Texto del 23/01/06,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Iniesta
Juan Vicente Casas Casas forma parte de esta nueva generación de políticos que han traído aires de progreso, bienestar social y calidad de vida ciudadana. Conocedor y estudioso del municipalismo, vive con pasión y tesón su etapa de alcalde de Iniesta. Las páginas que vienen a continuación son de cuño propio, unas reflexiones que él mismo ha escrito y que son transcritas literalmente.
La autonomía local en pretérito imperfecto. La Primera Transición: un pasado de luces y sombras
Veintisiete cumpleaños…
El 3 de abril de 2006 celebramos el 27 cumpleaños de las primeras elecciones a los Ayuntamientos democráticos. Desde 1979, los ciudadanos han votado en 7 ocasiones a sus alcaldes y concejales, han podido elegir por sufragio universal a sus representantes municipales y nos han legitimado como sus autoridades locales. La democracia “a ras de tierra” se ha perfeccionado y consolidado notablemente. La constitucionalización de la Autonomía local -arts. 137 y 140 de la Carta Magna- se ha reforzado:,leyes como la de Bases de Régimen Local o la de Haciendas Locales han hecho real este cambio cualitativo. Hoy alcaldes y concejales somos los directos representantes de nuestros vecinos; y los Ayuntamientos, su institución más inmediata y cercana para resolver los problemas del día a día.
Las antiguas municipalidades han avanzado en el correr del tiempo histórico…
Los Ayuntamientos no todas las veces representaron a los vecinos ni los defendieron in extenso; más bien, fueron estructuras de poder apuntalando a oligarquías locales, privilegios y prebendas, en sistemas autocráticos, monolíticos; y más aún, se gobernaron por la cúpula más que por la base. Las antiguas municipalidades han evolucionado en el correr del tiempo. Los municipia romanos, las comunidades de tierra y fuero, los concejos del Antiguo Régimen, el ayuntamiento decimonónico o la corporación franquista, han avanzado en su legitimación, representatividad y funciones. Ediles, regidores, corregidores, alcaldes, etc., han representado a las Comunidades locales con mayor o menor fortuna en el todas las épocas; si bien desde la inmediatez y la cercanía, siempre; casi nunca, desde la democracia.
Como poder diferenciado del nuevo Estado constitucional los entes locales hemos cubierto con dignidad la parcela de nuestros territorios respectivos
Desde las justificaciones histórica, jurídica, política, sociológica y democrática, las Constituciones, sucesivamente, han elevado al poder local a la categoría plena en una consagración progresiva; y hoy, les lleva a servir con objetividad los intereses públicos que le están encomendados… de acuerdo con los principios de eficacia, descentralización, desconcentración, coordinación y con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho -art.6 LBRL-. Sólo tenemos que remontarnos a los Ayuntamientos de 1979 para comprobar la diferencia, así como el papel de protagonismo activo que éstos han adquirido como impulsores y motores de la democracia a nivel local: más atribución de competencias, más gestión, más consecuciones tangibles, etc; siempre con más necesidades que posibilidades para hacerlas efectivas, y con más demandas de los vecinos que medios para resolverlas: tanto en las competencias propias como en las llamadas impropias o indirectas -en el sentir de los vecinos, todo lo que pasa en un municipio es competencia y responsabilidad de su Ayuntamiento-. Como poder diferenciado del nuevo Estado constitucional los entes locales hemos cubierto con dignidad la parcela de nuestros territorios respectivos, siendo soporte básico de propuesta y de respuesta para la satisfacción las necesidades ciudadanas más inmediatas.
Superávit de necesidades y déficit de recursos es ley municipal del cada día
En los espacios locales se han mejorado infraestructuras, equipamientos y servicios públicos, aunque el agobio financiero es la norma habitual que aflora cada día como obstáculo de nuestra proyección y posibilidades futuras. Superávit de necesidades y déficit de recursos es ley municipal del cada día.
