Texto del 21/02/2019
Café, té y chocolate dieron origen a un negocio familiar que cuenta con un equipo directivo íntegramente femenino. Con una sólida formación en el mundo de la hostelería, esta emprendedora ha imprimido su propio sello a la compañía, que ahora acomete una etapa de altos vuelos con la apertura en tres terminales aéreas; toda una metáfora de los planes internacionales de la segunda generación de esta firma que, tras traer el mejor café del mundo a Barcelona, evoluciona la marca y apuesta fuerte por el concepto del well being y la alimentación saludable, que desea llevar a cada rincón del planeta.
Compartir viajes con mi familia me marcó notablemente
Soy la primogénita de un matrimonio que me ha enseñado a obrar con humildad y que los sueños pueden hacerse realidad si nos empeñamos en conseguirlos y derrochamos esfuerzo e ilusión en alcanzarlos. Mis ojos vieron la luz en Barcelona, ciudad de la que estoy enamorada y en la que he echado mis raíces, pese a que mi vida ha estado profundamente marcada por los viajes. Mis padres inculcaron, tanto en mí como en mi hermana Olivia, el amor por conocer nuevos países, descubrir nuevas culturas, disfrutar de la gastronomía de otras latitudes… Y fue ya en la infancia cuando tuve ocasión de abrir mi mente a esos otros rincones del planeta, al viajar en familia por diferentes continentes, en coche, en tren o en avión, en un ejercicio que se ha revelado muy enriquecedor para mi trayectoria personal y que ha acabado resultando de gran utilidad para mi carrera profesional, al disponer de una visión mucho más amplia del mundo, de la gente y de sus costumbres. Compartir esos viajes con mis padres y mi hermana contribuyó a consolidar el buen ambiente familiar que siempre presidió nuestro hogar, al tiempo que nos abrió la mente, ayudándonos a adquirir conciencia de dónde nos encontramos y a sensibilizarnos sobre la importancia de ayudar a los demás. De cada uno de esos viajes podría rescatar anécdotas y experiencias que han resultado significativas posteriormente en mi vida.
Liderando un proyecto innovador para Camper
Guillermo Bosch se decantó por las Ciencias Económicas y, posteriormente, por Empresariales, carreras que no culminaría al tener que abandonarlas por las dificultades de su familia para salir adelante, que le obligaron a sumarse al mercado laboral antes de lo previsto. De este modo, mi padre se introdujo en el entorno comercial, concretamente en el sector de la moda, donde pudo familiarizarse con las tendencias, la creatividad, las ferias, etc. El destino le llevaría a la compañía Camper, firma de calzado propiedad de Lorenzo Fluxà, empresario bajo cuya órbita se hallan otras firmas relevantes como Lottusse o Viajes Iberia. En ese momento existía un proyecto para desarrollar en España un nuevo concepto de calzado, tipo casual, alejado del tradicional granate y negro en que se hallaba acomodado el mercado de la zapatería de nuestro país; un perfil de calzado que estaba empezando a triunfar en el resto de Europa y en Estados Unidos para un uso cotidiano. Nuestro padre asumió altas responsabilidades en dicho proyecto, en el que dependía directamente del director general. Guillermo acudía a la mayoría de salones profesionales para captar las tendencias de moda, las innovaciones en cuanto a diseño, comprobar cómo respiraba la sociedad, qué materiales asomaban en el mercado, qué novedades lanzaban las firmas competidoras… Se trata de unas experiencias que, más tarde, marcarían sustancialmente el futuro de la empresa que fundaría, Central Café Barcelona, junto con nuestra madre, Anna Reverter; un proyecto innovador que emprenderían conjuntamente a partir de 1997 y que, veintitrés años después, sigue creciendo.
