con una regulación especial, sobre todo los relacionados con el uso alimentario. También nosotros, si manipulamos productos debemos hacerlo en una sala especial para ello, y estamos obligados a obtener un registro sanitario. Algunas de las aplicaciones a las que me refiero son, por ejemplo, un yogur, una pizza o un fuet. La mayoría de los consumidores ignoran que este tipo de productos también son aromatizados. Así como los diferentes snacks; cuando compramos unas patatas fritas con sabor a jamón, debemos ser conscientes de que no llevan nada de jamón, y que el gusto ajamonado que deleita nuestro paladar es producido por un químico aromático, o por varios, que, debidamente mezclados, huelen a jamón. El surimi, por ejemplo, también conocido como «palitos de cangrejo», es un producto alimenticio de éxito porque su sabor y aroma recuerdan al de dicho crustáceo, aunque no provengan de él, sino de pescados de carne blanca o aves de corral. Y no es un producto nuevo, porque en Japón está documentado ya hace más de novecientos años.

Auge de la aromaterapia

La tendencia bio, orgánica y ecológica, como no podía ser de otra manera, también ha llegado a nuestro sector. Ahora, en el mercado ya hay muchos aceites esenciales orgánicos, que requieren unas plantaciones específicas, con tratamientos especiales, en las que no usan pesticidas, y en las que todo está bajo control. Esta tendencia irá en aumento, porque la población cada vez está más concienciada de la relación que hay entre la alimentación y la salud. De todas maneras, en España aún estamos algo atrasados al respecto, sobre todo si nos comparamos con el norte de Europa o los Estados Unidos. Otro ámbito en crecimiento, del que se hablará mucho en el futuro, es la aromaterapia, todo lo que son masajes, medicinas naturales o spas. Para nosotros ha representado una revolución, porque utiliza muchos aceites esenciales, hasta el punto de que se están comercializando pequeños frascos de los mismos, que ya se pueden comprar incluso a través de Amazon y otros portales on-line.

Nutrición animal y detergencia

Pero no solo comemos las personas; los animales también comen, y cada día. Uno de nuestros principales clientes es Lucta, una empresa con sede en Granollers dedicada a la fabricación de fragancias, aromas y aditivos para nutrición animal. Sin embargo, el mayor volumen de ventas proviene del sector de la detergencia. Todo su repertorio de productos lleva fragancias, tanto los limpiadores de horno como los suavizantes, los limpiacristales o los friegasuelos, y la gente los compra, muchas veces, por el olor. Cada olor nos remite a unos recuerdos. El cerebro humano es un archivo de aromas que puede reconstruir nuestras vivencias a partir de ellos.

Nuestra gran baza: el stock

El nuestro es un sector fascinante y complejo, porque nos relacionamos con todo el mundo y porque dependemos del precio del petróleo y sus derivados, así como de la cotización de las divisas, de los cambios políticos, o incluso del clima, puesto que una cosecha puede malograrse por circunstancias no previstas. Un tsunami en Indonesia puede multiplicar el precio de un producto local, al crear escasez, por ejemplo. Dependemos, también, de cómo funciona el mercado agrícola, ya que cualquier agricultor puede, en un determinado momento, dejar de plantarlo. Él valora lo que le sale más a cuenta, por dinámicas locales, y puede cambiar su cosecha de plantar una planta que nos dé un aceite esencial a plantar algodón, por ejemplo. Estas eventualidades y fluctuaciones, que difícilmente podemos evitar, nos obligan a invertir de manera importante en los stocks, y a veces, si no podemos evitarlo, a prevenir a base de grandes compras especulativas. Todo esto es posible porque disponemos de una gran superficie de almacenaje, que hoy ya es de diecinueve mil metros cuadrados, lo cual nos convierte en uno de los mayores distribuidores de Europa. Está situada en el Prat de Llobregat, un lugar estratégico cerca del aeropuerto internacional, la Zona Franca y el puerto de Barcelona.

La industria española del perfume goza de prestigio internacional

Directa o indirectamente, son clientes nuestros todas las grandes marcas de perfumería. En España, aparte de la gran multinacional Puig y otras grandes compañías, hay un gran número de empresas medianas que crean sus propios perfumes y venden a mercados muy interesantes, como Oriente Medio, en entornos geográficos y culturales cuyos habitantes se perfuman generosamente. En realidad, no somos conscientes del gran número de empresas nacionales que están bien posicionadas mundialmente en el sector, y deberíamos serlo y estar más orgullosos de ello. Se trata de entidades que han crecido mucho gracias a nosotros y a otros distribuidores. De nuestros principales competidores, dos muy importantes están ubicados en Barcelona. En la Península, disponemos de unos cincuenta clientes activos e importantes, diez de ellos realmente relevantes, y en el ámbito mundial, aproximadamente unos quinientos en más de setenta países.

