Volumen 16. Biografías relevantes, empresarios de cosmética y belleza

Isabel i Àngel Pujolasos Vaqué – Pujolasos

 ISABEL PUJOLASOS VAQUÉ

Sant Pere de Torelló (Barcelona)

1976

 

ÀNGEL PUJOLASOS VAQUÉ

Sant Pere de Torelló (Barcelona)

1982

Hermanos, propietarios y socios de Pujolasos

 

19-10-2023

 

Madera de empresarios es lo que destila la tercera generación de esta compañía, que supo catapultar el negocio arrancado por su abuelo a través de una profunda transformación de la empresa. La adaptación a los constantes cambios del mercado les empujó a buscar sectores alternativos. Tras vislumbrar el futuro en la sostenibilidad, derivaron el core business de la firma hacia los tapones para el beauty, consiguiendo asociar sus productos al mercado del lujo, al apelar a la calidez y a la nobleza de la madera.

 

 

 

Isabel: Para la familia es un orgullo que, desde la nada, nuestro abuelo edificara una historia industrial tan entrañable

En mis primeros años, la compañía se ubicaba en los bajos de nuestra vivienda: un taller de carpintería en el que las máquinas ocupaban casi todo el espacio disponible y donde encontraba a nuestro padre, Àngel, completamente inmerso en el trabajo. Al llegar de la escuela, pasaba a verle y le daba dos besos antes de subir a casa para el almuerzo. La imagen de nuestro progenitor está asociada a la actividad constante, pues si de lunes a viernes, e incluso los sábados, invertía la mayoría de las horas en el taller, los fines de semana los pasaba en su despacho confeccionando facturas y controlando la contabilidad del negocio. Aunque la empresa la había puesto en marcha nuestro abuelo paterno, Josep, su frágil salud provocó que nuestro padre muy pronto le prestara apoyo en la misma, compatibilizando sus estudios de delineante por la noche. El abuelo había sido un hombre con una gran capacidad de superación, que había exhibido la virtud de crear su propio camino pese a sus adversos orígenes. Empleado inicialmente en tareas agrícolas, su fuerza de voluntad y su espíritu trabajador le llevaron a abrir ese taller donde fabricaban muebles de madera. Para la familia es un orgullo que, desde la nada, edificara una historia industrial tan entrañable.

 

Àngel: Hemos dado continuidad a la empresa familiar porque la pasión por lo que hacemos forma parte de nuestro ADN

Mi nacimiento coincidió con el traslado de la empresa, pasando del taller inicial a una nave que ocupa el antiguo campo de fútbol de Sant Pere de Torelló. En mi memoria todavía aflora el aroma de madera que nos envolvía, tanto el del serrín y las virutas que se formaban a lo largo del día y que recogíamos con capazos como el de ese residuo consumiéndose en la cocina económica, esparciendo por toda la casa su inconfundible y agradable olor. Hoy en día, aún me deleito paseándome por los patios colindantes, porque esa fragancia me relaja, además de despertarme recuerdos de mi abuelo, quien, junto a mi padre, se erigieron en las personas más influyentes en mi trayectoria vital. Ambos fueron un ejemplo de constancia, humildad, esfuerzo y superación. Los empresarios suelen prestar atención a sus negocios procurando que la cuenta de resultados sea positiva, lo cual es objetivamente respetable. Nuestros predecesores, sin renunciar a que las cifras cuadraran, incorporaban a la compañía mucho más: la pasión por el trabajo bien hecho y el orgullo ante los logros alcanzados. Tanto nuestro abuelo como nuestro padre supieron transmitirnos el apego a la firma y la ilusión por la mejora continua. Hemos dado continuidad a la empresa familiar porque la pasión por lo que hacemos forma parte de nuestro ADN.

