Texto del 05/05/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Jaén
Si bien resulta lógico esperar que un alcalde tenga plena confianza en las posibilidades de desarrollo de su ciudad, hay lugares en donde parece que ese progreso no acabe nunca por llegar, o al menos esa es la imagen tradicional que se tiene de ellos. Por suerte, Jaén está fuera de este contexto. Por eso es tan gratificante comprobar que su alcalde muestra fundadas esperanzas en el futuro de la ciudad, y las iniciativas que promueve la convierten en un referente y un modelo a imitar.
Honda vocación política
Mi formación académica se orientó hacia el campo del Derecho, de modo que a los 23 años obtuve el título de abogado, profesión que llegué a ejercer durante una temporada. Pero lo cierto es que desde muy temprano se despertó en mí una intensa vocación por la política. De joven me afilié a la UCD movido por la admiración que sentía hacia Adolfo Suárez y su magnífica labor al frente del país, y cuando el partido desapareció decidí ingresar en Alianza Popular convencido de la idoneidad de su proyecto de futuro. Por entonces estaba empadronado con mis padres en la localidad de Higuera de Calatrava, un pueblo de 800 habitantes, y en él empecé mi labor política apostando por la gestión municipal. Fui concejal de esa localidad hasta que la dirección provincial del partido estimó más conveniente que me concentrase en la labor de diputado de nuestro parlamento autonómico, cargo al que he destinado una intensa dedicación hasta hace poco. Las circunstancias han dispuesto que retome de nuevo ese primer interés por la política municipal, que siempre me atrajo, y desde 1999 soy alcalde de Jaén.
Es bueno empezar en la política por el municipio
Los Ayuntamientos son una buena cantera de políticos, el primer escalón desde el cual iniciar una actividad política de mayor alcance, puesto que en ellos se obtiene una percepción de la realidad que posteriormente tiene mucha utilidad. El contacto diario con la calle vuelve al político incipiente en alguien muy receptivo hacia los auténticos intereses del ciudadano. La política local también permite poner en práctica muchas ideas novedosas, enseña la dificultad que entraña tratar de cumplir con tu obligación y el valor del trabajo intenso, diario, así como la recompensa que se obtiene de él cuando se observa cómo poco a poco se transforma y se mejora la localidad. Además, en los municipios se da una dimensión diferente de la política, donde el partidismo queda en un plano secundario. Eso explica por qué los resultados electorales son tan distintos a veces según si la convocatoria es general, autonómica o local. Por ejemplo, en Andalucía la comunidad autónoma está gobernada por el PSOE desde el inicio, y sin embargo, en las elecciones municipales se da una mayor alternancia y ese dominio del PSOE no se produce. Considero esta situación un síntoma de madurez democrática, puesto que la convivencia de partidos diferentes en distintos ámbitos políticos funciona correctamente en virtud de esa lealtad institucional a que he hecho referencia al hablar de la política municipal, exenta de las tensiones partidistas cuando se trata de solucionar los problemas cotidianos. Como principio general de la acción política, debería plasmarse con mayor frecuencia y en todos los ámbitos.
Jaén, ciudad moderna y prometedora
En los últimos años Jaén ha experimentado una transformación importante. Con sus 140.000 habitantes se trata de una ciudad de volumen medio, que es lo ideal; de una ciudad confortable, en donde los parámetros de seguridad son muy elevados; de un lugar en el que ya no se producen grandes desequilibrios sociales como en otros tiempos, y las chabolas u otros signos de marginalidad extrema han desaparecido. Jaén es una ciudad que sorprende a muchos visitantes, quizás por el desconocimiento y la imagen estereotipada que se tiene de ella. Hay un refrán que dice que en Jaén se entra llorando, porque se accede a ella con una mala imagen, y se sale llorando, porque cuando se conoce cuesta trabajo abandonar esta tierra. Jaén es una tierra con muchas tradiciones, mucha historia y muchas posibilidades. Me siento orgulloso del carácter y la forma de ser de los jienenses, porque tengo el convencimiento de que son personas nobles, sencillas y hospitalarias. Quizás debamos hacer todavía un esfuerzo para mejorar nuestra autoestima y para avanzar hacia el futuro de progreso y desarrollo material que nuestras posibilidades nos propician. De todos modos, la modernidad llegó a Jaén hace tiempo. Soy optimista en este aspecto.
