JOSEP SANJUAN IBÁÑEZ
Terrassa (Barcelona)
30 de junio de 1945
Administrador de Futur Ecològic, S.L.
Criado en una familia payesa dedicada a la producción de leche de vaca, trabajó muchos años en el deporte profesional, llegando a jugar en el primer equipo del F.C. Barcelona a finales de los años sesenta. Cambió de sector de la mano de Josep Maria Masdefiol, y hoy dirige Futur Ecològic, una empresa vallesana dedicada a los trabajos forestales.
Una infancia muy campestre, entre animales y naturaleza
Me aficioné al balón de muy pequeño en Terrassa y Matadepera
Pude elegir entre seguir compaginando deporte y trabajo, o fichar como jugador
Tras mi paso por la Aviación, el Barça me propuso entrar en el equipo
Grandes recuerdos de una carrera en el Camp Nou
Estoy agradecido a tres brillantes médicos que me trataron al final de mi temporada futbolística
Preparador físico, quiromasajista, entrenador deportivo y profesor de educación física
De la mano de Josep Maria Masdefiol me adentré en el sectores energético y forestal
Hay bosques públicos, pero gran parte de la superficie forestal de Catalunya es propiedad privada
Dado el alto riesgo de nuestra labor, no contratamos al primero que necesite trabajar
El bosque no es una fábrica donde hay que fichar
Para grandes empresas y entidades gubernamentales
Somos fieles al nombre de nuestra entidad: «futuro ecológico»
Potencialidades de la biomasa
Pagamos la madera de encina y, a cambio, nos quedamos la de pino gratis
Una política forestal poco coherente
No creo que el fuego regenere el bosque
Dos meses enteros sin trabajar por la pandemia
Con Dolors, que me ha dado tanto equilibrio y tanta compañía, he tenido dos hijos, Moisès y Josep
Una infancia muy campestre, entre animales y naturaleza
No llegué a conocer a mis abuelos, solo a mis abuelas, aunque mis grandes influencias fueron, sin duda, mis padres, Joaquim y Consol, originarios de Belver de Cinca y Cariñena, Aragón. En casa eran payeses. Fueron masoveros de una finca cercana a Terrassa hasta que compraron tierras y montaron una explotación de ganado vacuno. Teníamos dos docenas de vacas. Mis hermanos y yo les ayudábamos en lo que podíamos. Éramos cuatro: Joaquim, Santi, Pilar y un servidor, una familia numerosa que vivía de la leche que daban las vacas. Repartíamos de litro en litro a domicilio, o veinticinco o cincuenta litros a diversas lecherías, un tipo de establecimientos que entonces todavía funcionaban. Tuve, pues, una infancia muy campestre, entre animales y naturaleza, en unos tiempos difíciles en los que aún andábamos en carros y mulas. Porque faltaban algunos años para que llegaran los tractores y otros adelantos que nos hicieron la vida más fácil.
Me aficioné al balón de muy pequeño en Terrassa y Matadepera
A pesar de vivir en el término de Terrassa, estábamos más cerca de Matadepera, que en la práctica era nuestro pueblo; allí fui a colegio y también tenía a los amigos. Estudié en las Carmelitas de Matadepera, y luego en las de Terrassa, en cuyo patio me inicié en el futbol. Recuerdo, también, con la pandilla de amigos, ir a recoger cerezas cuando llegaba la temporada. En casa también teníamos una docena de cerezos, y durante años conseguí mantenerlos al margen del saqueo de sus frutos, el tipo de cosas que hacían los críos de aquel entonces en los pueblos: hablo de cuando Matadepera tenía setecientos habitantes; hoy ha multiplicado por diez su población.
Pude elegir entre seguir compaginando deporte y trabajo, o fichar como jugador
En aquellos tiempos, el chaval que tenía una bicicleta era un afortunado. Solo uno o dos de los amigos de la pandilla disponíamos de ella, y como solíamos acercarnos a Terrassa, llegábamos a ir dos o tres montados en una. Pero entonces era todo muy tranquilo, todo eran campos. También participé en unos campeonatos escolares de balonmano, organizados por el Frente de Juventudes, que era la organización juvenil gubernamental de la época. Estuve un tiempo compaginando el balonmano y el futbol, hasta que un día mi padre me puso en la tesitura de elegir, y elegí el futbol. Tenía doce años, y empezaba a carecer de tiempo para todo, porque trabajaba en casa, estudiaba y comenzaba a formarme como aprendiz. Primero en un taller mecánico, y al cabo de un tiempo en una empresa textil de Terrassa. En uno de aquellos partidos de futbol del Jabac, que era donde militaba, jugamos contra los juveniles del F.C. Barcelona, y ojeadores del Terrassa Futbol Club se fijaron en mí. Me propusieron fichar y tuve que elegir entre la pelota como profesión o trabajar, dos actividades que hasta entonces había podido compaginar. Finalmente fiché por el Terrassa con diecinueve años. El Terrassa me cedió al Tàrrega y al cabo de una temporada, me fichó el Club Esportiu Sabadell.
