Volumen 16. Biografías relevantes, empresarios de cosmética y belleza

Dr. Juan Carlos Escudero Barragán – LipoTrue

Barcelona

1960

Cofundador de LipoTrue

 

5-12-2023

 

La buena química proporcionó al doctor Escudero buenos aliados con quienes desarrollar prósperos proyectos. Su desembarque en la cosmética permitió que su profundo conocimiento científico se pusiera al alcance de las empresas de dicho sector, en la actualidad surtido por los principios activos que desarrolla su firma. Señala que su mayor virtud reside en saber crear equipo. ¿Y existe acaso mejor tarjeta de presentación que afirmar que la mitad de los integrantes del mismo son doctores?

 

 

Quien es capaz de mantener la pasión por un proyecto tiene mayores posibilidades de desarrollarlo

Mi infancia está asociada al fútbol que practicábamos en la calle con mis amigos en el barrio de Horta de Barcelona, donde residía con mi familia. Segundo de tres hermanos, aquella actividad fue el embrión de mi capacidad para establecer relaciones, una habilidad que se revelaría como sumamente importante en mi futura carrera profesional. De hecho, la vida me ha demostrado que saber establecer vínculos con los demás es fundamental en el entorno empresarial, tanto a nivel interno como externo. La nuestra es una compañía basada en la innovación, lo cual reclama empatía con los clientes y con la estructura del propio equipo. Otro de los factores cruciales lo hallamos en la pasión, imprescindible para que prospere cualquier proyecto. Tengamos en cuenta que experiencia y pasión son aspectos inversamente proporcionales, de modo que, cuando alguien inicia su trayectoria laboral exhibe unas ganas enormes de comerse el mundo, pero, con el paso del tiempo, tras haber atesorado experiencia, es posible que pierda la motivación, ante los problemas y los contratiempos a que se enfrenta. Quien es capaz de mantener la pasión por un proyecto tiene mayores posibilidades de desarrollarlo.

 

Es muy recomendable para cualquier joven asumir responsabilidades y asimilar que en esta vida no se accede a todo gratuitamente

Crecí en el seno de una familia humilde. Mi padre, Juan, mecánico de profesión, tenía nueve hermanos, circunstancia que propiciaba reuniones multitudinarias cuando coincidíamos con mis tíos y primos. La familia es un pilar fundamental en la vida de una persona, pues es donde empiezas a tejer lazos personales que después se extrapolan a otras esferas sociales. Pese a todo, hallé en mi madre, Carmen, a la persona más influyente en los primeros años de mi vida, ya que ella me guio y contribuyó a convertirme en una persona audaz, capaz de abandonar el nido familiar a temprana edad. Dedicada a las labores domésticas, siempre exhibió gran espíritu de superación. Si de mi padre asimilé la rectitud y la honestidad, de mi madre heredé la constancia, la perseverancia para alcanzar mis objetivos y la capacidad de reacción cuando surgen adversidades. Fue gracias a ella que, a los catorce años, ingresé en la Universidad Laboral de Tarragona, en régimen de internado, para estudiar el Bachillerato Superior gracias a la beca obtenida. Aquella fue una etapa muy enriquecedora y relevante en la adquisición de madurez, como también lo fueron mis primeras experiencias laborales, cuando impartí clases particulares, en especial de Ciencias, Física o Química. Asimismo, durante el verano presté apoyo en una librería en la que preparábamos la campaña escolar, descargando pesadas cajas de libros de texto. Era un ejercicio duro, acentuado por el calor estival, a través del cual aprendí a valorar el esfuerzo que exige ganar la primera peseta. Es muy recomendable para cualquier joven asumir responsabilidades y asimilar que en esta vida no se accede a todo gratuitamente.

