Francisco Martín Frías
Francisco Martín Frías
TH, 1r VOLUM. La transición política española

FRANCISCO MARTÍN FRÍAS. Empresario

Texto del 03/10/2002
Fotografía: Àngel Font

Francisco Martín Frías es director de MRW. Destaca especialmente entre el extenso conjunto de empresarios catalanes por el carácter innovador y emprendedor de sus propuestas y por las iniciativas sociales que financia su empresa. Ha podido observar desde muy cerca la evolución del país, y sus comentarios revelan aspectos que convendría mejorar, así como posibles soluciones prácticas.

Toda mi vida laboral ha estado vinculada al transporte

Procedo de una familia de labradores de Segovia1, que decidieron emigrar hartos de las escasas oportunidades económicas y de la dureza climática de aquella tierra. Para prosperar, mi padre pasó de labrador a transportista, compró un camión, supo que se estaba ampliando el aeropuerto de Bar­celona, cogió a la familia, nos montó en él y vinimos a la ciudad. Yo tenía entonces seis años, y a los once abandoné la escuela para empezar a trabajar en el colmado que regentaba mi familia. Por la mañana iba al mercado del Born y acompañaba al camión que repartía las cajas de fruta y verdura. Durante todo el recorrido, y nuestro establecimiento era el último, iba arrimando las cajas a otro mozo que las entraba en cada una de las tiendas, y de este modo no nos cobraban el transporte. Estuve así hasta los catorce años, en que mi padre compró un camión con volquete para transporte de tierras, y viendo que podía prosperar más con él que en la tienda, me destinaron a ayudarle. Nos dedicamos a transportar tierra y a realizar excavaciones de terrenos.

A los dieciocho años me independicé laboralmente, compré una de las primeras excavadoras que llegaron a Cataluña y monté mi propia empresa de excavación y transporte de tierras. Desde el principio aposté por la adqui­sición de maquinaria más moderna y productiva, lo que situó la empresa como líder en su especialidad, la excavación en profundidad. Llegamos a ­tener veintidós excavadoras grandes y trece pequeñas trabajando en gran cantidad de edificios de la ciudad, desde los más humildes hasta las principales promociones inmobiliarias.

A los treinta y siete años un gestor amigo mío me comentó que existía una empresa de transporte rápido, llamada Mensajeros Radio, que estaba en quiebra y se vendía a buen precio. Vimos que podía ser un negocio bueno y de futuro, sin límite, y con un grupo de amigos la compramos en 1979. Hicimos una serie de cambios, pusimos un gerente al frente de la misma, pero a los tres meses mis socios me pidieron que me hiciera cargo personalmente de la dirección de la empresa. Como le preveía un futuro muy prometedor, vendí la compañía de excavaciones y me dediqué exclusivamente al transporte urgente.

Inventamos el concepto actual de transporte urgente en España

Empezamos siendo una compañía de mensajería en moto, que es lo que todos conocemos en las áreas urbanas, pero por ese camino nos enfrentábamos a una creciente competencia, y para potenciar la expansión de la empresa creamos el servicio interciudades ‘puerta a puerta’. En principio abrimos sucursales en Madrid y luego en Guadalajara, Lleida y Zaragoza, recogíamos el paquete en el domicilio del cliente, lo transportábamos y entregábamos en el domicilio del destinatario. También incorporamos un nuevo concepto de exigencia: la autopenalización por retrasos, devolviendo el importe del servicio, si éste se entregaba con demora. Por todo esto, podemos afirmar que el concepto actual de transporte urgente en España es invención nuestra.

En la actualidad hemos pasado a ser una empresa franquiciadora, pues en 1991 nos dimos cuenta de que el crecimiento sobre la base de agencias ­propias nos impedía ir todo lo rápido que el mercado permitía, así que ­actualmente ­tenemos seiscientas setenta y una franquicias independientes repartidas por ­todo el territorio de la península, incluyendo Andorra, Gibraltar y Portugal, y veintiséis plataformas de distribución de paquetes, pues la empresa se dedica exclusivamente al transporte de los envíos entre las diversas franquicias.

