2 Tomo (empresarios) biografías relevantes

Sra. Elisabeth Barriga Pineda – Food & Gust

 

ELISABETH BARRIGA PINEDA

La Llagosta (Barcelona)

1984

Gerente y administradora única de Food & Gust

 

27-9-2022

 

Cuestión de confianza: ahí reside la clave de esta empresa familiar, joven pero con una herencia de gran solera, que se orienta a la logística de la alimentación dulce y que ha labrado relaciones sólidas con empleados, proveedores y clientes. El compromiso e implicación de todos sus miembros ha resultado decisivo en el notable crecimiento de la compañía. Al positivo ambiente que se respira en el equipo contribuye la acción de su gerente, cuya formación en Pedagogía le permite detectar las capacidades de sus integrantes y optimizar los resultados de la organización.

 

 

Por las calles de Barcelona en la furgoneta de nuestro padre contemplando la iluminación navideña

Soy la mediana de tres hermanas nacidas en el seno de una familia humilde que ha demostrado gran capacidad de sacrificio para salir adelante. Aunque vine al mundo en La Llagosta, siendo muy niña nos trasladamos a vivir a Barberà del Vallès, donde ha transcurrido buena parte de mi vida. Mis primeros recuerdos están asociados a la actividad profesional de mi padre, Antonio, quien invertía incontables horas en la furgoneta distribuyendo productos de alimentación. En mi memoria conservo aquellas tardes de finales de otoño en las que, una vez acabado el reparto, nos paseaba por las calles de la ciudad de Barcelona para que contempláramos la iluminación navideña. Se trataba de un paisaje extraordinario para mis jóvenes ojos, que asistían a un espectáculo de luces y color al que no estaban acostumbrados. Esa etapa también me remite a los fantásticos veranos transcurridos en Prado del Rey, la localidad gaditana que vio nacer a mis padres y donde experimentaba una gran sensación de libertad. Allí todo el mundo se conocía e imperaba la tranquilidad, lo cual propiciaba que pudiéramos disfrutar a nuestras anchas de los juegos en la calle y forjáramos inolvidables amistades. Y, aunque desde que falleció nuestra abuela acudimos con menos frecuencia al pueblo, sigue ocupando un enorme espacio en mi corazón.

 

La capacidad de sacrificio y superación de mi padre evidenciaba su espíritu emprendedor

Nuestro padre abandonó Cádiz con apenas diecinueve años. Llegó a Catalunya con la esperanza de hallar un futuro mejor, valiéndose de su carácter luchador. Prueba de ese talante es que no le dolieron prendas a la hora de ejercer cualquier oficio y asumir cualquier tarea, llegando, incluso, a ser acomodador de cine. Si embargo, ya desde muy joven se vinculó al sector que se convertiría en su actividad principal: la distribución en el ámbito de la alimentación dulce, con el reparto de pastas y otros artículos de bollería industrial, efectuando las labores de carga y descarga a pulso, pues en esa época aún no había mecanismos como los transpaletas. Trabajador nato, exhibía una gran capacidad de sacrificio y un afán de superación que acabarían dejando al descubierto su espíritu emprendedor. Fue así que decidió, en 1985, con poco más de treinta años, fundar su propia empresa logística, Barberà Pastelera, S.L., centrada en el mercado que mejor conocía. Lo hizo junto con mi tío, gestando una compañía familiar en la que tanto mis hermanas como mis primos acabamos aportando nuestros respectivos granos de arena.

 

Comprensiva y luchadora, mi madre me transmitió la confianza necesaria para alcanzar mis metas

Hemos tenido la suerte de contar con unos padres ejemplares y únicos. Nuestra madre, Paqui, se reveló igualmente como una mujer luchadora. Volcada en el hogar y en nuestra educación, a ella le debemos buena parte de nuestros valores. A nivel personal, fue capaz de transmitirme la confianza necesaria para alcanzar mis metas. «Vas a lograr lo que te propongas», solía decirme. Mujer altamente comprensiva, en ella siempre he encontrado a un oyente empático y atento para responder a mis preguntas y desahogarme. Su manera de actuar y su trato constituyen el mejor espejo en el que me quiero reflejar a la hora de tratar con mi hija, Ángela. Haber contado con este apoyo materno ha sido decisivo en los logros que he alcanzado en la vida. No sería justo, empero, obviar la intervención de mi padre en mi carácter y educación. Su grado de exigencia y su capacidad para establecer los límites me incomodaban en la juventud, pero, con el paso de los años, he asimilado sus lecciones como útiles y necesarias. Las aportaciones de mi padre fueron el mejor complemento a las que me brindó mi madre, a lo que hay que añadir el inmenso cariño que siempre nos profesaron ambos a las tres hermanas.