Nadie compra en Europa sin consultar antes a los distribuidores de Barcelona

Nuestros stocks, junto con las atractivas condiciones de pago que histó- ricamente se han dado en nuestro país, nos han favorecido. Nuestros proveedores, mayoritariamente asiáticos, y principalmente los que producen productos naturales, cobran rápidamente y nos han hecho ejercer, en nuestro entorno empresarial, como bancos. Nosotras pagamos a nuestros proveedores más o menos de forma inmediata. En cambio, algunos de nuestros clientes, sobre todo los más importantes, grandes multinacionales, pueden pagarnos a noventa días o a ciento veinte. El mero hecho de que nuestro stock sea tan grande ya financia de alguna manera a nuestros clientes, porque les hacemos de almacén. Pero no nos quejamos, al contrario: ese es el modelo de negocio que elegimos, nuestra apuesta, el stock y el servicio inmediato; y también nos favorece el hecho de que seamos una empresa familiar, que repercute en nuestros precios, muy competitivos. Asimismo, nos diferenciamos por nuestro trato familiar versus nuestros clientes y proveedores. Son relaciones de muchos años y que se han ido construyendo sólidamente. Nuestra larga historia de estrechas relaciones, junto con el, también, posicionamiento de nuestros competidores de Barcelona, ha concluido en que pocos clientes europeos e internacionales siempre consulten y tengan en el horizonte, a los distribuidores de Barcelona, entre ellos, Lluch Essence.

Una plataforma informática para tres mil referencias

Uno de los primeros cometidos que nos confió nuestro padre en 1993, cuando empezábamos, fue elegir una plataforma informática, porque hasta entonces la empresa se había mantenido al margen de las nuevas tecnologías, y aún se llevaba la contabilidad a mano. Desde entonces, hemos cambiado de soporte informático hasta tres veces. Ahora trabajamos con SAP, una plataforma alemana, muy sólida y robusta, reconocida y bastante extendida en nuestro sector. Para dar una idea de lo que necesitamos a estos niveles, debe tenerse en cuenta que trabajamos con tres mil referencias, de las cuales unas quinientas tienen más rotación. Entre estas, por citar algunas, está la esencia de naranja, de la que podemos mover hasta trescientas toneladas anuales, y el pachuli o el lavandín. La perfumería se caracteriza por permanecer en nuestro recuerdo, a pesar del paso de los años. Todos tenemos nuestras referencias míticas, colonias como Nenuco, cuya fórmula contiene mucho petitgrain y cítricos; el S3 de Legrain; el Agua Lavanda de Puig, o Varon Dandy, por ejemplo. Son olores que nos acompañarán toda la vida.

Nuestra gran responsabilidad

Que nuestro inventario haya crecido tanto, o que tengamos que afrontar determinados picos de demanda, nos ha empujado a abordar, por obligación, la externalización de algún proceso; en concreto, parte del almacenaje. Recientemente, hemos hecho obras en nuestras instalaciones, remodelando tanto el almacén como las oficinas, y ello nos ha obligado a externalizar, al menos temporalmente, parte del almacén. Sin embargo, tenemos una gran responsabilidad con nuestro equipo. Sientes que muchas familias dependen de ti, y es un pensamiento y una reflexión que te acompañan día y noche. De todas formas, el crecimiento del negocio, con clientes internacionales, nos lleva a tener que aproximarnos a ellos. Así, poco a poco, nos vamos replicando… y creando nuevos centros de distribución. Si queremos ser un distribuidor global, hemos de deslocalizar nuestro stock. No tiene dema- siado sentido que esté todo aquí, en Barcelona. Es mucho más práctico abrir diversos centros de negocio estratégicamente distribuidos, como en países latinoamericanos, el sudeste asiático u otros destinos. De momento, y desde 2012, han aumentado nuestras operaciones triangulares. Eso significa que el stock ya no pasa necesariamente por Barcelona, sino que lo enviamos directamente desde su origen a su destino. Hay que tener en cuenta que tratamos con productos tóxicos e inflamables, y por lo tanto existe una legislación importante al respecto que hemos de cumplir, y que nos limita igualmente los volúmenes que hay que mover. Es, también, un tema de seguridad. Vendemos mucho en Colombia, por eso desde 2014 tenemos abierta allí una delegación con siete personas en plantilla. En esa misma dirección, en 2014 abrimos una oficina comercial en Múnich para cubrir el nordeste europeo. Además, en otros países, tenemos acuerdos con agentes o distribuidores. América Latina nos funciona muy bien. Contamos con un distribuidor muy importante en Argentina y otro en México, y con un agente en Brasil. Asimismo lo hacemos en Asia, especialmente en Pakistán y China.