Nos hemos anticipado a la vigencia actual de los comités de ética y arbitraje

Desde hace unos cinco años se está empezando a hablar en el mundo empresarial de ética y de arbitraje entre conflictos, conceptos que estaban archivados en el fondo de algún cajón del vocabulario empresarial y que ahora están de moda. En cierto modo nuestra compañía se anticipó a la relevancia actual de estas nociones, pues en 1990 creamos nuestro propio comité de ética y arbitraje, que desde entonces define nuestra relación con los establecimientos franquiciados, como una especie de gobierno dentro de la empresa. Pensamos que no era lógico, ni ético, decidir desde la central de Barcelona lo que se ­tenía que hacer, sin contar con la opinión de las franquicias, cada una sujeta a sus propios resultados económicos y profesionales. Así pues, sin perder un ápice de poder creamos este comité, compuesto de ocho miembros elegidos por sorteo, cuyo cometido es dirimir posibles problemas entre el franqui­ciado. Además, todas las tarifas y nuevos servicios deben pasar por él y ser aprobadas por mayoría mediante voto secreto, si no, no se ponen en práctica.

De esta manera no hay letrados inmiscuidos en el proceso de adoptar medidas conjuntas en el desarrollo de la empresa, porque su presencia nos produce ­cierto resquemor y entorpece la agilidad de la toma de decisiones, vital en un sector tan dinámico como el nuestro. Mi padre fue juez de paz2 en el pueblo ­antes de emigrar a Barcelona, se reunía con los vecinos enemistados, les decía que no tenían que discutir, se iban a la tasca, se tomaban tres vinos y todo solu­cionado. En la sociedad moderna, en que hay menos comunicación, este sistema sería difícil de implantar, pero considero que, para la solución de los ­conflictos internos de una empresa, cosas como la confianza, el diálogo franco y el compromiso mutuo se echan en falta en los gabinetes de arbitraje externos, por eso prefe­rimos simplificar la relación sometiendo las directrices básicas de la empresa al cumplimiento de las decisiones democráticas de este comité.

Durante la transición se buscaba la integración de los inmigrantes en el proceso democrático catalán

He vivido siempre ajeno a los temas políticos, aunque naturalmente a todos nos incumben. Trabajé lo mismo con Franco que después, ni me ayudaron unos, ni los otros, así que los acontecimientos de la transición los viví con bastante indiferencia. Lo que sí puedo decir es que mi percepción, como ­inmi­grante castellano en Cataluña, fue menos apasionada que la de los catalanes ­nativos. Para ellos la vuelta del President Tarradellas, la elaboración del Estatut de Sau, la recuperación de una serie de libertades y signos de identidad propios tuvo un significado especial. En las primeras campañas electorales democráticas se buscaba con afán el voto de los que habían venido a Cataluña de otras ­partes del Estado, cosa que no me pareció ofensiva en ningún momento, ­porque era algo legítimo, fruto de un acuerdo tácito entre todas las fuerzas polí­ticas; por consiguiente, esa voluntad integradora por parte de la sociedad catalana fue un acierto y sirvió para garantizar la convivencia.

Confié mucho en el estilo político de Adolfo Suárez

En el desarrollo de la transición, con la implantación del sistema de las autonomías y demás aspectos políticos delicados, confié mucho en el criterio del presidente del gobierno de aquel momento, mi paisano Adolfo Suárez. Pensé que si él lo promovía debía ser algo bueno para el conjunto de España. Mayor impresión me causó la legalización del Partido Comunista, porque nos ha­bíamos educado con la idea de que el comunismo era el mayor enemigo de nuestra sociedad, luego se ha visto que su legalización contribuyó a resta­blecer la reconciliación nacional, a superar los traumas del pasado, y ha sido muy positiva. Naturalmente seguí con atención los pasos de Adolfo Suárez, confié plenamente en él y en su estilo político que, a diferencia de otras figuras de la época, era más sobrio y menos grandilocuente. Procuraba hacer todo lo posible para consolidar el cambio democrático sin sobrepasarse, todas sus acciones políticas estaban presididas por una moderación exquisita y muy conveniente en aquel tiempo. Me sorprendió mucho su dimisión, era algo con lo que no contaba, y, por eso, supuso un fuerte golpe para mí.

