Madrid
1962
Fundador y gerente de Procesos Cosméticos, S.A.
25-5-2023
Siempre existe margen de mejora para este empresario, que lidera junto a sus hermanos una pyme que compite con gigantes del maquillaje. El corto ciclo de vida de los productos de este sector obliga a la innovación constante y a maniobrar con agilidad para rentabilizarlos comercialmente en el mercado. A través de la fabricación para terceros, sus artículos llegan a medio mundo, y consiguen mejorar el bienestar mental y corporal de las personas que los usan mediante un incremento de su seguridad y autoestima.
El sector de la cosmética empujaría nuestra familia a Barcelona
Soy el primogénito de tres hermanos y mis primeros recuerdos de infancia me trasladan a una terraza que teníamos en casa, en Madrid, donde, durante el verano, mi madre instalaba una piscina de plástico en la que jugábamos con mi hermano Francisco mientras ella nos advertía de que anduviéramos con cuidado, como si hubiera posibilidad de ahogarse en aquella escasa profundidad. La nuestra es la historia de una familia madrileña a quien el sector de la cosmética empujaría a Barcelona, después de que a nuestro padre, Ulpiano, la multinacional para la que trabajaba le propusiera el traslado a la capital catalana. Esto se produjo cuando cumplí los diez años, justo después de que naciera el benjamín de la familia, Carlos, quien llegó al hogar en julio. A finales de agosto nos mudaríamos a la Ciudad Condal, para poder iniciar el curso escolar ya en el nuevo destino.
La perseverancia va unida al concepto de preparación para perseguir y alcanzar una meta
Nuestro progenitor no había desarrollado carrera alguna, sino que su formación la había adquirido mediante el servicio prestado en distintas multinacionales del sector cosmético. A diferencia de la actividad a la que acabaríamos dedicándonos sus hijos, él estaba vinculado al entorno comercial, es decir, a aspectos como la distribución, los canales de venta y las marcas, al representar a las respectivas empresas en las que recaló. Hombre inteligente, dinámico y motivador, no tengo dudas de que su experiencia laboral incidió ni que fuera inconscientemente en el apego que siempre hemos sentido por el mercado de la cosmética. Solía viajar a menudo, lo cual propició que María, nuestra madre, asumiera mayoritariamente el cuidado del hogar y de los hijos. Entre los valores que ambos nos transmitieron destacaría la perseverancia. Si no eres virtuoso en alguna especialidad, debes invertir muchas horas en prepararte. Los aficionados al tenis elogian la técnica de Nadal, olvidando que tras sus éxitos hay dilatadas jornadas de entrenamiento. La perseverancia va unida al concepto de preparación para perseguir y alcanzar una meta.
En la actualidad, se requiere mucho músculo en la distribución para evitar que el factor novedad se pierda
Nuestro padre exhibía arrojo y conseguía motivar a quienes le rodeaban merced a su innato carisma. Había empezado muy joven en Unilever, que constituyó para él una buena escuela en todos los sentidos, algo que le permitió desarrollar ciertas habilidades de liderazgo y asumir cargos de responsabilidad. Se trataba de un momento en el que la oferta era inferior a la demanda, con lo que el lanzamiento de un producto novedoso era sinónimo de éxito. A la buena acogida que el mercado le prestaba se le añadía la durabilidad que ese artículo gozaba en el tiempo, a diferencia de la actualidad, cuando la atracción que genera una novedad resulta muy efímera. Ahora se requiere un nemeo músculo financiero en la distribución para amasar altas cifras de ventas en poco tiempo, ante el riesgo de que ese apetito inicial generado entre los consumidores quede desplazado en un corto plazo. Si no dispones de esa capacidad para distribuir rápidamente un producto, el factor novedad se pierde y quedas expuesto a que la competencia lance una alternativa similar, o incluso mejor, y sea ella quien rentabilice el éxito; porque, en realidad, muchas innovaciones son resultado de perfeccionar lo que otros fabricantes no han tenido capacidad de poner en el mercado.