Tras mi paso por la Aviación, el Barça me propuso entrar en el equipo
Sin embargo, no llegué a jugar con el Sabadell. Me arreglaron el servicio militar para que lo pudiera cumplir cerca de casa, y me destinaron a Roses, como voluntario, al Cuerpo de Aviación, porque los directivos del club tenían amistad con el capitán general de Catalunya que había a la sazón, que creo que era un tal Martínez Laguardia. Estaba en Roses de lunes a viernes, en concreto en el cuartel situado en la montaña conocida como el Pení, donde el ejército tenía un radar, y los fines de semana los pasaba en casa, con lo cual podía jugar los domingos. El servicio militar no fue para mí un impedimento, como sí solía serlo para muchos otros chicos que tenían que abandonar sus estudios o trabajos. Además, mi destino era de «enchufados», puestos que abundaban en él, por ejemplo, eran los alféreces haciendo milicias. Al cabo de once meses, apenas licenciado, recibí una llamada de parte del Barça. Jugar allí era un sueño hecho realidad, y acepté su propuesta.
Grandes recuerdos de una carrera en el Camp Nou
Fui jugador del Barça durante tres años, de 1966 a 1969. Empecé en el segundo equipo, que entonces se llamaba Condal C.F. Entonces, no existía aún el concepto de «la Masía». Los que éramos de aquí y vivíamos cerca, bajábamos a entrenar desde casa, y los que eran de fuera, se instalaban en una pensión. Yo bajaba con el padre de Xavi, el actual entrenador del Barça, que también jugaba en el Condal, y con quien entablé una buena amistad. A pesar de ser del segundo equipo, jugábamos en el Camp Nou. Al cabo de un año y medio, me pasaron al primer equipo del Barcelona: una carrera fulgurante. Mi primer partido fue contra el Atlético de Madrid, y, en casa, un partido internacional contra el Rapid de Viena, ante 70.000 espectadores. Todavía guardo un recuerdo imborrable de ese momento. También atesoro en mi memoria el haber marcado al extremo izquierdo del Real Madrid, Paco Gento, fallecido recientemente, y una gira que realizamos por los Estados Unidos, así como a los compañeros. Me relacionaba especialmente con los de aquí: con Mora, Sadurní, Gallego, Eladio, Fusté, Reixach y Marcial, por citar algunos. Con Sadurní, muchos jueves, después de entrenar, nos llevábamos un bocadillo y una bota de vino y conducíamos hasta la zona de Montblanc, Poblet y Vallbona de les Monges, donde pasábamos la tarde cazando perdices y conejos. A Johan Cruyff lo conocí más tarde, cuando hacía recuperación. Siempre preguntaba cómo me iba. Era una persona muy atenta.
Estoy agradecido a tres brillantes médicos que me trataron al final de mi temporada futbolística
Pero, cosas de la vida y del destino, un año y medio después de mi debut sufrí una lesión grave justo cuando empezaba a ganarme un lugar en el once titular: como consecuencia de un golpe, se me desplazaron la tibia y el peroné. Estuve siete meses convaleciente, y me traspasaron al Elche C.F. como complemento al fichaje de Asensi, que entonces jugaba aún en el equipo ilicitano. En el Elche pasé tres temporadas. Allí, también tuve una lesión seria: rotura de los ligamentos de la rodilla, lo que se llama la triada, y tuve la suerte de ponerme en manos del Dr. Cabot y Dr. García, éste último suegro del hoy célebre Dr. Cugat, que fueron quienes me operaron y dirigieron mi recuperación. Finalmente, volví a Catalunya para acabar mi carrera como futbolista profesional en el Terrassa, el club en el que empecé, el de mi ciudad. Años después, el Dr. García Cugat, con quien yo ya había entablado una sólida amistad, me operó del tobillo, y más tarde de la misma rodilla que me había operado su suegro años atrás. Junto al Dr. Cuscó, estos tres profesionales de la medicina siempre contarán con mi gratitud y reconocimiento.