En el resto del Estado se tiene una idea errónea de la convivencia en Cataluña

El mayor valor que hemos sabido preservar y desarrollar durante el actual periodo autonómico en Cataluña es el de la convivencia perfecta entre los naturales del país y los que vinimos a trabajar procedentes de otras partes del Estado. España no es plenamente consciente de lo importante y, en cierto modo, envidiable, que es este fenómeno, porque todavía de vez en cuando se levantan sospechas sobre ello; si supieran la escasa problemática y el ­consenso general que existe en torno a este tema, ya no se lo plantearían.

Nunca me he sentido discriminado en Cataluña

Suelen buscar polémicas con el tema de la lengua. Aunque hablo catalán medianamente, dada mi trayectoria personal soy castellano parlante: hijo de padres castellanos, actividad profesional en un ambiente como el de la construcción, dominado por la presencia mayoritaria de inmigrantes que hablan también castellano, etc. Hasta hace poco no me he visto en la necesidad de utilizar regularmente la lengua catalana, pero eso no ha supuesto ningún impedimento. Hay gente que no habla catalán por culpa precisamente de los catalanes, y esto hay que entenderlo en positivo. Todo aquel que llega a un ámbito lingüístico distinto del suyo procura aprender esa lengua en el menor plazo de tiempo para no sentirse discriminado. Aquí, como nunca me he sentido discriminado, no he tenido especial interés en hablar catalán. Si alguien me contesta en catalán, al cabo de un rato hablamos en esa lengua sin ningún problema, pero normalmente los propios catalanes renuncian al uso de su lengua para hacerte sentir más cómodo. En realidad no he visto que se haya marginado a nadie que viva en Cataluña por el hecho de no ser catalán.

La política lingüística de la Generalitat casi siempre es la correcta

Entiendo y comparto la política seguida por la Generalitat de promoción del uso de la lengua catalana en todos los ámbitos de la sociedad, sobre todo, teniendo en cuenta que nunca ha sido una política impositiva. Se ha hecho hincapié en la implantación de la lengua en los medios de comunicación, ­algo que resultaba necesario, pero también costoso, aunque ha dado buenos resultados casi siempre. En este ámbito de actuación en los últimos tiempos se mantiene una pugna a veces excesiva por el doblaje de películas extran­jeras en catalán. En ese punto no estoy tan de acuerdo, mi opinión al ­respecto es que resulta tan estúpido como doblarlas al castellano, porque en cualquier país del mundo las películas se emiten en versión original, casi siempre en inglés, y de esa manera llega un momento en que cualquier persona entiende medianamente el inglés, sin necesidad de aprenderlo en una escuela, de manera natural. Considero que el doblaje en catalán, y también en castellano, además de ser costoso resulta contraproducente. Creo que no ayuda a formar un mundo global al que todos aspiramos.

Una reivindicación asumida por nuestra empresa es la igualdad laboral entre hombres y mujeres

Desde hace tiempo tenemos la certificación en el programa Óptima, que pretende la equiparación de salarios en el mundo laboral entre hombres y mujeres a igual puesto de trabajo. Es éste un aspecto en el que la sociedad debe ­mejorar y cambiar de mentalidad lo antes posible, pues la incorporación ­femenina al mercado laboral es un proceso necesario, justo e imparable. Lamentablemente hay empresarios que le dicen al jefe de personal cuando contratan una mujer: vigila que no se quede en estado y, si se queda, cómo la podemos sacar de la empresa. En cambio, yo siempre digo cuando una empleada se queda embarazada que hay que pensar en catalán, porque en la tripita va un cliente.

