Andrea y Paola Ancibar
Fotografia cedida
11è VOLUM. Biografies rellevants de les nostres emprenedores

Sras. Andrea y Paola Ancibar

Fundadora y directora de Catalonia Film School, Fundadora y directora de Espacio Aum Yoga Studio

Texto del 13/11/2018

Dos vidas paralelas que heredaron un carácter creativo y cuyas trayectorias siguieron caminos distintos pero con múltiples puntos en común. Estas hermanas convirtieron sus respectivas pasiones en profesión, poniendo sus conocimientos al servicio de sus discípulos: para proporcionar bienestar a través del yoga o para brindar formación a los jóvenes seducidos por la cinematografía. En ambos casos, la maternidad no solo no fue un obstáculo, sino que constituyó un estímulo para reforzar sus carreras.

 

Andrea: Hemos bebido del carácter emprendedor e inquieto de nuestro padre

Nuestro hogar respiraba calidez. Era un espacio de armonía familiar con nuestra madre, Ana Lima, una eterna adolescente, que siempre estaba presente y dispuesta a cuidar de nosotras. Ese es el primer recuerdo que guardo de nuestra infancia. Disfrutábamos de la cocina casera en nuestra casa en Montevideo, en un barrio en el que no existían fronteras entre vecinos; incluso habíamos practicado un surco para poder pasar de una casa a otra porque nos encantaba compartir tiempo, conversación, anécdotas y confidencias con quienes nos rodeaban. Sobre todo con Gabriela, Verito y Lorena, que eran nuestras pequeñas y entrañables siempre amigas de la niñez. También tengo muy presente a nuestro padre, Wilson Alberto –a quien todo el mundo conoce como Beto–, de ojos azules, galán, lleno de positividad, trabajador incansable, e inquieto emprendedor. Como lo define Carlos, un amigo del corazón: «Movedizo, lleno de urgencia, de andar tan ágil y acelerado que, a veces, apenas caminando, parece que corre. Solo sus ollas conocen los hervores de su caldo, y sus hijas, tan cercanas y tan lejanas, aderezos de su alma». A lo que agrego: y viceversa… No tengo ninguna duda de que de ese carácter algo habremos bebido mi hermana Paola y yo.

Paola: La cocina de nuestra madre contribuía al entrañable aroma del hogar

Nunca nos faltó de nada, porque nuestro padre sacrificaba las horas que hicieran falta para satisfacer todas nuestras inquietudes. Y nuestra madre nos acogía en el seno de nuestro cálido hogar. Los momentos más felices que conservo en la memoria son aquellos en los que volvíamos de la escuela y jugábamos con nuestras amigas y vecinas en el jardín que teníamos en casa. Era un jardín inmenso, en el que correteaban pollitos y conejos que se sumaban a nuestros juegos y los convertían en aún más divertidos. Ese entrañable aroma de hogar tan característico no se desprende tampoco de mis primeros recuerdos de infancia, en la que nuestra madre nos dedicaba todas las atenciones y nos sorprendía con unas recetas reposteras tan exquisitas que delataban que algún día podría ganarse el sustento con ellas, como así fue.

Andrea: Un viaje en camión a los dos años despertó en mí la pasión por viajar

Apenas tenía dos años cuando protagonicé uno de los viajes inolvidables de mi vida. Mi tío Julio, transportista de profesión, se empeñó en llevarme al Departamento de Treinta y Tres, donde vivía a trescientos kilómetros de Montevideo. No tuvo que decírmelo dos veces para que acudiera a mi habitación a buscar mi peluche, lo introdujera en la bolsa de natación que utilizaba cuando acudía a la piscina y me plantara en la puerta para emprender el camino. Mi madre se resistía a que me marchara con él, pero mi padre se mostró más proclive a aquella aventura, intentando convencer a Ana de que no pasaría nada. «En dos días os la devuelvo», prometía mi tío, ignorando que, una semana después, sería yo misma quien se negara a regresar a la capital. Aquella fue una experiencia única que despertaría mi pasión por viajar; recorrimos en camión trescientos kilómetros en lo que constituiría mi primer descubrimiento del mundo.

