TH, 2n VOLUM. Rey y alcaldes

Josefa Luzardo Romano – Ex Alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria

Text del 08/06/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

Entre los peninsulares, Las Palmas de Gran Canaria y el conjunto del archipiélago despiertan una sana envidia por sus fabulosas condiciones climáticas, por la belleza de sus parajes naturales y por esa relación privilegiada que sus gentes mantienen con el mar. Quizás por ello, es una ciudad en continuo crecimiento, si bien más allá de sus innegables atractivos hay que reconocer la denodada labor de su alcaldesa a favor del progreso de la localidad. Si Las Palmas avanza a buen ritmo, algo tendrá que ver en ello el entusiasmo y empeño que derrocha Josefa Luzardo.

Me he sentido atraída desde siempre por la política municipal

Entré en política a los 18 años, justo en la época de la transición. Entonces estaba empezando la carrera universitaria de Derecho, seguía con sumo interés los debates políticos en televisión y confieso que sentía una admiración muy profunda por Don Manuel Fraga. Así pues, decidí ingresar en Alianza Popular en el año 1982. Dentro del partido me he sentido atraída desde siempre por la política municipal, aunque he compaginado ese interés personal con otras responsabilidades políticas, pues he sido elegida senadora en 1993 y en 1996 y formo parte del Comité Ejecutivo Nacional. En 1991 entré en el Ayuntamiento de Las Palmas, del que he sido concejala, teniente de alcalde a partir de 1995 y desde hace un año alcaldesa.

Los municipios representan la mejor escuela política

Soy consciente de que, en nuestra tradición política, las legislaturas abarcan períodos de cuatro años. En política municipal, es un lapso de tiempo demasiado corto para desarrollar un programa, pero todos debemos aceptar esta regla de juego. Si deseas continuar en el cargo, debes procurar trabajar mucho y hacer las cosas bien para convencer al electorado y ser reelegido. En este sentido, creo que los municipios representan la mejor escuela política, el lugar donde se aprenden, se palpan y se sienten más intensamente las ventajas y desventajas de este oficio. Por lo demás, no soy partidaria de establecer límites en los mandatos municipales. Políticos como Rita Barberá o Paco Vázquez llevan muchos años siendo alcaldes, y supongo que se debe a que sus ciudadanos están encantados con la tarea que realizan y dudo que acepten de buen grado y comprendan una limitación legal a sus preferencias. El principio de la alternancia política parece acertado y válido en abstracto, pero en la práctica puede tergiversar la voluntad popular. En definitiva, la mejor limitación es la que imponen de manera democrática los ciudadanos en las urnas.

Se impone una segunda descentralización

Creo que una segunda descentralización, la que iría de las comunidades autónomas a los Ayuntamientos, todavía está pendiente de llevarse a cabo en nuestro país, y la considero muy conveniente. Los Ayuntamientos hemos sido desde siempre los hermanos pobres de la administración política, cuando en realidad somos el nivel más cercano al ciudadano, el lugar al que acude cuando tiene problemas porque percibe que somos los únicos que le entienden y le pueden ayudar. Un Ayuntamiento debe dar salida a cualquier situación complicada, a cualquier evento o inconveniente que surja en la comunidad, pero desde el resto de niveles administrativos no se nos facilita la labor. En algunos casos, sobre todo en los temas sociales, se precisan soluciones urgentes, como cuando un ciudadano se enfrenta a un desahucio, o en una familia desestructurada se producen malos tratos, y entonces se necesitan centros de acogida de los que los Ayuntamientos no disponemos, por ser una competencia que no nos corresponde —aunque de todos modos nos vemos obligados a ejercer, pues los afectados exigen respuestas rápidas, y los únicos que podemos darlas somos nosotros—. Los Ayuntamientos hemos sido relegados a un segundo plano político que no se atiene a la realidad.

Una lista de proyectos confeccionada con mucho entusiasmo

Cuando accedí a la alcaldía hace un año tenía una lista de proyectos confeccionada con mucho entusiasmo y mucha ilusión, pero que no dejaban de ser sino expectativas de dudoso cumplimiento. El trabajo ha sido apasionante y muy duro, pero se ha cerrado este primer año de mandato con un balance especialmente satisfactorio. Quedan aún tres años de legislatura y muchas cosas por hacer pero, efectivamente, si en el primer tramo de mandato no empiezan a concretarse los proyectos, te puedes llegar a desanimar, y por fortuna no ha sido éste el caso. Son muchos los resultados que se han obtenido.

