1r Tomo (empresarios). Biografias relevantes de nuestros empresarios

Francesc, David i Xavier González Reverté – Grup Binelde

FRANCESC XAVIER GONZÁLEZ REVERTÉ

Barcelona

12 de junio de 1948

Presidente de Grup Binelde

 

XAVIER GONÁLEZ REVERTÉ

Barcelona

23 de marzo de 1978

 

DAVID GONZÁLEZ REVERTÉ

Barcelona

4 de octubre de 1981

 

Por azar llegó al azar; pero su espíritu de líder vislumbraba ya desde la infancia que su carácter le empujaría a emprender. En la política, en el deporte y en la empresa, ha mostrado esa capacidad para tejer complicidades y hacer crecer los negocios. Y también en la vida misma ha exhibido su liderazgo y una innata virtud organizadora: la misma que le ha llevado a diseñar una sucesión ejemplar que garantiza una prometedora continuidad de la mano de sus dos hijos. Ese constituye su gran premio.

 

Alma de líder

 Aficionado al deporte y amante de la música y la lectura gracias a la influencia familiar

 La Guerra Civil alimentó en mi padre un gran sentido crítico y afán por aprender

 Había sido número uno en el psicotécnico que nos realizaron a los cinco mil reclutas que acabábamos de ingresar en el centro

 En plena Transición empecé a participar en política

 La Federació Catalana de Basquetbol me concedió la medalla de plata por mi larga dedicación

 Desde el inicio de mi andadura en el sector del juego recreativo hasta devenir presidente de la Asociación de Empresarios de Bingo de Cataluña

 Durante cuatro años, creamos una red de cuarenta locales

 Por problemas de corrupción, el juego en Brasil acabó ilegalizado hasta febrero

 Nuestro producto reside en el personal, porque es el que aporta el servicio diferencial

 El bingo ayuda a romper la soledad y favorece la socialización

 Destinamos el 70% de la recaudación a los premios

 Nuestra tecnología es comparable a la que puede hallarse en Las Vegas

 A mi esposa se lo debemos todo

 

 Alma de líder
No existen antecedentes empresariales en nuestra familia, por lo que puedo decir que labré esa condición motu proprio. Me lo reconoció un día mi hermano, David, poco antes de fallecer a causa de una enfermedad: «Siempre has sido un líder». Asimismo, el primer recuerdo de mi infancia aparece asociado a él, con motivo de su primera comunión. Yo tendría un par de años y reaccioné con enfado porque me impidieron asistir a la fiesta, dejándome a cargo de mi abuela Dolors. Pero de esa primera etapa de mi vida conservo en la memoria capítulos imborrables, como cuando llegaba la verbena de Sant Joan y preparábamos con los amigos una espectacular hoguera en el cruce de las calles Comte d’Urgell y Aragó. En un solar cercado al que saltábamos y en el que acumulábamos la madera para esa singular noche, instalé una mesilla donde iba organizando la lista de voluntarios para la recogida domiciliaria. Los distribuía por parejas y asignaba distintas calles y numeraciones en unas funciones que revelaban que, ya de pequeño, empezaba a atesorar alma de líder.

 

Aficionado al deporte y amante de la música y la lectura gracias a la influencia familiar
Ese liderazgo halló continuidad con la fundación de un equipo de fútbol, el Estrella Negra, que competía en el campeonato organizado por Cadeca, una entidad católica que promovía ligas deportivas alternativas a las federativas. Ese deporte era mi favorito, y lo practiqué hasta los veintiocho años, llegando a ser jugador semiprofesional. Fue mi padre quien me inculcó la afición por el deporte. Él, sin embargo, presentaba una rara inclinación por las disciplinas minoritarias: el boxeo, el ciclismo y, sobre todo, el hockey sobre patines, cuyos partidos se solían disputar a las diez de la noche. Venía a nuestra habitación para compartir las transmisiones radiofónicas, lo que comportó que yo también me familiarizara con los jugadores que en los sesenta triunfaban en esa modalidad, en especial los del Reus Deportiu. Mi padre, David, también cultivaba otra afición: la ópera. Aquello motivó que, durante un tiempo, yo estuviera abonado al Liceu, pese a que era mi esposa quien mostraba mayor sensibilidad por ese espectáculo. Recuerdo a mi progenitor como un hombre muy culto, que me trasladó su amor por la lectura. Destinaba muchas horas a leer los cientos de libros que tenía en casa.

