TH, 2n VOLUM. Rey y alcaldes

SR. MIGUEL ZEROLO AGUILAR Alcalde de Santa Cruz de Tenerife desde 1995.

Texto del 16/06/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

Entre los canarios Miguel Zerolo no necesita excesiva presentación, pues sus paisanos y conciudadanos conocen de sobras su capacidad política por la dilatada dedicación a la gestión pública y los años que lleva ocupando cargos de responsabilidad. Ahora, como alcalde de Santa Cruz de Tenerife, sus esfuerzos se encaminan en pro del progreso general de esta capital canaria, un lugar con un potencial turístico envidiable pero que no está exento de problemas. La insularidad y la lejanía representan serios inconvenientes. 

Disparidad de cargos políticos

Llevo mucho tiempo dedicado a la política, prácticamente desde los inicios de la democracia en nuestro país. Por aquel entonces ingresé en la Federación de Partidos Demócratas y Liberales que lideraba Joaquín Garrigues-Walker, aunque ahora formo parte de la Agrupación Tinerfeña Independiente, englobada en el seno de Coalición Canaria. Me presenté a las primeras elecciones municipales de 1979, formé parte del Ayuntamiento de Santa Cruz durante ocho años, primero como simple concejal y más tarde ocupé el cargo de teniente de alcalde, luego fui vicepresidente del Cabildo insular de Tenerife, después consejero del gobierno autónomo de Canarias, y finalmente en 1995 volví al Ayuntamiento, como alcalde. Tras tantos años en la política y tal disparidad de cargos, creo que he sabido mantener cierto grado de ilusión, necesario para enfrentarse a estas tareas, pero atemperado por la experiencia adquirida en contacto con la realidad. En general, cuando uno no está en la administración cree que con su presencia en ella la puede hacer funcionar mejor y más rápido, pero luego se da cuenta de que es como una apisonadora, que si te paras delante, si te enfrentas a ella, te aplasta, y si te subes encima, si pretendes usarla en tu propio beneficio, no avanza a más de cinco Km/hora. Pienso que la función de los políticos es más modesta, consiste en intentar que esa apisonadora cada día vaya un poco más rápido y por lo tanto sea más eficaz.

Como alcalde ocupas la primera línea de contacto directo con los ciudadanos

Esta función de la política se manifiesta en todos los campos, pero en cada caso abarca ámbitos de actuación y áreas de responsabilidad diferentes. He conocido varios de ellos, y desde luego puedo dar fe de que la labor política de un consejero es distinta a la de un alcalde. Como alcalde ocupas la primera línea de contacto directo con los ciudadanos y tienes una multiplicidad de problemas que solucionar de toda índole y de toda dimensión, desde arreglar una alcantarilla que se rompe hasta elaborar un plan general de desarrollo para los próximos 20 años. Considero que el cargo de alcalde es el más gratificante, pero también el más duro que hay en política. Un alcalde tiene la necesidad y la obligación de estar en contacto directo con sus vecinos, saber lo que piensan y lo que quieren, soportar la presión diaria sobre la gestión que comporta esa proximidad. Creo que sería bueno que los políticos iniciaran su carrera en los Ayuntamientos, supone una excelente escuela que evita la tendencia general a diseñar planteamientos políticos abstractos alejados de la auténtica voluntad de la ciudadanía.

Santa Cruz tiene un carácter singular que requiere soluciones específicas

En estos momentos Santa Cruz de Tenerife tiene unos 220.000 habitantes, aunque si sumamos el área metropolitana anexa engloba unos 380.000 ciudadanos. Se trata, pues, de una ciudad de volumen medio de esas que se están revalorizando en toda Europa, ya que tienen las ventajas de las grandes urbes y carecen de sus inconvenientes. Ahora bien, se debe tener presente que la ciudad, y por extensión toda la región canaria, posee unas características propias que obligan a diseñar unas políticas especiales adaptadas a sus peculiares circunstancias, ya que ocupa un territorio insular, situado geográficamente en otro continente y a 2.500 Km de la Península.

La isla de Tenerife recibe más de cinco millones de turistas al año

Más del 70% del producto interior bruto de la isla de Tenerife depende del sector de los servicios, y en concreto de la actividad turística. La economía local de Santa Cruz tiene una fuerte dependencia de este “monocultivo turístico”, lo que no es precisamente una situación idónea, así que el Ayuntamiento pretende diversificar la oferta empresarial, establecer determinadas condiciones que hagan posible la instalación de industrias por medio de una revisión del Plan General de Ordenación Urbana. Creemos que nuestra proximidad con los mercados emergentes africanos favorece un desarrollo en este sentido. Pero mientras tanto nos conviene no descuidar el sector turístico y promocionarnos como destino vacacional en aquellos mercados donde no somos suficientemente conocidos. La isla de Tenerife recibe más de cinco millones de turistas al año, pero mayoritariamente proceden del mercado inglés y alemán. En Francia, en cambio, Canarias no es todavía una referencia turística importante, lo que significa que seguramente nuestras campañas de promoción están mal enfocadas. Desde el Consistorio pretendemos ampliarlas y mejorarlas.