 

Disfruté de la pedagogía tanto en la universidad como impartiendo formación a opositores a la función pública

De niña siempre tuve claro que quería ser profesora. Nunca alimenté ninguna alternativa profesional distinta y seguí el itinerario correspondiente para hacer realidad mi sueño. Me matriculé en Pedagogía en la UAB con una gran ilusión, y a pesar de que algunas asignaturas específicas se me antojaban menos atractivas, la motivación que sentía y que supieron incrementar mis profesores no tenía nada que ver con la formación secundaria, donde ciertas materias me resultaron estériles. Ello, sumado a las grandes amistades que forjé, como la de Tania García, reconocida autora de libros sobre educación infantil, me permite afirmar que disfruté enormemente de la carrera. Cuando la completé, me surgió trabajo impartiendo formación a adultos, en concreto, a personas que estaban preparándose para opositar a la función pública. Esta experiencia, muy enriquecedora profesional y personalmente, duró apenas tres años, pues el estallido de la crisis de Lehman Brothers, en 2008, liquidó por completo las opciones de plazas de funcionario y, con ello, la existencia de candidatos a las mismas, lo que equivalía a ausencia de demanda formativa.

 

Regresar al negocio familiar supuso una oportunidad en todos los sentidos

Al quedar truncada esta vía laboral en el ámbito pedagógico, y ante los ruegos de mi padre, decidí incorporarme plenamente en la empresa familiar; e incido en lo de «plenamente» dado que, coincidiendo con la etapa universitaria, había empezado a sumar esfuerzos en nuestra distribuidora. Salvo que tuviera exámenes inminentes o trabajos pendientes de finalización, cada tarde contribuía a la marcha de la entidad. Aunque trabajar y estudiar simultáneamente puede ser duro, nunca me arredré, estimulada, a buen seguro, por el ejemplo luchador de mis padres. De hecho, desde los dieciséis años venía realizando trabajos puntuales que me permitían disfrutar de cierta independencia económica, ni que fuera para cubrir mis gastos de ocio. Tal vez por ello no me supuso ningún problema dedicar muchos veranos a nuestra empresa, así como hacer prácticas en casals estivales una vez decidí centrarme en mi faceta como pedagoga. He de admitir, no obstante, y a pesar de que aquellas iniciativas me resultaban muy gratificantes, que me invadía la idea de que centrándome tanto en el ámbito de la pedagogía estaba sacrificando parte de la relación con mi familia. Echaba en falta el vínculo que había experimentado cuando colaboraba con mi padre, con mis hermanas, con mis primos… Por eso, en el momento en el que tuve que renunciar a dar clases supe que regresar al negocio familiar era una oportunidad en todos los sentidos. Y es que, además, los conocimientos que adquirí en la universidad los sigo aplicando diariamente, tanto en la educación de mi hija como en la gestión del personal.

 

Mi padre quería levantar una plataforma de futuro tanto para sus hijas, como para sus empleados, colaboradores y proveedores

Hace seis años, y después de que mi tío expresara su deseo de jubilarse, la empresa fue vendida a una compañía del sector. Los cambios que los nuevos propietarios introdujeron en la gestión y filosofía de la entidad empujarían a nuestro padre a fundar una nueva compañía distribuidora: Food & Gust. Pese a su determinación para poner en marcha el flamante proyecto, él no quería pilotarlo. Su principal objetivo residía en levantar una plataforma de futuro tanto para sus hijas como para sus empleados, sus colaboradores y sus proveedores más cercanos y antiguos; y que, además, todo el know-how adquirido, que no era un aspecto menor, pudiera ser aprovechado por la familia. Mi padre tuvo que tomar una decisión dura pero sabia, como fue la de ponerme al frente de la compañía. En ese momento vio en mí a la persona que mejor podía asumir la gerencia, tal vez porque, por aquel entonces, yo gozaba de mayor disponibilidad y, también, porque consideró que era la más capacitada para el puesto, a pesar de que sus tres hijas somos muy aptas. Aunque al principio esa decisión me incomodaba, ante la posibilidad que mis hermanas no la encajaran de buen grado, en cuanto comprobé la positiva reacción de Mayte y Sandra me di cuenta de que no solo los problemas brillarían por su ausencia, sino de que podría contar con ellas como las profesionales más involucradas en el proyecto.