 

La Guerra Civil alimentó en mi padre un gran sentido crítico y afán por aprender
Resulta paradójica esa sensibilidad de mi padre por la cultura, toda vez que no había tenido la oportunidad de estudiar ni su vida resultó nada fácil. La Guerra Civil marcó intensamente su existencia, ya que defendiendo la República fue capturado y encarcelado por los «nacionales». La mayor parte de su cautiverio transcurrió en la plaza africana de Tetuán. Creo que ese episodio alimentó en él un gran sentido crítico y ese afán por aprender y estar informado de todo lo que acontecía alrededor de él. Aludía a menudo al capítulo bélico, y a cómo, una vez alcanzada la libertad, encontró serias dificultades para conseguir trabajo, dada su antigua afiliación a la UGT. Albañil de profesión, logró que su hermano finalmente le empleara en Núria, donde se estaba levantando un albergue. Posteriormente, pudo continuar trabajando para la constructora Ribas y Pradell, hasta que se jubiló.

 

Había sido número uno en el psicotécnico que nos realizaron a los cinco mil reclutas que acabábamos de ingresar en el centro
Mi escolaridad transcurrió en el colegio público de los Reyes Católicos, mientras que el Bachillerato lo cursé en el instituto Jaume Balmes. Me revelé como un buen estudiante, consiguiendo estar becado prácticamente a lo largo de toda mi etapa académica. Mantuve esa buena senda a continuación, en dos cursos de peritaje en la Escuela Industrial, para culminar con una diplomatura en Empresariales en la Escuela de Altos Estudios Mercantiles. Antes de matricularme en ese centro, cumplí el servicio militar, en una etapa en la que viví inolvidables anécdotas. Al poco de haber llegado al campamento de Sant Climent Sescebes, fui reclamado por el coronel, lo cual inicialmente generó alarma en mí. Pero el jefe solo pretendía conocerme, ya que había sido el número uno en el psicotécnico que nos realizaron a los cinco mil reclutas que acabábamos de ingresar en el centro. Se sorprendió que no estuviera cursando carrera alguna en ese momento. Poco después, cuando reclamaron voluntarios para cubrir unas bajas de soldados instructores, me postulé haciendo caso omiso a quienes advertían que, en la mili, esa actitud no había que exhibirla ni para comer. Aparentemente, aquello solo acarreaba el sacrificio de hacer más instrucción que el resto sin contrapartida alguna. Pero semanas más tarde, coincidiendo con una visita al campamento del capital general, este determinó que quienes habíamos mostrado tan buena predisposición podríamos elegir destino. Yo escogí el cuartel del Bruc, donde invertía las mañanas estudiando para cabo y para cabo primero y disponía de las tardes libres. Cuando me correspondía ejercer de sargento de semana, cogíamos un jeep con otros dos compañeros y nos íbamos al centro de Barcelona. En esa etapa también exhibí mis dotes de liderazgo cuando propuse al capitán del regimiento que los turnos se organizaran teniendo en cuenta que ciertos miembros de la tropa trabajaban y tenían hijos, para así facilitar su conciliación familiar. El oficial encontró razonable el criterio y accedió a ello, algo que no sentó demasiado bien al furriel, que distribuía a su antojo y sin esa sensibilidad las guardias.

 

En plena Transición empecé a participar en política
Al finalizar los estudios de Empresariales, a los veinticuatro años, junto a dos amigos gestionamos una asesoría en l’Hospitalet de Llobregat, que prestaba apoyo en materia fiscal y laboral. Poco después, y en plena Transición, empecé a participar en política. En las primeras elecciones legislativas fui apoderado por Unió Democràtica de Catalunya, formación de cuya escisión nació Unió Democràtica Centre Ampli, que se alió con la UCD, formando posteriormente Centristes de Catalunya – UCD. Fui uno de los fundadores de Centristes de Catalunya – UCD de l’Hospitalet, a pesar de no ser cabeza visible. Eran momentos de agitación social, y en nuestra ciudad las caravanas de coches que organizábamos no eran bien recibidas. Incluso nos llegaron a tirar alguna maceta… Posteriormente, desde Alianza Popular me invitaron a incorporarme en sus listas electorales tras haber alcanzado un acuerdo de coalición con la Unión Liberal y el Partido Demócrata Popular, formación ésta liderada por Óscar Alzaga e impulsada por los democratacristianos a los que me sentía afín. En ese momento, sin embargo, había percibido que el rumbo emprendido por la política no me gustaba y decidí poner punto y final a esa actividad.