 

El equilibrio de una persona suele sustentarse en tres puntos de apoyo: familia, trabajo e integridad física

El deporte me acompañó en mi juventud. A la pasión del fútbol en la infancia le sumé la natación y el baloncesto. La actividad deportiva contribuye al equilibrio de una persona, que suele sustentarse en tres puntos de apoyo: familia, trabajo e integridad física. Si una de ellas cojea, las otras se resienten y eso acaba dañando la estructura del individuo. Otra afición que cultivé cuando era joven fue viajar, faceta que mi carrera profesional me permitiría desarrollar con asiduidad, con constantes desplazamientos por todo el mundo. En la actualidad, la mayoría de jóvenes titulados, además de atesorar una formación extraordinaria, suelen tener experiencia en el extranjero. Creo que una de las mejores iniciativas de la Unión Europea fue el programa Erasmus, porque crea auténticos ciudadanos europeos, dotándoles de una visión, una cultura y una independencia que resultan muy enriquecedoras tanto para ellos como para las empresas en las que puedan integrarse. Lo que sí constituye un serio hándicap es la distancia que separa el mundo formativo y la empresa, pues los técnicos que acuden a nosotros presentan una excelente formación teórica, pero carecen de la orientación práctica que requieren las compañías. Sería deseable un pacto de Estado que evitara tan frecuentes cambios legislativos en el sistema educativo y se estableciera una estrategia clara, introduciendo un modelo dual similar al alemán que permitiera a los alumnos conocer cuál es el mundo que hallarán al abandonar las aulas. Eso facilitaría la labor a las empresas, propiciando una mejor detección de talento para incorporarlo a sus proyectos.

 

España era un país industrializado, pero no industrial

A los diecisiete años ingresé en la Universitat de Barcelona, una etapa que inicié como estudiante de Ciencias Químicas, que se prolongó con el doctorado en el Departamento de Ingeniería Química y que me mantuvo durante 12 años como docente, primero como ayudante y, posteriormente, como profesor asociado. En un momento determinado me planteé si quería mantenerme toda la vida en la docencia o deseaba desarrollar lo aprendido en el entorno empresarial. Oteé el horizonte y constaté que España era un país industrializado, pero no industrial; el desarrollo era escaso y la innovación, casi inexistente. Eso me llevó a sondear opciones en el exterior y acabé por hallar una oportunidad en Hoechst, multinacional alemana, con filial Hoechst Ibérica en Barcelona, en la que invertiría hasta veintitrés años de mi carrera. Ingresé en calidad de asistente del director industrial, Joan Malagelada, con el propósito de buscar nuevos proyectos para incorporarlos a la organización. He de decir que mi experiencia junto a este gran hombre fue enormemente enriquecedora, hasta el punto de que lo considero la persona más influyente en mi trayectoria laboral. Profesional muy respetado en el sector químico y muy relacionado a escala nacional e internacional, exhibía una visión global que lo convertía en una figura idónea para sumar iniciativas a la organización. Muy vinculado al Col·legi Oficial de Químics de Catalunya, lideraba el Congreso Mediterráneo de Ingeniería Química que cada tres años, con ocasión del salón Expoquimia, se celebraba en Barcelona. Le conocí en mi etapa universitaria, cuando buscaban jóvenes químicos para ayudar a organizar esa cita. Enseguida establecimos una excelente relación. La química entre las personas se detecta en los dos primeros minutos de interacción, y eso propició que, años después, al surgir una oportunidad en su empresa, me la ofreciera.

 

Toda experiencia nos enriquece, incluso las adversas, de las que se suelen extraer mejores lecciones

Hoechst era una compañía con visión estratégica a largo plazo, algo de lo que adolecen hoy en día muchas empresas. Prueba de ello es que estuve visitando los seis centros productivos de Hoechst Ibérica durante el primer semestre, para invertir seguidamente el segundo conociendo los departamentos comerciales, con el propósito de asimilar qué era capaz de vender nuestra filial en España, tanto de lo producido a nivel nacional como de lo que se importaba. A ello le sumé tres meses adicionales en el centro de investigación de la sede principal de la firma, en Fráncfort, a fin de conocer qué es lo que estaban desarrollando, qué podía incorporarse a los centros de producción del mercado ibérico y qué se podía ofrecer a los clientes españoles. Esos 15 meses de formación me permitieron, por tanto, adquirir conocimientos sobre cómo funcionaba una empresa y, más concretamente, una multinacional. Otra muestra del espíritu clarividente de esa compañía es que estuve cambiando de actividad cada tres o cuatro años, lo cual resultaba muy motivador, ya fuera asumiendo una nueva posición o trasladándome a otro país. Gracias a ello pude conocer a muchos clientes, entré en contacto con diferentes clases y visiones de negocios, aprendí otras culturas laborales… Me doté, así, de un importante bagaje en distintas áreas, un hecho que redundaba en beneficio de la entidad, pues, cuando una firma se preocupa por formar a su equipo, consigue un importante retorno. No olvidemos que cualquier experiencia nos enriquece, incluso las adversas, de las que incluso se suelen extraer más y mejores lecciones. Cuando algo no sale según lo esperado, no procede buscar culpables, sino analizar las causas y adoptar las medidas oportunas para que ese suceso no se repita.