Si el resto de los políticos catalanes vendieran Cataluña al mundo como lo hacemos los empresarios o el mismo Pujol, nos iría mucho mejor

He tenido la oportunidad de tratar a Jordi Pujol en algún acto oficial. Podrías pasar horas y horas con el President y nunca te aburrirías, porque ­tiene resortes para todo, cuenta con una excepcional memoria y es un hombre con una visión política envidiable. Jordi Pujol quiere mucho a Cata­luña, se desvive por ella, incluso en ocasiones se excede en el tiempo que emplea trabajando para la misma; en este sentido, no se le puede reprochar nada. Además, la ha promocionado organizando viajes comerciales con empresarios por todo el mundo, consolidando oficinas comerciales propias en otros países, visitando fábricas, hablando de investigación y desarrollo, de alta tecnología, etc. Si el resto de los políticos catalanes vendieran Cataluña al mundo como lo hacemos los empresarios o el mismo Pujol, nos iría ­mucho mejor.

Su actividad no siempre ha sido bien entendida por el gobierno central

Le toca sufrir porque esta actividad no siempre ha sido bien entendida desde el gobierno central, porque los presupuestos con que cuenta son escasos y no puede hacer siempre todo lo que quiere. Indudablemente aquí intervienen muchos factores. No todos los ayuntamientos son de Convergència, eso se nota especialmente en Barcelona, lo que dificulta la acción de gobierno. En Madrid, por contra, tienen la gran ventaja de que el gobierno central, el auto­nómico y el municipal son iguales, y cualquier cosa la acometen con mayor rapidez, así que hemos de estar al tanto para evolucionar al mismo ritmo que ellos. Veo muy interesante salir fuera a crear oficinas comerciales, creo que esto es elogiable, y en absoluto desmerece la gestión del gobierno central. Sí que es cierto que a veces se utiliza esta faceta para generar fricciones políticas, como ahora con la apertura de una delegación en Marruecos, pero esto es un despropósito, pues las gestiones se hicieron antes de que ­surgieran las desavenencias actuales con nuestros vecinos.

El asunto de la inmigración requiere un esfuerzo integrador por parte de la sociedad

En un plazo relativamente corto, hemos pasado de ser un Estado con un alto movimiento migratorio, a ser centro de acogida de emigrantes de otras naciones, fenómeno social que está generando tensiones y protestas. Parece que nadie se acuerda ya de cuando teníamos que ir fuera a trabajar, de que España se nutría económicamente de las divisas que traían los que estaban en Alemania o Suiza. Ahora debemos ser capaces de recibir, documentar e integrar a la gente que está llegando, pero naturalmente hace falta para ello cierto control de la inmigración, que ahora no existe, porque el fenómeno es muy reciente y ha aparecido de pronto desbordándonos. Lo que no se puede consentir es la entrada ilegal en el país por medio de las pateras, pues viene gente que no sabemos de dónde procede, si han sido criminales o labradores, y esto perturba bastante la convivencia social. Llegan aquí sin papeles, así que no se les puede dar trabajo, y como no tienen empleo, no se les proporcionan los documentos de residencia, es decir, que se crea un círculo ­vicioso en torno a este asunto que eterniza el problema y dificulta su integración. Inevitablemente necesitan sobrevivir, y si no pueden trabajar normalmente, finalmente acaban delinquiendo. Conviene solucionar pronto este asunto haciendo gala de una mayor amplitud de miras. Por ejemplo, desde que viene al mundo un niño está costando mucho dinero al gobierno y a la sociedad que lo acoge pero, cuando llega un inmigrante, éste ya está criado y dispuesto a trabajar, a contribuir al desarrollo del país.