Una ciudad que mantiene una relación muy intensa con el mar

En el apartado de los logros, el que considero más significativo es la adquisición de un espacio fundamental para la ciudad al final de la playa de Las Canteras. El Confital es un enclave natural de 433.000 m2 de propiedad privada que el municipio intentaba comprar desde hace 40 años, y finalmente se anexionó a la ciudad. Queremos darle un uso apropiado, de espacio libre con un fuerte componente lúdico por estar en primera línea de mar y resultar ideal para la práctica de deportes náuticos. En otro orden de cosas, se ha creado por fin una comisión mixta Puerto-Ciudad que intentará resolver el paradójico divorcio que ha existido desde siempre entre ambas instituciones. Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad que mantiene una relación muy intensa con el mar, se encuentra rodeada de agua por todas partes y conviviendo con un puerto de vital importancia cuya continua expansión ha supuesto un conflicto permanente con el desarrollo urbano. La comisión nos permite armonizar el progreso de ambas entidades, y entre otras cosas arroja como primer resultado el traslado del área logística del puerto y la subsiguiente ganancia por parte de la ciudad de un espacio de 350.000 m2 en la zona del Parque de Santa Catalina, a la altura del istmo. En aplicación de la Ley de Grandes Ciudades, puesto que Las Palmas de Gran Canaria ya ha alcanzado los 380.000 habitantes, se han aprobado también la creación de las cinco juntas de distrito que deben regir la ciudad que no para de crecer. Además, me satisface enormemente como mujer que hayamos elaborado y aprobado un primer Plan de Igualdad de Oportunidades, pues estoy convencida de que la plena igualdad de la mujer no debe limitarse a un hecho jurídico, sino que es necesario potenciar su implantación real. El conjunto de estos resultados y de otros más, obtenidos en apenas un año de gestión, hacen que me sienta entusiasmada con el proyecto político de esta legislatura.

Directivas europeas sobre medio ambiente

La ciudadanía cada día está más sensibilizada acerca de la importancia del respeto y conservación de nuestro medio ambiente, y en respuesta a esta preocupación general hemos iniciado el segundo año de mandato con la puesta en marcha de un ambicioso plan de concienciación ciudadana y una campaña de reciclaje. El Ayuntamiento pretende fomentar entre los escolares ese respeto y la importancia de la recogida selectiva de las basuras, así que programamos visitas de los colegios locales al vertedero municipal y a la planta de reciclaje de residuos. Desde la administración estamos obligados a cumplir las directivas europeas sobre medio ambiente, que cada vez son más rígidas, y pretendemos inculcar esa conciencia medioambiental entre los más jóvenes porque consideramos que es fundamental para asegurar un desarrollo sostenible en un entorno tan frágil, por ser insular, como el nuestro.

Debemos corregir errores urbanísticos del pasado

En Las Palmas de Gran Canaria existen industrias relacionadas con las manufacturas e industrias de transformación de productos agrícolas, en especial de productos lácteos. Desde el Ayuntamiento queremos potenciar estos sectores empresariales, que están en alza, pero no podemos dejar de reconocer que son todavía muy minoritarios y no constituyen una verdadera alternativa frente al principal motor económico de la ciudad y de la región, que es el turismo. De esta última actividad proceden el 75% de nuestros ingresos. Por descontado, el Ayuntamiento es consciente de que debe facilitar el desarrollo de la industria hotelera local, cuidar con esmero el entorno natural y sacar el máximo provecho de nuestros atractivos turísticos. Por su peculiar orografía, Las Palmas de Gran Canaria cuenta con unas playas magníficas enclavadas en pleno corazón de la ciudad, un paisaje marítimo idílico que forma parte intrínseca de nuestras vidas y es un patrimonio al que no podemos renunciar. Debemos corregir errores urbanísticos del pasado, cuando se planeó un desarrollo de espaldas al mar, y recuperar el frente marítimo de la ciudad. El mar debe convertirse de nuevo en la válvula de escape de la ciudad, en ese pulmón de oxígeno y espacio de disfrute para vecinos y visitantes. No en vano la temperatura del agua y las condiciones para el baño ya son ideales desde el mes de marzo. Hay que sacar mayor provecho de la circunstancia de que Las Palmas de Gran Canaria tenga una temperatura media anual de 23-24 ºC, uno de los mejores climas del mundo y la razón principal por la que recibimos tantos turistas de los países nórdicos.

Rehabilitación del patrimonio histórico

Los atractivos turísticos de la ciudad no se limitan a las playas. No hay que descuidar otros componentes importantes de nuestra oferta, como son el carnaval y los edificios del patrimonio histórico local. Al respecto del carnaval, el Ayuntamiento contribuye a sufragar el elevado presupuesto de una fiesta que año tras año adquiere mayor magnitud. En cuanto a la conservación del patrimonio local, hemos terminado recientemente la rehabilitación de la Casa Consistorial, está a punto de acabar la del Castillo de La Luz, del siglo XV, y ya está empezada  la esperada rehabilitación del Teatro Pérez Galdós. Se ha cerrado un acuerdo para ello con el Ministerio de Fomento y con el Cabildo —que preside José Manuel Soria, mi antecesor en la alcaldía—. Estas iniciativas contribuirán a completar el interés que suscita nuestra ciudad entre los turistas.