El futuro está ligado al nuevo polígono industrial
Ahora bien, no pretendo ocultar que la prioridad básica en Andalucía y la de mi equipo de gobierno desde que me hice cargo del Ayuntamiento ha sido la lucha contra el desempleo, establecer fuentes que generen empleo y desarrollo en la ciudad. El desempleo en Jaén tiene unos índices muy superiores al resto de España y de Europa, por eso hemos apostado fuerte por el nuevo polígono industrial (que sustituirá al actual, que ha quedado obsoleto), cuya primera fase está prácticamente terminada. Se trata de un ambicioso proyecto que abarca 1.200.000 m2 de terreno en muy buenas condiciones económicas. Hemos constituido una sociedad mixta para gestionarlo, con participación municipal y de determinada entidad financiera, en la que están representados desde los sindicatos hasta las asociaciones de vecinos, y cuyo mayor logro ha sido evitar la especulación. El precio del m2 de suelo industrial rondaba los 300 euros, y ahora cuesta 100 euros, probablemente el más barato de Andalucía y de cualquier capital de provincia española. El resultado ha sido que disponemos de tal cantidad de demanda que ya hemos cubierto las expectativas de la primera fase, de buena parte de la segunda y podemos ser optimistas con las demás. Esto se consigue no sólo a través de un abaratamiento del terreno, sino sobre todo gracias a un proyecto serio, que evita caer en la improvisación, que toma en cuenta la cuestión de las comunicaciones y del respeto al medio ambiente, y que procura obtener garantías, como por ejemplo que la empresa adjudicataria del terreno cumplirá con el compromiso de instalación de la actividad industrial y con la generación prevista de puestos de trabajo en un tiempo determinado, de lo contrario el terreno revertirá automáticamente al Ayuntamiento.
Desarrollo armónico y equilibrado
A ese tejido industrial que queremos que se establezca en la ciudad hay que facilitarle las condiciones de vida y de trabajo, por eso hace tiempo que negociamos las infraestructuras necesarias para hacer posible un desarrollo armónico y equilibrado, y que supongan un incentivo para las empresas. Se han mejorado las comunicaciones por carretera, y también hemos conseguido incluir Jaén en los planes estatales de desarrollo del AVE. El Plan Hidrológico Nacional contempla la construcción de una presa de laminación, lo que nos ha permitido quintuplicar el suministro de agua a la ciudad en vistas de la garantía de abastecimiento futuro. A nivel comercial, este mismo año se instalará en Jaén un centro de El Corte Inglés. También contamos desde hace poco con un nuevo complejo hotelero, un campo de golf y varios proyectos más por el estilo.
Jaén apuesta también por la cultura
Si el desarrollo industrial y los equipamientos que lo hagan posible está siendo el ámbito prioritario de nuestra acción política, también conviene señalar que no es de ningún modo el único eje sobre el que pivota la gestión municipal. Antes mencioné mi anhelo por generar las condiciones que permitan explotar las posibilidades de desarrollo de la ciudad, pero comenté además la necesidad de mejorar nuestra autoestima, de hacer que todos nos sintamos orgullosos de vivir en Jaén. En este otro orden de cosas, desde el Ayuntamiento queremos apostar firmemente por los valores culturales. Con la ayuda de fondos europeos hemos emprendido una rehabilitación del casco antiguo y de nuestro principal patrimonio arquitectónico, que es la judería de la ciudad. No es tarea fácil invertir unas tendencias que se vienen produciendo de tiempo atrás, y que han hecho que esa zona se convierta poco más o menos en un barrio marginal. El cambio se debe hacer progresivamente, buscando un desarrollo equilibrado y armónico, lo que implica que a la hora de ubicar los nuevos equipamientos que se construyan no podemos desatender la parte antigua de la ciudad. La rehabilitación debe afectar no sólo a los monumentos o a los equipamientos y servicios, también conviene actuar sobre las condiciones de vida de sus vecinos, otorgando ayudas para mejorar las viviendas particulares y creando políticas de promoción de empleo. Procuramos, en definitiva, revalorizar esa zona de la ciudad. Al mismo tiempo estamos programando una oferta cultural y lúdica de calidad que entusiasme a la gente, cuyo máximo exponente es el festival de otoño. En su última edición han participado Montserrat Caballé, Ainhoa Arteta, Rostropovich… Es una apuesta arriesgada por novedosa en nuestra ciudad, pero la respuesta de la gente ha sido excepcional hasta la fecha, rebasando nuestras previsiones más optimistas. El resultado nos anima a perseverar en esta política cultural, y a ampliarla. Está en marcha la construcción de un gran teatro en Jaén, algo que la ciudad requiere y se merece ante el éxito de la programación cultural.
La presencia universitaria dinamiza la vida cultural
Un factor que ha contribuido bastante a ese auge de la demanda cultural en nuestra ciudad ha sido sin duda la presencia desde hace relativamente poco tiempo de un campus universitario, que acoge alrededor de 15.000 jóvenes estudiantes. Su dinamismo se ha notado muchísimo en el progreso cultural de Jaén, aportan ese ingrediente intelectual que hace que esta ciudad, que era muy conservadora (no en el sentido ideológico, sino en el de su propio conformismo), se convierta en punta de lanza de muchas iniciativas.
Una ciudad sanitaria que concentre todos los servicios
En este momento disponemos en Jaén de tres grandes centros hospitalarios, de manera que los niveles de atención sanitaria, si bien son mejorables, están cubiertos satisfactoriamente. Lo único que nos falta, y que ya hemos solicitado a la administración autónoma (que posee la competencia en este ámbito), es una ciudad sanitaria que coordine esas infraestructuras y concentre todos los servicios, lo cual nos garantizaría una mejora sustancial de los niveles de prestación que tenemos actualmente. En cuanto al tema de las barreras arquitectónicas, su eliminación no es asunto fácil por la propia orografía de la ciudad, construida sobre una cuesta. De todos modos, sirva de ejemplo del interés que nos tomamos por la cuestión la concesión del premio nacional a la accesibilidad que obtuvimos por la remodelación de la Plaza de la Constitución.
