Barcelona
1975
CEO de Investigación y Desarrollo de Cosméticos, S.A. (IDESCO)
28-9-2023
Si los idiomas abrieron las puertas profesionales a esta empresaria, la pasión demostrada en las labores asignadas y su habilidad en la interacción personal le permitieron escalar posiciones progresivamente. Tras una fructífera etapa en el sector de la alimentación, desembarcó en la industria cosmética para exhibir su capacidad de abrir nuevos mercados. La dirección general de la compañía le fue confiada después de haber multiplicado por seis la cifra de países en las que está presente su firma.
En una empresa, el equipo humano es tanto o más importante que el producto desarrollado
Es significativo que mi recuerdo de infancia más remoto me sitúe en un avión que me trasladaba a Eïvissa de vacaciones junto a mis padres, Enric y Mari Carmen. Aquel era mi primer vuelo y la experiencia me generaba cierta inquietud, ante las dudas que me asaltaban respecto a que ese aparato pudiera mantenerse en el aire sin caer. Tendría unos siete años y poco podía imaginar que, en el futuro, frecuentaría ese sistema de transporte a consecuencia de mis responsabilidades profesionales. Superada la incertidumbre, disfruté de ese anecdótico episodio como también lo hice de mi infancia, aceptando con resignación la separación de mis progenitores y hallando en mi madre el principal apoyo en mi crecimiento. Pese a que ella era empresaria y regentaba dos peluquerías, en esa etapa ignoraba que mi trayectoria laboral desembocaría en el ámbito cosmético y que acabaría asumiendo las riendas de una compañía. Sin duda, los valores que me inculcó mi madre han jugado un importante papel en este itinerario, pues ella me transmitía a menudo valiosas reflexiones que calaron profundamente en mí. Hacía mucho hincapié en prestar un especial cuidado a las personas. Como responsable última de gestionar la plantilla, ella conocía perfectamente que lo más complejo en una organización reside en esa faceta, de ahí que me subrayara la necesidad de no dispensar a los demás un trato que no desease para mí. Me estimulaba a cuidar de quienes me rodean y a brindarles cariño, lo cual me ha llevado a asimilar que, en una empresa, más importante incluso que el producto que desarrollamos y el servicio que prestamos es el equipo humano que la conforma.
Estudiar idiomas enriquece culturalmente y reclama sacrificio, lo que forja carácter
Nunca presté servicio en la peluquería de mi madre, pero el contacto prácticamente diario con la profesión me permitió familiarizarme de manera inconsciente con ese ámbito y, sobre todo, asimilar que la vida reclama esfuerzo y hay que luchar para adquirir una necesaria independencia personal. En este sentido, ella se erigió en un buen ejemplo a seguir y, a la vez, se reveló como una mujer exigente, con el propósito de dotarme de recursos para poder desenvolverme con soltura en el futuro. Así, mi escolaridad discurrió por completo en el St. Peter’s School, con una formación íntegramente en inglés que garantizó mi perfecto dominio de esta lengua. Complementaría esa faceta idiomática con el estudio del francés y, posteriormente, del alemán. Tenía el convencimiento de que esas habilidades lingüísticas me abrirían puertas, como el tiempo se encargaría de corroborar. Asimismo, el empeño alimentó en mí el deseo de ampliar conocimientos en esa esfera, lo cual me llevó a introducirme en el italiano, el chino y el portugués. El estudio de idiomas reclama sacrificio, hecho que refuerza positivamente el carácter, sobre todo si se complementa la teoría, como hice yo en Francia y Alemania, con intercambios o estancias en el extranjero durante el verano. Mi madre deseaba que aprovechara el tiempo practicando con nativos, lo cual suponía un ejercicio de crecimiento personal, ya que, siendo adolescente, me sumergía en entornos en absoluto cómodos, ya que me veía obligada a desenvolverme exclusivamente en el idioma (y la cultura) de destino.