Andrea: Tomé mi cámara, mis negativos y un par de pantalones, y volé a Barcelona

Desde muy joven sentí atracción por la fotografía, y mis padres hicieron todo el esfuerzo posible tanto para comprarme mi primera cámara, una fantástica Zenith, como para sufragarme dos años de estudios en la materia. Aquella etapa constituyó un buen aprendizaje que, una vez concluido el Bachillerato, complementé en la Facultad de Bellas Artes; allí adquirí una formación exhaustiva, muy enriquecedora en mi posterior carrera profesional, pues hicimos un recorrido por todas las facetas artísticas. Sin embargo, sentí la imperiosa necesidad de adquirir mayor independencia, lo cual reclamaba encontrar trabajo para no depender de mis padres. Dado que hasta cumplir los dieciocho años no podía optar a ningún contrato laboral, esperé a esa edad para trasladarme al norte del país, donde vivían mis abuelos, mi tío Julio y su hija, mi adorada prima Karina. Chuy era una zona de libre comercio, y donde pude trabajar durante tres veranos como promotora de una reconocida marca internacional, lo cual me obsequió una persona especial en mi vida, Rosalla Noguera, gran amiga y mentora, que me introdujo y enseñó los valores del trabajo. Paralelamente realicé fotografías para una prefectura de Brasil y en un estudio fotográfico de la mano de Ibarra, haciendo retratos a niños e iniciándome en la «BBC» –bodas, bautizos y comuniones–. Una actividad que halló continuidad en la revista Uruguay Natural, donde capté imágenes de los parques. Posteriormente, en invierno, colaboré con el diario La República, en la sección de ocio de su semanario, así como también para una revista en la que dábamos cuenta de los chismorreos del mundo de la farándula. Al concluir la carrera, sin embargo, consideré que las opciones de progresar en el mundo cinematográfico eran muy limitadas en mi país, donde apenas había una academia especializada que escapaba a mi economía, por lo que decidí coger mi bolsa cargada de negativos, mi cámara y un par de pantalones, y cruzar el Atlántico en dirección a Barcelona.

Paola: Ser madre me dio mucha fuerza y constituyó un potente estímulo

La actividad física siempre me ha gustado; bailar, sentir el cuerpo, el movimiento corporal. Al igual que mi hermana Andrea, desde muy pequeña practiqué natación, pero también disfrutaba mucho jugando y compitiendo en diversos deportes, o practicando taekwondo, disciplina en la que hicimos algunos progresos. Durante mi adolescencia anhelaba cada día el compartir las charlas y andanzas con Sabri y Flor, con Joa y Lola, amistades que me acompañan hasta hoy a pesar de las distancias, como si el tiempo no hubiese pasado… Acabé el Bachillerato en medicina y estudié varias materias; no tenía claro hacia dónde encaminar mi carrera profesional. No sería hasta los veintitrés años que conocería a Leonor Bastarica, la mujer que me inspiró para convertir el yoga en el eje de mi vida. Por aquel entonces, ya sabía lo que era ser madre: mi hijo Mateo había cumplido tres años. La maternidad me sorprendió tan joven que no me generó las preocupaciones que me habrían acarreado de haber sido más madura. Viví aquella etapa casi como un cuento, pues gozaba del apoyo de mi pareja y de mis padres, y podía dedicarme y disfrutar de mi bebé y de mi hogar. Pero aquella burbuja fantástica se esfumó cuando mis progenitores decidieron emigrar a España. Fue entonces cuando me di cuenta de que la vida es exigente y te reserva adversidades. La responsabilidad de ser madre, y la voluntad valerme por mí misma, constituyó un potente estímulo: desarrollé inquietudes, invertí esfuerzos, me formé y empecé a sentar las líneas maestras de mi futuro como empresaria.

