TH, 2n VOLUM. Rey y alcaldes

SR. JULIÁN LANZAROTE SASTRE Alcalde de Salamanca desde 1995.

Texto del  26/04/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Salamanca 

Julián Lanzarote es un buen ejemplo de alcalde emprendedor, de político eficaz que sabe explotar los recursos de que dispone su localidad y gestionarlos correctamente, obteniendo resultados muy por encima de lo esperado inicialmente, como en el caso de la promoción cultural de su ciudad. Claro que para ello cuenta con el soberbio bagaje histórico-artístico de Salamanca, escenario monumental que facilita bastante la tarea, aunque no le resta mérito. 

Llegada a la alcaldía

Mis inicios en la carrera política fueron circunstanciales. Soy licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca y mi actividad profesional me llevó a implicarme en la Cámara de Comercio de nuestra ciudad, de la que soy letrado jefe en excedencia. Allí conocí y trabé amistad con el empresario Francisco Rodríguez y con Fernando Fernández de Trocóniz. Éste último fue mi antecesor en el cargo de alcalde. Entre ambos me convencieron para formar parte de las listas del PP en las elecciones de 1987. Desde entonces he sido concejal en este Ayuntamiento, y en 1995 encabecé la candidatura y obtuve el puesto que democráticamente ejerzo.

No es fácil ser alcalde

Los alcaldes representan la inmediatez de la política, son las figuras públicas más próximas al ciudadano y por tanto están sometidos a una crítica constante. No se puede contentar a todo el mundo. Un edil se lleva bastantes disgustos y sinsabores, pero también muchas alegrías. Se trata de una administración muy cercana al ciudadano, y quizás por ello valorada y denostada a partes iguales.

La cultura es el eje básico de nuestro modelo de ciudad

Al hacerme cargo del Ayuntamiento, consideré que Salamanca tenía que definir su modelo de ciudad. Si se toma en cuenta nuestra tradición histórica y nuestra herencia patrimonial, se entenderá que la ciudad haya acabado apostando firmemente por los valores culturales. Ciertamente no somos una ciudad eminentemente industrial, o agrícola, o comercial. Nuestro principal recurso es la cultura. En ese campo nos avala una tradición secular, confirmada por la riqueza arquitectónica y el prestigio de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Pontificia. Desde mi llegada al Consistorio la cultura ha supuesto el eje básico de mi acción política.

Reconocimiento de la labor cultural de Salamanca

Hay afanes personales y colectivos que son lícitos por muy desmesurados que parezcan de entrada. Para cualquier alcalde no hay mejor meta que lograr que tu localidad se convierta en una referencia, no solamente en España, sino incluso en Europa y a nivel universal si cabe. Con este ánimo emprendimos desde el Ayuntamiento una ardua labor en busca del reconocimiento que a nuestro juicio merece Salamanca en el ámbito de la cultura. A tal fin optamos y finalmente conseguimos en 1988 ser declarada por la UNESCO Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Más tarde, no satisfechos todavía con este logro, presentamos candidatura para que Salamanca fuera escogida Ciudad Europea de la Cultura.

En Bruselas se quedaron asombrados

No fue tarea fácil convencer a los respectivos ministros de Cultura europeos de que Salamanca era la opción idónea. Hizo falta mucho tiempo, mucha paciencia e insistir en los despachos de Bruselas. Presentamos una primera candidatura en 1992, pero la designación recayó en Madrid. No nos desanimamos y volvimos a la carga en 2000, pero entonces el Consejo Europeo eligió a Santiago de Compostela. Con esa experiencia previa, que constituía una pequeña ventaja a la hora de presentar un tercer proyecto ante Bruselas, reincidimos en 2002. Tuvimos en España fuertes contrincantes, como Valencia, Barcelona o Granada. Frente a la pujanza de estas tres ciudades, ¿qué podía ofrecer Salamanca, con apenas 160.000 habitantes, sin industria ni grandes equipamientos? Fue cuestión de poner grandes dosis de ilusión, mucho tesón e insistir en nuestro proyecto, de tal modo que llegamos a un punto en que Salamanca estaba casi exclusivamente volcada en esa capitalidad cultural, como algo de que dependía su futuro. En Bruselas se quedaron asombrados del trabajo y de los equipamientos que fuimos haciendo a lo largo de estos años, como el Domus Artium 2002, que es un gran centro de arte contemporáneo; la rehabilitación integral del casco histórico, que iniciamos nada menos que en 1984 y ha sido reconocida internacionalmente como una rehabilitación modélica; y la construcción de 22 nuevos hoteles, sector económico en que la ciudad estaba muy retrasada. Por todo ello obtuvimos a la tercera la designación como Ciudad Europea de la Cultura. Hoy seguimos trabajando en nuevos proyectos porque la vida sigue y porque Salamanca debe ser todavía mucho más conocida en el mundo.

