TH, 2n VOLUM. Rey y alcaldes

SR. PEDRO ARAHUETES GARCÍA.

Alcalde de Segovia desde 2003.

Texto del 24/05/04,
Fotografía cedida por el Ayuntamiento de Segovia

Pedro Arahuetes García representa un modelo atípico de alcalde, una muestra del papel destacado que puede representar la sociedad civil cuando se implica en el desarrollo de las ciudades. Segovia tiene en él, y nunca mejor dicho,un firme defensor de sus intereses frente al olvido institucional en que ha estado inmersa desde hace demasiado tiempo. A la ciudad del acueducto le ha llegado la hora de despertar del letargo. 

La abogacía y la política son muy parecidas

Desde las elecciones municipales del 2003 ostento el cargo de alcalde de Segovia, si bien hasta entonces mi actividad profesional consistía en la práctica de la abogacía. Puede parecer que no existe apenas relación entre ambas profesiones, y sin embargo no es así. Los abogados generalistas, como es mi caso, tratamos multitud de temas, tenemos una formación muy amplia en todos los aspectos, porque así nos lo exige la clientela, con la que mantenemos un trato muy personalizado y de mutua confianza. En mis 20 años de ejercicio profesional siempre he actuado según la premisa de que es mejor un mal acuerdo que un buen pleito, es decir, me considero un abogado muy pactista y conciliador. Creo que el camino más rápido y eficaz para solucionar los pleitos es el diálogo y la comunicación, y esa misma línea de actuación pretendo aplicarla en la alcaldía, llegando a acuerdos puntuales a base de pactos y de planteamientos abiertos y dialogantes. Ésta es una actitud que no está alejada del mundo de la política.

Lidero un equipo municipal de profesionales independientes

Aunque antes no me dedicaba a la política, siendo abogado en una ciudad pequeña como Segovia es difícil mantenerse apartado de esa actividad. Por eso, cuando en las pasadas elecciones municipales el partido socialista se planteó un cambio de estrategia y me ofreció liderar una candidatura formada por profesionales independientes —arquitectos, economistas, médicos…—, asumí el reto porque comprendí que Segovia necesitaba un cambio de orientación progresista. En los últimos tiempos la política municipal en Segovia se había ido deteriorando, la ciudad estaba perdiendo el tren de la recuperación económica, disminuía progresivamente el número de habitantes al carecer sus ciudadanos de alternativas laborales y de estudios, se alejaban las posibilidades reales de progreso. Me parece que esa situación negativa se ha empezado a corregir, gracias no tanto a mí como al excelente equipo de gobierno municipal que hemos formado y a la decidida voluntad de mejora de los segovianos.

Participación ciudadana en el gobierno de la ciudad

Esa firme voluntad de progreso que han mostrado los segovianos nos anima a convertir la participación ciudadana en el pilar fundamental de nuestra acción de gobierno. Queremos pasar de la democracia representativa a la democracia participativa, que los ciudadanos se impliquen en el gobierno de Segovia. A tal efecto hemos creado foros de participación dentro de cada concejalía, y a la mayor brevedad posible esperamos contar con presupuestos participativos como los que ya tienen otras ciudades. De cara a la organización interna de la ciudad y del trabajo en el Ayuntamiento, hemos puesto en marcha una revisión del Plan General de Ordenación Urbana. Debería estar lista para el 2006, y servir de instrumento básico de gestión urbanística, de armazón principal de nuestro modelo de ciudad. Por eso pretendemos que esta revisión también sea lo más participativa posible, que intervengan en su discusión todos los sectores económicos, sociales y políticos, a fin de que goce del mayor consenso.

Es necesario abaratar el precio de la vivienda

En estos momentos Segovia posee unos 56.000 habitantes. Nuestro objetivo al respecto es evitar la paulatina pérdida de población atraída por la pujanza de ciudades próximas como Valladolid o Madrid, queremos que los jóvenes arraiguen en la ciudad, que no se vean forzados a marcharse de Segovia para prosperar. Para eso hay que crear las condiciones favorables de fomento de empleo, de nivel académico y de oferta inmobiliaria que lo hagan posible. Ahora bien, no pretendemos crear por crear, sino crear por crecer. Las perspectivas sobre las cuales trabajamos en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana son las de duplicar la población, llegar a los 120.000 habitantes. Esto no significa que vayamos a conseguir esta cifra, más bien prevemos que podemos crecer en torno a 20.000 habitantes en los próximos diez años y alcanzar así los 80.000, pero la ciudad que estamos diseñando con la revisión del plan general estará preparada para acoger el doble de nuestra población actual. Esta previsión nos obliga a acometer una política de desarrollo urbanístico y de vivienda que contribuya a paliar la desfavorable situación que ocupa Segovia en el ranking nacional de precios de la vivienda. En los últimos años prácticamente no se ha construido ni una sola vivienda de protección oficial en la ciudad, por lo cual ahora somos la cuarta o quinta capital más cara de España en cuanto al precio de los pisos, cosa que nos perjudica de cara a crecer e incluso a mantener el nivel de población. Segovia necesita abaratar el precio de la vivienda, así que desde el Ayuntamiento vamos a emprender una operación de liberalización del suelo edificable con la garantía de que el 50% del desarrollo urbanístico se destine a viviendas de protección oficial. De momento, ya hemos puesto en el mercado este año más de 200 viviendas de precio reducido.