Nuestro sistema educativo no presta al inglés la atención que se merece
En nuestro país, el inglés continúa constituyendo un talón de Aquiles. A pesar de haberse experimentado una ligera mejora respecto a generaciones precedentes, en buena parte gracias al acceso de los jóvenes a plataformas como Netflix o a las redes sociales, seguimos adoleciendo del dominio que sería deseable de ese idioma, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Alemania, Holanda, etc. Una de las razones reside en el doblaje de las películas anglófonas, algo que no ocurre, por ejemplo, en Grecia o Argentina, cuyos habitantes suelen visionar esos filmes en versión original y exhiben un ostensible mejor nivel de inglés que nuestra juventud. Nuestro sistema educativo no presta a ese idioma la atención que merece y, salvo que los alumnos realicen clases extraescolares, difícilmente concluyen el Bachillerato con un nivel que les permita defenderse cuando viajan al exterior. En mi caso, el bagaje idiomático adquirido me permitió ganar mi primer sueldo, ni que fuera de manera modesta, ejerciendo como guía turística. Invertí dos veranos en la ibicenca Cova de Can Marçà, en el Port de Sant Miquel, acompañando a grupos de sesenta turistas a quienes relataba los detalles de ese enclave: unas veces en inglés, otras en francés, otras en alemán, italiano…
El equilibrio personal descansa sobre tres pilares: la salud, el trabajo y el entorno familiar y amical
Tras superar el COU, me matriculé en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universitat Pompeu Fabra, justo cuando se licenciaba la primera promoción de ese centro, que ya había adquirido cierto prestigio pese a su corta edad. La etapa universitaria la recuerdo como una de las mejores experiencias en mi vida, pues amasé muy buenas amistades, dado que pasábamos juntos casi todo el día en el centro. El filtro de la nota de corte propiciaba un perfil de alumnos concentrados en los estudios y que, incluso, se estableciera una sana competencia entre nosotros, lo cual revertía en la obtención de los mejores resultados posibles. Pese a la prioridad que dediqué a la carrera, compatibilicé la misma ejerciendo como azafata en frecuentes eventos, sobre todo congresos médicos. Aquella fue una experiencia muy interesante, porque, más allá de mantener contacto con profesionales de prestigio y adquirir nociones de protocolo, asimilé la importancia de garantizar una buena organización y de afrontar dificultades ante imprevistos, algo que me sería muy útil en el futuro para acometer cualquier reto laboral. Al mismo tiempo, esos cometidos me brindaban unos ahorros que me permitían satisfacer algunas de mis aficiones, como son el esquí, que sigo practicando, al igual que disfruto con el pádel como antes lo hacía con el tenis. De hecho, el deporte es una vía de escape que permite desconectar del trabajo y mantenerse en forma. Es importante hallar el perfecto equilibrio personal, que descansa sobre tres pilares: la salud, el trabajo y el entorno familiar y amical.
No sirve de nada haber estudiado cuatro carreras y cinco másteres si no exhibes actitud para trabajar
Compatibilizar carrera y trabajo resultó muy enriquecedor, pues me permitió asimilar mejor la cultura del esfuerzo. Sería deseable que todos los universitarios compaginaran ambas facetas. En general, detecto en la juventud poca predisposición a combinar los estudios con tareas laborales. En parte, pienso que existe una sobreprotección por parte de los padres, que optan por facilitarles la vida y evitar tener que afrontar problemas. Ellos son los primeros que aducen que sus hijos no tienen tiempo para trabajar, cuando no se dan cuenta de que, con ello, les hacen un flaco favor, ya que difícilmente sabrán el valor de las cosas si no han de esforzarse por conseguirlas. En ocasiones llegan a nuestra compañía becarios que, con veinticinco años, no han trabajado nunca o que han cambiado de carrera universitaria varias veces porque no acaban de saber qué les gusta. Esto era inconcebible en mi época, porque no solo indica falta de criterio e interés, sino también indiferencia hacia los esfuerzos económicos que suponen para los padres estos sucesivos cambios de rumbo. En casos así, detecto falta de motivación y compromiso; y es que no sirve de nada haber estudiado cuatro carreras y cinco másteres si no exhibes actitud para esforzarte y trabajar. La actitud también se cultiva.