Una empresa no deja de ser una aventura cada día más compleja
De nuestros progenitores, posiblemente heredé cierto espíritu emprendedor: en primer lugar de nuestra madre, quien, antes de que naciera Carlos, había regentado un pequeño negocio en el sector del mueble. Además, saber llevar una familia también reclama capacidad de gestión, y María consiguió exhibirla. Igualmente, nuestro padre, con sus comentarios acerca de sus negociaciones laborales y la satisfacción que le producía el alcanzar sus objetivos tras mucho esfuerzo, logró estimular en mí ese deseo de impulsar mi propio proyecto. Aunque el traslado a Barcelona había significado renunciar a amigos y a un determinado entorno, nuestra adaptación no resultó traumática. En Catalunya descubrí el hockey sobre patines, deporte que abracé en mi etapa escolar y que halló continuidad más tarde en la modalidad sobre hierba. Sin embargo, transcurridos unos años abandoné la afición al stick, ante el surgimiento de otros intereses y la necesidad de focalizarme en los estudios. Me matriculé en Empresariales en la Universitat de Barcelona, que finalicé con veinticuatro años, al haber repetido COU a causa de un grave accidente de moto, que me costó un año, y tras completar el servicio militar. El paso por la Facultad es algo que no suele valorarse hasta que te incorporas al mercado laboral, cuando reflexionas y te das cuenta de que has podido llegar a desarrollar un proyecto profesional porque te has visto rodeado de personas con unos profundos conocimientos sobre determinadas materias. La carrera de Empresariales te brinda una base de lo que es una compañía, con una visión en diferentes campos: Derecho mercantil, Contabilidad, Historia… Pero una empresa no deja de ser una aventura muy compleja; y cada día más, porque son muchas las áreas que hay que gobernar. Eso reclama buscar apoyo y asesoramiento externos, ante la proliferación de nuevas regulaciones y otras cuestiones legales que van aflorando cada vez con mayor frecuencia. Ser empresario, actualmente, significa poseer conocimientos de innumerables materias aunque no seas experto en ninguna de ellas. Y es precisamente en la gestión diaria cuando emerge ese recuerdo para aquel catedrático que tanto te insistía sobre un determinado aspecto y que, durante la etapa estudiantil, se te antojaba baladí.
Debutamos fabricando esmaltes para uñas porque es el producto más demandado y consumido en cosmética
En mi etapa como universitario me dediqué exclusivamente a estudiar. Entiendo que compatibilizar la carrera con las prácticas en las empresas sería lo deseable, siempre y cuando esa iniciativa tenga una orientación razonable y los alumnos no sean destinados sistemáticamente a realizar tareas administrativas. A diferencia de mi padre, nunca he trabajado en una compañía que no fuera la mía, pues al finalizar los estudios me decidí por poner en marcha un proyecto empresarial propio que llevaba tiempo acariciando, con el apoyo económico de Ulpiano, quien ejercería de socio capitalista. Era un pequeño negocio de producción de esmaltes para uñas, en la calle Fray Junípero Serra, en una zona bastante industrial del barcelonés barrio de Sant Andreu, donde alquilamos una nave de ciento veinte metros cuadrados. Si debutamos con ese tipo de producto fue porque se trata del más demandado en cosmética, así como el que más unidades consigue comercializar. A esa primera nave le sumamos una segunda; y una tercera… El negocio prosperaba y nos animó a introducirnos en otras líneas de producto, como lápices de labios, máscaras de pestañas, maquillaje, correctores de ojeras… y finalmente productos en polvo compactados: coloretes, sombra de ojos o polvo facial. De este modo, conseguimos cubrir el 80% de los artículos de maquillaje, después de haber desestimado aquellos que, ante su escasa demanda, no resultaba rentable adquirir la maquinaria específica para su producción. Aquellos progresos nos empujaron a abandonar las instalaciones de Sant Andreu y a buscar un nuevo alojamiento para dar cabida a un negocio que seguía expandiéndose y que, presagiábamos, continuaría creciendo.