 

Parecía que la formación adquirida en mi trayectoria estaba expresamente diseñada para asumir mi nuevo cometido en Lipotec

Mi siguiente misión consistió en analizar el territorio nacional para detectar oportunidades de inversión. Durante un año estuve investigando más de 25 compañías, elaborando informes para que Hoechst Ibérica pudiera adoptar decisiones en lo que al destino de sus recursos se refiere. Esa multinacional formaba parte de la industria química de origen alemán y, junto a BASF y Bayer, constituía una de las tres principales firmas del sector. Contaba con una docena de divisiones y producíamos tensoactivos, polímeros, plásticos… Aunque, al haber realizado el doctorado en la Universitat de Barcelona, disponía de un sólido conocimiento a nivel científico, en Hoechst completé mi formación en el entorno financiero y empresarial. Me propusieron desarrollar un Programa de Desarrollo Directivo en IESE y, durante mi estancia en Suiza, lo complementé con formación adicional en IMD, una de las escuelas de negocios punteras. En 1997, la sección de especialidades químicas de Hoechst fue absorbida por Clariant, empresa en la que continué desarrollando mi carrera en España, Alemania y Suiza durante la década siguiente. Abandoné Clariant en 2007, después de 23 años de trayectoria en ella y tras haber cambiado 15 veces de domicilio (cinco fuera de España). Por razones personales, necesitaba regresar a nuestro país. Alegaron no disponer de ninguna posición hábil en ese momento para mí en la filial. Como alternativa, surgió la oportunidad de incorporarme a Lipotec, una empresa de cosmética muy avanzada, creada por José María García Antón y Antonio Parente. Tras analizar las asombrosas cifras financieras, no me cupo la menor duda de la consistencia de esa compañía y acepté la propuesta, en lo que se reveló la mejor decisión profesional adoptada en mi vida. Junto a ellos, descubrí el mundo de la cosmética, donde vengo desarrollando mi carrera en los últimos tres lustros. Analizando mi carrera laboral, parecía que me hubiera preparado exprofeso para acometer el desafío de Lipotec, que abordaba una nueva etapa. De hecho, sus propietarios siempre habían exhibido ambición e inquietud, desarrollando proyectos en las áreas de farmacia, cosmética y alimentación. A medida que esos proyectos alcanzaban masa crítica, creaban una empresa específica, de distinta tipología, como Lipofoods (en el área alimentaria), Diverdrugs (en el entorno de las nuevas moléculas) o GP Pharma y BCN Peptides (en el área farmacéutica).

 

El carácter multicultural de nuestro equipo aporta una interesante visión poliédrica que nos permite analizar cualquier aspecto bajo diversos puntos de vista

Mis funciones en Lipotec se orientaban a la optimización de los procesos para la creación de nuevas moléculas y, sobre todo, a la internacionalización de la compañía. En ese momento, la firma ya disponía de una filial en Francia, y procedimos a la apertura de otras en Alemania, Italia, Estados Unidos, Singapur y Australia. Mi bagaje en el exterior, donde había asumido la responsabilidad de 33 plantas durante mi estancia en Hoechst/Clariant ubicadas en Japón, China, Australia, Brasil, México, Argentina, España, Francia, Alemania o Estados Unidos, me facilitó esa labor. En 2012, después de recibir una interesante oferta económica por Lipotec a través de Lubrizol, los propietarios de la firma decidieron venderla a este compañía perteneciente al Grupo Berkshire Hathaway de Warren Buffet. Aun así, permanecí tres años más en la entidad, dado que los responsables de Lubrizol consideraron que, por mi perfil, era la persona adecuada para integrar la firma en ese grupo. Transcurrido ese trienio, contacté de nuevo con José María García Antón y, en 2016, pusimos en marcha LipoTrue, compañía orientada a los ingredientes activos y que para mí constituía toda una novedad, porque se trataba de un proyecto que, a diferencia de los anteriores, partía de cero: no había laboratorios, no había productos, no había personas… El desafío era ilusionante y, a la vez, enriquecedor. Reclutamos a decenas de profesionales valiéndonos de los contactos obtenidos a través de nuestra experiencia en el entorno empresarial o universitario, y nutriéndonos, asimismo, de personal de otras nacionalidades. Eso propició configurar un equipo multicultural, con gente de Portugal, Italia, Polonia, Corea del Sur, Alemania, Estados Unidos…, lo cual nos aporta una visión poliédrica, muy interesante en el sector cosmético, para poder analizar cualquier aspecto desde diversos puntos de vista. LipoTrue es una empresa tecnológica con un gran componente de innovación, con especialistas en química, genética, biotecnología, ingeniería, farmacia o biología. La mitad de nuestros colaboradores son doctores; una cuarta parte, titulados superiores; y el resto, técnicos de FP de distintas especialidades, que necesitamos para el desarrollo de los procesos en los laboratorios.