Habría llegado a pagar por trabajar en esa empresa
Superé sin dificultades los cuatro cursos universitarios, tras los cuales, con veintidós años, me propuse complementar esos estudios con los de Derecho, para lo cual me matriculé en la Universitat de Barcelona. La intención era compatibilizar esa carrera, en horario nocturno, con mi trabajo en Nabisco, una multinacional de la alimentación que, tras fusionarse con Kraft Foods, se convirtió en la actual Mondelēz International, el segundo mayor fabricante del mundo en su sector. No obstante, la exigencia profesional y el deseo de concentrar mis energías en la compañía me llevó a limitar mi prórroga universitaria al primer año. Una lástima, porque el estudio de las leyes me apasionaba. Había desembarcado en Nabisco como becaria, donde me destinaron al Departamento de Logística y Customer Service. Aquel entorno me fascinaba, pues confluían en él tanto el viajar como la comida, facetas que me atraían enormemente. En realidad, el entorno culinario sigue fascinándome y constituye uno de los elementos a los que presto atención cuando viajo por placer a otros países, interesándome por los platos que se cocinan en otras latitudes y experimentando con nuevos sabores o texturas. Si bien a medida que he ido madurando mi paladar ha evolucionado y mis preferencias pueden ser más sofisticadas, en mi juventud resultaba un privilegio formar parte del equipo de Nabisco, que elaboraba las galletas Oreo, Marbú Dorada, ¡Chips Ahoy! o Ritz. Habría llegado a pagar por trabajar ahí…
Difícilmente podrás desenvolverte favorablemente si no crees en la marca y en el producto que estás vendiendo
Transcurridos los tres primeros meses como becaria, me brindaron la oportunidad de incorporarme de manera estable a la compañía. Entre mis funciones se hallaba la organización de las expediciones y el transporte de la mercancía, un aspecto que en absoluto habíamos abordado durante la carrera universitaria. Es al llegar a la empresa cuando adquieres realmente el conocimiento, ya que es en el desarrollo de la actividad cotidiana donde aprendes de verdad. Las asignaturas que puedas haber cursado en la carrera a duras penas suponen el 20% de lo necesario para desenvolverte adecuadamente en el terreno profesional. También en esa etapa descubrí la importancia del customer service. La atención al cliente debe ser esmerada en todos los eslabones de la cadena, desde que se formaliza el pedido hasta la satisfacción del consumidor al utilizar nuestro producto. Hay que escuchar al cliente y saber qué es lo que necesita. Es él quien debe estar en el centro de la estrategia de una empresa, dado que, si el producto que esta desarrolla no colma las inquietudes del mismo, su actividad no tendrá razón de ser. Otro aspecto fundamental para el éxito reside en la pasión. A mí no me costó nada invertirla en esa compañía, pues se trataba de mi primer puesto de trabajo con continuidad y, además, estaba relacionado con los estudios que había cursado, a lo cual se le unía el hallarse rodeada de un equipo joven que desbordaba ilusión y ganas, así como un producto que me encantaba. Este factor también es relevante, en especial si formas parte del área comercial, ya que difícilmente podrás desenvolverte favorablemente si no crees en la marca y en el producto que estás vendiendo.