Tenemos que aprovechar la cercanía de Madrid

En vistas a corregir ese deterioro general de la calidad de vida en la ciudad y a aumentar el volumen de población, conviene advertir que la prosperidad siempre va pareja con las vías de comunicación. En este aspecto Segovia tampoco ocupaba hasta hace poco un buen lugar. Resulta curioso que la provincia de Segovia comparta lindes con otras seis y, sin embargo, no existe una buena red viaria que la conecte, por ejemplo, con el resto de la comunidad de Castilla y León a la que pertenecemos. De hecho, sólo gozamos de buena comunicación con Madrid, a través de una autopista de peaje de reciente creación. Esa cercanía con Madrid puede ser vista como un problema de cara a nuestros planes de crecimiento de la ciudad, pero  creo que nos beneficia más que nos perjudica, es una circunstancia que debemos aprovechar. En el año 2007 está previsto que Segovia quede unida con Madrid y Valladolid por medio del AVE, y esta infraestructura nos abre excelentes perspectivas de desarrollo económico, tenemos previsto que sirva de base para la instalación de un parque empresarial en los aledaños de la estación. A escasos 20 minutos de Madrid, Segovia puede convertirse, por su calidad de vida, en un excelente lugar de trabajo. Hasta entonces, nos toca soportar las trabas de la incomunicación. Últimamente las tasas del peaje suponen un inconveniente para el tráfico de personas y mercancías en la ciudad, y el Ayuntamiento ha tomado cartas en el asunto para convertir la autopista en autovía o, al menos, para que la tarifa sea más reducida para los segovianos que para cualquier otro ciudadano. Ya hemos iniciado conversaciones al respecto.

Segovia, ciudad cultural

El principal recurso de Segovia es su extenso patrimonio. En cada esquina de la ciudad hallamos un palacio, una iglesia, un edificio singular. También cabe destacar la cercanía del complejo monumental de La Granja de San Ildefonso. Un conjunto histórico-artístico de tales dimensiones otorga unos valores culturales añadidos a las posibilidades de desarrollo presente y futuro de la ciudad. Segovia forma parte de las ciudades Patrimonio de la Humanidad, de la Red de Juderías de España yde las principales rutas culturales del país. La cultura debe ser uno de los pilares de desarrollo de la ciudad, queremos ser un referente a nivel nacional. Segovia ya tiene una entidad cultural importante, pero queremos ampliar su proyección a nivel internacional con la ayuda de la Junta de Castilla y León. En el ámbito local, toda la actividad cultural de Segovia se canaliza a través de la Fundación Don Juan de Borbón, presidida por el Príncipe de Asturias, y con la cual el Ayuntamiento mantiene una estrecha colaboración e intensos contactos. Buena muestra de nuestro interés por acrecentar la actividad cultural de la ciudad ha sido la recuperación del teatro Cervantes, que llevaba 20 años abandonado. Otro ejemplo es la consolidación de la oferta universitaria.

Construcción de un campus universitario

Segovia cuenta, a nivel de enseñanza universitaria pública, con una extensión de la Universidad de Valladolid, y como estamento universitario privado, con la CEC, que tiene mucho prestigio. Entre ambas instituciones educativas acogen a unos 5.000 alumnos, que aportan a la ciudad un ambiente juvenil e innovador muy apreciable. Sin embargo, la presencia universitaria en Segovia puede estar en peligro porque ocupa un espacio muy disperso en todo el casco urbano, circunstancia que entorpece su buen funcionamiento. El Ayuntamiento va a iniciar en breve la construcción de un campus universitario que agrupe esa oferta dispersa y la consolide como un atractivo cultural más de la ciudad. Ya hemos adquirido unos antiguos terrenos militares que se han cedido a la Universidad de Valladolid.

Desarrollo de la industria turística

La provincia de Segovia no tiene una política de desarrollo industrial bien diseñada, ni siquiera posee un plan estratégico de aprovechamiento de sus recursos económicos, que son básicamente agropecuarios. Desde el Ayuntamiento tenemos la intención de elaborar proyectos en este sentido, conseguir que la ciudad de Segovia saque provecho de estas características de la provincia, pero hasta que llegue esa oportunidad la única industria con la que podemos contar es la industria turística, que presenta deficiencias estructurales, y nos conviene potenciarla. Queremos que Segovia tenga una gestión turística del nivel que realmente se merece, por eso hemos creado una empresa municipal de turismo, que se encarga de proyectos muy interesantes para la promoción de la ciudad. Estamos construyendo un gran centro de recepción de visitantes que atienda todas sus necesidades y gestione todos los servicios —hoteles, restaurantes, guías, medios de comunicación— para hacerles más agradable la estancia. Junto a dicho centro de recepción se construirá un aparcamiento de 600 plazas, otra infraestructura de vital importancia de la que hasta hoy carece la ciudad. Otro déficit gravísimo para el desarrollo turístico de la ciudad es la escasez de plazas hoteleras, aunque en este aspecto estamos mejorando con la construcción de cuatro hoteles en pleno centro histórico, al lado del acueducto, y la de un parador nacional en La Granja. La paralización de iniciativas que hemos vivido durante tantos años nos ha hecho mucho daño, pues hoy la ciudad no está preparada para acoger a un número importante de visitantes como merecería, pero tampoco es definitivamente tarde para ponernos a un nivel, si no óptimo, lo bastante bueno como para atrevernos a organizar eventos culturales o turísticos, por ejemplo ferias y congresos que hasta hoy nuestra ciudad no podía acoger por falta de equipamientos adecuados. En previsión de esa posibilidad pensamos construir pronto un gran palacio de exposiciones y congresos.