El aeropuerto Reina Sofía, uno de los de más tránsito de toda España

En los últimos 15 años las infraestructuras en Canarias han avanzado muchísimo, no sólo fruto del esfuerzo de las corporaciones locales sino también de los acuerdos que se han obtenido con la administración central. En Tenerife contamos con el aeropuerto Reina Sofía, uno de los de más tránsito de toda España y seguramente de los más rentables para AENA, que en breve dispondrá de una segunda pista. El aeropuerto de Los Rodeos, el más cercano a la ciudad, ha superado sus problemas técnicos —que no de ubicación— y ha inaugurado una nueva terminal. Por otro lado, pronto empezarán las obras viarias que completarán el cierre del anillo insular de carreteras. Siempre faltan infraestructuras, pero no nos podemos quejar de las evidentes mejoras que hemos visto realizar en este apartado.

Una desalinizadora contribuye a preservar los niveles freáticos

Uno de los problemas estructurales de Canarias, agudizado por la presencia masiva de visitantes, es la falta de agua potable. También en este aspecto se ha avanzado mucho, aunque quizás no lo suficiente. El sistema de extracción de agua es distinto en cada isla, y en Tenerife, por ejemplo, todavía dependemos para su obtención del método tradicional de las galerías, que abastece la mayoría del consumo de este recurso, aunque en los últimos años se hayan puesto en marcha por toda la isla plantas desalinizadoras. En Santa Cruz ya funciona una desalinizadora que contribuye a preservar los niveles freáticos para no agotarlos rápidamente, y por otro lado nos esforzamos en el proceso de depuración de aguas residuales para reutilizarlas en el riego agrícola.

Planes de viviendas sociales

Como en muchos Ayuntamientos de toda España, Santa Cruz también posee un Consorcio Municipal de la Vivienda que desarrolla políticas sociales de promoción del alquiler o compra de inmuebles a precios razonables, con el inconveniente añadido de la falta de suelo; no  como en la Península, donde siempre hay suelo edificable, sino que una gran parte del territorio canario lo ocupan espacios naturales protegidos, y el resto tiene una densidad demográfica de las mayores del país. Pero teniendo en cuenta estas dificultades, me parece que tanto el Gobierno Autónomo como los Cabildos y Ayuntamientos hacen una notable labor en este sentido que responde a la elevada demanda de planes de viviendas sociales que se registra en Canarias.

Santa Cruz ha hecho una apuesta cultural por la arquitectura

A raíz del Plan Especial de Reforma Iinterior de 1987, que catalogó los edificios histórico-artísticos que la ciudad debía conservar y proteger, se inició en Santa Cruz una interesante política cultural consistente en combinar esa conservación del patrimonio local con el empeño de convencer a arquitectos de renombre internacional para que aceptasen los encargos municipales y, junto con los arquitectos canarios, construyesen edificios en nuestra ciudad. Con el tiempo esta atrevida apuesta ha hecho que una población de volumen medio como Santa Cruz posea varias obras de prestigiosos arquitectos locales, nacionales e internacionales al mismo tiempo que ha sabido preservar su patrimonio monumental, de modo que concentra un paisaje urbano de enorme atractivo para el visitante.

El carnaval se ha convertido en la joya turística

A nivel de cultura popular, el principal acontecimiento del calendario festivo local es el carnaval, tradición arraigada desde siempre en esta tierra. Para nosotros el carnaval es principalmente una fiesta ciudadana, un hito anual que la gente de Santa Cruz aprovecha para celebrar el cambio de estación, para salir a la calle con las mejores galas y los disfraces más extremados y, sobre todo, para divertirse juntos. Si, además, acude gente de fuera para divertirse con nosotros, mejor que mejor, pero en su espíritu original el carnaval de Santa Cruz es un festejo local y no una atracción turística artificial y de nuevo cuño. Quizás por ese carácter auténtico cosecha tanto éxito y congrega a tantos turistas, de modo que alrededor de esta fiesta se genera un importante movimiento económico para la ciudad. Ciertamente, hay personas que viven todo el año del carnaval, así que cada vez crece más su relevancia turística y las dificultades de organización. Tanto las comparsas como las agrupaciones musicales, las murgas y las diferentes asociaciones festivas se vuelcan en el evento y reciben todo el apoyo necesario por parte del Ayuntamiento. Gustosamente cedemos locales para que puedan realizar sus ensayos y planeen sus actividades, y cuentan también con una subvención municipal que costea parte de los lujosos trajes que distinguen nuestro carnaval.