 

LipoTrue aporta a la industria cosmética ingredientes activos para la fabricación de sus productos. En una crema, por ejemplo, un principio activo es aquella molécula presente en baja concentración que le confiere unas determinadas propiedades. Si se trata de una solución antiarrugas, la molécula evitará las arrugas porque las rellena, las hidrata o impide que afloren en una determinada expresión. En LipoTrue nos regimos por la misma metodología que la industria farmacéutica, esto es, identificamos el problema en la piel, definimos cuáles son los mecanismos biológicos involucrados en él y diseñamos un ingrediente activo que mejore ese proceso. A partir de las moléculas desarrolladas, elegimos la mejor —una vez contrastada su toxicidad, estabilidad y solubilidad— y la sometemos a pruebas de eficacia in vitro, in vivo y ex vivo, procediendo posteriormente a su comercialización. Trabajamos exclusivamente con moléculas únicas o altamente diferenciadas, lo que significa que, o bien disponen de patente, o bien el microorganismo o su sistema de producción es propio. Trabajamos con cuatro tecnologías. La primera de ellas es la síntesis de péptidos ―proteínas cortas de entre cuatro y ocho aminoácidos que interaccionan con receptores de la piel—, que proporciona moléculas muy puras y de alto valor añadido. En segundo lugar, obtenemos proteínas, o fragmentos de proteínas, de entre 150 y 300 aminoácidos. Son proteínas humanas sintéticas producidas en plantas de nicotiana benthamiana (conocida como la planta del tabaco), que utilizamos como biorreactores usando la misma tecnología de m-RNA, que se ha empleado para desarrollar las vacunas contra el coronavirus. En la tercera utilizamos microorganismos de origen marino de distintas profundidades y de alrededor del mundo, para llevar a cabo con ellos procesos de fermentación que producen diferentes productos, los cuales, una vez purificados, usamos como ingredientes activos. Finalmente, obtenemos principios activos a partir de la combinación de extractos naturales. Una vez caracterizadas esas moléculas, identificamos su aplicación cosmética y cuál es su grado de eficacia, con la intención de trasladar la explicación técnica completa a los clientes, a fin de que puedan diseñar su correspondiente formulación.

 

China protagonizará en el sector cosmético un recorrido similar al realizado en el de la microelectrónica

Si la innovación es fundamental en nuestra labor, también lo es el marketing que permite describir los efectos de esas moléculas, dada su complejidad. Disponer de personal de alta cualificación científica facilita la labor para interactuar con los responsables de grandes empresas de la cosmética, con el objetivo de que puedan hacerles entender cómo funcionan y cómo pueden contribuir a mejorar sus productos nuestros principios activos, además de ayudarles a trasladar al consumidor final los beneficios de los mismos. Pese a nuestras limitaciones, dado que somos una empresa con solo 40 profesionales y siete años de trayectoria, cubrimos prácticamente todo el planeta, al disponer de oficinas en París e Italia, de una subsidiaria en New Jersey (EUA) y de una branch office en Singapur que nos permite atender el área de Asia-Pacífico. Ahí generamos un tercio de nuestro negocio, que de hecho está muy equilibrado, ya que Europa y Norteamérica alcanzan el mismo grado de penetración. Y si bien Estados Unidos y Francia son países clave por albergar las marcas más potentes mundialmente hablando, ahora estamos muy focalizados en China, al presentar un potencial enorme. En ese país asistiremos a un recorrido similar al experimentado por la microelectrónica, donde la europea Nokia era la líder del mercado para verse desbancada por la americana Apple antes de la irrupción de las chinas Huawei o Xiaomi. Los chinos están esforzándose a nivel tecnológico para competir con la líder indiscutible del ámbito cosmético: L’Oréal. Nuestra presencia internacional, junto a nuestro carácter innovador, nos han convertido en una empresa relevante pese a nuestra «juventud». En los últimos tiempos hemos logrado ratios de crecimiento del 40%, habiendo conseguido nuestro break even hace tres años, cuando iniciamos el definitivo despegue.