 

Entendemos que una empresa alberga cierta responsabilidad social, procurando dejar una impronta positiva a nuestro alrededor

La pasión no la puedes comprar, sino que debes cultivarla desde la infancia. En nuestro hogar nos inculcaron esa virtud, tan necesaria para hacer frente a las épocas de dificultades por las que ha atravesado la compañía. Tutelar una empresa es una competición de fondo, en la que vas encadenando constantes y exigentes maratones y que, por lo tanto, reclama una mentalidad consistente y tener claro el propósito. La ilusión se convierte en el combustible para hacernos avanzar, ya que nuestra firma ha experimentado una profunda transformación desde sus inicios. Si volvemos la vista atrás, podemos darnos cuenta del camino recorrido. Difícilmente habríamos adivinado entonces que seríamos capaces de trazar esta trayectoria, que ha sido factible al habernos adaptado a los cambios y a un mercado en continuo desarrollo. Las entidades que renuncian a evolucionar difícilmente logran sobrevivir, como lo prueba que no resulta fácil hallar compañías con larga trayectoria. Las convicciones propias ejercen como los mejores cimientos para sostener los proyectos, y en nuestro caso entendemos que una empresa alberga también cierta responsabilidad social, procurando dejar una impronta positiva a nuestro alrededor. Hay quienes harían cualquier cosa por dinero; nosotros, no, y nuestro compromiso con la firma queda patente en la constante reinversión de los beneficios en recursos para asegurar la mejora de los procesos y los productos que fabricamos.

 

Isabel: A los jóvenes, invertir ocho horas en trabajos monótonos les puede abrir la mente para saber cuál es el camino que desean seguir

La cultura del esfuerzo empecé a aplicarla muy pronto, cuando empecé a ayudar a mi madre, Maria Teresa, en la peluquería que regentaba. Todavía no había cumplido los doce cuando, durante los veranos o los fines de semana en los que había muchas clientas a las que atender, ayudaba barriendo en el local o lavando cabezas, una función que, al principio, requería la ayuda de una plataforma porque mi estatura era aún muy limitada para alcanzar la pila de lavado. En casa nunca se anduvieron con remilgos y, siempre que fue menester, nos reclamaron apoyo tanto a mi hermano como a mí. Y si bien jamás nos faltó de nada, nos despojaron de cualquier burbuja protectora. Esas labores en la peluquería me resultaron de gran utilidad, pues yo era una jovencita tímida y reservada. El contacto con las parroquianas propició que, poco a poco, entablara conversaciones con ellas, adquiriera confianza y dominio de la situación, y a la postre pudiera convertirme en una persona más abierta. De todos modos, aquel oficio no me atraía y pronto me di cuenta de que la carpintería me seducía más, de ahí que, a los quince años, me trasladara a la nave de mi padre para realizar tareas diversas. A la juventud de hoy en día le sería muy beneficioso este tipo de prácticas, sobre todo para descubrir que hay vida más allá de un despacho. Invertir ocho horas en una línea de producción, o en un trabajo monótono, les puede abrir la mente para saber cuál es el camino que desean seguir. La combinación de teoría y práctica debería ser obligatoria en la etapa formativa, como ya ocurre en algunos países, donde se complementa la enseñanza que se imparte en las aulas con estancias en las empresas, lo cual propicia un enriquecedor contacto con la realidad.

 

Àngel: Eludir el intermediario para negociar directamente con el cliente nos permitió abandonar el anonimato y hacernos un nombre