Formación profesional, una asignatura pendiente

Desde la época de la transición se viene observando un desequilibrio casi imperdonable en el mercado laboral a favor de la presencia masiva de estudiantes universitarios en detrimento de la necesaria formación profesional. Los empresarios y trabajadores no tenemos responsabilidad sobre ello, pero los gobiernos sí, porque saben cómo están funcionando otros países. Hace treinta años en Alemania ganaba más un soldador experto que cualquier persona con carrera universitaria, y tarde o temprano esto tenía que acabar ocurriendo aquí también. Creo que el gobierno socialista falló al eliminar los aprendices, pues antes existían en los talleres, en las obras, chicos que aprendían un oficio porque les gustaba, se iniciaban en él de manera práctica sin preocuparse de contratos, cotizaciones a la seguridad social ni nada, y esto era útil para ellos y para los empresarios. Resulta que ahora, partiendo de la idea respetable de querer dar a nuestros hijos lo que no tuvimos, quedará fuera de onda aquel que no estudie una carrera, pero esto, bien mirado, es un disparate. Hay más licenciados en derecho en Cataluña que en toda Francia, por poner un ejemplo. No se trata de prohibir el acceso a la universidad, pero a lo mejor esa gente debería saber que probablemente acabará siendo paleta porque la oferta laboral en determinados campos estará saturada. Cultura sí, pero formación profesional también. Un transportista no tiene necesariamente que ser abogado. Precisamente ahora resulta que nos vemos obligados a importar chóferes de los países del este de Europa porque aquí no hay gente que quiera llevar un camión. Hoy día, casi hay más universidades que escuelas de formación profesional, cuando es más barata la escuela de formación que la universidad.

Profusión de instalaciones polideportivas

En la actualidad, como equipamiento colectivo de valor social, los pabellones polideportivos son equivalentes a lo que significaron antaño las iglesias. Hay pueblos en donde el polideportivo ya ocupa más metros cuadrados que las iglesias y el resto de los equipamientos sociales. Se ha criticado mucho que Cataluña esté llena de pabellones de deportes en todas partes, algo que reporta evidentes beneficios electorales. Pero esto no ha sido exclusivo de Cataluña, sino que ocurre en toda España, sobre todo siempre que se avecinan periodos electorales. Los políticos creen que promoviendo estos equipamientos cívicos ganarán el voto, y seguramente si continúan haciéndolo es porque, en efecto, deben ganarlo.

En infraestructuras Cataluña padece un retraso por culpa de una mala planificación del gobierno central

Razonablemente, buscando cuentas de resultados, ha sido un sinsentido que el trazado del AVE se hiciera primero de Madrid a Sevilla, porque si se crea una infraestructura así, se debe hacer donde hay mayor volumen de tráfico de pasajeros, que es de Madrid a Barcelona. Creo que ha sido un error grave por parte del gobierno central, y también por parte de Jordi Pujol, que en aquel momento debería haber aprovechado la oportunidad que le brindaba su papel decisivo en la gobernabilidad del país para que Cataluña mejorara en este tema. Tampoco tenemos en Cataluña un buen aeropuerto, pues para los viajes a larga distancia tienes que acudir al de Madrid, pero en este punto también van equivocados desde el gobierno central, porque yo y muchos empresarios preferimos organizar nuestros viajes desde el aeropuerto de París o el de Bruselas, con lo cual acaban perdiendo clientes.

El futuro de Cataluña pasa inexorablemente por convertirse en la plataforma logística del sur de Europa, de hecho ya dispone de un buen puerto, pero faltan las adecuadas conexiones ferroviarias y aeroportuarias. Tanto el gobierno de la Generalitat, que de hecho ya lo está haciendo, como el central deben apoyar decididamente este proyecto de futuro y enmendar este retraso de nuestras infraestructuras.

Cataluña ha sido desde siempre un territorio exportador, principalmente hacia el resto de España, así que de todos modos nos interesa que el nivel de las infraestructuras se eleve en todas partes, la preocupación por el tema no responde a un afán exclusivista como se pretende hacer creer a la opinión pública. Un producto de cualquier índole que se fabrique en Cataluña se tiene que poder entregar, por ejemplo, en Badajoz, así que no nos interesaría que existiera una carretera estupenda sólo hasta el límite de Cataluña, y luego hasta Badajoz siguiera un camino de carros.