 

La Federació Catalana de Basquetbol me concedió la medalla de plata por mi larga dedicación
La incursión política propició muchos contactos y estrechar relaciones con un gran abanico de personas. Una de ellas fue la vicepresidenta del Club Bàsquet L’Hospitalet, que poco después accedería a la presidencia de la entidad al dimitir su titular. En ese momento, y como si quisiera corresponderme al ofrecimiento que yo en su día le había trasladado, me sugirió convertirme en vicepresidente económico del club. Ahí iniciaría una etapa más longeva de lo que podía llegar a imaginar, pues a los seis años fui nombrado presidente; un cargo que conservaría durante un cuarto de siglo, pudiendo, en 1983, ser fundador de la Liga ACB, dado que por aquel entonces competíamos en la división de honor de baloncesto. Esa larga dedicación mereció el reconocimiento por parte de la Federació Catalana de Basquetbol, que me concedió la medalla de plata. A los sesenta años decidí ceder el puesto a mi vicepresidente.

 

Desde el inicio de mi andadura en el sector del juego recreativo hasta devenir presidente de la Asociación de Empresarios de Bingo de Cataluña
En la primera reunión a la que asistí del Club Bàsquet L’Hospitalet, se puso sobre la mesa una propuesta para gestionar una sala de bingo. En esa época, las licencias para esta actividad tenían que estar vinculadas a entidades deportivas o sin ánimo de lucro. Se podían gestionar directamente, lo que no solía suceder, o alcanzar un acuerdo para cederlas a una empresa. Se daba la circunstancia de que, recientemente, habíamos ayudado a un cliente a efectuar los trámites para la legalización de un bingo. La presidenta me animó a buscar adhesiones entre socios y amigos para lograr ese objetivo; y fue así como me convertí en promotor e inicié mi andadura por este sector. Al año siguiente, la Generalitat de Catalunya decidió doblar la tasa del juego, lo que generó protestas en la patronal afectada, organizándose asambleas multitudinarias. Yo ya me había familiarizado con ese entorno, y en esas reuniones no tuve reparos en significarme. El ambiente enrarecido propició el surgimiento de dos facciones: la continuista, liderada por empresarios que gestionaban locales de fiesta, y la estrictamente de salas de juego. Recibí propuestas por parte de ambas para formar parte de sus juntas, incluso como presidente. Finalmente, concurrí a las elecciones como candidato a la vicepresidencia primera, pero antes de procederse el sufragio, el cabeza de lista me comunicó que yo sería el presidente, dado que le habían detectado una enfermedad y no podría asumir el cargo. Fue así como accedí a la presidencia de la AEJEA (Asociación de Empresarios de Bingo de Cataluña).

 

Durante cuatro años, creamos una red de cuarenta locales
A medida que me adentré en el sector del juego, fui abandonando la asesoría, de la que finalmente me desvinculé porque no resultaba rentable y entrañaba cada vez mayor complejidad. Eso propició la primera expansión en este negocio, que después halló continuidad con un acuerdo alcanzado con Manuel Lao, Presidente de Cirsa, compañía líder en el sector de las máquinas recreativas. Con él establecimos una joint venture para abrir bingos tanto en España como en Bulgaria o Rumanía. En esa etapa creamos una red importante de salas, con más de cuarenta locales. Fueron cuatro años de actividad frenética, que me mantenían permanentemente viajando y sin horarios. Finalmente, vendí mi participación.