Andrea: Mi padre temía que me convirtiera en reportera de guerra

Abandoné Uruguay en el año 2000 dejando con lágrimas en los ojos a mis padres. Ellos anhelaban y creían que cumpliría mi promesa de regresar a los cuatro meses. Puedo imaginar su angustia al comprobar que no volvía una vez cumplido el plazo; sobre todo teniendo en cuenta los temores infundados por parte mi padre, que le habían llevado a negarme la posibilidad de emigrar cuando todavía tenía diecisiete años. Por aquel entonces estudiaba fotografía y mi progenitor temía que pudiera seguir los pasos de mi profesora, que había decidido convertirse en reportera de guerra. Pero mis pretensiones estaban en superar los límites de un país de tres millones y medio de habitantes para abrir mis miras profesionales. Aunque viajé sola, aquí encontré una muy buena acogida por parte de Rubén y Silvana. Rubito muy sociable y alegre, primo hermano de mi padre, a quien apenas conocía, pues llevaba bastante tiempo afincado en Catalunya, no por eso dejó de ser un gran agasajador. Aún recuerdo la primera noche en Castelldefels. Ya me había acostado cuando llegó a mis oídos una cautivadora música brasileña que me hizo saltar de la cama. Pregunté y me dijeron que procedía del Bye Bye Brasil, «el pub de Janeth». Pese a estar rendida por las diecisiete horas de viaje, me duché y me acerqué al local en lo que se convirtió en una rutina diaria, pues no había noche que no aterrizara en el pub, donde tuve la oportunidad de conocer a mucha gente interesante, entre ellos Àngel Velasco, una persona especial para mí, al igual que su familia, que siempre han brindado apoyo a los míos. Transcurridos cuatro meses, y determinada a quedarme aquí, le pregunté a Janeth si me daría trabajo. Su respuesta afirmativa fue el inicio de mi etapa laboral en España.

Andrea: Poco antes de empezar Cinematografía, la vida me deparó una sorpresa

Gracias a ese trabajo en el Bye Bye Brasil, tuve la oportunidad de trabajar en un Fotoprix, revelando fotos en el laboratorio. Ese fue un paso intermedio en mi carrera; una progresión que, sin embargo, no colmaba mis aspiraciones profesionales, ya que mis anhelos se situaban en la cinematografía, y, más concretamente, en la dirección artística. Por ello, decidí matricularme en Cinematografía, un grado que me permitió profundizar en las distintas facetas que reúne esta disciplina. Mientras estudiaba, nunca cesé de trabajar: lo hice en una empresa de fotografía para la cual realizaba reportajes de bodas. Seguidamente, con el apoyo de Lorenzo Fuentes, realicé books de fotos a estudiantes de interpretación; este fantástico fotógrafo me proporcionaba su estudio en la Gran Via de les Corts Catalanes. El estudiar me permitió conocer a personas con mis mismas inquietudes, como Pablo Costa y Katia Redweik, con los que más tarde fundé ArtBoda, empresa que realiza reportajes fotográficos de bodas, y que hoy en día continúa funcionando. Apenas hacía tres meses que la vida me había regalado una inesperada sorpresa: había dado a luz a Anne, mi primera hija, lo que propició que mis padres se vinieran a vivir a España. Para mí resultó perfecto; aunque mis inquietudes artísticas hicieron que saliera disparada de Uruguay y del hogar materno, la llegada de mis padres me comportó la protección y el cariño que sin duda necesitaba, al igual que el apoyo recibido por parte de mis suegros, Loli y Rubén, que me permitieron estudiar y trabajar.