 

La fortaleza de Mayte y el talante revolucionario de Sandra

Las tres hijas hemos heredado el carácter trabajador y luchador de nuestros padres. Al mismo tiempo, compartimos ciertos aires de rebeldía, creo que, en parte influenciados por Mayte, la primogénita, quien siempre se ha revelado como una mujer muy independiente. A ella le correspondió, en cierto modo, abrir camino para ablandar las convicciones de nuestro padre. Criado en un ámbito rural muy tradicional, donde imperaban unos valores en que los hombres solían invertir todo el día en el campo mientras las mujeres quedaban relegadas a la vida doméstica, Mayte, con su valentía, ayudó a nuestro progenitor a abandonar determinados postulados caducos. Asimismo, su ejemplo nos instruyó en el hábil arte de «camelarnos» a nuestro padre, logrando que nos permitiera salir de fiesta o regresar algo más tarde a casa. Sandra, la benjamina, con quien también me llevo tres años, era un auténtico terremoto ya desde pequeña. Pese a su talante revolucionario, es una mujer con la que siempre se puede contar, pues atesora un alto sentido del compromiso y, cuando se exige esfuerzo, es la primera en aportar su contribución.

 

Inestimable apoyo de mis hermanas y de mi padre, de quien aún sigo aprendiendo

Me ha resultado de suma importancia el apoyo explícito que me han brindado mis hermanas. Desde el primer momento me expresaron que entendían la elección efectuada por nuestro padre; una actitud que me hace sentir afortunada y orgullosa. En cualquier caso, el respaldo con el que cuento es extensivo a todo el equipo humano que forma parte de Food & Gust. Asumir la gerencia de la compañía entraña muchos sacrificios, al reclamar mucha implicación y una enorme inversión de horas, con las dificultades que todo ello comporta para compatibilizar la vida personal con la laboral, y con un grado de responsabilidad muy distinto del de quienes no asumen posiciones directivas. Al mismo tiempo, ponerse al frente de una compañía familiar implica ciertos riesgos. No puedes evitar el temor a que surjan conflictos con tus seres queridos por motivos laborales. Bien es verdad que mis hermanas me facilitan enormemente la labor, ya que ellas depositan la máxima confianza en mí, trasladándome con absoluta franqueza sus opiniones y consejos y respetando, en última instancia, las decisiones que pueda adoptar. Tan valiosas me resultan sus aportaciones como su consideración hacia mi plan de negocio y mis prospecciones de futuro. Aquí es muy importante saber, asimismo, que todavía cuento con mi padre, quien, a pesar de haber dejado en mis manos el timón de la entidad, sigue a mi lado, ofreciéndome su apoyo y conocimientos; y es que soy muy consciente de que me queda mucho por aprender de él, ya que su experiencia tiene un valor incalculable.

 

Tenemos muy en cuenta los registros sanitarios, los controles de calidad y de riesgos laborales, las fichas técnicas…

En la confianza que hemos generado en el mercado, fruto de nuestra eficiencia a la hora de cumplir nuestras promesas y ayudar a solucionar los problemas de nuestros clientes y proveedores, reside la clave del éxito de nuestra compañía. Eso ha comportado que algunas de las entidades con las que trabajamos nos hayan ofrecido la exclusividad de ciertos productos. La confianza labrada por nuestro padre fue fundamental para emprender esta aventura, cuya capacidad para efectuar las estimaciones de pedidos, sin tan siquiera apoyarse en los datos que hoy nos brinda la informática, resulta sorprendente. Aunque solía negociar los acuerdos telefónicamente, fiando a la palabra con proveedores con quienes ni siquiera había coincidido presencialmente, él mismo es consciente de que, en la actualidad, la palabra no goza del mismo cumplimiento que antaño y entiende que hayamos adaptado la compañía a las exigencias tecnológicas que reclama el entorno logístico. Nuestros procesos están totalmente automatizados y disponemos de los programas informáticos indispensables en cada momento, pues no es posible estancarse en este campo, ante la compleja gestión que entraña toda empresa logística. En nuestro caso, aparte de abastecer a más de 600 puntos de venta, desarrollamos una ardua tarea administrativa complementaria, que debe tener muy en cuenta los registros sanitarios, los controles de calidad y de riesgos laborales, las fichas técnicas… Distribuimos productos de bollería, dulces, mantecados, aperitivos, etc.