 

Nuestro ámbito productivo no goza en España del suficiente reconocimiento, a diferencia de lo que ocurre en Francia, donde constituye un sector industrial clave

En España, resulta difícil para una startup obtener financiación, ya sea pública o privada. LipoTrue tuvo la suerte de contar con la inversión de José María en los primeros tres años y poder generar posteriormente su propio cashflow, indispensable para nuestro crecimiento. Se alude mucho a la necesidad de un cambio de modelo productivo en nuestro país y a que el futuro pasa por la innovación y la internacionalización. Probablemente, nuestra compañía ejemplificaría el patrón a seguir, pues nos basamos en esos dos factores y, en siete años, hemos sido capaces de dar viabilidad a un proyecto gracias a un equipo de profesionales de alto nivel científico y que no han tenido que emigrar para poder desarrollar el trabajo que les motiva. Sin embargo, transformar el sistema productivo español requeriría muchos años, empezando por actuar en el modelo educativo, donde habría que estimular a los alumnos a ser más innovadores y emprendedores. En cualquier caso, LipoTrue ha demostrado que, apostando por el talento, es posible ganar prestigio en el entorno internacional; tengamos en cuenta que incluso las empresas chinas, cuando buscan tecnología, acuden a España, donde podemos presumir de contar con grandes empresas en el entorno cosmético, tanto de ingredientes activos (Provital, Lipotec, Vytrus, Cobiosa…) como de productos para el consumidor final (PrimaDerm, Natura Bissé, Martiderm, Cantabria Labs, Sesderma, RNB, Isdin, Puig…). Por desgracia, no somos profetas en nuestra tierra, de modo que nuestro sector cosmético no goza del suficiente reconocimiento, a diferencia de lo que ocurre en Francia, en que se trata de un ámbito industrial no solo estratégico para su país, sino motivo de orgullo nacional.

 

Buscamos desarrollar nuevas proteínas, que sean sostenibles y que cubran huecos no satisfechos hasta ahora en el entorno cosmético

LipoTrue ha obtenido distintos reconocimientos, tanto por lo que respecta a la sostenibilidad, como a la calidad o a la innovación; pero el premio que más apreciamos es la confianza que nos dispensan los clientes y el mercado. Queremos seguir manteniendo esa velocidad de crucero, desarrollando nuevas tecnologías, ocupando nuevos mercados y, lo más difícil, creando nuevos conceptos dentro de la cosmética. Mi modelo a seguir es el de Apple, capaz de crear un producto que nadie pedía y que se ha convertido en una necesidad. Buscamos desarrollar nuevas proteínas, que sean sostenibles y que cubran huecos no satisfechos hasta ahora en cosmética. Estamos trabajando en fragmentos de proteína de origen vegetal, que podrán sustituir las de carácter humano como el colágeno, o la fibrilina, cuya procedencia animal no las hace sostenibles. José María García Antón, muy sensibilizado con este aspecto, está desarrollando nuevos proyectos más allá de la cosmética en esa misma línea. Uno de ellos, dentro de la empresa Cultured Food Technology, es la carne cultivada a partir de células madre o células indiferenciadas. A través de factores de crecimiento de las proteínas y los péptidos, utilizando suero fetal bovino para hacer crecer las células madre y desarrollar adipocitos y fibroblastos, podría obtenerse carne sin tener que sacrificar tantos animales ni generar tanta huella de carbono. Ya dispone de algunos prototipos, que esperan superar la prueba de concepto.