Paola: El yoga, una disciplina que ayuda física y emocionalmente a las personas

Decidida a forjarme un camino en el mundo del yoga, invertí esfuerzos en formarme en esta disciplina. Tuve la oportunidad de conocer personalmente a Micheline Flak, una eminencia, que había incorporado el yoga a la educación en 1973 en Francia. Ella me dio la confianza y la inspiración para avanzar en ello, siendo la escuela pública de Montevideo la que me abrió las puertas en el 2006. En este caso, se trataba de alumnos de corta edad; apenas tenían cuatro o cinco años; fue una experiencia que resultó muy enriquecedora y divertida, que me permitió descubrir lo mucho que podemos aprender de los niños. La flexibilidad que requieren los movimientos del yoga constituye una metáfora de la flexibilidad que tenemos que tener en la vida misma. El yoga no solo cuida de tu cuerpo físico con respeto y sensibilidad, sino que también te da las herramientas para que puedas observar los procesos de la mente con objetividad y desapego; ayuda a liberar, a soltar lo que ya no aporta o no es útil para nuestra vida hoy; nos permite avanzar con claridad, confianza y seguridad. La vida es movimiento, es cambio constante, es subir y bajar, y siempre es evolución.

Paola: Lo superfluo que resulta lo material

Desde que mis padres emigraron a España y se quedaron a vivir con mi hermana, yo viajaba una o dos veces a verles y convivía con ellos en Castelldefels. Las estancias en Catalunya se iban prolongando, e incluso Mateo iba adquiriendo un acento cada vez más marcadamente catalán. Hasta que llegó un momento en el que decidí renunciar a mi arraigo. Puse en la maleta cuatro fotos, cuatro libros y cuatro CD, y me vine con mi hijo para establecerme definitivamente aquí. Perder el arraigo me permitió constatar lo superfluo que resulta lo que es material. Gracias a esa mudanza tan ligera de equipaje, y motivada por lo afectivo y por estar cerca de las personas a las que quería y de las amistades que había labrado en mis continuos viajes a España, percibí que adquiría una gran dosis de inspiración y libertad.

Paola: La postura del murciélago en Aeroyoga®, metáfora de mi nueva vida

Cuando llegué a Castelldefels, mis padres trabajaban en el local social de la urbanización Rat Penat, donde habían asumido la explotación del servicio de bar y restaurante, a cuya actividad, en un primer momento, me sumé para prestarles apoyo y poder ganarme la vida. Aunque mi mente, sin embargo, estaba puesta en el yoga y en el desarrollo de esta actividad profesional. Haberme instalado en Europa constituía un paso adelante, pues me facilitaría viajar a otros puntos donde podía adquirir mayor formación profesional; sobre todo porque mis padres podrían hacerse cargo de mi hijo durante mis ausencias. A escasos días de haber aterrizado, y en el propio local social de la urbanización, impartía mis primeras sesiones de yoga en Catalunya. Gracias al apoyo de Àngel e Inés. Irónicamente, la postura del murciélago en esta disciplina supone invertir el cuerpo, literalmente ponerse cabeza abajo; una metáfora de lo que sería dar la vuelta a la vida.

Andrea: Diariamente, nos nutre la creatividad, que nos relanza hacia nuevas metas

A medida que fui avanzando en mi formación cinematográfica, iba alimentando un mayor deseo de controlarlo todo, de no dejar escapar el más mínimo detalle, una obsesión por la perfección. El mundo de la dirección artística me había atrapado y decidí especializarme en él. A ese entusiasmo se añadió el estímulo que supuso el reconocimiento adquirido con nuestro cortometraje más reconocido, LastRain, cuyo título juega con la ambigüedad de las palabras last train y last rain. Pese a que en España fue candidato a los Goya, apenas se proyectó, a diferencia de otros países, en los cuales se difundió y recibió diferentes premios, a destacar Estados Unidos, en donde concurrió a treinta y siete festivales, obtuvo diecisiete galardones y llegó a ser semifinalista en los Óscar de Hollywood. Al margen de resultar preseleccionado en el Festival de Cinema Fantàstic de Sitges. A ese reconocimiento añado el recibido personalmente: el premio a la Mejor Dirección Artística en el Festival Internacional de Cine de Filadelfia. Todo ello nos generó una enorme satisfacción, porque se trataba de nuestro estreno; principalmente a Tony López y David Sanz, directores del mismo y compañeros de viaje en diferentes sueños. Tuvimos que invertir mucha creatividad, echar mano de la imaginación y optimizar los recursos a nuestro alcance. La creatividad resulta fundamental para disfrutar de la felicidad en la vida, nos nutre a diario y nos relanza hacia nuevas metas.