Más competencias para los entes locales

Lamento que no se haya desarrollado todavía el pacto local que garantice la asunción de competencias por parte de los Ayuntamientos. En España hubo una gran reforma territorial del Estado con la Constitución de 1978; esa reforma era necesaria, pero al ciudadano de a pie le ha servido de bien poco. Antes de la implantación del Estado de las autonomías, el 90% de las competencias las asumía el Estado, y el otro 10% era asumido por las corporaciones locales. No cabe duda de que España era un país centralista. Con la reforma autonómica, la relación actual es la siguiente: el Estado gestiona el 57% de las competencias, las comunidades autónomas el 30% y los entes locales asumen el 13% restante. Estos datos demuestran que, en el caso de los Ayuntamientos, los 25 o 30 años de democracia no han supuesto ninguna evolución positiva; hemos pasado del centralismo estatal al centralismo de las comunidades autónomas, con el mismo dinero tenemos que hacer frente a más servicios, así que la percepción final del ciudadano, que nada sabe del reparto político de responsabilidades entre las administraciones, que sólo conoce la situación global de su localidad, que sólo juzga el nivel de atención que recibe  por parte de su Ayuntamiento, es que los políticos —y en concreto los alcaldes— son unos ineptos que no saben resolver sus problemas cotidianos. Deberían establecerse de una vez por todas criterios para que los Ayuntamientos tengan más autonomía política y financiera, que no dependan tanto de las comunidades autónomas ni del Estado, y puedan dar los servicios que les demandan los ciudadanos.

El Rey ha supuesto un factor de estabilidad

El Rey entendió perfectamente la transición política española, supo liderar el tránsito de la dictadura a la democracia, asumió el papel que le tocaba representar en el proceso y, además, estoy convencido de que tuvo que enfrentarse a muchísimos poderes fácticos que seguramente le estaban aconsejando otras cosas muy distintas de las que los demás estábamos dispuestos a admitir. En este sentido, creo que supo dar a España esa tranquilidad y esa estabilidad que el pueblo le demandaba. Con independencia de ideologías, los españoles somos conscientes del buen papel que ha realizado el Rey, de modo que hasta los republicanos más extremos se han aglutinado en torno suyo. Su tarea hoy, asegurada la estabilidad democrática que tenemos, debe ser la de marcar un dinamismo por encima de la política nacional, ejercer un papel de representación destacado en el campo de las relaciones internacionales, función que ha sido dejada de lado en los últimos años y que se debería intensificar muchísimo más; su faceta de embajador de lujo ha sido poco utilizada y conviene aprovecharla al máximo.

Están sentadas las bases para que el futuro rey goce del mismo respeto y cariño

 Más allá de Juan Carlos I, es importante certificar que la Corona va a seguir representando ese papel de serenidad y estabilidad democrática. Yo soy optimista al respecto, creo que el Príncipe de Asturias también va a asumir esa situación, lógicamente dentro de otras premisas diferentes de las que le tocó vivir a su padre. No va a tener ese protagonismo político que ha tenido el Rey, su labor irá encaminada a la consolidación de la democracia, pero estoy convencido de que cumplirá con la dignidad y la representación que comporta el cargo, porque están sentadas las bases para que el futuro rey goce del mismo respeto y cariño por parte de todos los españoles.

No tengo intención de hacer carrera en la política 

En mi vida personal y profesional siempre he huido de encasillamientos y afiliaciones, por eso he rechazado las numerosas ofertas que he recibido de afiliación al partido socialista y prefiero mantener mi status de independiente. No entré en política para hacer carrera, sino porque quería y todavía quiero que mi ciudad salga adelante, que sea próspera. Hoy por hoy lo único que deseo es ser alcalde de Segovia, y mi meta consiste en trabajar a favor del progreso de todos los segovianos. Con el apoyo de mis concejales, eso es lo que pienso hacer mientras tenga ilusión, capacidad y salud. También tengo claro que si algún día pierdo las ganas y el entusiasmo por la labor política, lo mejor que puedo hacer es irme. No le veo sentido a empeñarse en conservar un puesto de responsabilidad cuando hay otras tareas por las que uno siente mayor vocación y en las que se puede sentir perfectamente realizado.