Al convertirnos en proveedores de Mercadona, alcanzamos la condición de líderes y nos erigimos en uno de los principales fabricantes del país
Habíamos fundado Procesos Cosméticos en 1986 y, trece años después, nos trasladamos a unas instalaciones en Sant Joan Despí. Dejábamos atrás una sede que no llegaba a los setecientos metros cuadrados para ocupar una de mil quinientos. Ahí alcanzaríamos la condición de líderes, después de habernos convertido en proveedores de Mercadona, lo cual nos proporcionaba unos volúmenes muy interesantes en un momento en el que el consumo de esmalte para uñas se disparó en España, donde nos erigiríamos en uno de los máximos fabricantes del país en torno a 2010. Habíamos empezado a suministrar producto a esa cadena de supermercados en el 2000, una faceta que mantendríamos durante catorce años y que propiciaría un segundo traslado, dentro del mismo municipio. La expansión adquirida había comportado que alquiláramos naves externas, básicamente para el almacenaje, tanto de materias primas como de producto terminado. Pero esa circunstancia incrementaba la complejidad de la logística, razón por la cual nos planteamos buscar un enclave que nos permitiera unificar todas las áreas, dado el elevado volumen que gestionábamos. Mi padre, casualmente, me comentó que había una nave interesante a apenas dos calles de nuestra ubicación. Aunque en un primer momento desestimé esa opción por las deficientes condiciones que presentaba el edificio, tres meses después me planteé si, sometiéndolo a una profunda transformación, podría encajar perfectamente con las necesidades que teníamos que cubrir. Fue así como, en 2011, y tras más de ocho meses de obras, logramos una sede adaptada a nuestras aspiraciones, convertida hoy en una ubicación puntera en nuestro sector. Acabé agradeciendo, pues, la sugerencia de nuestro progenitor.
La condición de fabricante para terceros comporta una cierta inestabilidad
Nuestra actividad se dirige a la fabricación de productos cosméticos para terceros. Una de las empresas clientes durante casi un cuarto de siglo fue Chabeli Cosmetics, S.L., creada por nuestro propio padre después de que, en 1994, la venta de la multinacional en la que trabajaba provocara su destitución con cincuenta y nueve años. Aunque tuvo varias ofertas laborales que suponían trasladarse de ciudad, tanto por edad como por arraigo familiar decidió desestimarlas. Le animé a desarrollar su propia marca, aprovechando su bagaje comercial, su amplia cartera de contactos y el reconocimiento de que gozaba en el sector. Le suministrábamos el 90% de los productos, aunque había algunos artículos, como perfiladores de ojos y labios, que se compraban a otros proveedores nacionales, o el eyeliner en rotulador, cuyo abastecimiento se lo proporcionaban unos fabricantes alemanes. Chabeli consiguió conquistar una notable clientela en el segmento retail, básicamente droguerías y perfumerías, lo que le facilitó el acceso a cinco mil puntos de venta. Como anécdota, comentar que, en Andalucía, Nielsen la situaba como la segunda marca con mayor distribución, por detrás de una firma tan reconocida como Margaret Astor. Nuestro padre fallecería en 2012, justo un año después de ver con satisfacción cómo poníamos en pie nuestra actual sede, que, con cinco mil metros cuadrados, es la fábrica soñada. Chabeli continuó su andadura hasta el año 2018, cuando cesaría definitivamente su actividad, gracias a la cual habíamos podido amortiguar parcialmente los altibajos que acusa nuestra industria, pues la condición de fabricante para terceros comporta una cierta inestabilidad que impacta en el dimensionamiento de la producción, el mantenimiento de los puestos de trabajo y el esfuerzo financiero.
Los certámenes internacionales nos han permitido darnos a conocer y ganar nuevos clientes
Poco después de haber inaugurado nuestra sede, nos prodigamos en varios certámenes profesionales internacionales con el propósito de conseguir nuevos clientes, como Cosmoprof o PLMA, algo que nos parece muy interesante para darse a conocer y mantenerse al día, y que hemos seguido haciendo. Sin ir más lejos, participar en Make Up Paris 2023 nos ha permitido exponer en las galerías del Louvre de París y participaremos en Copsmoprof 2024, con el objetivo de seguir incorporando clientes nacionales y foráneos. Cuando en 2014 Mercadona optó por otro proveedor, iniciamos un periodo complicado del que salimos airosos gracias a una reestructuración de la entidad. Compleja resultó también la etapa de la pandemia, pues tanto droguerías como perfumerías se vieron obligadas a cerrar durante el confinamiento, al margen de las restricciones de aforo y horarios que sufrieron después. Logramos sobrevivir gracias al canal alimentación (en los supermercados donde se adquieren productos de maquillaje) y al canal farmacias (donde ofrecemos bálsamos labiales, maquillajes y otros cosméticos con muy alta fotoprotección), ya que ambos negocios fueron declarados esenciales y permanecieron abiertos. En todo caso, si importantes marcas multinacionales perdieron en torno a un tercio de su cifra de negocio, es posible imaginar el drama de las pymes del sector: algunas vieron reducida su facturación a la mitad. En nuestro caso, solo cerramos los días a que nos obligaron y en los que únicamente podían operar laboratorios farmacéuticos y empresas de servicios esenciales. Debido a nuestra actividad, tuvimos la suerte de estar bien provistos de productos necesarios para observar una perfecta asepsia, como gel hidroalcohólico, guantes o mascarillas, lo cual nos libró de contagios graves o multitudinarios entre el personal.