Andrea: Con David Sanz compartimos el cuidado de nuestros hijos y nuestros negocios

En mis dos hijos hallo la inspiración profesional que necesito. El segundo nacería siete años más tarde; supe que, si no tomaba entonces esa decisión, ya no lo haría nunca. Era 2009, otro momento decisivo vinculado a mi carrera, porque fundé, junto a David Sanz y con el soporte de mis antecesores, la escuela de cinematografía y artes escénicas, la cual, años más tarde, denominaríamos como Catalonia Film School. También en el mismo año, habíamos emprendido el rodaje de ese primer y exitoso cortometraje. Mientras iban creciendo, los iba involucrando en este entorno. El pequeño Ian nació actor, y Anne se perfila como cantante y actriz, ambos con una sensibilidad especial: se están formando en sus respectivas profesiones, si bien ella tiene dotes de directora cinematográfica, pues se fija en todos los detalles de cualquier producción y me los comenta con un acusado espíritu crítico. Con su padre, David Sanz, no solo hemos venido cuidando conjuntamente de ellos, sino que compartimos la gestión de los negocios. Siempre me ha acompañado en mis ocurrencias y locuras y ha apoyado cualquier iniciativa que haya surgido de mi cabeza. Junto con David también fundamos Silencio Rodamos, una productora con la que impulsamos varios proyectos, entre ellos el musical Boig per tu, dirigido por Ricard Reguant, con canciones de Sau y estrenado en la Sala Barts de Barcelona en 2013, con una satisfactoria respuesta por parte del público. En el año 2012, estrenamos Cruz del Sur en cines de Uruguay y España. En 2010 ya habíamos conseguido proyectar una película de terror como Atrocius en Estados Unidos, México y varios países asiáticos, amén de lograr que fuera seleccionada en el Festival de Cinema Fantàstic de Sitges.

Paola: Me seducen las notas que desprende el piano, resuenan en mi corazón

En mi trayectoria vital existe un antes y un después. En 2010 sufrí un accidente que me marcaría, especialmente en mi carrera profesional. Siempre me ha gustado el deporte y, entre las múltiples disciplinas que practicaba, se encontraba el esquí. Ese año, una seria caída me mantuvo inmovilizada durante unas cuantas semanas. Aquel periodo de recuperación, en el que tuve que guardar reposo, me sirvió para reflexionar y encontrarme conmigo misma. El tiempo se detuvo y en esos días contemplé la idea de que quizás resultaba razonable concentrar toda mi vida. Tuve muchos altibajos, pero fue a través del amor, algunos años después, que recibí una gran inspiración que me llevó al origen y hacia mi propio camino interior, y en lo profesional le di un cambio rotundo a mi trayectoria, pues inauguré mi primer centro en Castelldefels. Fue en ese momento en el que me di cuenta de que la actividad que realizaba hasta ahora no me satisfacía, y tomé conciencia de que el mundo es inmensamente grande, que nadie es indispensable, que hay sitio para todos para poder realizarnos en cuantos aspectos de la vida nos propongamos y sin limitaciones. A partir de ese giro, decidí vivir la vida desde otra perspectiva, viajé y me acerqué a diferentes culturas para poder aprender de ellas, como el hinduismo o el budismo, que me han marcado en mi camino. Ahora disfruto de estar a solas y escuchar música. Me enamoran las notas que desprende el piano; siento como resuenan en mi corazón… En la actualidad, mi sobrina Anne nos deleita con este instrumento, y me emociona enormemente.

