Inicios en el sector de la repostería
Mi familia es originaria de las villas pasiegas del norte de la provincia de Burgos, limítrofe con Cantabria, una región de montaña y lluviosa. El origen de la actividad empresarial viene del carácter emprendedor de mi padre, que hemos heredado sus siete hijos. Lo que años más tarde llegaría a ser una gran e innovadora empresa, Repostería Martínez, germinó en la cocina de mis padres. Éramos panaderos, aunque también teníamos una tienda de comestibles y ganado. Del pan surgió la idea de elaborar repostería, con la producción de los sobaos pasiegos, un producto típico de la zona, y eso fue el embrión de la pastelería industrial, actividad en la que fuimos líderes. Nuestro negocio crecía constantemente y, en 1965, nos instalamos en Santander. Nuestra empresa, tres décadas más tarde, llegó a tener 1.500 empleados.
Unión de la familia, herencia de un sentimiento
Todos los hermanos vivimos, con mi padre, la experiencia empresarial desde muy jóvenes. Íbamos a repartir el pan antes de ir a la escuela del pueblo y si faltaba algún trabajador en la panadería nosotros ocupábamos su lugar. El compromiso familiar era ejemplar. Ese sentido de unión, equipo e implicación por parte de toda la familia ha sido nuestra herencia y representa un sentimiento y una manera de ver la empresa que hemos transmitido a nuestros hijos.
Equipos competentes, capaces y comprometidos
En 1999 vendimos nuestra empresa a Bimbo. Nos quedó una sensación agridulce. Por un lado, la acritud de ver cómo algo que es tuyo, en lo que te has implicado emocionalmente durante 30 años con un esfuerzo constante, deja de formar parte de ti. Por otro, el dulzor de pensar que era para mejorar, que podía ser la oportunidad de crear algo nuevo. Es lo que hice. Para conseguir mis objetivos empresariales, además, siempre he contado, aparte del respaldo de la familia, con el apoyo de equipos competentes, capaces y comprometidos con todos mis proyectos. No hubiera sido posible de otra forma.
Empezar de nuevo, sin miedo
El empresario es un emprendedor, un creativo. Cuando se llevó a cabo la venta de Repostería Martínez, yo tenía 50 años. Empecé de nuevo, mirando el horizonte sin miedo, acechando la oportunidad. Y la encontré. Pensé en aquellas cosas que me gustarían para mí en la etapa de la vida en la que me encontraba. Ello sumado a mi experiencia viajera de comercial por todo el territorio español acabó por diseñar el proyecto de mi actual negocio, Sol Andalusí.
Extraordinarias características del clima andaluz y de sus gentes
Me di cuenta de las extraordinarias características del clima andaluz y de sus gentes. Me di cuenta, también, de que nuestro país carecía de áreas para gente mayor que no fueran centros geriátricos. La novedad ha consistido en desarrollar una zona residencial de calidad, con todos los aspectos de asistencia geriátrica cubiertos pero sin ser una residencia estándar. De esta forma nació Sesenta Plus. Encontré el entorno paisajístico que buscaba en Alhaurín de la Torre, en la Costa del Sol malagueña. Aquí estoy trabajando y aquí me he mudado con mi familia.
Tanto una residencia geriátrica como un complejo turístico
Sol Andalusí está construido sobre una parcela de 145.000 m2, de los cuales solamente hay un 15% ocupado con edificación. Hemos creado una urbanización con viviendas de gran calidad constructiva y funcionalidad, que cubren todas las necesidades de sus usuarios, en plena naturaleza, con jardines y paseos, sin barreras arquitectónicas, con puntos de encuentro para los propietarios residentes como las zonas deportivas, restaurante, spa… Tenemos asistencia médica y de enfermería las 24 horas del día, servicio de transporte, y todo ello cerca del aeropuerto de Málaga y de la capital. Las playas están a 12 km en línea recta. También gestionamos 80 apartamentos para oferta de turismo dentro del complejo.
Billete solo de ida para muchos europeos
Nuestra urbanización ha tenido una gran aceptación, sobre todo por parte de las gentes del resto de Europa. Por nacionalidades, un tercio de los propietarios es holandés; otro tercio, inglés, y el resto son españoles. La labor comercial de nuestro proyecto se centró en publicaciones internacionales especializadas en este segmento de población y en agencias inmobiliarias, también especializadas. Ayer como hoy, lo relevante de la oferta de un producto o un servicio es la aportación de algún valor que el cliente esté dispuesto a pagar. Y hay que decir que ha sido todo un éxito.