La escoba también fue mi primera compañera de fatigas laboralmente hablando, ya que, a los quince años, durante las vacaciones de verano acudí a la carpintería para prestar ayuda al negocio familiar. Me hacía ilusión, tanto por percibir mi primer sueldo como por formar parte de la empresa y sentirme útil barriendo virutas, cargando cajas o ejerciendo cualquier otra función. Si reconfortante resultó recibir mi primer salario, más lo fue poder pagarles con él (ni que fuera parcialmente) un viaje a Egipto a mis padres, agradecido por todo lo que habían hecho hasta entonces por mi hermana y por mí. En esa época, la actividad de la empresa ya había cambiado, pues nos dedicábamos a fabricar complementos para mueble auxiliar: patas para camas o sofás, pomos y tiradores para cómodas, balaustres… Esa había sido nuestra primera transformación, más o menos cuando yo había nacido, a la que se le añadiría, en 2005, otro importante cambio, como consecuencia de la caída del negocio a causa de la expansión de Ikea, que se había convertido en un competidor imparable en el sector del mueble, hecho que nos llevó a diversificar nuestra actividad. Vimos en el mercado de las bebidas espirituosas una oportunidad, como proveedores de tapones de madera para licores, whiskies y brandies. Deseábamos abandonar el anonimato y hacernos un nombre, lo cual nos llevó a eludir el intermediario para negociar directamente con el cliente. Acudimos, a puerta fría, a Diageo, una importante multinacional de bebidas alcohólicas. Nuestra persistencia acabó teniendo premio, pues accedieron a escuchar nuestra propuesta de valor y empezamos a fabricar tapones de madera para el whisky Cardhu. Ese constituyó un gran hito para Pujolasos, porque a esa marca le siguieron muchas otras grandes firmas de bebidas espirituosas. Pero, además, sería el paso previo para la que acabaría siendo nuestra principal seña de identidad en la actualidad.

 

Isabel: Nuestro capítulo exportador se inició mediante el fax y con envío de cartas postales que redactábamos a máquina

Antes de lanzarnos a la aventura de los tapones, no obstante, hubo otro capítulo importante en la historia de nuestra compañía. En 1991 empezamos a acusar la crisis. Los pedidos habían caído notablemente y la morosidad se extendía, algo que afectaba la moral de nuestro padre, a quien cada día veía más triste, al advertir que el negocio se hundía y que no se vislumbraba luz en ese negro túnel. Le propuse salir del país y abrirnos a nuevos clientes.  Una auténtica aventura, es verdad, pues yo tenía 15 años y él muchas dificultades con el inglés. Le sugerí acudir a ferias internacionales, para adquirir contactos, ofreciéndome a acompañarle para ayudar con el idioma lo que buenamente pudiera,  cuando fuera menester. Viajamos a Birmingham (Reino Unido), donde se celebraba un salón en el que concurrían los sectores de la maquinaria y del mueble. Gran Bretaña se revelaba como un interesante mercado para el mobiliario de madera, a lo cual había que sumar que era donde más maquinaria especializada se estaba vendiendo; todo un termómetro, sin duda, de la actividad que se desarrollaba dentro de nuestro sector. Ahí mantuvimos algunas entrevistas incipientes, invitando a nuestros interlocutores a enviarnos un fax en caso de tener interés en nuestros servicios. Así, al salir del instituto, me presentaba en la empresa y traducíamos los faxes recibidos y les dábamos respuesta. Y fue de esta manera que iniciamos nuestro capítulo exportador que en los siguientes años llegó a cifras del 80%. Asimismo, a partir de los datos obtenidos del catálogo oficial del certamen, realizamos un envío postal a los potenciales clientes, mediante una carta que, tras ser revisada por mi profesora de inglés, redactábamos a máquina —pues el correo electrónico todavía estaba por llegar— y llevábamos a Correos para su correspondiente franqueo.

 

Acreditar la condición de proveedor de alguna firma cosmética nos abrió las puertas del sector

Tras haber verificado que podíamos dar respuesta óptima al mercado de las bebidas espirituosas con nuestros tapones de madera, nos plateamos un nuevo desafío. Se trataba de buscar un sector alternativo, dado que el de los licores y los whiskies era un mercado con altos volúmenes, una calidad relativa y unos márgenes muy ajustados. Podíamos hallar mayor valor añadido, con un grado más elevado de sofisticación y partidas más reducidas en el sector de la perfumería y la cosmética. Y si habíamos sido capaces de satisfacer a las compañías de bebidas alcohólicas, ¿qué nos impedía intentarlo en el mercado del beauty? Nada. Formulamos así una apuesta que tenía que permitirnos superar la crisis que empezamos a notar en 2008. No resultó fácil, no obstante, conquistar a las marcas de fragancias y colonias. Acudimos a varias ferias profesionales para presentar nuestra propuesta de valor, pero constatamos que estábamos ante un coto muy cerrado, en el que difícilmente lograríamos la entrada si no podíamos acreditar unos estándares de calidad o una capacidad de producción acordes con el sector, lo que significaba tanto como gozar de la condición de proveedor de alguna firma. Finalmente, la oportunidad nos llegaría a través de la confianza de un cliente sueco, Oriflame, que mostró una absoluta confianza en nosotros y nos trasladó dos proyectos de gran envergadura. Ese contrato de suministro fue la llave para vencer las reticencias con las que nos habían acogido hasta entonces, ya que significó nuestro desembarque en el sector de la belleza y propició nuestra expansión.