Paola: Generamos un ambiente, cálido, armonioso y diferenciado

Así pues, en 2015 abrí Espacio Aum Yoga Studio, en Castelldefels, con el objetivo de generar un espacio diferente. Procurando que tenga un ambiente confortable, cálido, armonioso, cercano, donde al entrar por la puerta ya sientas el cambio de energía o tal vez llegando a la esquina ya puedas percibir el aroma que nos caracteriza y que emana ese sentir tan especial que a veces no se puede describir con palabras. Si en Uruguay había tomado contacto con el yoga, al llegar aquí conocí el Aeroyoga® de la mano de su creador, Rafael Martínez. Me fascinó tanto esta tendencia, que creé el Espacio Aum específicamente basado en dicho método de crecimiento personal, siendo una forma diferente y creativa de abordar el yoga y con el que pude invitar a más personas interesadas por esta práctica. En esta década, he incorporado a esos conocimientos una amplia formación en otras variantes, como por ejemplo el Ashtanga yoga o el Yin yoga, de la mano de Jose de Groot, sucesora del creador de esta técnica, Paul Griley. En Londres también estudié anatomía aplicada al yoga con David Keil. Además, me gradué en pilates con Rocío Cárceles, introductora en España del método Peak pilates, y aprendí cómo optimizar el yoga con niños junto con Gurudass Kaur. Avancé en mis prácticas a través del rocket de la mano de David Kyle, sucesor de Larry Schultz, creador del método. He tenido la suerte de practicar con Manju Jois, hijo de Pattabhi Jois, creador de las series de Ashtanga Vinyasa yoga. Me formé en LPF, yoga y pilates prenatal y en recuperación posparto. Espacio Aum Yoga Studio ha asistido a una expansión con la ampliación a través del local adyacente, lo que generó el doble del espacio, para la comodidad de nuestros alumnos y de sus prácticas. Este año 2018 nació Espacio Aum Gavà, un nuevo punto de luz, un espacio donde cada vez más personas pueden obtener los innumerables beneficios en sus prácticas. Son logros que sin duda me llenan de satisfacción y que confirman que vamos por el buen camino, pues hoy comprobamos cómo, a diario, se abren centros, fruto del intrusismo, pues existen personas que se lanzan a la aventura de abrir negocios análogos tras haber realizado una mínima formación, o sin tan siquiera eso, pensando solo en lo material. En nuestro caso la innovación, la creatividad, la apuesta por lo más alto, han sido los sellos que han marcado la diferencia en todo el Baix Llobregat, a lo que se suma la entrega, el compromiso y el trato humano de nuestros profesionales, todos de alto nivel, con un sentido de humildad y humanidad que los diferencia y los hace especiales, así como sus clases.

Andrea: En Catalunya había buenas academias de cine pero excesivamente teóricas

Siempre me he propuesto metas muy altas; lo más altas que he podido situarlas. Soy de esas personas que piensa que siempre habrá tiempo de rebajarlas. Estudiar Bellas Artes me sirvió para conocerme a mí misma, comprender lo que me gusta y dónde están mis límites, y saber hacia dónde quiero dirigir mis pasos profesionales, después de haber pasado por varias ramas de la cinematografía: producción, arte, fotografía, realización… Incluso llegué a presentar en el 2005 Late, un magacín cultural para 25TV, programa de interacción social. Entendí que la cinematografía lo era todo para mí. Dispuesta a que no se redujera a una mera afición, decidí apuntalar esta disciplina en mi vida fundando una escuela de cine. Surgió de esta manera Catalonia Film School, un centro que venía a cubrir necesidades de la industria cinematográfica, pues existían ciertas carencias que empezamos a detectar cuando realizábamos castings para nuestras producciones. En Catalunya había buenas academias de cine, pero resultaban excesivamente teóricas e inaccesibles económicamente. Yo misma lo había experimentado de primera mano mientras estudiaba los puntos débiles de aquella formación. En el aula concurríamos unos cuarenta alumnos, lo que comportaba una seria dificultad para que cada uno de nosotros pudiéramos acceder a las cámaras con el propósito de realizar las prácticas. El importe de los cursos anuales y comprar cámaras es inaccesible para muchos bolsillos de los estudiantes, lo cual hace que la cinematografía se convierta en una selecta profesión, para quienes puedan costearla.