En Norteamérica todo va a gran velocidad, incluidas las negociaciones comerciales, donde los interlocutores omiten las presentaciones protocolarias
Tras una primera etapa de año y medio en Logística, fui destinada en calidad de Export Area Manager del Departamento de Exportación de Nabisco. Entre mis cometidos se hallaba la responsabilidad de los mercados de Benelux, Alemania y Canadá. Esa circunstancia motivó un giro importante en mi vida, ya que uno de los clientes, Midlon Foods, me trasladó una propuesta para incorporarme a esta compañía canadiense con sede en Montreal. Personalmente, tenía una espina clavada por no haberme acogido en su día al programa Erasmus, al haber priorizado completar la carrera universitaria junto a mis compañeros de estudios. Aquella oferta se convirtió en un señuelo que no pude rechazar, pues me convencí de que era una oportunidad que muy probablemente no se repetiría. Me comprometí a permanecer en la empresa un mínimo de un año, que después se convertirían inesperadamente en seis a pesar de las inclemencias meteorológicas de un país, por otra parte, maravilloso, en el que te sientes acogida desde el primer día porque su población se nutre de las más diversas procedencias. Fue, igualmente, una experiencia enriquecedora en esa firma que, básicamente, importaba productos europeos para comercializar en Canadá. A mí me contrataron para abrir una nueva división en EE. UU. con la que comercializar nuestra gama de chocolates y galletas europeas a grandes cadenas de Estados Unidos. Norteamérica es un mercado muy distinto a Europa, pues ahí todo se desarrolla a gran velocidad, incluidas las negociaciones comerciales, en las que los interlocutores son más prácticos y van al grano, omitiendo las presentaciones protocolarias, cuya ausencia en nuestro continente sería considerada una descortesía. Ello, de hecho, responde a una forma de socializar muy diferente a la europea, donde se prima más la unidad familiar y el trato personal.
Ante coyunturas complejas, exportar permite sortear mejor la situación, al tener diversificado geográficamente el negocio
A los seis años decidí que debía regresar a casa, ya que, en caso contrario, me exponía a no volver nunca más. La familia seguía siendo importante para mí y resultaba duro no verla más de un par de veces al año. Además, si me proponía crear mi propia familia, no quería que los abuelos estuvieran en otro continente. Así, pese a haber echado raíces en Canadá y haberme comprado incluso una casa, aterricé de nuevo en Barcelona, donde no me resultó complejo hallar trabajo. Inicialmente, seguí colaborando con Midlon Foods, pero operar a distancia planteaba muchos obstáculos, por lo que finalmente me volqué en Food & Mambo, una empresa de catering en la que permanecí durante cerca de dos años como directora de Marketing y Comercial hasta que me incorporé a IDESCO, en condición de directora de Exportación. Abandonaba, pues, la alimentación para sumergirme en el entorno de la cosmética, un sector que también me resultaba atractivo. Desembarqué en la firma en 2007 y, al año siguiente, la actividad se resintió a consecuencia de la crisis, aunque no tanto en la esfera internacional. Esa es la ventaja de las empresas que deciden exportar, ya que, ante coyunturas complejas, pueden sortear mejor la situación, al tener diversificado geográficamente el negocio, de modo que, si unos mercados plantean dificultades, otros experimentan crecimientos que compensan la contracción de los primeros. En ese momento, la compañía tenía presencia en ocho países, con una sólida implantación en Rusia y Asia, donde las ventas apenas se resintieron. En la actualidad, exportamos a medio centenar de mercados.