 

Isabel: Cuando existe una necesidad, el ser humano suple cualquier carencia con creatividad, innovación y originalidad

Si algo define nuestra empresa es precisamente su capacidad para sobrevivir. Toda compañía tiene que evolucionar y adaptarse al cambio de forma constante. Las ganas y la ilusión depositadas, y saber cuál era el objetivo perseguido, nos permitió ahuyentar cualquier temor al introducirnos en este nuevo sector. Cuando existe una necesidad, el ser humano suple cualquier carencia con creatividad, innovación y originalidad. Recuerdo que, en mi primera visita a un cliente, en Francia, no disponía ni de catálogo ni de muestras, pero aun así fui capaz de acometer el desafío de hacer una presentación. Con el tiempo, también hemos aprendido que la innovación hay que dosificarla, pues, en caso contrario, podemos llegar a colapsar a los clientes, habida cuenta de que, en ocasiones, son tan numerosas las ideas que fluyen a nuestra cabeza que, si bombardeásemos el mercado con todas ellas a la vez, correríamos el riesgo de alejarnos de su ritmo de absorción, el cual, lógicamente, no se corresponde con la creatividad que podemos arrojar en la entidad; sin olvidar que una innovación puede incluso acabar canibalizando a otra. Ambos conceptos, creatividad e innovación, deben exhibir orientación hacia el negocio, porque, si el mercado no los acepta, habremos incurrido en una inversión deficitaria.

 

A menudo, los obstáculos ayudan a lograr mayor cohesión en una organización y te hacen más fuerte

La pandemia ha sido otro de los desafíos que hemos tenido que superar. Existía mucha incertidumbre en ese momento, lo que siempre conlleva una contracción del mercado, porque la economía es miedosa. Sin embargo, mantuvimos nuestro talante innovador, reinventándonos una vez más y esforzándonos por salir adelante con nuevas propuestas. Hay que agradecer el compromiso demostrado por el equipo, que supo remar en la misma dirección. A menudo, los obstáculos que surgen ayudan a lograr mayor cohesión en una organización y te hacen más fuerte. En la actualidad, contamos con una plantilla en torno al medio centenar de profesionales, a los cuales hay que añadir una cifra similar de externos. Disponemos de un equipo de diseño que se nutre de ingenieros especializados en el desarrollo de producto, así como de personal especializado en calidad para verificar que los procesos y los resultados son los adecuados y deseables. El Departamento de Producción es el que concentra un mayor número de efectivos, dada nuestra condición de fabricantes. Tenemos la compañía perfectamente estructurada, con encargados, mandos intermedios y directivos en los que podemos depositar plena confianza para el correcto funcionamiento de la empresa. El comité de dirección está formado por siete personas, cuya visión sumada y conjunta nos proporciona un retrato fidedigno de la evolución de Pujolasos. El equipo humano es clave para nosotros, tanto a nivel profesional como personal. A ello contribuye, asimismo, la atención prestada en la selección del personal, pues en las entrevistas percibimos si los valores de los candidatos se alinean con los de la organización, porque, aunque las habilidades formativas son importantes, la conexión personal y la actitud lo son más.