La inmigración ilegal debe ser controlada

Canarias ha pasado de ser una comunidad donde la gente emigraba para buscar trabajo —sin duda, la mayor ciudad canaria es Caracas, donde residen 500.000 paisanos nuestros— a ser una comunidad receptora de mano de obra, donde permanentemente acude mucha gente buscando empleo. Eso tiene el lado positivo de ser una muestra del desarrollo y bienestar económico que ha alcanzado este archipiélago en los últimos años, pero conlleva inconvenientes para la mano de obra local. Obviamente, la comunidad autónoma y los Ayuntamientos deben hacer mayores esfuerzos en formación laboral para que nuestros habitantes puedan acceder a esos puestos de trabajo que, por carecer de personal especializado, se cubren con gente foránea. En los últimos tiempos la situación se ha agravado muchísimo con la afluencia masiva de inmigrantes ilegales. El Estado español debe ser consciente de los retos del tratado de Schengen, y está muy bien blindar las fronteras del estrecho, sin duda hay que hacerlo, pero se olvida del territorio canario, una comunidad que también forma parte de la Unión Europea aunque geográficamente esté situada en África. Padecemos una presión inmigratoria muy grande pero no tenemos ni las dotaciones policiales suficientes, ni las infraestructuras de acogida apropiadas, ni el blindaje fronterizo, ni los radares que se han colocado en otras zonas del territorio español. Hoy por hoy, todo eso no hace sino generar una alarma social que corre el riesgo de convertirse en algo mucho más grave y peligroso. Está claro que hace falta de parte del Gobierno español una política mucho más decidida con los países del entorno geográfico de Canarias. Obviamente, la medida más racional y más solidaria es intentar ayudar a su desarrollo económico para que esa gente no tenga la necesidad de emigrar para subsistir, pero creo que también, en paralelo, se debe invertir en medios materiales y humanos para que se cumpla la normativa vigente en cuanto a inmigración.

Entramos en una etapa de reformas políticas

Vivimos ahora unos momentos más que difíciles expectantes en que se cuestiona abiertamente el modelo de Estado, se habla de reformar la Constitución y de permitir a las autonomías un acceso a mayores cotas de autogobierno. Considero al respecto que todo es mejorable, que si se invierte la suficiente inteligencia y tiempo en el asunto no hay nada que temer. Plantear reformas en la Constitución o en los estatutos de autonomía es lícito, es bueno, es necesario incluso y además viene siendo solicitado con ahínco por ciertas partes del territorio español. Ahora bien, si el gobierno central encara el tema por la vía de las dos velocidades, es decir, darles a unas comunidades autónomas unos niveles competenciales mayores y no dárselos a otras, me parece que generaremos problemas políticos importantes para el país. Si por el contrario los partidos políticos se ponen de acuerdo, se establecen los cauces adecuados de diálogo y de consenso similares a los que hubo durante la transición, si se trata a todas las autonomías por igual, no veo que las trabas sean insuperables. En último término, el alcance y la necesidad de las reformas lo establecerán las propias demandas de los españoles, porque si una gran mayoría de la población quiere modificar el sistema político actual no habrá impedimento que valga.

Coalición Canaria ha conseguido dar a entender que el nacionalismo canario no es un nacionalismo separatista

Al hilo del asunto, cabe señalar que Canarias no es un territorio que se distinga especialmente por sus reivindicaciones reformistas acerca del modelo de Estado. La España de las autonomías, tal como se diseñó en su momento, es un sistema que nos ha acabado convenciendo a la vista de los resultados. Desde que la comunidad autónoma empezó a gestionar las cosas con independencia de las decisiones de Madrid, Canarias ha alcanzado sus mayores niveles de desarrollo, de infraestructuras, de generación de riqueza y de empleo. Nos ha ido bien con este sistema, aunque aceptamos que se puede mejorar. El éxito del modelo de gestión autonómico ha sido tributario de la influencia en la política nacional de Coalición Canaria. De no contar con un grupo parlamentario canario en el Congreso de Diputados cuyos votos han sido determinantes en ciertos momentos, quizás el listón competencial de la comunidad sería menor. El grupo ha conseguido sobre todo dar a entender que el nacionalismo canario no es un nacionalismo separatista, sino un nacionalismo que exige que se comprenda que los problemas generales precisan en Canarias soluciones distintas a las que se adopten en el territorio peninsular, por su especificidad. Si se emprenden las reformas, convendrá insistir en que lo que no puede ser es que al que presione políticamente se le reforme el estatuto, y al que, como Canarias, no se desgañite pidiendo competencias se le prive de esos beneficios. No nos parece un buen método para abordar el problema.

La continuidad de la monarquía depende de la voluntad popular

El pueblo español optó en 1978 por una monarquía constitucional y moderna, una monarquía que ha rendido servicios importantes a la inmensa mayoría de los españoles en momentos históricos determinados, que ha contribuido en gran medida al desarrollo de una transición política ejemplar, envidiada en todas partes. Los españoles de manera mayoritaria reconocen esos servicios prestados y ese papel fundamental del monarca, y consideran provechoso mantener la institución. De todos modos, sobre este asunto opino lo mismo que con las reformas constitucionales: si llega un día en que la mayoría de los españoles considera que la Familia Real ya no rinde un servicio valioso a la nación y la continuidad de la institución no tiene sentido, entonces habrá llegado el momento de plantearse cómo ejecutar políticamente esa voluntad popular; mientras tanto aparentemente la mayoría de los españoles siguen siendo hoy por hoy monárquicos convencidos, o al menos esa es la impresión que percibo respecto a los habitantes del archipiélago canario y a los vecinos de Santa Cruz de Tenerife.