Uno de los valores diferenciales de Selvert Thermal es incorporar agua termal en todos sus productos
IDESCO forma parte de Ginper Group, que aglutina un conjunto de empresas orientadas a la mejora de la calidad de vida de las personas y que, a través de BioSystems, diseñan, desarrollan y producen soluciones analíticas que incluyen máquinas de diagnosis clínicas, reactivos y equipamiento para el mundo sanitario. Su presencia en ciento veinte países nos anima a seguir su ejemplo expansivo, basándonos en su política de calidad, excelencia y garantía de producción. Específicamente, IDESCO se dedica a la investigación y el desarrollo de cosméticos, con cincuenta años de experiencia en el mercado de la cosmética profesional comercializando la marca Selvert Thermal, que se encuentra posicionada en los institutos de belleza y los spas más prestigiosos a escala mundial. Aprovechando nuestras instalaciones y nuestro know-how, también fabricamos para terceras marcas, para ayudar así a otras compañías a que puedan desarrollar y comercializar sus productos sin tener que invertir, ni en un laboratorio, ni en un centro de producción. En Selvert Thermal, nuestro compromiso con nuestros clientes es seguir innovando e investigando para crear productos novedosos, efectivos y satisfacer sus necesidades. Estamos al lado de la profesional de la belleza para que pueda tratar y mimar la piel de sus clientes. Disponemos de más de doscientas cincuenta referencias, formuladas con los principios activos más eficaces e infalibles para conseguir una piel sana y radiante. El mundo de la cosmética es muy dinámico y acusa una fuerte influencia de las modas, circunstancia que nos obliga a estar al día de los nuevos ingredientes activos y de las metodologías más vanguardistas. Uno de los valores diferenciales de Selvert Thermal reside en la incorporación de agua termal en todos sus productos. Se trata de una combinación de aguas termales, extraordinariamente ricas en iones, procedentes de los Alpes suizos y del Pirineo catalán, que aportan unas sales minerales beneficiosas dermatológicamente, por lo que resultan idóneas para todo tipo de pieles, en especial las sensibles. Recientemente, hemos lanzado una línea en torno a un principio activo denominado Celebrâge, extraído de la alpinia speciosa, planta endogámica de la isla japonesa de Okinawa, cuyos habitantes son los que albergan la esperanza de vida más alta del mundo. Estudios científicos avalan que las infusiones con esa planta contribuyen a prolongar el ciclo de vida de esa población.
Una de las principales dificultades a que se enfrenta la industria cosmética reside en los frecuentes cambios de normativa
En la actualidad, son muchas las empresas que desestiman la faceta productiva, sabedoras del tiempo y la energía que reclama esa actividad, centrándose exclusivamente en el marketing y la comercialización. A estos clientes, les ofrecemos un servicio «llave en mano», con la posibilidad de desarrollarles una línea cosmética completa basada en un determinado concepto, como, por ejemplo, fabricarles a partir de la fórmula que ellos nos puedan suministrar o limitarnos a fabricar un determinado producto, etc. Contamos con una plantilla de setenta personas, el 85% de las cuales son mujeres, incluyendo también a nuestro equipo directivo, hecho que muestra la capacidad que tenemos para empatizar y entender a nuestro cliente, mayoritariamente mujeres emprendedoras y propietarias de un centro estético. Los estándares de calidad europeos son mucho más estrictos que en otros continentes. Una de las principales dificultades a que se enfrenta la industria cosmética reside en los frecuentes cambios de normativa, como la prohibición del uso de parabenos ―o, más recientemente, de purpurinas―, que nos obliga a buscar alternativas para seguir aportando los mismos beneficios sin vulnerar la legislación. A menudo, la innovación reside en presentar el mismo producto, pero bajo una nueva fórmula más segura y efectiva.
La cosmética está concebida para que la gente se sienta mejor
Nuestra compañía cuenta con un equipo directivo de nueve personas, muchas de ellas con más de diez años en la compañía, y todas excelentes profesionales, dinámicas y muy involucradas con el proyecto. No olvidemos que el secreto de un líder es saber rodearse de un óptimo equipo. Fue en 2021 cuando asumí la dirección general, tras la jubilación de mi predecesor en el cargo, quien me confió el puesto dados mis sólidos conocimientos de la empresa y la industria, en especial a escala internacional. A ello contribuyó el hecho de haber estudiado un máster en ESADE, de Marketing y Ventas, aprovechando la baja por maternidad con ocasión de mi segundo embarazo. En la actualidad, nuestro propósito es lograr no solo una mejora de la piel de nuestros consumidores, sino también su bienestar psicológico personal. La cosmética está concebida para que la gente se vea y se sienta mejor, tanto consigo misma como al mostrarse frente a los demás, por lo que es falso atribuirle el sambenito de frivolidad o superficialidad o de medio para ajustarse a unos cánones de belleza artificiales; y más en nuestro caso, ya que la empresa matriz es del sector farmacéutico y hemos heredado su misma política exigente con la calidad del producto y con el afán de incrementar la salud de nuestros usuarios. La piel, sencillamente, cambia con la edad; y nosotros lo que queremos es acompañar a nuestro cliente a envejecer bien, de forma natural.