 

La formación reclama visión de país, pero acusa una auténtica deriva porque no existen estrategias a largo plazo

La mayor parte de nuestro personal lo reclutamos en un estrecho radio geográfico. No resulta fácil hallar profesionales actualmente, un problema achacable a una política deficiente en lo que a promoción de los cursos de FP se refiere, que debería poner en valor la oportunidad que supone iniciar una carrera como mecánico, electricista o tornero, trabajos realmente de futuro, dada su gran demanda. El modelo dual implantado en Alemania, que compatibiliza la teoría en las aulas con las prácticas en empresas, está arrojando resultados interesantes, por lo que habría que estudiar su implementación en nuestro país, donde se imparten muchas sesiones sobre control numérico, programación…, pero no existe contacto con las máquinas y, al finalizar el ciclo, los alumnos ignoran la realidad y son incapaces de detectar si una herramienta está suficientemente afilada o equilibrada. En el momento de incorporarse al mercado laboral, los jóvenes necesitarían a un formador a su lado, algo que las empresas no siempre pueden permitirse, pues no nos sobran efectivos ni disponemos de capacidad económica para incorporar esa figura, capaz de transmitir el necesario conocimiento al empleado novel. Las instituciones no dedican suficiente atención a la realidad empresarial y, por lo tanto, tampoco a la política formativa necesaria para atenderla, entre otras razones porque orientan sus esfuerzos a acciones que arrojen un rédito electoral inmediato. Pero hay cuestiones que reclaman visión de país, como la educación, que acusa una auténtica deriva porque, lamentablemente, no existen estrategias a largo plazo.

 

Hemos procurado asociar la madera no solo a sostenibilidad, sino también a la industria del lujo

Pese a la sensación de que durante la pandemia la actividad había acusado un declive, el ejercicio del 2020 fue positivo y continuamos creciendo. A ello contribuyó decisivamente nuestra introducción en nuevos sectores, aprovechando la tendencia a valorar el producto natural y ecológico y a buscar prácticas acordes con la sostenibilidad, a lo cual podíamos contribuir con nuestros tapones de madera, que posibilitaban un packaging respetuoso con el medio ambiente. Paradójicamente, hace seis años acudíamos a multinacionales del sector cosmético y desechaban la incorporación de soluciones sostenibles, alegando que el mercado no lo demandaba. Esa sensibilidad medioambiental llegó dos años más tarde de lo esperado, pero, cuando irrumpió en nuestro entorno, lo hizo con gran fuerza. En la actualidad, cuando informamos que disponemos de tapones de madera, ya se considera material sostenible, y nos abren sus puertas. Todo lo vinculado al producto orgánico, minimalista, sin colas o monomaterial… se ha convertido en un elemento cotizado. Asimismo, hemos procurado asociar la madera no solo a sostenibilidad, sino también a la industria del lujo. En nuestras presentaciones a los clientes, solemos recurrir a los paralelismos con la innovación en el ámbito de los coches de alta gama, como Porsche, que incorpora la madera a sus tabliers, o de los yates, donde también la madera adquiere protagonismo. Esa comparativa surtió efecto, como lo demuestra que firmas como Dior, L’Oréal, Loewe, Puig, Ormaie, LVMH, Rituals o Estée Lauder entre otros, recurran a nuestros tapones para los frascos de sus perfumes. Proveemos a empresas de toda Europa, pero, también, de Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos y algún país de Sudamérica. Anualmente, producimos treinta y dos millones de tapones, y disponemos de capacidad para aumentar esta cifra.

 

La madera es de los pocos materiales que se regenera y, bien gestionado, constituye un recurso infinito