250 aniversario de la Plaza Mayor

En el 2005 tenemos previsto celebrar el 250 aniversario de la construcción de la Plaza Mayor, que fue un obsequio de Felipe V en reconocimiento al apoyo salmantino a su causa durante la guerra de Sucesión. Se trata de una plaza barroca, bellísima, uno de los monumentos más universalmente alabados y conocidos de la ciudad, y que fue creado para su uso popular, es decir, no es la típica plaza real de estilo francés, reservada para acontecimientos solemnes, sino que es una auténtica plaza del pueblo, concebida para hacer corridas de toros y para el mercado de la verdura. Queremos celebrar por todo lo alto ese aniversario, y que sea a la vez una exaltación del barroco como movimiento artístico peculiarmente europeo. De abril a octubre hemos previsto organizar exposiciones, congresos de arquitectura, conciertos de música barroca, etc. Pretendemos, en definitiva, mostrar al mundo que Salamanca sigue apostando firmemente por la cultura.

Cumbre Iberoamericana del 2005

El año 2005 se da la circunstancia de que también se cumplirán 30 años de la exaltación de don Juan Carlos a la jefatura del Estado, y por ello está previsto celebrar en España la próxima Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno. Me enteré por casualidad, leyendo los titulares de las noticias del teletexto, de esta decisión el mismo día en que se tomó, y esa misma noche, en mi casa, de mi puño y letra, hice los borradores de las cartas que envié a Su Majestad, al presidente del Gobierno y al presidente de mi comunidad autónoma, proponiendo que Salamanca era el sitio ideal para albergar tal evento. La petición debió caer simpática, además de ser la primera recibida y quizás la única, así que la propuesta ha sido aceptada y en noviembre se reunirán en Salamanca 21 jefes de Estado y de Gobierno. Puede parecer un reto sumamente complicado para la ciudad, pero gracias a las infraestructuras construidas para el 2002 Salamanca no tiene ningún problema para afrontar ese desafío. En equipamientos culturales y dotacionales para grandes acontecimientos Salamanca hoy no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad europea.

Una ciudad para trabajar y para vivir

Hoy día predominan en nuestra sociedad modelos urbanos especializados, ciudades diseñadas como grandes núcleos industriales, que son solamente lugares de trabajo, mientras que por otro lado proliferan a su alrededor las llamadas ciudades dormitorio, espacios dotados de una mayor calidad de vida o simples refugios periféricos fruto de la especulación inmobiliaria que acogen el excedente de población que ya no tiene cabida en la gran urbe. Yo creo que en Salamanca se vieron unificados hace tiempo esos dos criterios. Frente a la tendencia general de abandono y degradación del casco histórico, en nuestra ciudad hemos procurado evitar que quede despoblado, preludio seguro de su ruina, y así merced al trabajo de rehabilitación hoy acoge a la flor y nata del comercio salmantino y a buena parte de los 60.000 universitarios que viven en la ciudad. Por otro lado, esto se ha sabido conjugar con el desarrollo paralelo de una Salamanca moderna, nueva, pujante, de grandes zonas residenciales (con sus ajardinamientos, sus equipamientos comerciales, religiosos, culturales, etc.). Salamanca ha sabido crecer en armonía con el modelo que diseñó en su día el arzobispo Fonseca, empeñado en convertirla en la primera ciudad renacentista europea, y en ese mismo espíritu nos inspiramos, construyendo calles, ensanches y tramos urbanos pensados para ser vividos.

Salamanca es una marca de fábrica

Para una ciudad como la nuestra, con tan pocos habitantes y que anda escasa de recursos, la solución para evitar que la gente se vaya el fin de semana a Madrid o incluso a Lisboa o Porto, que ahora están más cerca gracias a las infraestructuras viarias de nuevo cuño, consiste en desarrollar una oferta cultural de calidad contrastada. Todos los meses ofrecemos ópera, teatro, cine, exposiciones fantásticas; en definitiva, alicientes para que nuestros vecinos nunca se cansen de estar en su ciudad. Los poderes públicos sabemos que Salamanca es una marca de fábrica que, bien atendida, genera excelentes resultados, y convence a la gente para quedarse en ella, máxime si dispone de tantos y tan variados atractivos.

Desequilibrio demográfico entre jóvenes y mayores

La ciudad destaca especialmente en el campo sociosanitario. En España creo que no habrá una ciudad de nuestro nivel que tenga tantos hospitales y tan buenos. Sobresale en especial el Hospital Clínico Universitario, ligado a la Universidad de Salamanca y a su facultad de Medicina, que ha sido señera durante muchísimos años en toda España y que dota al hospital de reconocidos profesionales. También ejerce dicha facultad una destacable labor de investigación, reforzada por el reciente acuerdo suscrito con el CSIC para instalar un gran centro de investigación oncológica dirigido por Eugenio Santos, estrecho colaborador de Mariano Barbacid. Salamanca dispone también de buenos equipamientos en materia social, con la presencia de guarderías en casi todos sus barrios, y buenas residencias para la gente mayor, aunque en este aspecto nos conviene mejorar. El desequilibrio demográfico entre jóvenes y mayores es muy acusado en Salamanca, y el Ayuntamiento pretende paliar esta situación invirtiendo en la construcción de nuevas residencias, centros de día y centros especializados en la enfermedad de Alzheimer. Algunos se han inaugurado ya y nos hemos comprometido en este mandato a efectuar un par de centros de día más.