 

Por problemas de corrupción, el juego en Brasil acabó ilegalizado hasta febrero
Tuve una experiencia en Brasil, cuando, desde Casinos de Catalunya, me propusieron la apertura de bingos en ese país sudamericano, donde el ministro de Deportes, el exfutbolista Zico, había promovido una ley similar a la española, por la que los clubes podían obtener licencias de juego gestionadas a través de empresas de servicio. La implantación inicialmente resultó favorable. Llegué a firmar un acuerdo con João Avelange, presidente por aquel entonces del Flamengo, para abrir una sala en Río de Janeiro. Todo empezó a complicarse dos años después, cuando el parlamento brasileño nombró tres diputados para fiscalizar la gestión de los bingos. Tras ponerse en contacto con nosotros, optamos por no ceder a prácticas corruptas. Poco después, comparecieron un día en la sala varios militares con dos camiones. El jefe anunció por megafonía que las instalaciones quedaban clausuradas por irregularidades y se llevaron esposado al gerente, un competente profesional de Málaga a quien yo mismo había trasladado a Brasil. Al día siguiente, me personé en Río, donde me encontré al gerente con las maletas a punto de regresar a España. Le prometí el 20% de la venta si permanecía hasta cerrada la operación, que culminamos tres meses después. Los problemas de corrupción generados por el juego comportaron que el gobierno brasileño acabara ilegalizándolo. Este mes de febrero se ha vuelto a autorizar.

 

Nuestro producto reside en el personal, porque es el que aporta el servicio diferencial
En la actualidad, nuestro grupo reúne siete salas operativas en Catalunya, a la que hay que añadir una octava que inauguramos en abril en Tarragona, más dos bingos en Castellón, donde también participamos en un salón recreativo que no gestionamos. Nuestro equipo humano lo configuran trescientos profesionales, a quienes formamos internamente, dado que no existen cursos específicos orientados al sector del juego. Bien es verdad que en mi etapa como presidente del gremio impulsamos, junto al director general de Treball de la Generalitat, formación subvencionada que resultó de gran utilidad para reclutar empleados competentes. Siempre digo que nuestro producto reside en el personal, porque es el que aporta el servicio diferencial. Por eso, en un determinado momento, decidimos acabar con la temporalidad y todo nuestro equipo dispone de contrato fijo desde el primer día. En nuestros establecimientos, además del bingo, el cliente encuentra máquinas recreativas y salas de apuestas deportivas, que permiten que el público se reúna en torno a grandes pantallas donde ver los partidos y compartan una copa a precio asequible, ya que concebimos ese espacio como un sports bar. Incluso hemos llegado a incorporar césped artificial en esas zonas para acentuar la experiencia de los visitantes a través de un entorno que se asimila al terreno de juego donde transcurren los encuentros que visualizan. Otro complemento a la oferta es la restauración, con almuerzos o cenas de calidad, pues nuestra actividad abre a las nueve de la mañana y cierra a las cuatro de la madrugada. A diario servimos entre mil y mil quinientos menús. Nos tomamos muy en serio esta vertiente del negocio, disponiendo de un chef ejecutivo, un director de camareros y, en cada sala, los correspondientes jefe de cocina y de camareros. A la hora de expandirnos, nuestra estrategia de crecimiento se basa en estudios de mercado que determinan el potencial existente en cada zona. En Tarragona, la nueva sala suma tres mil metros cuadrados, con aparcamiento propio, una sala de bingo para cuatrocientas personas y un centenar de máquinas recreativas. La apertura de un establecimiento de este tipo puede requerir unos tres años, pues la obtención de las correspondientes licencias reclama laboriosos trámites y autorizaciones.

 

El bingo ayuda a romper la soledad y favorece la socialización
En nuestra compañía las mujeres asumen un papel protagonista. Ocho de nuestras salas cuentan con una directora al frente, al igual que la habrá en Tarragona. Las mujeres también son mayoritarias entre nuestra clientela, así como el público superior a los cuarenta años. El bingo es un juego mutual que ayuda a romper la soledad y que favorece la socialización. Resulta sorprendente comprobar que, a mediodía, en Navidad, o también en Nochevieja, acuden personas que probablemente no tienen con quien compartir esas fechas y que hallan el calor de otra gente en nuestras salas. Es algo distinto a lo existente en los casinos, donde interviene el factor impulso y que a menudo se nutren de turistas, a diferencia del bingo, donde predomina el cliente local.