Andrea: Optamos por un carácter selectivo para captar talento

Catalonia Film School vio la luz en un pequeño local de Vilanova i la Geltrú, donde, con la ayuda de mi padre, habilitamos con mucha imaginación y gran voluntad un modesto plató y unas aulas para impartir clase. El objetivo era mejorar la formación existente en cinematografía, al garantizar que los alumnos pudieran realizar el máximo número de prácticas posibles a fin de adquirir la necesaria experiencia para, en el futuro, poder desarrollar su carrera profesional con solvencia. Con este propósito, nos exigimos un carácter selectivo, de forma que redujimos a dieciséis el número de personas por aula y rehuimos con ello la masificación presente en otros centros que impedía el acceso de todos los estudiantes a los ejercicios prácticos. Esto suponía, a su vez, mostrarnos muy estrictos en las pruebas de ingreso a la escuela; establecer filtros que nos permitieran captar el talento y trabajar con firmes promesas para prosperar en el entorno cinematográfico.

Andrea: Doble titulación que cuenta con el aval de la UPC

Aquella apuesta por la calidad surtió efecto, pues nuestra propuesta de valor despertó interés entre los candidatos a estudiar cinematografía. La satisfacción por la formación recibida se refleja en el número creciente de estudiantes que desean ingresar en el centro, debido al boca a boca propiciado por los propios alumnos pero, sobre todo, por el convenio que firmamos en su día con el Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú. Ese acuerdo ha supuesto un salto cualitativo enorme, nos ha permitido poder llevar a cabo nuestra filosofía en la formación, poder practicar el A.P.R., ser accesibles y prácticos, y a reducir plazas, con una elección en lo que a talento se refiere. Hemos ganado en infraestructura, ya que nos ha permitido trasladarnos al edificio tecnológico Neàpolis, donde disponemos de unas instalaciones de más de tres mil metros cuadrados en plena zona universitaria. Su ubicación junto a la estación ferroviaria la convierte en un centro muy bien comunicado, lo cual facilita que Catalonia Film School no circunscriba su formación a los alumnos de la comarca, sino también a los de casi toda la provincia; y también recibimos alumnos internacionales. Impartimos grados medios, grados superiores y másteres universitarios de doble titulación, al contar con el aval de la Universitat Politècnica de Catalunya. Son cursos eminentemente prácticos: cada alumno rueda su propio cortometraje, dispone de material para llevar a cabo su proyecto, y lo dirige con la ayuda de todos sus compañeros, pues cada uno va rotando y asumiendo los distintos roles de la producción: sonido, arte, luz… De este modo, se involucran por completo. Asimismo, a final de curso impulsamos una semana de proyecciones en la que invitamos a los padres de los alumnos a compartir el casi medio centenar de cortometrajes que cada año se ruedan en la escuela.

Andrea: Hemos sido pioneros en la cinematografía interactiva y transmedia

Un hito importante en nuestra carrera tuvo lugar en 2012, cuando conseguimos traer a Geraldine Chaplin a Vilanova i la Geltrú para rodar una película, Panzer Chocolate, en la que ejercí como diseñadora de producción y directora de arte. Aquella fue una experiencia muy interesante, en la que incluso rodamos escenas en el castillo de Montjuïc de Barcelona. Tuve la ocasión de conocer a esta maravillosa actriz; una persona que atesora una gran humildad y que desprende una enorme cercanía, al igual que su marido, el chileno Patricio Castilla, director de fotografía. Se trataba de una producción muy innovadora: la primera película interactiva y transmedia a nivel internacional. Cuando se accedía al cine para asistir a su proyección, se invitaba al público a descargar una aplicación de móvil que permitía interactuar con el film, encuadrado en el género de terror. De este modo, los espectadores podían vivir otras experiencias al acceder a desenlaces alternativos, o recibían llamadas advirtiéndoles que conocían su paradero, lo que generaba unas sensaciones añadidas y aún más intensas a las vividas con el visionado de la cinta. Esa aplicación, asimismo, incorporaba otros recursos, como un motion comic o un videojuego. Eso sí: requirió el concurso de ingenieros programadores que invirtieron un año entero en su desarrollo. A raíz de esa interesante experiencia, hemos generado un máster que se ha convertido en el primero relacionado con la cinematografía digital y contenidos transmedia; una formación que está siendo muy solicitada. El film mereció el galardón a la Mejor Innovación Tecnológica en el Festival Feratum de México. Ese reconocimiento me causó una gran satisfacción, así como el obtenido años más tarde, en 2018, cuando recibí el Premio a las Artes Escénicas por mi trayectoria profesional en el entorno de la comunicación audiovisual y los proyectos cinematográficos de la asociación Talent Femení, cuyos galardones reconocen el talento de las mujeres empresarias y cuya presidenta, Susana Villagrasa, me definió como «la noia sense por».