Estudiar en centros de distinto perfil resultó altamente enriquecedor
Si bien los viajes de infancia constituyeron una enriquecedora experiencia formativa, debo reconocer que mi etapa académica también resultó especialmente fructífera. Que mis padres eligieran, para mi hermana Olivia y para mí, la escuela Montessori me permitió familiarizarme profundamente con la lengua italiana, al tiempo que alimentó en mí la pasión por el aprendizaje de otros idiomas. De algún modo, me proporcionó un dominio de la lengua de Dante como si se tratara de una lengua materna. Asimismo, me permitía contemplar mi entorno desde una perspectiva muy diferente, dado que el planteamiento educativo y cultural tenía un marcado acento italiano. Yo era la única alumna de mi curso que no tenía ningún vínculo con ese país. Resultó igualmente interesante que mi trayectoria académica se trazara en colegios de muy distinto corte, pues completé mi currículo preuniversitario cursando la Secundaria en el centro concertado Sant Gregori, y el Bachillerato, en el Fert, perteneciente al Opus. Fui yo misma quien, a los dieciséis años, tomó la decisión de estudiar en dicha escuela. Después de realizar distintas entrevistas, tanto por el carisma de los profesores como por el atractivo del entorno (a lo cual había que añadir la cercanía a nuestro domicilio), me convencí de que era la más idónea para mí; en absoluto por afinidad con la doctrina que se pudiera impartir en ese centro. Estudiar en escuelas tan diferentes me permitió tratar con personas de perfil muy variado, lo cual resultó enriquecedor. Pese a ello, mis principales amistades empezaron a forjarse a partir de mi etapa universitaria.
Desde niña que quise dedicarme al mundo empresarial
A la hora de plantearme hacia dónde orientar mi carrera universitaria, me decanté por la Administración y Dirección de Empresas. No resultó en absoluto fácil la elección; y eso que, en aquellos momentos, a diferencia de hoy en día, en que los estudiantes pueden elegir entre centenares de programas, casi todo se reducía prácticamente a cuatro opciones: Medicina, Derecho, Arquitectura y la que finalmente elegí. No me veía cursando ninguna de las otras tres materias, al margen de que, desde pequeña, y muy probablemente influida por la trayectoria de mis padres, había alimentado el deseo de dedicarme en mi madurez al mundo empresarial. Aun así, en ningún caso nuestros progenitores intentaron condicionar los estudios que, tanto Olivia como yo, decidimos finalmente abrazar. Mi hermana acabó estudiando Diseño Gráfico y de Interiores, lo que evidenció una vena creativa que muy probablemente también tiene orígenes genéticos, pues a Guillermo, mi padre, le habría gustado cursar esa carrera, ya que toda su vida se ha revelado como un gran amante del arte. Prueba de esta pasión es que, en nuestros viajes familiares, siempre hemos aprovechado para visitar museos y exposiciones, puesto que él siempre ha querido inculcarnos esa sensibilidad que atesora.
Mis padres demostraron gran valentía al fundar Central Café Barcelona desde cero
Hubo un momento decisivo en la trayectoria profesional de mis padres que tuvo una incidencia fundamental en el conjunto de la familia. Tras veinticuatro años de carrera en Camper, Guillermo fue víctima de una reestructuración en la compañía. Es algo que no le sorprendió, como él mismo nos ha reconocido a menudo, pues en su última etapa en la empresa, tanto él como los miembros de su generación que formaban parte del equipo percibían que la firma necesitaba un relevo. En las reuniones directivas, cada vez predominaban más los jóvenes de entre veinte y veinticinco años, mientras que aquellos profesionales que habían impulsado la marca rozaban los cincuenta. Con una esposa y dos hijas, Guillermo era consciente de que tenía que salir adelante impulsando su propio negocio. En ese momento, lo más fácil habría sido el recurso de abrir una tienda bajo la fórmula de franquicia, acudiendo a alguna de las cadenas establecidas en el mercado. Sin embargo, demostró una gran valentía, ya que optó por poner en marcha, junto a nuestra madre, un proyecto (pionero y arriesgado en esas épocas) que partía de cero, y creó, en 1997, una nueva marca: Central Café Barcelona.
Tres productos mundialmente conocidos y de consumo arraigado
Nuestros padres siempre habían mostrado siempre un especial interés por la gastronomía y la hostelería y, en su fuero interno, aunque fuera de manera inconsciente, albergaban el deseo de poner en marcha un negocio en ese ámbito. Su propósito era traer el mejor café del mundo a Barcelona. Para ello, buscaron un emplazamiento que resultara adecuado para esa actividad y lo hallaron en la calle Calvet, un local que había alojado un popular punto de venta de corsetería y que disponía de un mostrador muy cercano a la calle, de tal manera que quienes frecuentaban la zona casi no tenían ni que apearse del coche o de la motocicleta para detenerse a degustar un buen café. Además del café, la oferta inicial del establecimiento se centraba en el chocolate y el té, lo que significaba una apuesta por tres grandes productos mundialmente conocidos y cuyo consumo no respondía a una moda, sino que estaban perfectamente arraigados en la cultura occidental.