Únicamente tenemos un planeta y hemos de contribuir a preservarlo
Por otro lado, y más allá de la indiscutible y esencial efectividad de nuestros productos, el packaging también juega un papel fundamental en los resultados, de ahí que destinemos también una exquisita atención al envoltorio, pues un envase atractivo repercute positivamente en la credibilidad y fiabilidad del producto. Sin embargo, somos conscientes de que solo tenemos un planeta y hemos de contribuir a preservarlo. En IDESCO estamos 100% comprometidos con la sostenibilidad y hemos adoptado numerosas medidas para reducir la huella de carbono, recurriendo al uso de plásticos reciclados y reciclables. El problema es que la industria del packaging no evoluciona al ritmo que desearíamos, pues no siempre hallamos las soluciones ecológicas que quisiéramos implantar. Una de las innovaciones incorporadas consiste en sustituir los prospectos informativos de papel que acompañan al producto por un código QR, lo cual, además, nos permite incluir un mayor número de idiomas. También intentamos que nuestros principios activos sean poco contaminantes y hemos conseguido que nuestra línea solar sea Reef Friendly, es decir que no perjudique nuestros océanos y fauna marina. Por otro lado, hace un par de años instalamos placas solares en nuestra planta, evitando de este modo el consumo de energía obtenida a partir de fuentes no renovables. Hay pocas subvenciones gubernamentales para ello, pero conseguimos un importante ahorro económico en nuestra factura eléctrica. La Administración podría (y debería) ayudar más a las pymes, en especial en el capítulo contractual, pero estamos sufriendo más los costes empresariales que disfrutando de las escasas ayudas oficiales existentes. Asimismo, la exigencia industrial nos obliga a superar auditorías muy rigurosas, de ahí que, entre otras certificaciones, dispongamos de la ISO 22716, que identifica las buenas prácticas en la fabricación de productos cosméticos.
Prometedores indicadores del próspero futuro que le espera a esta industria
La industria cosmética es un sector apasionante que crece a doble dígito cada año. Los artículos cosméticos cada vez son más demandados por un público que antes no prestaba atención a su piel: por ejemplo, el cliente masculino, que cada vez se cuida más, al igual que la gente joven, cuyo consumo se ha visto reforzado por las redes sociales donde influencers y adolescentes dan consejos de belleza y salud; sin olvidar la amplia implantación de este tipo de productos en la medicina estética. Para dar respuesta a una demanda paulatinamente más exponencial, contamos con un equipo humano muy profesional y comprometido. Y de la misma manera que fabricamos productos para el bienestar personal, procuramos que nuestros colaboradores se sientan a gusto en la empresa, que hallen un entorno agradable y cercano y acudan motivados a trabajar para dar lo mejor de sí mismos. Desde la dirección, hemos implantado políticas laborales que favorecen la conciliación familiar, de tal modo que, un día por semana, optamos por el teletrabajo. Somos conscientes de que una compañía se construye desde el know-how de su equipo humano y será tan buena como lo sean sus empleados…
Mis hijos, el motor que me anima a seguir adelante
Tengo dos hijos, Yago y Sofía, de trece y doce años respectivamente, que son muy conscientes de las responsabilidades que acarrea mi faceta como empresaria y saben entender que, en ocasiones, no puedo acompañarlos tanto como desearía; tal y como yo, en su día, asumí esa realidad ante las obligaciones profesionales de mi madre. Pero me satisface encontrarles a diario al regresar a casa y comprobar que ambos valoran que su madre se esfuerce por pilotar una compañía de referencia en el mundo cosmético: ellos junto a mi marido Gonzalo, son el motor que me anima a seguir adelante cada día.