Por mucho que un artículo sea el mejor del mercado, siempre existe la posibilidad de optimizarlo
En España encontramos una veintena de fabricantes de cosmética decorativa, siendo Italia el país líder indiscutible en Europa, con centenar y medio de compañías dedicadas a esta actividad. En un sector en constante evolución, hallamos empresas con una gran capacidad financiera que destinan grandes cantidades de recursos a investigación y desarrollo. Estas empresas presentan una gran ventaja respecto a aquellas que, con menores recursos, intentan competir en un mercado donde el corto ciclo de vida de un producto constituye un inconveniente, ya que constantemente se lanzan novedades que suponen el reemplazo de esa referencia por otra que presenta una solución mejorada. En este contexto, Procesos Cosméticos dispone de un amplio catálogo de fórmulas propias desarrolladas bajo la exigente norma de calidad ISO 22716, obtenida en 2014. Esta normativa nos obliga al cumplimiento exhaustivo de un gran número de requerimientos, el cual nos permite cumplir plenamente con los planteamientos exigidos por nuestros clientes, no solo a nivel de formulación, si no también en aspectos como la selección del packaging, el acondicionamiento y la logística. Colaboramos con firmas muy reconocidas a escala nacional e internacional, con las que establecemos acuerdos de confidencialidad en lo que respecta a los procesos de fabricación, por razones de mutuo respeto. Somos la fábrica de muchos clientes, donde cada uno tiene sus necesidades y formas específicas de trabajo; por ello, para nosotros la complicidad con el cliente es la clave del éxito. Los proyectos que se nos presentan pueden requerir muy diversas soluciones, aunque de manera sintetizada podemos hablar de dos: la que exige un procedimiento industrial, que es aquel en el que elaboramos el producto bajo las directrices proporcionadas por el cliente, y la que demanda una solución integral o global, que es aquella en la que somos nosotros los que confeccionamos propuestas específicas que se ajusten a las necesidades del proyecto presentado por el cliente. Estas propuestas pueden llegar incluso hasta un servicio completo o full service. Nuestro valor añadido radica en el estudio de las tendencias del mercado, marcadas siempre por el mundo de la moda, con el fin de ampliar y mejorar el abanico de productos de nuestro catálogo. Por mucho que un artículo sea el mejor del mercado, siempre es posible hallar campo para optimizarlo. Si consigues ajustar una fórmula, equilibrarla e incorporarle un plus que se atenga a las necesidades de los consumidores, estarás innovando y elevando un grado la oferta.
Velar por la propia imagen es una forma de cuidado personal que incrementa la autoestima y el equilibrio emocional
El maquillaje forma parte del cuidado personal, del mismo modo que alguien puede gustar de ir bien afeitado o lucir una barba convenientemente recortada. Su utilización permite a quien lo usa sentirse bien consigo mismo, al tiempo que traslada una determinada —y deseada— imagen. En general, una mujer maquillada acostumbra a estar más satisfecha con ella y a sentirse más segura. Lo cierto es que velar por la propia apariencia incrementa nuestra autoestima y, por tanto, nuestro bienestar y equilibrio emocional. En la actualidad, los maquillajes son más naturales que antaño, cuando se estilaban fórmulas de alta cobertura que, con el paso del tiempo, se han ido desechando y han quedado obsoletas. El tono elegido es algo muy personal, que suele estar en consonancia con la tez de quien utiliza el maquillaje. En ocasiones, también se tiene en cuenta el vestuario que se luce, para que combine con él, al igual que ciertas tendencias de moda que comportan que determinadas tonalidades puedan proliferar en una temporada concreta. El consumidor se muestra cada vez más exigente en cuanto a los componentes y claims de la fórmula, hasta el punto de ocasionar el rechazo hacia algunos productos cuyo uso haya sido cuestionado por algún estudio reciente. Por otra parte, se otorga prioridad a las soluciones más naturales y sostenibles.