Conservar el medio ambiente es la mejor apuesta de futuro

Puedo afirmar con rotundidad que en el futuro próximo las empresas deberán tener tres cuentas de resultados: la económica, la social y la medioambiental. Una empresa que no esté totalmente integrada en el entorno en donde esté ubicada no será una empresa sostenible. Supongo que hay muchas cosas a tener en cuenta, pero el futuro pasa por conservar el medio ambiente.

Esto requerirá una larga serie de adaptaciones y de esfuerzos que debe

asumir no sólo la empresa, sino también la sociedad y sus órganos de gobierno. Por parte de la Generalitat se hace lo que se puede en este tema, por ejemplo, por medio de la instalación de depuradoras y vertederos controlados, pero a menudo el ciudadano tiene la impresión de que no existe la suficiente sensibilidad al respecto. Lo que pasa es que aquí entran en juego, como siempre, trifulcas políticas, de las que existen multitud de ejemplos a todos los niveles. Estuve comentando con Pujol el tema del trasvase del Ebro3, y me dijo que los socialistas, que ahora están tan en contra, elaboraron un proyecto de plan hidrológico mucho más polémico que el actual, pero no se atrevieron a ponerlo en marcha en su día. En Sant Andreu de Llavaneres, con un ayuntamiento de Convergència, se ha instalado a las puertas de una urbanización una planta de tratamiento de residuos, pese a que existen otros solares libres alejados de viviendas. El complejo está gestionado por la fundación L’Arca del Maresme, de Mataró, apoyada por la Generalitat.

A estas batallas políticas se suman con frecuencia las intromisiones de los movimientos ecologistas, que tienen todo el derecho a opinar, pero a menudo lo hacen de forma extremista y poco moderada, son reacios al diálogo y a la negociación, lo cual me parece un error por su parte.

La llegada de los mossos d’esquadra a la gestión del tráfico se ha notado de forma negativa

Para los miembros del colectivo profesional del transporte por carretera, el traspaso de las competencias de tráfico en Cataluña a los mossos d’esquadra4 se está notando de forma inicialmente negativa, pero no porque sea un cuerpo de seguridad autóctono y menos preparado que los cuerpos de seguridad nacionales, sino por la falta de experiencia sobre el tema en comparación con la guardia civil, que llevaba muchos años de práctica en el control del tráfico y ya sabía cómo actuar correctamente ante un accidente en carretera, abrir carriles rápidamente para descongestionar retenciones, etc. Confío en que esta situación se acabará nivelando con el tiempo, pues no me cabe duda de la capacidad y de la entrega de los integrantes de este cuerpo catalán de seguridad.

En Cataluña somos más desprendidos de lo que la gente cree

Tengo una idea formada de la ciudadanía catalana, del carácter catalán, que difiere notablemente de la que es general en el resto de España, fruto de una serie de tópicos enraizados en la mentalidad popular e incluso fomentados por la clase política, pero muy alejados de la realidad. Predomina la impresión de que el catalán es tacaño, pero no es así. Los catalanes son desprendidos, aunque la gente no se lo crea. Su sentido de la solidaridad es mayor que en otras zonas del Estado y un ejemplo a seguir por muchas de ellas. Lo sé por su respuesta a las campañas de apoyo al Tercer Mundo, de las cuales en los últimos años mi compañía ha financiado más de cuarenta, y Cataluña siempre es de las más solidarias. Otra muestra de ello es que hay más ONG en Cataluña que casi en toda España.