Incremento del número de inmigrantes
La ciudad de Jaén no tiene un sector primario importante, pero el resto de municipios de la provincia sí. Esto hace que durante la época de recolección de la aceituna se produzca una afluencia muy importante de inmigrantes que acuden a nuestra ciudad como punto inicial de concentración para luego distribuirse por toda la provincia. Ante este fenómeno migratorio nos encontramos con un problema creciente al que debíamos dar una respuesta urgente, puesto que muchos de estos trabajadores acuden sin contrato, sin regularización, sin alojamiento concertado. Tuvimos gente durmiendo en los bancos, en la calle, y hubo que improvisar una política de acogida temporal. Afortunadamente, esa improvisación se ha convertido hoy en una infraestructura definitiva, que es el albergue municipal de inmigrantes, con una capacidad de 600 plazas, gestionado a partes iguales por funcionarios municipales y por representantes de los propios inmigrantes. Creo que es un alojamiento muy digno, y uno de los más grandes de Andalucía.
Los municipios necesitan mayores tasas de poder
El Estado de las autonomías es una realidad singular que hemos diseñado entre todos los españoles y que nos permite unos niveles de descentralización administrativa que probablemente superan a los de países con una tradición federal muy arraigada, como podrían ser Alemania o los Estados Unidos. Ahora bien, puestos a hablar sobre descentralización, me atrevo a decir desde mi experiencia política sobre el tema, que es preciso un mayor esfuerzo todavía. Convendría iniciar un traspaso de competencias desde las autonomías hacia los municipios. Los Ayuntamientos recibimos cada día mayor nivel de exigencias por parte de los ciudadanos, exigencias que surgen bien de la ley o bien de situaciones de hecho, como la que comenté acerca de los inmigrantes. Muchas veces, sin tener ámbito competencial al respecto, debemos dar respuesta a una realidad que no admite dilación. En pro de una mayor eficiencia sería necesario un traspaso de competencias administrativas que vaya acompañado de una descentralización financiera y económica. Otro aspecto importante, dado el continuo crecimiento de las áreas metropolitanas en torno a las capitales de provincia, es la posibilidad de establecer federaciones de municipios que permitan mejorar y perfeccionar su funcionamiento administrativo.
El Rey representa una autoridad moral
Juan Carlos I ha sido y es un personaje providencial para la historia de nuestro país, reconocido como tal en la totalidad del Estado español, pero muy especialmente a nivel internacional. Al margen de lo que disponen las leyes y la Constitución, yo creo que la principal aportación del Rey ha sido generar la imagen de un estado moderno, aspecto del cual España presentaba una carencia secular. La Corona ha sabido ir más allá de las atribuciones que le corresponden según nuestro marco legal y devenir una autoridad moral que garantiza la estabilidad del país. Si se me permite expresarlo de manera un tanto graciosa, creo que Su Majestad nos representa de forma majestuosa.
Es incuestionable la continuidad de la monarquía
Esa autoridad moral, ese respeto y tranquilidad que aporta como valores personales al Estado, se hizo patente en situaciones como la del 23-F y en otros sobresaltos similares acaecidos durante la Transición. Todos debemos agradecerle su serenidad en momentos clave, como de hecho me consta que ocurre siempre allá donde va. Tuve el honor de recibir al Rey y al Príncipe de Asturias de visita en la ciudad, y pude constatar el cariño que les profesa espontáneamente la gente, ante lo cual sobran las palabras. Tengo, pues, el convencimiento de que la monarquía no corre peligro en nuestro país. Se trata de una institución arraigada en la tradición y en el corazón de la inmensa mayoría de los españoles, que tiene un magnífico representante y un sucesor previsto que está a la misma altura que el actual.
Reforma constitucional consensuada
La Constitución española es la norma fundamental del Estado. Se la llamó, creo que acertadamente, la constitución de la concordia, porque fue fruto del consenso, y ha sido el instrumento que nos ha permitido progresar durante 25 años, no solamente en el plano material (que es ciertamente importante), sino también en el plano de la convivencia. Últimamente se plantean proyectos de reforma constitucional. Si con ello lo que se busca es mejorar la convivencia de todos los españoles, ¿por qué no? Ahora bien, esas reformas deben producirse de acuerdo con esa premisa de la concordia, del máximo nivel de consenso, huyendo de confrontaciones o de planteamientos que vengan a crispar los ánimos, que incidan en posturas insolidarias, en el enfrentamiento entre territorios y en supuestos agravios y desacuerdos históricos. Ése no me parece el camino adecuado, y en el marco europeo en el que ya definitivamente estamos inmersos resulta un sinsentido, algo anacrónico.