La nueva generación

Yo, Sofia, casada con Juan, ingeniero textil y empresario, tengo cuatro hijos, Marc, Sofia, Álex y Blanca, de veintitrés, veintiuno, diecinueve y dieciséis años, respectivamente. Hubiera tenido más hijos aún, pero, como trabajaba en la empresa familiar, y mucho, me quedé en cuatro, número que, con los tiempos que corren, suele verse como una proeza. Lo cierto es que cuando me quedé embarazada por cuarta vez, no sabía cómo comunicárselo a los míos, porque ya era casi una excentricidad. Eva está casada con Juan Pablo, propietario de una empresa de packaging en Terrassa, y tiene tres hijos, Paula, Joan y María, de entre catorce y diecinueve años. Entre ambas, sumamos siete, así que estamos bastante por encima de la natalidad media del país. Para nosotras haber tenido hijos mientras impulsábamos la empresa, lejos de ser una carga, ha sido un estímulo.

Nunca hemos cogido una baja maternal

He tenido unos embarazos estupendos, trabajando hasta el último día. Yo, Sofia, con el primogénito, por aquello de la novedad, quizá estuve un mes y medio en casa, pero siempre he ido a la empresa al poco de dar a luz. Tras el último parto, fui a trabajar cinco días después. Me llevaba el moisés y lo dejaba en el despacho de al lado, porque tenía tantas cosas entre manos que no me podía quedar en casa. Yo creo que todo es posible si uno se lo propone. Eva, que también tuvo unos embarazos óptimos, afortunadamente, hizo exactamente lo mismo. Es una cuestión de implicación, compromiso y sentido de la responsabilidad. Por eso me sorprende que sean normales, y cada vez más frecuentes, las numerosas bajas que se toman las embarazadas. En algunos casos, seguro que están plenamente justificadas, pero no podemos evitar pensar que, a nosotras, eso nunca nos sucedió. Es cierto que tampoco hemos tenido la experiencia de la maternidad de forma tranquila, aunque sí bien aprovechada. Como siempre hemos soñado poder hacerlo, nos hace muy felices que las demás lo hagan, porque sucede una, dos o tres veces en la vida, a lo sumo, y merece ser disfrutado con plenitud. Es un derecho que jamás vamos a cuestionar.

Un 65 % de mujeres en plantilla

Durante todos estos años de paternidad y maternidad, nuestros maridos han trabajado tanto como nosotras. Simplemente, se trataba de turnarnos. Si uno viajaba, el otro no viajaba, y viceversa. Siempre nos hemos quedado con los niños o ellos o nosotras, por nuestra propia tranquilidad. Con todo, tampoco diría que ellos hayan asumido más roles familiares por el hecho de tener mujeres empresarias. Las mujeres debemos poder trabajar y ser madres a la vez. En Lluch Essence en torno al 65 % de la plantilla son mujeres. No se trata de un trabajo femenino, porque lo pueden hacer igualmente hombres, pero el porcentaje, sin premeditación, es este. Las mujeres, en nuestro caso, ganan.

Al viajar se ve el mundo de otra manera

Hemos viajado mucho y eso quizá nos ha dado una visión diferente. Nos encanta visitar otros países y conocer las máximas culturas posibles. Estamos abiertas al mundo y trabajamos a lo largo y ancho del planeta. Por eso, creemos que, en un mundo tan grande, tan rico, tan maravilloso, hemos de respetarnos y unirnos, sin aislarnos. Este es el gran motivo por el cual, desde el punto de vista empresarial, el llamado Procés nos preocupa. Para bien o para mal, estamos en el punto de mira de la opinión pública mundial, y creemos que, en general, de una forma negativa. Cuando viajamos por el mundo no paran de preguntarnos cómo está la situación, incluso los taxistas, y siempre nos decimos lo mismo: que no nos ayuda que hablen de ello. Barcelona era, y es, una referencia en nuestro sector, como en tantos otros, y una gran ciudad, y queremos que la gente siga encantada de venir. Hasta ahora hemos sido afortunadas, porque no nos costaba nada atraer talento exterior. Ahora, en cambio, las cosas han cambiado, porque los nombres de Barcelona y Catalunya se pueden asociar a conflicto, seguramente por desconocimiento o por distorsión, ya que los que somos de aquí sabemos la realidad. Vivimos en la mejor ciudad del mundo, y queremos que lo siga siendo.