 

Lanzamiento de una marca propia en el año 2018: La Rústica

En 2018, lanzamos nuestra propia marca, La Rústica, empezando con picos de pan e incorporando posteriormente magdalenas, cruasanes y otros productos de bollería. Hoy contamos con una oferta de unos treinta artículos, y nuestras referencias estrellas son la coca de vidre y de llardons, productos de nuestra zona. Tratamos de satisfacer todas las necesidades del consumidor, que abarca un amplio espectro de edades; de ahí que tengamos líneas integrales, sin azúcar, sin gluten, etc. Al tratarse de mercancía perecedera, hay que prestar especial atención a la fecha de caducidad. En este sentido, es vital controlar bien los pedidos, tanto respecto a su calidad y salubridad como a los plazos de servicio, pues el punto de venta reclama un mínimo de dos meses de antelación para su consumo. Y en el caso de las cadenas de tiendas, tenemos que asumir la devolución si el producto no se comercializa a tiempo. Cuando ello sucede, los artículos retornados que podemos aprovechar los canalizamos a través de la Fundació Pare Manel y otras organizaciones benéficas con las que colaboramos: una contribución que supone, cuando menos, un consuelo ante las pérdidas que nos vemos obligados a absorber.

 

Más de mil clientes entre grandes cadenas, pequeños comercios y distribuidores y estaciones de servicio

En la actualidad, distribuimos unas cincuenta marcas y damos servicio a más de mil clientes, entre los cuales hay pequeños comercios independientes, pero, también, los integrados en cadenas como Condis, Bonpreu y Sorli. Si bien hasta hace muy poco nos circunscribíamos en exclusiva al territorio catalán, recientemente hemos alcanzado un acuerdo con Repsol para servir a las tiendas de las gasolineras de la franja Norte, hasta Bilbao, y de la costa levantina, hasta Murcia. Cuando nuestro padre fundó Food & Gust, su concepto empresarial era más modesto. No esperábamos la buena acogida conseguida entre los clientes ni el crecimiento adquirido desde finales del 2019, al ir doblando la cifra de negocio año tras año. Asimismo, entre los proveedores gozamos de una muy buena imagen y son muchos los que acuden a nosotros interesados en que distribuyamos sus productos. Como éramos una empresa de nuevo cuño, contamos con cierta reticencia inicial más allá de los contactos de toda la vida de los que disponía mi padre, pero ahora ha cambiado la percepción respecto a nuestra firma y son muchos los que desean incorporarnos como partners. A ello contribuye nuestra solvencia económica, ya que hemos evitado depender de crédito externo y siempre nos hemos autofinanciado. Sobre todo, nos centramos en los proveedores que confiaron desde el principio en nosotros, aunque vamos paulatinamente incorporando nuevos para complementar la oferta de producto. Disponemos de un equipo humano de veinte personas, entre las cuales se cuentan media docena de distribuidores autónomos, cuyo grado de compromiso con Food & Gust supera el que podría esperarse de cualquier profesional en nómina. Por supuesto, tener almacén propio supone uno de nuestros puntos fuertes, ya que nos permite prestar un óptimo servicio, en especial a los pequeños distribuidores, a quienes les ofrecemos todo el stock para que adquieran el que deseen, en vez de verse obligados a llamar a cada fabricante o a disponer ellos mismos de un almacén que no les resultaría rentable.

 

Tras la pandemia y la guerra de Ucrania se ha instalado la incertidumbre en torno a los precios y la disponibilidad del producto

Nuestra actividad no se detuvo durante el confinamiento y mantuvimos los niveles de venta, gracias en parte a que operamos mucho en el sector de los supermercados. Parte de nuestros clientes, no obstante, sí vieron peligrar sus negocios, como los distribuidores orientados a máquinas de vending situadas en centros académicos o de ocio, que dejaron de estar operativas. En la medida de lo posible, intentamos ayudarles, como hemos hecho siempre. Ahora, el estallido de la guerra en Ucrania ha provocado el incremento del precio de la harina, al tiempo que los proveedores nos advierten de la escasez de producto y de las dificultades de suministro. Al encarecimiento constatado de las materias se la añade la incertidumbre en las tarifas, pues los fabricantes no nos pueden garantizar el precio a día de mañana, pese a que nosotros sí tenemos comprometidos los precios con las grandes cadenas. Todo ello reclama un muy ajustado cálculo de márgenes, pues a lo largo de la cadena de distribución el producto ve incrementado su precio y, cuando llega al lineal del supermercado, es necesario que el consumidor perciba que se trata de una cifra razonable, ya que en última instancia el objetivo es que ese artículo se venda.