Las marcas deben subrayar su vertiente emocional
La identidad corporativa de Central Café Barcelona surgió casi por eliminación. En su elección tuvo mucho que ver Pati Núñez, icono del diseño y de la comunicación, a quien mi padre accedió gracias a su profundo conocimiento del entorno de la moda, de los interioristas, de la gauche divine… Se barajaron varios nombres para el local y, finalmente, Pati consideró que Central Café constituía un identificativo genérico, pues en todas las ciudades emblemáticas existe un establecimiento de esas características y al que se suele denominar de ese modo. Aunque inicialmente no se habían planteado un logotipo, al ir a enviar una carta a uno de los proveedores, nuestro padre se dio cuenta de que carecían de material impreso corporativo. Fue entonces cuando decidió buscar una imagen reconocible, para lo cual recurrió a un elefante que aparecía en un talismán muy bonito de su padrino, Fernando Coma, traído de Tailandia. Nuestra madre lo estampó hábilmente en el folio en un ejercicio que, involuntariamente, constituyó la institución del elefante como icono de Central Café Barcelona. El logotipo fue sometido a una remodelación y se le incorporaron unos granos de café que emergían por la trompa, aludiendo a nuestro principal producto; una idea en absoluto gratuita si se tiene en cuenta que en la India el café es transportado por estos animales desde las zonas donde se cultiva, a elevadas altitudes –superiores a los ochocientos metros, en terrenos húmedos y umbríos para garantizar una óptima calidad–, hasta las grandes ciudades.
Muy orgullosas de formar parte de este proyecto como segunda generación
Cuando Central Café Barcelona se puso en marcha, mi hermana Olivia y yo éramos todavía unas niñas. Aun así, recuerdo perfectamente a los cuatro sentados a la mesa cenando y participando en el debate acerca de su denominación, proponiendo nombres tales como La Selva de Chocolate o La Montaña de Chocolate. Desde nuestra óptica infantil, ofrecía mayor interés la dulzura de ese producto que el sabor amargo del café, más característico en el fondo de ese negocio al que, años más tarde, empezaríamos a prestar apoyo durante los periodos vacacionales para amasar unos ahorros que nos permitieran cubrir nuestros caprichos; en mi caso, básicamente los viajes y la gastronomía. El dinero que reúno me gusta invertirlo en experiencias que me permitan acercarme y descubrir nuevos países y disfrutar de su gastronomía. Me encanta viajar y sumergirme en los mercados, conocer la cultura a través de su gastronomía. Me intriga cómo prepara la gente sus platos, cómo comen, cuáles son sus alimentos básicos, los condimentos que utilizan, sus costumbres, sus formas de elaborar los productos, las cocciones a que recurren, las especias que incluyen, las texturas, los sabores, las mezclas… Intento viajar todo lo que puedo, pues supone mi fuente de inspiración; una manera de conectar e inspirarme. Es una forma de tener los pies en el suelo y valorar lo que realmente es importante. En ocasiones resulta difícil establecer cuáles son las prioridades que hay en el mundo y las cosas que realmente deberían preocuparnos y de las que, en ocasiones, no somos suficientemente conscientes. Me siento muy afortunada de dedicarme a lo que realmente me apasiona: la gastronomía. Existe un proyecto en camino interesante. Valoro mucho poder disfrutar de lo que amo e intento transmitirlo. Nuestros padres siempre nos han involucrado en el proyecto y nos han hecho partícipes de cada decisión del negocio, lo cual ha propiciado que, tanto en los buenos momentos como en los que han podido ser menos buenos, nuestra familia siempre ha hecho mucha piña; nos hemos apoyado en todo momento, y eso nos ha convertido en imparables. Así las cosas, sobre Olivia y sobre mí recae la responsabilidad de continuar este legado y nos sentimos muy orgullosas de poder formar parte de este proyecto como segunda generación.