 

Destinamos el 70% de la recaudación a los premios
En el casino, las reglas del juego son internacionales, mientras que en el bingo varían en función de cada territorio. El premio está condicionado al número de participantes, dado que a él se destina el 70% de la recaudación. Por ello, se puede afirmar que el director comercial es nuestro regulador, ya que ahí no tenemos margen de actuación. Las competencias están transferidas a las Comunidades Autónomas. El reglamento catalán, que fue pionero, es el mejor estructurado pero el que más nos penaliza, pues la tasa que se aplica al cartón es del 50%, mientras que Madrid establece un 25% y Andalucía, un 15%. A diferencia de la mayoría de Comunidades en España, en Catalunya rige un límite de aperturas, así como unas distancias entre salas, lo que convierte este territorio en un mercado más reducido. Aun así, creemos que la regulación existente en Catalunya, aunque dura, es muy adecuada y necesaria.

 

Nuestra tecnología es comparable a la que puede hallarse en Las Vegas
La evolución de la sociedad nos empuja a incorporar tecnología a nuestros centros. Justo antes de la pandemia empezamos a implementar un sistema que prescinde de las monedas en las máquinas recreativas. El cliente obtiene un ticket por el importe que desea jugar y puede moverse libremente por la sala. Eso evita tener que acarrear las monedas y proporciona mayor discreción al obtener un premio. Somos de los pocos operadores en Catalunya que hemos incorporado esta tecnología, implementada también por los casinos. Es tecnología equiparable a la que se puede encontrar en Las Vegas. A nivel tecnológico, creemos que el bingo online no constituye una competencia, pese a que algunos de nuestros clientes admiten que en ocasiones también acuden a esa modalidad, que a diferencia de la propuesta que ofrecemos es muy solitaria. Es asimilable a la decisión que un consumidor puede tomar en un determinado momento respecto a un restaurante que suele frecuentar y al que ocasionalmente le puede solicitar el servicio de delivery para degustar la experiencia en su domicilio. Antes de la irrupción de esas plataformas online no existía una visualización tan evidente del juego por parte del cliente. Asimismo, la vinculación de esas casas de apuestas con equipos de fútbol ha acrecentado esa notoriedad. En cualquier caso, resulta paradójico que la Generalitat haya aumentado durante la pandemia la publicidad de Loteries de Catalunya en un 30%. También lo ha hecho Loterías y Apuestas del Estado que tienen trato diferencial a la hora de hacer publicidad masiva en contra de lo que puede hacer el sector privado.

A mi esposa se lo debemos todo
Uno de los mayores aciertos de mi vida reside en el traspaso ordenado a mis hijos, Xavier y David. Ambos se licenciaron y estudiaron másteres en el IESE, además de trabajar en otras empresas y en el extranjero, antes de incorporarse a nuestra compañía. Xavier, que ejerció como auditor en PriceWaterhouseCoopers y posteriormente fue director de operaciones de Infocus, multinacional norteamericana en Ámsterdam, ha asumido la operativa diaria, a modo de director del negocio. Por su parte, David, que fue director de Internacional de EatOut (Agrolimen) y también Director de Expansión de Grupo Juliá, conduce los departamentos corporativos que asisten al negocio: financiero, legal, recursos humanos, relaciones institucionales, licencias… Actualmente, además, es vicepresidente de la Confederación Española del Juego y preside gremios del bingo tanto de Catalunya como de la Comunitat Valenciana. Es justo reconocer que me han superado y lideran mejor que yo la compañía, donde, a pesar de haberme reservado el derecho de veto, existe un gran consenso en torno a las decisiones a adoptar. Aun así, tenemos pendiente completar el protocolo familiar, a fin de definir la sucesión una vez yo ya no esté. Me siento muy orgulloso de estos dos hijos y de sus esposas, Laura y Lucía; así como muy satisfecho de los nietos: Adriano, Matías y Julieta, de cuatro, tres y dos años. Formar esta gran familia no habría sido posible sin el concurso de mi esposa, a quien le debemos todo; porque ella, que falleció el pasado año a causa del Covid, era el alma de nuestro hogar. Porque tal vez yo transmití a mis hijos la formación necesaria para liderar la empresa, pero fue ella, con su excepcional calidad humana, quien les educó para conducirse en la vida.