Los españoles no tenemos por qué ser los mejores, pero es que estamos siendo los peores
Estoy muy indignado con lo que han hecho los políticos, en este caso los del partido socialista. Nos han metido en una crisis que está estrangulando la moral y las ganas de luchar de mucha gente con capacidad, en la que, fundamentalmente, lo más grave es la falta de financiación. Es una crisis mundial, pero hay países que ya están saliendo de ella. No tenemos por qué ser los mejores, pero es que estamos siendo los peores. La tasa de paro es muy alta y no sé si en la intentona de salir adelante se va a quedar por el camino toda la fuerza del país. Probablemente, hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades y todo el mundo nos hemos creído que podíamos hacerlo. Todos somos culpables, pero en el fondo no nos merecíamos esto.
En Málaga subsiste un convenio laboral de hostelería insostenible
Estoy viviendo en primera persona lo que pasa en la comunidad malagueña. Tenemos un convenio de hostelería que ahoga las empresas, y los sindicatos no entran en razón. En Málaga hay más de un 30% de paro y un absentismo laboral de más del 10%. Es vergonzoso y tenemos un serio problema. Si no se cambian las cláusulas de este convenio las empresas del sector no sobrevivirán, porque así no podemos ser competitivos. En este sentido, ni sindicatos ni políticos están ayudando en nada.
Valores tradicionales que deberían permanecer inalterables
Los tiempos cambian y las maneras de trabajar, también. Pero hay ciertos valores que deberían permanecer inalterables al paso del tiempo, como el del esfuerzo continuado, el del compromiso con el sentido de la empresa, el del trabajo en equipo. En Andalucía, hay gente muy válida, pero existe una manera de ser, en particular, que seguro que hace daño. Me refiero a esa práctica de la cultura del cobro de las peonadas y luego apuntarse al paro otros tantos meses. No hay que generalizar, pero habría que tener más amor al trabajo o a la empresa si queremos progresar.
Proyectos aletargados, en espera de mejores tiempos financieros
El complejo residencial de Sol Andalusí da mucho de sí, estamos asentados sobre un terreno que dispone de espacio para la construcción de mil viviendas individuales más. Y con el tiempo crecerá como se expande una mancha de aceite. Cuento con otros proyectos que tenían mucho futuro antes de la crisis económica mundial y que me veo obligado a posponer. Adquirí una finca de 563 hectáreas en Brasil para su explotación turística y una parcela en el aeropuerto de Málaga para construir un aparcamiento. Esa segunda propiedad me la van a expropiar por ampliación de las pistas. Ahí me he pillado los dedos.
Frialdad de las grandes corporaciones
Estamos abocados a las absorciones, pero no debería ser una necesidad. Las empresas que tienen una historia, que se crean sobre la base de una filosofía, cuando se fusionan con otras, en cierta manera pierden su alma. Las grandes corporaciones son algo muy frío. Los empleados y los dueños de las empresas no sudan la camiseta de su empresa. Creo que una pyme, si se moderniza, puede hacer bien su trabajo y ser competitiva. Que las grandes empresas tengan que comerse a las pequeñas no me parece que sea la mejor solución.
Nuevas generaciones
Seguimos siendo una empresa de raíces familiares que extiende sus ramificaciones hacia el futuro. Los hijos y los nietos son los eslabones añadidos a esta gran cadena que es la familia. Mis tres hijos, mi yerno y una nuera han asumido distintas responsabilidades dentro del negocio y me gustaría que mis nietos pudieran dar continuidad a todo esto. A veces los hijos no están de acuerdo con lo que hacemos los padres, pero también nos pasaba a nosotros antes. Es la evolución natural de las cosas para mejorar a futuro.
Globalización para bien y para mal
Acabaremos saliendo de las crisis, sin duda, pero nos quedará un recuerdo amargo. Mi entorno está lleno de expresiones de desaliento y extrema preocupación. Es una crisis de alcance profundo y general, no sé ni cómo la aguantamos. Con la globalización, cualquier cosa que pase en cualquier parte del mundo nos afecta, para bien o para mal. Esta vez, para mal, evidentemente. Sin embargo, cada uno tiene que arreglar su casa para que las cosas funcionen.
Generación de puestos de trabajo y riqueza
Ser empresario tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En época de vacas flacas o crisis muy agudas como esta, sufres mucho. La suerte, y vale la pena decirlo, es que hemos generado muchísimos puestos de trabajo y riqueza. Y seguimos haciéndolo. Lo que uno es y representa para la empresa debe ser lo mismo que lo que la empresa es y representa para uno. Es el fiel en la balanza.