Una crisis personal que me convenció de orientarme al turismo
Mi etapa universitaria resultó inicialmente efímera. Un problema de salud me hizo aparcar la carrera de Administración de Empresas a los seis meses de haberla emprendido. Aquel periodo me marcó mucho, porque, a la presión social que significaba comprobar que mis compañeros prosperaban en sus estudios mientras yo me quedaba estancada, se le sumaba que a mis padres les preguntaran a qué actividad me dedicaba. Afortunadamente, conté con el apoyo incondicional de mis progenitores y mi hermana, quienes respaldaron mi decisión de buscar en el extranjero una salida temporal a la crisis de motivación que me invadía. Dispuesta a perfeccionar mi inglés, me trasladé a Irlanda, en una estancia que me permitió reflexionar acerca de qué deseaba hacer con mi vida. Llegué a la conclusión de que, si los viajes y la gastronomía eran lo que me atraía, lo lógico sería que encaminara mi trayectoria hacia el turismo.
ESADE: De la frustración inicial al sueño inesperado
Decidida a hacer realidad mi nuevo propósito, regresé a Barcelona para iniciar los estudios en esa materia. Había tres centros privados para ello: ESADE, la Universitat Internacional de Catalunya o el Institut Químic de Sarrià. Mi ilusión residía en estudiar en ESADE, pues Quim, uno de nuestros padrinos, una mente privilegiada que vive en Estados Unidos y a quien siempre he considerado como un segundo padre, afirmaba que no existía una universidad mejor en el planeta. Así pues, me presenté a los exámenes de admisión de cada uno de los centros. El resultado fue un tanto frustrante, pues si bien superé los de la UIC y del IQS, vi vetado mi acceso a la opción prioritaria. No obstante, la vida da muchas vueltas y en ocasiones el destino te sorprende con giros inesperados. Esto es lo que me ocurrió a mí, que empecé los estudios de Turismo en el colegio Sant Ignasi-URL y, al segundo año, comprobé cómo esa carrera era absorbida por ESADE; de modo que, a partir del tercer curso, ya acudía a esa escuela. Además de lograr que mi título fuera expedido por dicho centro, posteriormente cursaría un máster de gestión de empresa pero enfocado a la hostelería (Innovative Hospitality Management), que se cursaba la mitad en Barcelona y la otra mitad en Maastricht (Holanda). Más tarde completé mi currículo con un segundo máster en la UOC sobre Nutrición y Dietética para redondear mis conocimientos en hostelería.
Unas prácticas muy enriquecedoras para mi carrera laboral
Pese a que mi primer cometido profesional en el sector de la hostelería fue prestar apoyo en Central Café Barcelona durante mi época de estudiante, mi estreno laboral con mayúsculas tuvo lugar durante las prácticas que realicé durante el máster cursado en ESADE; unas prácticas que desarrollé en el hotel NH Collection Barcelona Constanza. También llevé a cabo prácticas en una de las cadenas de lujo más reconocidas como es Mandarin Oriental, en la capital catalana, una experiencia tan interesante como la anterior. Esas incursiones profesionales han acabado resultando muy enriquecedoras y útiles para mi carrera, a lo que contribuyó el hecho de que, mientras en la cadena NH desarrollé mi actividad en el departamento comercial, que constituye el primer eslabón en la parte de la hostelería, en el hotel Mandarin Oriental presté mis servicios en el área de los recursos humanos, circunstancia que me permitió profundizar en temas relativos al trato con las personas y la calidad del trabajo, además de conocer de qué modo una de las cadenas hoteleras de mayor éxito del planeta, y con una cultura distinta a la nuestra, dado su origen asiático, enfoca estos aspectos. Asimismo, tuve la gran suerte de poder formar parte de un proyecto en Córdoba (Argentina), durante un año, al liderar junto con dos amigos un proyecto de cafeterías denominado Festo, en lo que constituyó una experiencia internacional que me permitió entender diferentes prioridades y formas de trabajo en un país con una compleja coyuntura económica. Desde mi punto de vista, para dirigir un proyecto empresarial debería ser obligatorio adquirir experiencia en el extranjero, pues te permite abrir la mente y valorar lo que realmente resulta importante; analizar los problemas en perspectiva, relativizar lo que no debe ser motivo de preocupación.
Proyectos de altos vuelos con vistas al exterior
Ahora, con Olivia, mi hermana, constituimos la segunda generación de Central Café al completo, después que nuestros padres hayan querido cedernos el testigo. Formamos un buen tándem, pues apenas nos llevamos año y medio y compartimos muchas similitudes, a pesar de que somos como el yin y el yang, es decir, caracteres opuestos pero que resultan complementarios, lo cual es muy enriquecedor y redunda en beneficio del negocio. Gestionamos media docena de locales, todos ellos situados en Barcelona, por encima de la avenida Diagonal, a excepción del local ubicado en el centro comercial L’Illa Diagonal. Nos hemos consolidado en esa zona porque ahí hemos obtenido una respuesta muy positiva, mientras que algunas aperturas que ensayamos en otras áreas no prosperaron. En la actualidad estamos abordando un proyecto muy ilusionante: la inauguración en abril de 2019 de nuestro primer local en un aeropuerto, en concreto, en la T1 de El Prat de Llobregat, una de las terminales más importantes a nivel internacional. A esa apertura hay que sumarle otra en la T2 de Barcelona, así como una tercera en el aeropuerto de Alicante, en junio. Esas localizaciones constituyen un escaparate extraordinario ante los miles de pasajeros que frecuentan a diario tales espacios. Al mismo tiempo, suponen una metáfora de otro de nuestros objetivos a más largo plazo, que es la expansión al exterior, pues deseamos trasladar nuestro concepto a grandes urbes europeas y de Estados Unidos, así como también a México, país que registra una eclosión en el negocio de las franquicias y que presenta una marcada influencia norteamericana en el ámbito empresarial.
Profundizando en el concepto mindfoodness
Estamos trabajando muy duramente, pero con mucha ilusión, en el proyecto de expansión de la marca Central Café Barcelona. Esas tres aperturas soñadas en las terminales aéreas citadas constituyen solo el embrión de nuestros ambiciosos planes. Al mismo tiempo, estamos acometiendo un restyling de la marca, la cual se implementará en estos nuevos y emblemáticos establecimientos. Central Café Barcelona experimenta una evolución que no se reduce a este relevo generacional, sino que su consolidación en el mercado como marca reconocida nos permite expandirla a otros países, posicionándonos en el segmento del well being y la alimentación saludable. Asumimos nuestra responsabilidad como marca, tanto en lo que respecta a máxima transparencia ante nuestros clientes como, también, en contribuir pedagógicamente a sensibilizar sobre la importancia de prestar atención a la alimentación y a la trazabilidad de los productos que consumimos. Con unos valores muy arraigados como empresa, y siempre comprometidos con la alimentación sana, buscamos sumarnos a una tendencia que es una realidad en el mercado, donde las nuevas generaciones observan unos hábitos saludables, un producto de calidad, unas prácticas responsables respetuosas con el medio ambiente… Nuestra filosofía continuará profundizando en el concepto mindfoodness, que hace referencia a la alimentación consciente como estilo de vida, procurando que nuestros clientes disfruten de una experiencia plena en nuestros locales y vean satisfechas sus expectativas en lo que a respetar unos hábitos saludables se refiere. Queremos contribuir a transmitir estos valores y este planteamiento, que nos lleva a trabajar por un mundo mejor. Por esa misma razón, la transparencia constituye otro de nuestros sellos de identidad, como también lo es la apuesta por productos de kilómetro cero o de cercanía. En nuestro caso, hemos firmado un acuerdo de colaboración con Ametller Origen (no es el único) para garantizar el uso de huevos procedentes de gallinas que hayan sido criadas en libertad, pollo de corral libre de antibióticos, pescado capturado a través de prácticas sostenibles, pan de masa madre, ingredientes de máxima calidad… así como también hemos apostado por una progresiva incorporación de envases reciclables. Igualmente, optamos por seleccionar productos sostenibles y con componente social, asociados a iniciativas que tengan como objetivo la mejora del medio ambiente y la preservación del futuro del planeta. Por otro lado, hemos ido ampliando el peso de los productos vegetarianos y veganos en la carta, conscientes de que cada vez más consumidores optan por este tipo de dietas. Esta es la razón que nos ha llevado a apostar por Heura, la proteína vegetal pionera en introducir en Barcelona la campaña de Paul McCartney «Meat Free Monday» (lunes sin carne).
Nuestros empleados son nuestros primeros clientes
El factor humano es lo más importante de la compañía. Los miembros de nuestro equipo constituyen nuestros primeros clientes, pues somos conscientes de que si ellos no se encuentran satisfechos con su labor difícilmente podrán fidelizar a las personas que acuden a nuestras cafeterías. Moralmente, tenemos la obligación de mantenerlos identificados con el negocio, desde el primero hasta el último. En determinados puestos del sector de la hostelería eso no resulta fácil, como en el caso de los camareros, donde se acusa mucha rotación a consecuencia del maltrato que ha sufrido este perfil profesional en nuestro país, donde trabajar en ese oficio se ha convertido en una labor transitoria. En Suiza, en cambio, para acceder a un empleo de estas características hay que demostrar capacidad para atender debidamente al usuario. A pesar de que corremos el riesgo de que, una vez formado, el personal puede abandonarnos, no rehuimos esa responsabilidad. Ahora contamos con una nueva directora de Recursos Humanos que marcará un antes y un después en Central Café. Mantenemos entrevistas personales frecuentes para detectar cuáles son sus inquietudes y prioridades, al tiempo que proporcionamos formación a quienes desean promocionarse en la empresa. Procuramos involucrarlos en la compañía y mostrarles que en ella existen posibilidades reales de crecer, y encajar a esas personas donde se sientan más cómodas y felices. Con ello evitamos la rotación frecuente, que es un indicador de la existencia de personal descontento. Es importante que exista calidad en el trabajo, y eso nos ha llevado a adoptar algunas decisiones, como reducción de jornadas, horarios compatibles con la vida familiar, o cierre dominical en alguna de las cafeterías. Asimismo, en el ámbito laboral, con el tiempo he abandonado la falsa convicción de que nadie podía hacerlo mejor que yo, pues me he ido dando cuenta de la necesidad de rodearme de colaboradores que superen mis capacidades.
La apuesta monovarietal garantiza la alta calidad de nuestro café
Central Café siempre se ha caracterizado por su oferta monovarietal. Aunque ante el consumidor puede resultar muy atractivo brindar un amplio surtido de clases de café, en realidad eso acaba siendo cualitativamente contraproducente. Fue a finales de los años noventa cuando proliferaron los establecimientos que se jactaban de contar con múltiples opciones para satisfacer el paladar de los clientes supuestamente más exigentes. Sin embargo, los expertos saben que el café es un producto muy delicado, que requiere un trato muy meticuloso. El tiempo transcurrido entre la recolección, el tostado, el molido… juega en su contra, por lo que resulta absurdo pagar determinados precios por variedades como, por ejemplo, la Blue Mountain de Kenia, considerada por algunos como el mejor café del planeta, pero que puede llegar a nuestro país habiendo perdido todas esas propiedades que lo convierten en excepcional. Habría que garantizar que no se produzca una fractura en esos pequeños eslabones de la cadena de distribución para que el consumidor pueda saborear un café que conserva sus características peculiares. Por ello, al optar por una única variedad, no corremos el riesgo de que nuestro café pierda su calidad, dado que la rotación de nuestro producto es constante y no está sujeta a la obsolescencia de su almacenaje.
Ecológico, sostenible y de comercio ético
En 2017 decidimos cambiar de tostador y de plantación de café, y optamos por una variedad cien por cien arábiga de Colombia de una finca llamada Barcelona y que apuesta por la agricultura ecológica y sostenible. Al mismo tiempo, aplicamos una política de comercio ética, pues garantizamos al propietario de la parcela la compra de casi la totalidad de su cosecha con el compromiso de que los trabajadores que cultivan las tierras recibirán un salario justo. Con ello queremos evitar una práctica que suele ser habitual en el mercado del café, mediante la cual los intermediarios consiguen enriquecerse a costa de la explotación de los productores. Se trata de una finca con una producción limitada que coincide aproximadamente con el consumo anual de Central Café, lo que nos lleva a adquirir entre el noventa y cinco y el noventa y ocho por ciento de la cosecha. Se halla situada en la ladera de una montaña, a unos mil setecientos metros de altitud, con unas condiciones de humedad y de exposición solar que favorecen la calidad del grano.
Promoviendo la cultura del té y sirviendo el mejor chocolate del mundo: Valrhona
En cuanto al té, nuestro proveedor es Tedemecum, una start-up impulsada por Nacho Barraquer, un empresario amigo íntimo que también observa una política basada en la calidad y la sostenibilidad, pues el té no se sirve en bolsitas sino a granel, con lo que también deseamos contribuir a promover el conocimiento del modo en que se consume auténticamente este producto. En el caso del té, sí disponemos de distintos blends, con procedencias sobre todo de la India, pero también de Indonesia, Japón o Nepal. En nuestro entorno todavía no hemos adquirido la cultura del té, aunque ahora empieza a percibirse interés por esta infusión, que requiere una preparación especial para disfrutar al máximo de su consumo, dejando que transcurran entre tres y cinco minutos en función de cada variedad para conseguir un óptimo resultado. Por lo que respecta al chocolate, disponemos del mejor del mundo: el Valrhona, una variedad belga que es la que suele usar Ferran Adrià para sus postres.
Alimentación sana y sano compromiso con la sostenibilidad
En 2005, Central Café empezó a incorporar comida saludable para dar respuesta a las personas que no podían acudir a su casa a comer pero que buscaban una alimentación fácil, sana y nutricionalmente equilibrada, huyendo de los aditivos, las grasas y los azúcares propios de la oferta habitual de la comida rápida. La alimentación constituye un factor clave en nuestras vidas y, a menudo, no prestamos suficiente atención a los productos que ingerimos. En este sentido, apostamos por productos bajos en calorías, ecológicos, de kilómetro cero y de temporada. Aunque la carne cada vez tiene menor presencia en nuestra oferta, cuando la incluimos en ella nos aseguramos de que corresponda a animales que no han sufrido ningún tipo de maltrato. Igualmente, optamos por un embalaje sostenible, fieles a una filosofía orientada a contribuir a la preservación del medio ambiente y a un estilo de vida razonable.
Hilo musical personalizado
Velamos por convertir nuestros establecimientos en un entorno agradable, en el que los visitantes disfruten de una experiencia excelente. Somos conscientes de que, desde el punto de vista ambiental, tan incómodo puede resultar el silencio absoluto como el excesivo ruido que despide el televisor en un bar a media mañana; de ahí que optemos por una solución intermedia, con una música que contribuye a generar un clima agradable para degustar un café sin que la conversación se vea perturbada, preservando al mismo tiempo la intimidad, o para almorzar de manera tranquila y sosegada. Para ello contamos con un hilo musical personalizado y que se adapta a las distintas franjas horarias, de tal modo que los temas que suenan van acordes con los diferentes momentos del día. Con ese idéntico propósito de brindar una óptima experiencia en las cafeterías, fuimos pioneros en el uso de mesas altas compartidas, para evitar el efecto de soledad que pueden sentir algunas personas que se acercan a nuestros establecimientos.
Catering y entrega a domicilio o recogida en nuestros establecimientos
La experiencia que los clientes pueden vivir en nuestras cafeterías también es posible disfrutarla, aunque de distinto modo, en su domicilio o en el trabajo. Y es que el catering constituye otro negocio de Central Café Barcelona que se encuentra en auge. Actualmente disponemos de una amplia selección de bandejas de catering, que abarcan desde los coffee breaks y lunch breaks para empresas, como surtidos de diferentes productos de carta en formatos de finger food para eventos, cumpleaños o fiestas privadas; una alternativa de comida urbana, simple, saludable, diferente, cosmopolita, con un servicio rápido y una extrema calidad de producto. Seguimos evolucionando con la demanda de nuestros clientes y nos mantenemos en constante cambio para poder ofrecerles soluciones y facilidades.
El orgullo de contribuir a promover el prestigio global de Barcelona
Nos sentimos muy identificados con nuestra ciudad. Fuimos afortunados al poder vivir la experiencia olímpica de 1992, que nos marcó profundamente. Supone un orgullo residir en este enclave tan privilegiado y es un placer disfrutar de las ventajas del mismo. Desde nuestra más humilde modestia, queremos contribuir a promover el prestigio global de Barcelona; de ahí que su nombre forme parte de nuestra identidad. El futuro pasa por consolidar este nuevo modelo y por crecer e internacionalizar la marca Central Café Barcelona. En esta línea, vamos a abrir en los próximos meses tres locales en los aeropuertos de Barcelona y Alicante, que constituirán nuestro escaparate internacional para dar a conocer nuestra marca al mundo. Queremos crecer de una forma sostenible y sustentada por una filosofía transparente y honesta, con unos valores de empresa firmes y comprometidos con un mundo mejor.