 

Nuestro volumen de negocio nos permite exigir a los proveedores empaquetados sostenibles

Afortunadamente, operamos en un sector, el de la alimentación, que es un bien de primera necesidad. Aun así, es posible que el consumo se resienta ante las tensiones inflacionistas. Por otro lado, mantenemos una apuesta por el producto de proximidad, tanto para acceder a precios más competitivos como para apoyar a las empresas de nuestro entorno inmediato; un planteamiento que supone un eslabón más en nuestro compromiso con la sostenibilidad, donde estamos avanzando para mejorar en el cuidado del medio ambiente. Prueba de ello es que buscamos soluciones de empaquetado más respetuosas, con plásticos biodegradables o barquetas de cartón. Gracias al volumen que estamos generando, ya podemos exigir a los proveedores que apuesten por un packaging sostenible. Bien es verdad que esas soluciones pueden acabar repercutiendo en el precio y que, en ocasiones, la conciencia social se desvanece cuando toca al bolsillo. Sin embargo, la diferencia de costes entre un plástico biodegradable y uno convencional es mínima, y merece la pena ese sacrificio en aras de un planeta mejor.

 

Formar al personal, detectar sus aptitudes y ubicarlo allí donde sea más apto y feliz

En este momento estamos muy centrados en potenciar La Rústica como marca de calidad, centrándonos sobre todo en el territorio de Catalunya. Uno de los aspectos a los que no hemos podido prestar hasta ahora suficiente atención, debido al rápido crecimiento adquirido, es al diseño y al marketing, facetas en las que vamos a invertir recursos a corto y medio plazo. Nuestro director comercial está formándose específicamente en este terreno, a fin de que nuestra marca adquiera mayor visibilidad en el punto de venta. De hecho, el haber estudiado Pedagogía me ha hecho ser muy consciente de la importancia de la formación de todo el equipo humano, además de haberme ayudado sobremanera a explotar las potencialidades de cada integrante de la empresa. Me resulta altamente gratificante tratar con el personal, explicarle qué esperamos de cada uno de ellos, detectar sus aptitudes, descubrir que cuentan con muchas otras virtudes de las inicialmente mostradas y explorar opciones para reubicarles, logrando no solo aprovechar al máximo su potencial, sino situándolos en puestos que les reportan una mayor satisfacción personal, al hallarse especialmente dotados para ellos. Eso nos ha permitido mejorar nuestros procesos y nuestro servicio al cliente y, en última instancia, ha contribuido decisivamente a nuestro crecimiento, ya que hemos instaurado un excelente ambiente laboral que redunda en el rendimiento de toda la plantilla. Para la selección de personal solemos apoyarnos en nuestro entorno inmediato, pues tenemos un profundo conocimiento del sector y los contactos nos facilitan profesionales que ya cuentan con la formación necesaria. Eso no evita que, constantemente, dotemos de mayores conocimientos al personal para que puedan adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.

 

Ángela me ayuda a superar los momentos difíciles

Mi hija Ángela, que ahora cuenta ocho años, constituye mi mayor tesoro. Es un sol de niña y ha cambiado mi vida por completo. Debo reconocer que los primeros meses resultaron duros, pues nadie me había advertido de la complejidad de ser madre y compatibilizar esa labor con las asociadas al trabajo. Fue entonces cuando me di cuenta de lo que llegaron a hacer mis padres por mí y cuando valoré aún más sus sacrificios. Ángela exhibe una gran inteligencia, así como una gran inquietud y unas desbordantes ganas de hablar. A veces su padre me la trae a la oficina al salir del colegio, y su alegría y cariño me ayudan enormemente a superar los momentos difíciles y me empujan a continuar luchando a diario. La formación en Pedagogía, unida al ejemplo que me transmitió mi madre, me han resultado muy útiles a la hora de saber gestionar sus emociones y de transmitirle la confianza y el apoyo que necesita para afianzar su autoestima, compartiendo juegos y buenos momentos que nos ayudan a crecer conjuntamente. El entorno en el que le ha correspondido vivir es muy distinto al que me asomé en mi infancia, pues en el actual contexto tecnológico queda expuesta a un sinfín de estímulos, con recursos como YouTube o TikTok que ejercen una gran influencia entre las nuevas generaciones y que pueden repercutir en su desarrollo. En la medida de lo posible, procuro trasladarle una buena base educativa y los mejores valores para que, en el futuro, pueda adoptar las decisiones más favorables para su vida.