La transmisión de poder, responsabilidad y recursos económicos necesarios a los Ayuntamientos, es una apuesta política y jurídica de alto calado
El Estado descentralizado ha dado un primer paso en su definición con la transferencia de competencias y funciones del Estado a las Comunidades Autónomas. Requiere un paso más allá: la transmisión de poder, responsabilidad y recursos económicos necesarios a los Ayuntamientos. Sólo así se cumplirá fielmente con el mandato constitucional, se otorgará el rol diferenciado y diferenciador que la Carta Magna manda para las Corporaciones municipales en la nueva organización territorial del Estado, se impulsará y garantizará la autonomía local, y se terminará con la insuficiencia financiera que padecemos los Ayuntamientos, un mal endémico sufrido por sus protagonistas, alcaldes, concejales, y ciudadanos; todos héroes del silencio.
La autonomía local en potencial simple. La Segunda Transición: un compromiso de futuro
Escuelas de democracia y motores del desarrollo de los pueblos…
Los Ayuntamientos hemos servido como escuelas de democracia y motores del desarrollo de los pueblos, consolidándolos con unas acciones de gestión y administración dignas. Contamos como reproche el no haber podido llegar más allá, a ese espacio de lo deseable. Entre medias, queda lo posible, aquello susceptible de ser hecho en el futuro. Aparte de las competencias propias e impropias actuales, nuestra apuesta ha de ir más allá como reto y desafío para el devenir. La Constitución -art.9.2- facilita este camino.
Papel esencial en la promoción de nuestras pequeñas repúblicas maltrechas, los municipios…
Los espacios locales debemos constituir núcleos activos de resistencia civil contra el deterioro del mundo. En la esfera local las relaciones fluyen en la cercanía: autoestima, afectos, vivencias arraigadas en una historia y una memoria afines son un cemento inmaterial de identidad, el aglutinante de nuestras comunidades. Los Ayuntamientos, como instituciones democráticas de base, tenemos un papel esencial en la promoción de nuestras pequeñas repúblicas maltrechas, los municipios. Debemos tirar del carro de la innovación y liderar activamente el desarrollo comunitario en un proceso perfectible de gobernanza democrática.
Los entes locales debemos asumir, coordinadamente con otras Administraciones, previo ajuste competencial y financiero, una función activa en los espacios municipales
Sin perjuicio de las acciones que venimos desarrollando, los entes locales debemos asumir, coordinadamente con otras Administraciones, previo ajuste competencial y financiero, una función activa en los espacios municipales, así como emprender razonable y responsablemente otras alternativas ocupacionales y vitales:
– Apoyar procesos de desarrollo endógeno ya existentes -LEADER, PRODER, Desarrollo Local, Cultura para el Desarrollo y Cooperación al Desarrollo-.
– Priorizar el enfoque integrado en la búsqueda de la armonización del municipio y territorio para frenar así el despoblamiento del medio rural.
– Valorizar las identidades, el empleo, el medio ambiente, la innovación rural, las nuevas agriculturas, etc., como claves para un desarrollo local sostenible y que estimule la fijación y/o — retorno demográfico al territorio.
– Promover actuaciones de laboratorio para el estudio de las investigaciones existentes, experiencias útiles, etc., difundirlas y aplicarlas en los espacios locales, aparte de otras estrategias de calidad local.
– Impulsar las redes y la cooperación descentralizada para el desarrollo en las escalas local, comarcal, nacional, transnacional.
– Liderar la innovación y dinamización social, la formación y desarrollo, y las relaciones entre política, cultura y desarrollo.
– Apostar por actuaciones que establezcan vínculos entre las Administraciones locales y la ciudadanía para la toma de decisiones, previa concienciación de los ciudadanos como protagonistas y corresponsables del futuro.
– Estimular la participación social en la planificación estratégica con enfoque local, aprovechando las interacciones y sinergias de todos nuestros actores locales. (Agenda 21 Local, puede ser una solución).
– Cualificar la democracia local misma, haciéndola más directa que testimonial y más participativa que representativa. Supone un cambio cultural en las concepciones y actuaciones de los propios electos, alcaldes y concejales. Abdicar de protagonismos y compartir decisiones no son prácticas recogidas aún en nuestro manual político.
Sólo cuando acumulemos las sinergias de poderes públicos y sociedad civil, desarrollaremos realmente las potencialidades de nuestros espacios sentidos y compartidos. Y ésta puede ser una propuesta, una respuesta o una apuesta para la consecución de la verdadera democracia local.