Andrea: Claqueta Cinema, una productora de cine y televisión

Hemos logrado convertir Catalonia Film School en un centro de referencia en el mundo de la industria audiovisual. La buena sintonía con David Sanz permite un liderazgo efectivo y eficiente de la escuela; un liderazgo que tiene su tercer punto de apoyo en Elisa Saldaña, trabajadora incansable y grandísima persona, socia en nuestra productora Claqueta Cinema. Esta nace con la idea de forjar su línea editorial con coproducciones internacionales dirigidas a un amplio sector de espectadores, objetivo que ha consolidado durante estos años apostando por las nuevas tecnologías, el cine de autor y los futuros talentos.

Andrea: Los Premios Claqueta generan sinergias entre alumnos y profesionales

Con la colaboración de Catalonia Film School, en 2011 decidimos fundar con David los Premios Claqueta, un festival internacional con el que queríamos reconocer y promover el trabajo de los estudiantes de las distintas escuelas y universidades de cine. Con estos galardones también fuimos pioneros, ya que no existía ningún certamen similar en nuestro sector que pudiera mostrar la vasta e interesante producción que se genera en los centros formativos de todo el planeta. Empezamos muy modestamente, pero, en la actualidad, contamos con participantes de centros de Los Ángeles, Hamburgo, Turquía, Colombia, Argentina, África… Contamos con la colaboración de profesionales de la industria que actúan como jurado de los cortometrajes. Son muy distintos los trabajos que nos pueden llegar desde el continente africano que de Estados Unidos. Tenemos en cuenta las dificultades de origen, pues entendemos que no todos compiten en igualdad de condiciones; de ahí que otorguemos gran valor a la creatividad y al esfuerzo derrochados y que compensan la escasez de recursos. Los Premios Claqueta culminan con una noche de gala, que celebramos en un auditorio de Vilanova i la Geltrú. Invitamos a personalidades de la industria cinematográfica, actores, directores, productores…, así como a los nominados de los diferentes países a los que asistir. Es una experiencia sumamente disfrutable, en la que reunimos a promesas y a profesionales consolidados de la industria cinematográfica y propiciamos que intercambien experiencias y generen sinergias.

Paola: Ayudamos a conectar con la energía interior que cada uno atesora

Estoy muy satisfecha de haber elegido esta profesión. Sobre todo porque siento que le he dado un vuelco a mi vida, la he ido reorientando con base en mis inquietudes y ello me ha llevado a satisfacer las inquietudes y necesidades de cientos de personas. El poder asistirlas, ya sea a nivel físico porque sufren determinadas patologías, ya sea a nivel emocional, al aportar equilibrio al generar calma en la actividad mental. La gente cada vez es más consciente de encontrar esa unión interna, el bienestar a través de las prácticas. Hay un mayor despertar en la consciencia, sobre todo en la mujer, y por eso también apostamos por que la sensibilidad femenina, su fuerza, su coraje, su estímulo, su valía, sea el cambio que este mundo necesita. Ser fuente de inspiración para que cada una de ellas siga creciendo de manera personal y luche por sus sueños. No hay nada imposible, con trabajo, dedicación respeto y mucho amor podemos lograr todo lo que nos propongamos… Ayudamos a hacer realidad el consejo que nos transmitió Mahatma Gandhi: «Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo».