Volumen 16. Biografías relevantes, empresarios de cosmética y belleza

Charles Waters – Revlon

Londres (Reino Unido)

1972

Presidente Internacional de Revlon

 

29-9-2023

 

Con un buen bagaje de valores, el Sr. Waters inició una imparable carrera que le ha situado al frente de la división internacional de una de las multinacionales más importantes del ámbito cosmético. La actitud ganadora que reclama en los negocios, y que espera hallar en su equipo, ha contribuido a convertir Barcelona en la segunda sede del grupo, después de la de Estados Unidos. La innovación se encuentra tras los productos que comercializan, que, en esencia, tienen una función casi mágica.

 

 

Realizar las cosas de manera adecuada, aunque eso reclame mayor esfuerzo y tomar el camino más largo

Mi primer recuerdo de infancia está asociado al tintineo del camión que repartía la leche fresca, recién ordeñada, puerta a puerta en Bexhill, Inglaterra, donde vivían nuestros abuelos paternos y donde pasábamos temporadas junto a mi hermana mayor, Helen. Ambos nos asomábamos a la puerta cuando oíamos aquel inconfundible rumor, que ahora se ha convertido en la entrañable banda sonora de una época que no volverá, lo cual tenemos que asumir con la naturalidad que representa que el mundo haya evolucionado desde entonces y la población haya crecido de manera exponencial, reclamando nuevas formas de distribución y logística, con las renuncias, pero también con los avances, que supone el contar con sistemas mejores. Fue mi otro abuelo, Alejandro, una de las personas más influyentes en mi niñez, ya que en él visualizo a la figura en quien mejor deseo reflejarme, al haberme inculcado los valores en los que he intentado edificar mi trayectoria vital. Él me transmitió la necesidad de realizar las cosas de manera adecuada, aunque eso reclamara mayor esfuerzo y tomar el camino más largo. Asimismo, profesaba un profundo respeto por los demás y observaba una gran tolerancia ante la diversidad. Tanto es así que, cuando años más tarde me incorporé a Revlon y me entregaron un libro sobre las buenas prácticas y el buen gobierno en la compañía, reaccioné diciendo: «El mío es mucho más gordo que este…».

 

Siempre me han animado a no conformarme y a intentar superarme

También mis progenitores fueron un modelo a seguir y me inculcaron sólidos valores que me han resultado de utilidad en mi camino. Mi madre, Nieves, encarnaba el afán de superación y la sana ambición. Creo que de ella heredé la aspiración del progreso continuo y de intentar mejorar a diario en cualquier aspecto. A mi padre, Michael, lo definía la honestidad. Siempre me advertía que, de participar en cualquier juego, tenía que actuar con honradez y evitar las trampas. Ambos eran muy trabajadores y su ejemplo caló tanto en Helen, como en mí y en mi hermana menor, Sonia. Él ejerció como técnico de calidad en distintas compañías, iniciando su carrera en British Airways para, posteriormente, recalar en firmas como Dymo o Mattel. Pese a haberse conocido en España, mis padres habían decidido en su día trasladarse a Inglaterra. No obstante, cuando yo había cumplido los cinco, optaron por regresar a Barcelona. Para una familia de clase media, la vida resultaba más compleja en Londres que en la capital catalana, donde además mi madre, secretaria de dirección, halló mayores oportunidades de empleo. Ella deseaba trabajar, no solo por razones económicas, sino también para sentirse realizada, algo que asimismo resultó inspirador para sus tres hijos. Aun así, el carácter empresario se lo debo a su hermano, mi tío Alex, presidente de una relevante empresa postal. Mantuve muchas conversaciones con él y siempre me animó a no conformarme y a intentar superarme.

 

Si sabes organizarte, hallas tiempo para todo: para estudiar, para trabajar y para disfrutar con tus hobbies

Si bien el parvulario lo inicié todavía en Londres, fue en Barcelona donde transcurrió la práctica totalidad de mi escolaridad, empezando en el English School de Barcelona y después cursando el Bachillerato en el Institut Joan Boscà. Ya entonces empecé a buscar la manera de obtener ingresos a cambio de realizar tareas diversas: impartí clases particulares, realicé traducciones, trabajé como camarero, fui monitor de judo y grabador de datos en empresas de mailing... Aunque siempre digo que mi primer trabajo consistió en «ejercer de Barbie». La ocasión la propició mi padre, quien por aquel entonces formaba parte del equipo de Mattel. De este modo, con quince años, me incorporé durante el verano al Club de Barbie, que recibía miles de cartas de las fans de la popular muñeca y a las que se les daba respuesta personalizada. Con un rudimentario ordenador, me ponía en la piel de ese personaje para agradecer la misiva. Gracias a ello pude costearme mis caprichos de juventud. Cuando eres joven, si sabes organizarte, hallas tiempo para todo: para estudiar, para trabajar y para disfrutar con tus hobbies. Creo que ese espíritu forma parte de nuestra genética y de la de mi esposa Edurne, pues mis hijos mayores también complementan sus estudios desde la adolescencia con trabajos a tiempo parcial: monitores en summer camps, entrenadores de fútbol, etc. Mi primogénita se trasladó a Londres para cursar la carrera y, tras aterrizar en la capital británica, decidió buscarse un trabajo, pese a haberle recomendado que esperara a aclimatarse al nuevo entorno.

 

Si es importante saber lo que quieres, saber lo que no deseas lo es tanto o más

Después de completar el Bachillerato, me matriculé en Ingeniería Industrial, rama Mecánica de Máquinas, en la Universitat Politècnica de Catalunya. Invertí seis años en la carrera, y fue en esa etapa cuando viví dos experiencias que marcaron profundamente mi trayectoria. Una de ellas tuvo lugar durante el servicio militar. Aunque no fui reclamado para su cumplimiento ―presumiblemente, por alguna razón burocrática vinculada a la adopción tardía de la nacionalidad española―, preferí acudir de manera voluntaria para evitar una desagradable sorpresa años más tarde. Ahí pude comprobar la diversidad de perfiles de jóvenes, pues en el cuartel coincidíamos personas que veníamos del Norte y otras, del Sur; gente con estudios y chicos casi analfabetos; algunos que ya habían empezado a trabajar y otros a quienes se les adivinaban las dificultades que tendrían para emplearse… Aquello me llevó a reflexionar y a tomar conciencia de que yo era un privilegiado, al haber tenido acceso a una buena formación, y decidí nunca desaprovechar mi buena fortuna. La otra lección la aprendí al finalizar Ingeniería y realizar un máster en Organización Industrial; una iniciativa formativa promovida por la universidad que me llevó a invertir media docena de meses trabajando para una empresa que fabricaba lámparas para grandes espacios, incluyendo las que equiparon el remodelado Liceu tras el incendio de 1994. Aquella experiencia, enfundado en un mono azul, rodeado de tornos, fresadoras y demás maquinaria, con las manos llenas de latón, resultó determinante para descubrir hacia dónde quería orientar mi futuro profesional. Porque, si bien es importante saber lo que quieres, saber lo que no deseas lo es tanto o más.

 

Montar una empresa fue una experiencia enriquecedora por el aprendizaje que adquirimos y los obstáculos a los que tuvimos que enfrentarnos

A la etapa universitaria le siguió otra interesante experiencia, como la de poner en marcha nuestra propia empresa. Fue junto a un par de amigos, Juan y Víctor, y después de una conversación distendida, en la que surgió la posibilidad de crear una compañía de servicios informáticos. Uno de mis socios era un genio de la programación, mientras que el otro exhibía un gran conocimiento sobre hardware. Dado que yo no resultaba operativo en esas funciones técnicas, asumí las labores contables y comerciales. Nos dotamos de tres teléfonos móviles en una época, 1996, en la que esos ingenios se revelaban un lujo. Asimismo, con ellos diseñamos una estrategia a través de la cual uno de los socios intentaba «calentar» las puertas de pymes susceptibles de necesitar programas de gestión u otros servicios informáticos, y a las que yo visitaba posteriormente para cerrar la operación. Ahí descubrimos lo duro que resulta arrancar un negocio y lo complejo de la labor comercial; sobre todo, si eres una empresa pequeña, desconocida y que se enfrenta a centenares de competidores, amén de la dificultad que siempre implica la comercialización de algo intangible, como lo eran nuestros servicios, cuyo éxito se basa en la confianza personal. Resistimos un par de años, en una experiencia que fue enriquecedora por el aprendizaje que adquirimos y los obstáculos a los que tuvimos que enfrentarnos, en un entorno analógico y burocratizado, en el que había que realizar largas colas en los estamentos oficiales para obtener un documento o solicitar una subvención. Decidimos cerrar la compañía tras convenir que no iba a ser el trabajo de nuestra vida, que reclamaba mucha dedicación y que difícilmente era escalable.

 

Los programas universitarios y de FP deberían incluir prácticas, para que las nuevas generaciones tengan contacto con todo lo que implica el entorno empresarial

Tras esa experiencia, convenimos que era preferible buscar trabajo por cuenta ajena. Aun así, recomendaría a los jóvenes poner en funcionamiento un negocio. Esa responsabilidad que adquirí, al interesarme por saber cuánto costaba un paquete de clips o de folios, o acordarme de que en determinado día del mes correspondía abonar el alquiler de la oficina, fue un ejercicio de aprendizaje; en especial, porque había que saber distribuir óptimamente los pocos recursos con los que contábamos, algo de gran utilidad, incluso si trabajas en una compañía que dispone de músculo financiero, porque intentas aplicar una política de contención de gastos siempre beneficiosa. Y toda ayuda que la Administración pueda prestar a la juventud para que emprenda su propio proyecto será positiva, sobre todo ante las dificultades para incorporarse al mundo laboral y ante la escasez de capital con la que suelen contar. Todo ello puede hacerles descubrir su potencial profesional, que en ocasiones queda eclipsado por la tendencia social a empujarles a cursar estudios superiores, cuando en la actualidad hay serias carencias de personal en algunas profesiones, las cuales se erigen en oportunidades de futuro enormemente competitivas. A veces, nos encontramos con jóvenes que, tras obtener un título, al no hallar empleo optan por realizar un máster, iniciando una peligrosa espiral que puede convertirlos en «profesionales del estudio», llegando a los treinta y cinco años sin ninguna experiencia laboral. Por eso es importante que los programas universitarios y de FP incluyan prácticas, para que las nuevas generaciones tengan contacto con todo lo que implica el entorno empresarial, que no solo es el trabajo en sí, sino el saber atender a los clientes, la capacidad de aprender de los veteranos o superiores, la satisfacción de obtener dinero con el propio esfuerzo, etc.

 

Simplificar nuestra estructura en 2006 nos permitió soportar la crisis que se precipitaría dos años más tarde

Tras la experiencia emprendedora, en julio de 1998 ingresé en Revlon, en el área de Supply Chain. Fui destinado a Operaciones, para asumir la planificación productiva en Barcelona, donde disponíamos de dos sedes: una en la calle Aragó y otra, en la antigua fábrica del barrio del Bon Pastor. Dos años después, la compañía desarrolló una spin-off que dio lugar al Grupo Colomer, donde hice la transición a la dirección logística, una actividad que me resultaba ajena, pero con la que muy pronto me familiaricé, hasta el punto de contribuir con la puesta en marcha de un nuevo almacén y de proyectos que funcionaron satisfactoriamente, lo que propició que nos encomendaran habilitar un departamento centralizado de atención al cliente que también se reveló exitoso y que se convirtió en la antesala de mi desembarque en el terreno comercial. En ese ámbito, empecé asumiendo una pequeña división del área de Peluquería, responsabilizándome de la venta directa a salones de peluquería y de la distribución selectiva, asociada a los productos de gama alta. Los resultados nos acompañaron y, como consecuencia de ello, en 2006 me asignaron la dirección de todas las divisiones de negocio profesional de España. Era un momento de gran prosperidad, pues la economía disfrutaba de un ciclo expansivo que beneficiaba también a nuestro sector. Casualmente, ese mismo año emprendimos un proyecto de simplificación de nuestros equipos, con el fin de disponer de una estructura más plana, enfocada al cliente, en lugar de contar con distintas divisiones repartidas por productos. Aquello nos permitió soportar la crisis que se precipitaría un bienio más tarde con cifras plausibles, ya que la época posterior al crac de 2008 fue durísima para el sector cosmético.

 

En México me situaba al frente de un equipo al que no conocía y con canales de comercialización distintos a los habituales

En 2013, Revlon recompró nuestra entidad, una operación que para nosotros significó una suave transición, al regresar a nuestros orígenes y, también, porque nuestro funcionamiento estaba resultando correcto. Tanto es así, que incluso el CEO del Grupo Colomer se convirtió en el CEO de Revlon, lo cual me benefició por la fácil aclimatación a la multinacional americana y por la continuidad en la estrategia. De este modo, además de la dirección de las divisiones profesionales del mercado ibérico (que incluían Portugal), me asignaron Italia. La adquisición de Elizabeth Arden en 2016 significó un notable punto de inflexión para la compañía, que adoptó una nueva estructura, con country managers en cada país encargados de las tres líneas de producto: Mass, la de gran consumo; la Prestige ―artículos de lujo bajo la marca Elizabeth Arden―, y la de la peluquería profesional. Coincidiendo con esa reorganización, me propusieron trasladarme a México para asumir este país norteamericano junto con Perú. Fue todo un reto personal y profesional que me llevó a un destino absolutamente novedoso, al situarme al frente de un equipo al que no conocía y con canales de comercialización distintos a los habituales. A ello se le añadiría, además, la dificultad de mudar a la familia a ese enclave, pese a que la aventura acabó revelándose muy positiva y excitante, hasta el extremo de que, cuando dos años más tarde me requirieron de nuevo en Europa, lamentamos tener que poner fin a nuestra estancia mexicana.

 

Añadir el mercado norteamericano a mis responsabilidades me llevó a trabajar con veinticuatro husos horarios

Mi nuevo cometido consistió en reconducir el mercado ibérico hacia la senda de crecimiento, hito que conseguí, siéndome asignada, en 2020, el área EMEA (que comprende Europa, Oriente Medio y África), paso previo a mi designación como responsable del Mercado Internacional (todo el planeta salvo Estados Unidos) el año pasado. La etapa de la pandemia resultó complicada, pero, gracias a la agilidad exhibida y a ser una compañía con recursos, en tres semanas fuimos capaces de transformar nuestra producción y empezar a fabricar geles hidroalcohólicos, que en ese momento eran los artículos más cotizados. Eso nos permitió superar ese complejo capítulo, donde uno de los retos residía en que nuestros casi mil empleados en España no dejaran de percibir su retribución. También realizamos múltiples donaciones, tanto a escala nacional como internacional, para contribuir a dejar atrás ese aciago episodio. En verano de 2022, tras unos cambios corporativos y accionariales, me solicitaron que asumiera transitoriamente el mercado norteamericano. Lo que, en principio, tenía que durar unos meses, se prolongó un año entero, en una experiencia que definí como «veinticuatro», porque esa era la cifra de reportes directos que recibía y, también, la de los husos horarios que regían a mis equipos, lo que en ocasiones me obligaba a realizar videoconferencias a la una de la madrugada y, en otras, a levantarme a las seis para atender a ejecutivos de otra región.

 

Creamos productos innovadores de belleza para toda la población, no solamente para un determinado perfil, y damos a sus usuarios felicidad y alegría

Revlon es una empresa dedicada íntegramente a la belleza, incluyendo skin care, body care, fragancias, make up o hair care. Podemos resumirlo diciendo que cubrimos todo el espectro de productos de belleza, salvo los destinados al canal farmacéutico. Contamos con más de veinticinco mil referencias y unas sesenta marcas, si bien la mayor parte de la facturación se concentra en siete u ocho de ellas: Revlon, Elizabeth Arden, Creme of Nature, Mitchum, American Crew,… o fragancias como Britney Spears, Juicy Couture o Christina Aguilera. Nuestro objetivo reside en poner la belleza al alcance de los consumidores siguiendo una estrategia multicanal. Aunque en las fábricas elaboramos cosméticos, podemos decir que, en última instancia, no vendemos un producto, sino una ilusión, ya que, a pesar de que lo que ofrecemos puede reducirse a agua y tensoactivos en el caso de un champú o alcohol y esencias, en una fragancia, en realidad se traduce en la endorfina generada por el estado emocional que provoca disponer de un artículo de belleza (así lo describía el fundador de Revlon, Charles Revson). Nuestro propósito es crear productos innovadores de belleza para toda la población, no solamente para un determinado perfil, y darle felicidad y alegría; y, más allá de proporcionar solución a una determinada circunstancia, como puedan ser unas arrugas en la piel, se trata de generar bienestar en la persona que utiliza esos productos. Ese bienestar se empieza a transmitir ya desde el propio packaging, que despierta atracción en el consumidor y evoca sus metas, sueños y deseos. Aunque el producto es siempre lo esencial, y velamos por que sea óptimo, todo lo que lo rodea, desde el envoltorio hasta las características de la tienda donde se expone, consigue transformar la adquisición de un artículo de belleza en una experiencia mágica.

 

Nuestra compañía se ha caracterizado históricamente por la innovación

Estamos muy orgullosos de nuestro centro de I+D+i en Barcelona. Si bien el departamento tiene su sede global en Edison (en el Estado norteamericano de New Jersey), en la Ciudad Condal capitalizamos el desarrollo mundial de algunas marcas, como las de cabello o las de body care, así como el negocio multicultural, destinado a consumidores afroamericanos y latinos, o el de grooming masculino. Asimismo, otros laboratorios del grupo reportan a Barcelona cuando desarrollan alguna nueva línea en estas categorías. Nuestro proceso de innovación comprende tres aspectos, el primero de los cuales radica en una constante observación de la transformación de los principios activos y en estudiar cómo se pueden incorporar a nuestros productos los diferentes avances para optimizar su rendimiento. En segundo lugar, realizamos un permanente monitoreo de las regulaciones y cambios legales, así como también de las mejoras existentes en el mercado para desarrollar productos con mayores prestaciones y más alineados con las exigencias medioambientales y respetuosos con la salud de las personas. Por último, investigamos y desarrollamos productos novedosos y, como empresa global, efectuamos un seguimiento de las tendencias en los distintos mercados, a fin de anticiparnos a las necesidades que puedan surgir en la sociedad, exportando ideas incipientes que emergen en una región a otros puntos del planeta, donde pueden conseguir una buena aceptación. Nuestra compañía se ha caracterizado históricamente por la innovación, como lo prueba el haber creado, entre otros, el primer esmalte permanente de uñas, el primer pintalabios indeleble e impermeable o el haber sido pioneros en la encapsulación del serum antiedad.

 

Fuimos avanzados introduciendo ejemplos inclusivos y progresistas en la sociedad

Con prácticamente un siglo de trayectoria, Revlon fue fundada por tres emprendedores, los hermanos Charles y Joseph Revson y el químico Charles Lachman, quienes ya innovaron en los mismos inicios, al ser los primeros en conjuntar el color de los esmaltes de uñas con el de los labiales. Desde entonces, la entidad ha tenido siempre muy claro su compromiso social en general, y con el empoderamiento femenino en particular. Tengamos en cuenta que Elizabeth Arden fue la primera mujer propietaria de un salón spa en la Quinta Avenida de Nueva York, cuando a la mayoría de mujeres les era imposible tener un negocio. Fuimos los primeros en desarrollar un pintalabios del mismo color rojo que el que lucían las soldados americanas durante la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de apoyar su causa, así como fue también Revlon pionera en situar a una mujer en un anuncio vistiendo pantalones o en utilizar modelos afroamericanas. Siempre nos hemos mantenido muy cercanos a la mujer, que ha constituido tradicionalmente nuestro consumidor principal, defendiendo sus derechos y sus necesidades.

 

Barcelona se sitúa como el segundo headquarter de Revlon a escala mundial, tras Estados Unidos

Contamos con media docena de fábricas en todo el mundo, siendo la del Pla de Santa Maria (Tarragona) la segunda del grupo, con unos veinticinco mil metros construidos tras varias ampliaciones, que dispone de las tecnologías más variadas y punteras, y donde operan unos trescientos empleados. Es el centro que más ha crecido en los últimos años, pues, tras la compra de Elizabeth Arden, se derivó la mayoría de la producción de skin care y fragancias a esa planta. El resto de centros se distribuyen en Bolonia (Italia), Isando (Sudáfrica), Querétaro (México), Jacksonville (Florida) y Oxford (Carolina del Norte). La sede catalana ha ido adquiriendo cada vez mayor protagonismo y, si antes Ginebra ostentaba la condición de central europea, ahora Barcelona se sitúa como el segundo headquarter de Revlon a escala mundial, tras Estados Unidos. Supone un orgullo haber logrado este hito con una empresa americana y haber convertido la Ciudad Condal en el centro del marketing mundial para las marcas del canal Profesional de nuestra empresa y en un polo de atracción de talento, ya que, cada vez que decidimos trasladar aquí alguna función, al proponer a su responsable mudarse a Barcelona, en la inmensa mayoría de los casos la respuesta es afirmativa.

 

Nuestra inquietud innovadora nos ha llevado a desarrollar academias en París y Barcelona, orientadas al canal profesional

En la actualidad, son catorce los directivos que me reportan desde distintos países y continentes. Me siento un privilegiado por el estupendo equipo humano con el que cuento. Existe una excelente sintonía con todos ellos y una gran comunicación, aunque el apoyo que puedo dispensarles es limitado, dadas las responsabilidades que me ocupan. Ellos disponen de plena autonomía para pilotar sus propios países, ateniéndose a las líneas maestras de actuación establecidas por la compañía globalmente. En mi equipo detecto la actitud ganadora que es necesario exhibir en los negocios, para hacer frente a cualquier vaivén del mercado. Eso significa que, si dispones de cinco marcas y cuatro funcionan bien y una va mal, aunque el resultado global sea satisfactorio, debes focalizarte en la que flaquea. De ahí que estemos retándonos permanentemente para mejorar en cualquier aspecto y poder garantizar un óptimo resultado. Nuestro potencial, unido a nuestra inquietud innovadora, nos ha llevado a invertir en el desarrollo de sendas academias en París y Barcelona, orientadas al canal profesional. Pretendemos formar así a nuestros clientes en el uso de nuestros productos, además de sobre la evolución de la moda y de sus tendencias.

 

Seguiremos avanzando en prácticas sostenibles y en nuestro compromiso social

Estamos en un momento de gran expansión, con cambios en el accionariado y el Consejo de Administración, lo que supone nuevos liderazgos que tienen que permitirnos introducirnos en mercados donde todavía tenemos espacio para crecer. Entre nuestros retos, se encuentra el seguir avanzando en prácticas sostenibles, entre ellas apostar por la fabricación, la distribución y los proveedores de proximidad. Gran parte de nuestros productos ya se presentan en packaging reciclable y nuestras fórmulas optan por materias primas respetuosas con el medioambiente. Ahora acabamos de lanzar la línea Eksperience, de productos capilares, 100% sostenible, además de destinar una parte de los beneficios a una entidad sin ánimo de lucro que lucha para reducir el impacto del plástico en los océanos. Y son innumerables las causas sociales con las que estamos comprometidos: donativos a la Cruz Roja, programa de becas a jóvenes en riesgo de exclusión, apoyo a fundaciones que luchan contra el cáncer de mama, etc.

 

Mi familia, mi principal e inestimable punto de apoyo

Me reconforta saber que la entidad de la que formo parte goza de tanta conciencia social, igual que también me siento sumamente satisfecho del apoyo hallado en mi familia, empezando por mi esposa, Edurne, y continuando por mis hijos, Maria, Alex y Carla, de dieciocho, dieciséis y diez años respectivamente. No solo han asumido las exigencias derivadas de mis compromisos profesionales, sino que me han brindado el máximo apoyo en cada circunstancia, constituyendo mi principal e inestimable punto de apoyo.