 

Está comprobado que la decisión de compra del consumidor sigue un camino sensorial, donde la vista, el olfato y el tacto son etapas cruciales

En cierto modo, LipoTrue encarna los valores del Renacimiento, donde arte y ciencia iban de la mano. Leonardo da Vinci, además de un científico de primer orden, era capaz de representar sus desarrollos de forma expresiva y elegante. Buscamos esa visión completa, basada en la ciencia y tecnología de nuestros activos y explicando a nuestro entorno cómo funcionan. «Lipo» alude a nuestra longeva experiencia profesional en Lipotec, de la que estamos orgullosos, y «True», a la autenticidad de nuestras soluciones basadas en la ciencia y la biotecnología. Resulta vital comunicar adecuadamente al mercado nuestras virtudes, y ahí el componente artístico es fundamental, pues está comprobado que, sobre todo en cosmética, la decisión de compra del consumidor sigue un camino sensorial, donde la vista, el olfato y el tacto son etapas cruciales. El envase y la presentación despiertan la atención y el interés del público, que a continuación se convence por el aroma y, finalmente, por la textura. Contribuimos a generar emociones que inciden positivamente en la salud mental de la gente, porque, al codayuvar a la mejora de su imagen personal, favorecemos su equilibrio personal. Asimismo, ayudamos a su cuidado físico, al proteger la piel, el mayor órgano humano, uno de los pocos con capacidad para regenerarse y que nos protege de más agresiones externas de las que somos conscientes.

 

Deberíamos sumarnos a la revolución biotecnológica

La conciencia sostenible está provocando que muchas empresas del sector cosmético huyan de la química, apostando por la biotecnología, que permite llevar a cabo muchos procesos sin perjudicar al medioambiente. Si no aprovechamos en su día la industrialización, sí podemos sumarnos a esa revolución biotecnológica y hacer como Corea del Sur, que del sector primario saltó directamente al tecnológico y se convirtió en un país puntero en muchos ámbitos, incluido el cosmético. Queda mucho por descubrir, porque la investigación en genética y genómica solo acaba de empezar. Por suerte, en nuestro entorno podemos nutrirnos de talento, al disponer de distintas entidades de alta tecnología y formación en el entorno de Barcelona, como son las universidades, los centros de investigación, las startups y las escuelas de negocios, todos ellos punteros a nivel internacional. Tenemos además acuerdos con centros de FP para incorporar colaboradores y becarios que facilitan nuestra labor de selección, al tiempo que participamos en varios programas, como Talent a les aules o Talent School, que impulsan varios ayuntamientos del Baix Llobregat (v. gr. Gavá o Viladecans) para fomentar el emprendimiento entre los jóvenes de los institutos y colegios de sus municipios, ejerciendo como tutores de algunos proyectos. Nuestra ubicación en Gavà, cerca de la playa y con un ecosistema multicultural, facilita la captación de jóvenes candidatos.

 

Mi mayor virtud es saber crear equipo y que este sea capaz de trabajar como tal

Para retener ese talento, y pese a disponer de una estructura organizativa plana —con escasos o ningún nivel de gerencia que separe a los colaboradores de los ejecutivos—, establecemos planes de carrera. Somos conscientes de que el personal dedica el primer año a aprender; el segundo, a hacer propuestas de mejora; el tercero, a implementar; y, en el cuarto, tras ver el resultado obtenido, se plantea nuevos retos. Cumplido ese ciclo, proponemos realizar actividades dentro del business development en España, Francia, EUA o Asia, donde ahora abrimos una nueva vía de actividad en Australia. Disponemos de un equipo de alto rendimiento, del que me enorgullezco, porque el éxito de LipoTrue reside en él y está compuesto por Silvia Pastor, Mikel Gorostiaga, Marc Esplugas y Joaquín Vásquez, a los que desde aquí quiero agradecer su esfuerzo y tenacidad por acompañarme incansablemente en este proyecto. Siempre digo que mi mayor virtud es saber crear equipo y que este sea capaz de trabajar como tal. Asimismo, tengo la gran suerte de haber contado siempre con el apoyo de mi esposa, Eva, y de mi hijo, Guillermo, a quienes nunca agradeceré lo suficiente sus sacrificios por los frecuentes traslados de residencia motivados por mi carrera profesional. Tanto mi trabajo como su amor han sido fuente constante de orgullo y felicidad para mí. No puedo sino considerarme un privilegiado.