Jordi Pujol es un político comprometido con sus ideas

No me cabe duda de que el compromiso de Jordi Pujol con su ideario político nacionalista a lo largo de estos años ha sido pleno, y eso ha debido influir en la confianza de sus votantes y en la larga permanencia en el poder. Soy del parecer que ningún político es depositario de la verdad absoluta, pero si actúa con el cien por cien de su verdad ya me parece un buen político. Independientemente de que se esté de acuerdo o no con determinados ideales políticos, me parece digno de consideración todo aquel estadista que, como Pujol, se mantiene fiel a sus creencias y sabe transmitir esa fidelidad a sus votantes. Esto es difícil de conseguir y tiene mucho mérito. Además, Jordi Pujol no es el único caso en Cataluña. Efectivamente, aunque no soy simpatizante de Josep Lluís Carod-Rovira5, he de reconocer que tiene sus ideales y, si se atiene a ellos y los respeta, es también un buen político respecto al compromiso con esos ideales nacionalistas.

Muchos problemas urbanísticos proceden de la falta de originalidad

Durante la revolución industrial del siglo xix los empresarios catalanes aplicaron el modelo de construir junto a la fábrica una colonia obrera, si necesitaban cien trabajadores construían cien casitas, con su economato, guardería, escuela, capilla, etc. Muchos de los problemas urbanísticos actuales proceden de la falta de originalidad de que en otros tiempos ha estado provista Cataluña. Convendría tomar ejemplo de aquellas iniciativas de antaño y en vez de construir polígonos industriales repletos de naves, propongo reservar un espacio para viviendas igual que se hacía antes, porque es más barato a la larga, se necesitarían menos carreteras, menos consumo de gasolina, menos desplazamientos para ir a trabajar, y sería mucho más rentable. Por ejemplo, en la Zona Franca de Barcelona no estorbaría para nada construir bloques de viviendas sociales con todo tipo de equipamientos y servicios aprovechando que el valor del suelo es ochenta veces inferior a lo que puede costar en otra parte, se resolvería el problema de muchas parejas jóvenes que se quieren casar y no tienen dónde vivir y se ayudaría a la familia.

En la actualidad la familia está penalizada

Cataluña, por desgracia, es la comunidad que lidera el ranking mundial de la baja natalidad, porque la familia no está apoyada. Desde la transición ningún gobierno lo ha hecho, parece que no es un tema relevante. Es más, diría incluso que la familia, especialmente si es numerosa, está penalizada socialmente, y hay datos que lo confirman, porque si quieres tener más de dos hijos ya necesitas un piso muy grande, que al precio actual es inasequible; el consumo de agua tiene una tarifa que hace que, cuando saltas a más consumo, te aumenten el precio. Por ejemplo, para percibir en España la misma cuantía de ayudas gubernamentales que una familia europea habría que tener un mínimo de siete hijos.

Desde nuestra empresa queremos aportar nuestro granito de arena para que les sea menos gravosa esta situación a los nueve millones de personas que forman parte de una familia numerosa en España, ofreciendo un envío gratuito de veinticinco kilos a cualquier destino dentro de la península.

1          Concretamente de Coca, población de la provincia de Segovia, con unos dos mil habitantes. Antigua colonia romana de Cauca, cuna del emperador Teodosio el Grande. Posee un impresionante castillo medieval de estilo románico mudéjar, único en su género.
2          Antigua institución, todavía vigente en los pequeños municipios alejados de las sedes judiciales. Un vecino, designado por votación popular, oía a las partes enfrentadas entre sí procurando reconciliarlas antes de que litigasen, y resolvía de plano las cuestiones de ínfima cuantía.
3          El Plan Hidrológico Nacional, aprobado por el Parlamento el 5 de julio de 2001, prevé el trasvase de agua del río Ebro para potenciar los crecientes regadíos implantados últimamente en regiones desérticas de la Comunidad Valenciana y de Murcia.
4          Cuerpo de seguridad policial dependiente de la Generalitat de Catalunya. Fundado en 1721, en la actualidad está completando su despliegue por todo el territorio catalán en sustitución de los cuerpos de seguridad nacionales y asumiendo las competencias tradicionales que éstos tenían encomendadas. Una de las últimas funciones traspasadas a los mossos d’esquadra ha sido el control del tráfico.
5          En la actualidad Josep Lluís Carod-Rovira lidera Esquerra Republicana de Catalunya, formación política de larga trayectoria histórica y de carácter marcadamente independentista.