Preparador físico, quiromasajista, entrenador deportivo y profesor de educación física
Tras dejar la competición deportiva, me formé como entrenador nacional de futbol, preparador físico y quiromasajista, y me hice cargo del Atlètic de Terrassa Hockey Club, que fue campeón de Europa de hockey sobre hierba en 1985, aparte de campeón de España y de Catalunya en diferentes ocasiones. También participé en una gira de la selección española por Malasia y Singapur. En el Atlètic de Terrassa conocí a Johan Jordi Cruyff, hijo de Cruyff, y a Xavi Hernández, actual entrenador del F.C. Barcelona, que fueron operados y vinieron a hacer recuperación donde yo trabajaba. Aparte de esta ocupación, que desarrollaba por las tardes, y que se prolongó durante una década, por las mañanas, y a lo largo de nueve años, fui profesor de Educación Física en un colegio privado llamado El Gresol. Daba clases tanto a los más pequeños como a los más mayores. Mis hijos también estudiaron allí. Años después, compró el colegio una compañía de Estados Unidos, y hoy enseñan en inglés. Todo esto lo compaginé durante dos años con mi cargo de segundo entrenador del C.E. Sabadell, ayudando al primer entrenador, mi gran amigo Pere Valentí Mora Mariné, a quien conocí cuando era portero del primer equipo del F.C. Barcelona, y con el que hoy somos como hermanos.
De la mano de Josep Maria Masdefiol me adentré en el sectores energético y forestal
Mi cambio de rumbo profesional surgió a partir de la amistad que había trabado con Josep Maria Masdefiol, expresidente del Terrassa F.C, quien tenía una fábrica textil, quizá la más importante de España en materia de tintes. Asimismo, era un enamorado de la naturaleza, y creó una empresa para aprovechar la biomasa como fuente de energía de las máquinas de vapor de su fábrica de tintes. Contó conmigo para tirarla adelante, y así fue como dejé el mundo del deporte, que hasta entonces había centrado toda mi actividad profesional. Puede parecer un cambio de vida muy drástico, pero no lo fue por el vínculo personal que me unía a Masdefiol. Y no olvidemos que yo había sido un chico de campo, criado en el medio rural. Además del aprovechamiento energético de la biomasa, la empresa tenía como objetivo la limpieza de los bosques del entorno de Terrassa y Matadepera, y, por extensión, de toda Catalunya, que Masdefiol consideraba muy descuidados y abandonados.
Hay bosques públicos, pero gran parte de la superficie forestal de Catalunya es propiedad privada
Existe la idea, totalmente equivocada, de que los bosques son de todos. No es así. Evidentemente, hay bosques públicos y comunales ―que tienen, pues, también propietario: la ciudadanía―, pero gran parte de la superficie forestal de Catalunya es de propiedad privada. Una finca puede dar dos o tres mil euros al año. Limpiarla puede costar hasta diez mil. La explotación maderera no da para mucho, y limpiar un bosque no sale a cuenta. Cortar cinco pinos de siete toneladas cada uno puede costarle a un propietario más de cinco mil euros, porque el despliegue de medios es caro: se necesitan una grúa y diversos operarios que desarrollan una actividad considerada de riesgo. Nosotros tenemos en plantilla entre veinte y veinticinco empleados. Precisamente, el hecho de que sea una actividad de riesgo, muy sujeta a regulaciones, nos complica la contratación cuando tenemos picos esporádicos de trabajo, porque no se nos permite subcontratar. Téngase en cuenta que clientes como Red Eléctrica vienen prácticamente cada día a supervisar in situ nuestra plantilla y la identidad de cada uno. Si hay una baja de última hora, por ejemplo, debemos notificarles su sustituto, que lógicamente debe tener toda la documentación y formación en regla, además de figurar en una lista de reserva ya prevista. Aprovecho para decir que este control me parece bien. Recomendaríamos aprender de Red Eléctrica y sus políticas de formación y contratación.