La madera que consumimos está certificada, pues procede de la gestión de bosques sostenibles, contando con las certificaciones FSC y PEFC; y, justamente, es de los pocos materiales que se regenera. Aplicando una adecuada política de gestión forestal, con talas controladas, la madera constituye un recurso infinito. La opinión pública suele tener un gran desconocimiento sobre la política de talas, ignorando que el bosque se tiene que regenerar y limpiar, ya que, de lo contrario, ocurre como en algunos países del Este de Europa, donde la masa forestal es tan grande que los bosques se están pudriendo. Evidentemente, nos oponemos a destrucciones como las del Amazonas, lo que, entre otras razones, explica que participemos en la iniciativa Plant-for-the-Planet, organización sin ánimo de lucro dependiente de la ONU, que tiene como objetivo concienciar a la población acerca de los problemas derivados del cambio climático y que promueve la plantación de árboles. Nos hemos convertido en embajadores de esta entidad en el sector de la perfumería cosmética, ofreciendo a los clientes la posibilidad de participar en una campaña de reforestación en función de los tapones adquiridos. Pujolasos destina parte de los beneficios obtenidos con esos tapones a la replantación de árboles e invita a la empresa en cuestión a realizar una dotación equivalente con el mismo objetivo. Deseamos hacer partícipes de esta iniciativa a las firmas con las que trabajamos, permitiéndoles, incluso, que escojan la zona geográfica en la que prefieren que se efectúe dicha reforestación.

 

Es un acierto elegir la madera para el packaging, que supone vestir y engalanar debidamente al producto

Una de nuestras últimas innovaciones enlaza el sector de la moda con el de la perfumería, lo que nos ha llevado a lanzar una nueva línea de negocio, bajo la marca Matsos. A través del proyecto Renew, que presentamos hace un mes en Mónaco y que cosechó una magnífica acogida, nos proponemos la recuperación de los residuos de la industria textil para la fabricación de tapones. De esta manera, estamos brindando una segunda vida en otro sector a un producto en desuso. La iniciativa está en línea con el destino que damos a nuestros residuos y mermas, los cuales, al proceder de la madera, orientamos a la producción de biomasa para calefacción. Sant Pere de Torelló cuenta con una central térmica donde van a parar parte de nuestros recortes, piezas defectuosas, virutas, etc., que se transforman en energía para la calefacción y en el agua caliente que consumimos en el pueblo, algo de lo que también nos beneficiamos. Por otra parte, el serrín fruto de nuestra actividad lo recuperan empresas subcontratadas para convertirlo en un material que sirve como lecho para los animales en las granjas. La madera es un material noble, vivo, natural, sostenible e íntegramente aprovechable. Semejantes cualidades nos llevaron, hace cuatro o cinco años, a poner en marcha unas sesiones formativas para sensibilizar a las grandes empresas sobre las ventajas competitivas de este material. Es un acierto elegir la madera para el packaging, un elemento sensorial muy importante, con el que se pretende generar expectativas e ilusión respecto al contenido. El packaging supone vestir y engalanar debidamente al producto. Y la madera ofrece una experiencia única al usuario, por su calidez y su distinción.

 

Queremos dejar huella en la sociedad en forma de contribución para construir un planeta mejor

Miramos hacia el futuro con el deseo de que la empresa continúe creciendo, siempre con el compromiso de aportar soluciones sostenibles, porque nuestro propósito último es dejar huella en la sociedad en forma de contribución para construir un planeta mejor. Seguiremos adaptándonos a las necesidades del mercado y, próximamente, asistiremos a un notable aumento de nuestra capacidad productiva y a la automatización de algunos procesos que nos permitirán ser más competitivos. Todos estos progresos son posibles gracias al apoyo que hallamos en nuestras respectivas familias. Isabel goza de un enorme respaldo por parte de su esposo, Toni, y de sus hijos, Clàudia y Oriol, de dieciséis y doce años respectivamente, en quienes encuentra su principal razón de ser y el apoyo para superar los momentos más adversos de nuestra compañía. En idéntica medida, Àngel agradece a su cónyuge, Sandra, el sentirse arropado y la comprensión que demuestra, pues en ocasiones resulta inevitable trasladar los problemas profesionales al hogar. A sus hijas, Jana y Gal·la, de diez y seis años, le transmiten asimismo el cariño necesario que uno espera cuando las situaciones se tuercen. Espero que la pasión que exhibimos les sirva para que ellas, también, acometan con ilusión la actividad que en el futuro, libremente, decidan ejercer. Ambos compartimos idénticas expectativas y, por encima de todo, deseamos que nuestros sobrinos e hijos disfruten de la vida y que, como personas, exhiban la nobleza de la madera y un firme compromiso con el planeta.