Muy buenas comunicaciones aéreas y marítimas

En algunos temas concretos, pocos por fortuna, Las Palmas de Gran Canaria precisa que se emprenda un mayor esfuerzo por parte de las administraciones central o autónoma de cara a su mejora. No podemos quejarnos de las instalaciones sanitarias de que disponemos, pero sí de su gestión, que en conjunto juzgamos un tanto deficiente a tenor de la extensa lista de espera a que se someten los usuarios. En cuanto a las infraestructuras de comunicación, llevamos un cierto retraso en la finalización del anillo insular de carreteras. En 2003 se inauguró la tercera fase de circunvalación, y esperamos  que se respeten los convenios suscritos para completar las otras dos fases que quedan por realizar. Tenemos, eso sí, muy buenas comunicaciones aéreas y marítimas, pero obviamente resultan medios de transporte demasiado caros. Desde luego, en el precio del transporte los isleños envidiamos a los peninsulares. Moverte de una isla a otra cuesta mucho dinero, y a veces se da la paradoja de que resulta más barato un billete de avión de esas compañías aéreas de tarifa reducida para ir a Madrid que la tarifa regular para trasladarse a La Gomera. Sabemos que es un problema que nunca se va a resolver del todo, pero no deja de ser un inconveniente añadido que requiere soluciones políticas más audaces.

La Constitución ha sido el marco de convivencia y de desarrollo del país

Tengo muy claro que la Constitución española, como todos los textos constitucionales del mundo, es mejorable y se puede modificar siempre y cuando haya el mismo consenso que hubo a la hora de su aprobación. Si no se produce ese mismo consenso político, opino que es un riesgo que no deberíamos correr. La Constitución ha sido el marco de convivencia y de desarrollo del país, y considero que debemos ser cautos con ella. No se puede abrir la caja de los truenos sin medir previamente las consecuencias. De todos modos, en algún artículo puntual y en ciertos temas concretos sí parece darse un acuerdo general, así que algún tipo de reforma parcial resultaría factible si se juzga conveniente. Efectivamente, aspectos que están en boga últimamente como el orden sucesorio de la Corona deberían modificarse, por si los Príncipes de Asturias no tuviesen hijos varones o el primogénito fuese una niña. Ahora bien, me parece más complicado empezar a retocar otros títulos de la Constitución que también se comentan con frecuencia. He sido senadora en dos legislaturas, y el asunto de la reforma del Senado hace tiempo que se discute, pero quiero señalar que en este punto particular nunca se ha logrado ese consenso político general —por las exageradas pretensiones de los grupos nacionalistas—  que reclamo como condición previa a las reformas, y no es una cuestión que esté hoy en vías de solución.

Me siento profundamente monárquica

Creo que Juan Carlos I ha ejercido, desde los tiempos de la transición, un papel político que todo el mundo en este país le reconoce, incluyendo los republicanos. Ha tomado perfectamente el pulso a la opinión popular para saber con certeza lo que se espera de Él y ha medido con sumo acierto el alcance político de las facultades que le otorga la propia Constitución. En el golpe de Estado, en los atentados terroristas, en momentos muy dolorosos y también en los alegres, la Familia Real ha sabido estar en su puesto y ser uno más entre todos los españoles, razón por la que se han ganado el cariño y el respeto general. Insisto, incluso el de aquellos republicanos que consideran que la monarquía es una institución obsoleta o pasada de moda. Es una opinión respetable pero que no comparto, pues me siento profundamente monárquica y no tengo ningún pudor en reconocerlo.

El Rey asume a la perfección su papel institucional

Todos nos sentimos orgullosos de tener un Rey que no se inmiscuye más de lo debido en asuntos de Estado, que ha comprendido que la función de la monarquía en nuestro país necesitaba un cambio respecto a lo que era habitual en épocas anteriores y acabó representando su mayor defecto. Sinceramente, creo que el éxito del modelo monárquico español en comparación con el de otros países reside en esa moderación y equidistancia política. El Rey asume a la perfección su papel institucional y, como debe ser, se mantiene al margen de las decisiones políticas.

Don Felipe de Borbón, educado desde niño para ser Rey

Por mis diversas responsabilidades políticas, ya sea a raíz de las recepciones protocolarias a la ejecutiva del Partido Popular, en las sesiones constitutivas del Senado o en sus visitas oficiales a Las Palmas de Gran Canaria, he tenido ocasión de saludar a Su Majestad y de comprobar la excelente acogida que dispensa la gente tanto al Rey como a cualquier miembro de la Familia Real. En virtud de ello, creo que la continuidad de la monarquía en España no corre ningún peligro, es algo comúnmente aceptado por todos y que no levanta recelos. Supongo que en esto tiene mucho que ver el hecho de que el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, cuente con el gran maestro político y mentor que es su padre, y que haya sido educado desde niño para ser Rey, así que está sobradamente preparado para ejercer esa eminente función en el futuro.