Dado el alto riesgo de nuestra labor, no contratamos al primero que necesite trabajar
Todos los operarios empleados por nuestro cliente Red Eléctrica están obligados a hacer cursos de formación y de seguridad. No podemos contratar al primero que necesite trabajar; es un riesgo que no podemos permitirnos. Se ha dado el caso de tener que desplazar a cinco personas hasta León para poder hacer cursos de formación, con todos los gastos pagados durante diez días a nuestro cargo. Un desplazamiento así tiene un coste muy elevado, pero es la única manera de que se homologuen. Aquí, en Catalunya, en la zona de Vic, había una empresa que hacía los mismos cursos, pero cerró. Hay, pues, una necesidad no cubierta en Catalunya que no descartamos cubrir nosotros, si se tercia el caso.
El bosque no es una fábrica donde hay que fichar
El tema de la mano de obra es uno de nuestros principales quebraderos de cabeza: en un país con tasas de paro altas, sin embargo, cuando una empresa como la nuestra busca gente para trabajar, no la encuentra. Recientemente, hemos puesto un anuncio para una plaza temporal, y no ha contestado nadie. Nosotros no somos una fábrica, donde se ficha a la entrada, se produce lo que está marcado y se ficha a la salida. El bosque no entiende de horarios.
Para grandes empresas y entidades gubernamentales
Por poner una cifra, para el desbroce de las líneas de Red Eléctrica podemos hablar de dos millones de metros. Con ellos trabajamos por volumen anual, del mismo modo que lo hacemos para otras compañías. Nuestro ámbito geográfico alcanza toda Catalunya y las islas Baleares, pero la semana pasada enviamos también una licitación a Andalucía. Será difícil que nos elijan, pero hay que probarlo. Licitamos para ayuntamientos, para la Diputación o para la Generalitat. También para otras comunidades autónomas. Para la Diputación, por ejemplo, tenemos adjudicado el mantenimiento y la limpieza de carreteras desde Vilafranca del Penedès hasta Sant Feliu de Codines. Igualmente, limpiamos fincas particulares de bosque y facturamos un tanto por hectárea. Asimismo, vendemos leña a particulares, o la comercializamos a través de supermercados y gasolineras, o a empresas que luego la revenden. Estoy hablando principalmente de roble, encina y pino. También contamos con un par de compañías de confianza a las que externalizamos tareas cuando es necesario.
Somos fieles al nombre de nuestra entidad: «futuro ecológico»
El material que desbrozamos no muere en sí mismo; es transformado en lo que se denomina biomasa. Esta biomasa la vamos acumulando en nuestra planta hasta que una máquina la tritura. Se trata de una planta de 30.000 metros cuadrados, situada en una finca inmensa rodeada de masa forestal y árboles frutales, la finca se denominada Can Font de Gaià, y está en el término de Terrassa. Durante un tiempo estuvimos enviando a Italia buena parte de la biomasa que triturábamos, donde se destinaba a usos energéticos. Ahora la remitimos ―siempre a granel, sin ensacar― a les Borges Blanques, donde una empresa la utiliza para el mismo fin. Una parte de la biomasa, la parte más minúscula, la sometemos a compostaje y se transforma en tierra para jardinería que servimos a los garden centers. Podemos servir este material ensacado o a granel, depende del volumen. La marca que la comercializa se llama Futur Ecològic, que es también el nombre de la empresa. Masdefiol, era un hombre extraordinario que creía en lo que hacía y lo vivía con pasión.
Potencialidades de la biomasa
Aún está por ver, por ejemplo, un polígono industrial de nueva planta servido energéticamente (calefacción y agua caliente) por una caldera central alimentada por biomasa. Esto técnicamente sería posible. Sin embargo, se construyen polígonos nuevos, y no se lleva a cabo. Por comodidad, se opta por no innovar. Tal vez podría llevarse a cabo en nuevos edificios de viviendas. Me consta que algunos edificios en Mollet del Vallès y Terrassa se calientan con una caldera de biomasa. Debo añadir que la combustión de biomasa, gracias a unos filtros, apenas genera humos. Los humos no son el problema. Sí es verdad que aquí y allá se van haciendo proyectos en esta dirección, pero todavía son escasos. Yo estuve en Suecia para ver cómo funcionaba el tema, y pude comprobar que hay poblaciones de 5.000 habitantes que cuentan con calefacción y agua caliente generadas por una caldera central alimentada por biomasa. Y a un precio más que competitivo.