Con el deseo de seguir el modelo de Italia, cuyo clúster reúne a un gran número de productores para ofrecer las mejores soluciones a los clientes
Procesos Cosméticos lanza constantemente nuevos productos. Ahora estamos invirtiendo muchos recursos en soluciones de fotoprotección, donde queremos avanzar con fórmulas más sofisticadas desde nuestro laboratorio. A lo largo del año podemos llegar a desarrollar trescientas referencias, si bien hay que tener en cuenta que, en algunos casos, como los esmaltes de uñas, la fórmula elegida se presenta en quince referencias distintas de color. De nuestra fábrica, en cada ejercicio salen más de cinco millones de unidades de producto, aunque nuestra capacidad es más alta. Nuestro principal mercado es el nacional, mientras que Francia y Centroeuropa concentran el 80% de las exportaciones. También es preciso resaltar que algunos de los operadores que nos compran comercializan posteriormente nuestros productos en los países escandinavos o, incluso, en Sudamérica. Así como en el ámbito de la perfumería España es el segundo país exportador mundial detrás de Francia, en cosmética de color o decorativa (facial, labios, ojos y uñas), donde nos encuadramos nosotros, no contamos con idéntica suerte. El 70% de los productos de color fabricados a terceros se producen en Italia. Marcas muy conocidas y prestigiosas acuden a este país para buscar a sus fabricantes. Me gustaría que Barcelona tuviera ese foco de atracción al igual que la zona de Milán, donde muchas firmas internacionales y de diversos canales acuden en busca de productores para sus líneas de artículos de maquillaje por su diseño, calidad e innovación.
Hemos ido asistiendo a una destrucción paulatina del tejido empresarial en España
La industria española acusa muchas deficiencias. Entre otras razones, porque falta apoyo institucional. En treinta y seis años de actividad, a excepción de la subvención del Kit Digital, no hemos optado a ninguna otra. Para conseguirlas tienes que contratar servicios externos y, aun así, resulta francamente complejo. Paulatinamente, hemos ido asistiendo a una destrucción del tejido empresarial. Es una situación difícilmente reversible, pues no basta con instalar una determinada fábrica en un punto determinado, ya que esa planta requerirá contar también con servicios auxiliares a su alrededor que garanticen suministros, talleres que puedan proveer piezas y repuestos, mecánicos que atiendan reparaciones, etc. Es un problema que viene de lejos, que se agravó a partir de la crisis de 2008 y que difícilmente se podrá subsanar, porque el tamaño de nuestras empresas es pequeño y no podemos elaborar planes de formación como en Alemania, donde las grandes compañías, como Basf o BMW, forman a sus propios técnicos y velan por la salud de su industria. Sin embargo, aquí, mucha juventud, influenciada por la televisión o las redes sociales, desestiman ese tipo de labores que, injustamente, han sido desprestigiadas, pese a gozar de una alta demanda y resultar imprescindibles para nuestra sociedad.
En el equipo humano radica el secreto del éxito de toda empresa
En la empresa formamos un equipo próximo a las treinta personas, distribuido entre el laboratorio, calidad, administración, marketing, ventas, y todo el amplio campo de producción (fabricación, envasado, almacén, logística …). Hemos aunado profesionales con experiencia y gente joven que se nutre del know how del personal más veterano. De este modo, tratamos de suplir los problemas generalizados en todo el sector industrial para hallar nuevas generaciones de mano de obra cualificada. Tengamos en cuenta que en el equipo humano radica el secreto del éxito, gracias a una perfecta coordinación entre los distintos departamentos y a la pasión que imprimen quienes desarrollan las nuevas fórmulas en el laboratorio. En este sentido, y dado que no existe una formación superior especializada para nuestra actividad de negocio —más allá de algunas asignaturas de la carrera de Farmacia o algún máster en Cosmetología—, el grado de implicación y experiencia deviene siempre un plus de cara a valorar el desempeño de nuestros profesionales.
La excelente sintonía existente entre hermanos es fundamental para el buen curso de la compañía
Ignoro si mi hija, Claudia, quien estudia Administración de Empresas, deseará dar continuidad a esta compañía familiar en la que cuento con el inestimable apoyo de mis hermanos desde hace más de veinticinco años, con Francisco asumiendo las responsabilidades de orden interno y con Carlos ejerciendo como administrador general. La excelente sintonía que existe entre los tres es fundamental para el buen curso de la compañía. En ello tuvo mucho que ver nuestro padre, en el que todos encontrábamos la figura moral e intelectual, a quien consultar en un momento de duda. Para mí, la familia significa lo más esencial de mi vida, empezando por mi esposa, Patricia, con quien llevamos compartiendo treinta años de trayectoria conjunta y cuyo apoyo ha sido crucial en todos los logros alcanzados. De ahí que solo pueda profesarle un profundo agradecimiento.