Municipalismo frente a federalismo municipal

Soy bastante escéptico respecto a la actual tendencia a crear federaciones y asociaciones de municipios. Nunca he visto que se consiga gran cosa con todo ello. Personalmente, me parece una pérdida de tiempo, un proyecto político sin auténtico contenido, algo que no va más allá de una unificación meramente nominal y que responde un poco al juego de la alta política, al servicio de cosas que nada tienen que ver con la vida municipal. En este sentido preferiría que en España se encarara una auténtica política municipalista que profundizase cada vez más en la autonomía del municipio. Siempre he pensado que los municipios, cuanto más autónomos sean, más riqueza generarán, y más oportunidades crearán para el desarrollo común. Pero para eso hace falta una buena política de financiación, un pacto municipal similar al pacto autonómico que se gestó en su día y que tan buen resultado viene produciendo.

La Españade las autonomías ha sido un gran acierto

El modelo autonómico me parece un sistema perfecto, novedoso, un recurso fantástico que ha resuelto muchos problemas que había en España de carácter territorial. En base a su buen funcionamiento me gustaría pedir a todos que no estemos permanentemente discutiendo sobre el modelo de Estado. Una vez que hemos consagrado un modelo peculiar, la España de las autonomías, que parte de la base de que todos tengamos las mismas competencias, no me parece sensato experimentar nuevas soluciones como un Estado federal. Esto no significa que no me parezca muy correcto también empezar a plantear hechos diferenciales y desarrollos diferenciados, lo cual no implica discriminación ninguna. Partiendo de una igualdad competencial y de derechos, lo acertado sería dar a cada uno lo suyo con arreglo a sus propios merecimientos, como decía Santo Tomás de Aquino.

Juan Carlos I, figura imprescindible de la Transición

Cuando se pueda hablar con objetividad y sin apasionamientos, es decir, cuando el tiempo se vaya alejando del momento actual, se destacará por encima de todo al Rey como gran artífice de la transición. Baste como prueba de su capacidad pensar en cómo accedió al trono. Entonces muy poca gente apostaba por la continuidad de la monarquía, mientras que ahora mismo los españoles no sabríamos prescindir de don Juan Carlos.

Todos estamos en deuda con el Rey

España salía de una dictadura de 40 años y Él estaba llamado a cambiar esa situación. Me parece que ahora se entienden mejor todas aquellas circunstancias, actitudes extrañas y juramentos que tuvo que hacer, especialmente mientras era Príncipe de España, cosas que en aquel momento nos chocaban a todos pero que eran necesarias para preparar el terreno. Suponían el primer gran sacrificio que hacía en pro del Estado español, y creo que hay que agradecérselo muy sinceramente. Por lo demás, no cabe sino recordar su actuación en el golpe de Estado del 23-F y el excelente servicio que hizo a la democracia española en ese día.

El pueblo español fue el verdadero protagonista de la Transición

Al hilo de lo comentado, me gustaría resaltar que el gran protagonista de la transición política española fue el pueblo, y es algo de lo que casi nunca se habla. Se menciona con frecuencia a los grandes líderes políticos del momento, pero creo que hicieron lo que hicieron porque no podían plantear algo distinto a lo que el pueblo venía exigiendo.

El papel de la Corona en España me parece justo 

La propia monarquía ha tenido que ajustarse a la decisión popular, expresada en nuestra Constitución, que reserva para el Rey una función de arbitraje político, conforme a lo que todos deseamos en una monarquía moderna. Su Majestad reina pero no gobierna. A mí me parece fantástico este papel, y además don Juan Carlos es el que mejor lo ha entendido, el que mejor lo ha interpretado y el que mejor lo ha desarrollado.

No es necesario reformar la Constitución

Un debate artificial muy en boga es el de la reforma de la Constitución. A mí me parece que es un riesgo innecesario. Tenemos una Constitución muy abierta que permite, sin salir de su marco, emprender adaptaciones si fueran precisas. Por ejemplo, últimamente se plantea la igualdad de sexos para la sucesión monárquica, pero eso no es una reforma de la Constitución, es una adaptación de sentido común a los tiempos que corren que nada quita ni pone a lo que es el espíritu consagrado en la Carta Magna. Yo mantendría el actual texto de momento en espera de acontecimientos. Cuando el Príncipe de Asturias contraiga matrimonio y tenga descendencia, si la primogénita es una niña todos aceptaremos que pueda ser la futura reina de España. La Constitución española ya recoge la igualdad de sexos, con la salvedad de la monarquía, pero estas cosas no tiene sentido plantearlas ahora.

Convendría dotar de sentido al Senado

Otros aspectos me parecen más urgentes, como por ejemplo dotar de auténtico sentido a las funciones del Senado, para lo cual tampoco creo necesario una reforma a fondo del texto constitucional. Fui senador durante una legislatura, y en mi fuero interno tuve problemas de conciencia para justificar el buen sueldo que el Estado me otorgaba, dada la escasa función que tiene hoy día un senador en nuestra democracia.