Pagamos la madera de encina y, a cambio, nos quedamos la de pino gratis
En los aprovechamientos forestales movemos mucho volumen, y en las limpiezas, que suelen ser más quirúrgicas, menos. La madera que obtenemos es poco aprovechable para el sector de la carpintería, porque los pinos de nuestras latitudes, especialmente el pino blanco y el pino piñonero, no ofrecen una madera de calidad. Sirven, eso sí, para hacer palés y cajas para embalajes. En la zona del Vallés antes había varias aserradoras a las que servíamos, pero muchas han cerrado, y algunas de las que perviven traen la madera ya cortada a medida desde Francia. Ahora mismo, estamos trabajando en una finca de treinta seis hectáreas en Can Solà, término de Matadepera, donde realizamos la limpieza de la masa forestal a cambio de madera.
Una política forestal poco coherente
Estamos en el epicentro de las áreas boscosas de los parques naturales de la Serra de Collserola y Sant Llorenç de Munt. Se han perdido muchos caminos, tomados por la maleza, porque las limitaciones impuestas por la dirección de los parques para limpiar son extremas. Los caminos son esenciales para la extinción de fuegos. El día que haya un incendio, se lo va a llevar todo por delante. Y no solo está el riesgo de incendios: la abundancia de maleza es un factor esencial en la proliferación de jabalíes, una especie animal cuya expansión genera problemas de todo tipo. La política forestal de la Administración es cualquier cosa menos coherente. Un bosque del mismo tipo se gestiona de manera diferente en el Vallès Oriental y en Vallès Occidental, cuando lo lógico sería que hubiera unas medidas comunes. Es normal, pues, que, cuando se habla de ampliar el parque de Sant Llorenç de Munt para enlazarlo con el de Montserrat, los propietarios de los terrenos afectados se opongan, porque no obtendrán ningún beneficio.
No creo que el fuego regenere el bosque
Se suele comentar, a partir de la experiencia de los Estados Unidos con los incendios forestales ocurridos en el parque nacional de Yellowstone, que los incendios son buenos para regenerar el bosque. No estoy de acuerdo con ello. Si se quema Sant Llorenç de Munt, tendrán que pasar muchos años hasta volver a verlo como está hoy. El sector de Rellinars a Matadepera se quemó hace años, concretamente en 1986. Ha pasado casi medio siglo y, si comparamos como está hoy con una foto que tengo de la zona de antes del incendio, la diferencia continúa siendo abismal. No ha sido gestionado, no se ha realizado trabajo silvícola. Hay encinas de las que salen ocho brotes juntos, cuando lo ideal hubiera sido dejar solo dos o tres, para que dentro de unos años fueran árboles que lucieran y se pudieran aprovechar.
Dos meses enteros sin trabajar por la pandemia
La pandemia del covid al principio nos afectó mucho, ya que en nuestro sector se paró todo, especialmente nuestros grandes clientes oficiales, como Red Eléctrica. Estuvimos al menos dos meses enteros inactivos. Una vez pudimos reemprender nuestra labor, adoptamos todas las medidas sanitarias necesarias para proteger a nuestros empleados. Aun así, hace solo tres semanas tuvimos ocho bajas laborales a la vez, un tercio de nuestra plantilla; bajas de como mucho una semana, por lo que no salía a cuenta reemplazarlos por trabajadores temporales. Lógicamente, planificar el trabajo en estas condiciones es una locura. Sobre los planes de futuro de Futur Ecològic, poco puedo decir. Por mi edad, y en ausencia de una continuidad familiar, porque mis hijos están en otros frentes, lo más probable es que acabe vendiendo la empresa. Ya hay algunas compañías interesadas en ella, pero quieren que yo continúe dirigiéndola un par de años más, al menos. De momento, seguimos como estamos.
Con Dolors, que me ha dado tanto equilibrio y tanta compañía, he tenido dos hijos, Moisès y Josep
Mi hermano Joaquim ya está jubilado. Trabajó principalmente en el campo de la jardinería. Mi otro hermano, Santi, ya fallecido, se dedicó en Aragón a asuntos de ganado, y mi hermana Pilar fue recepcionista en un consultorio médico de Terrassa. Yo me casé con Dolors, hija de una familia de bodegueros y taberneros de Matadepera que comercializaban el vino que ellos mismos producían. Después, tuvieron un restaurante, Cal Quim, en el que ella también trabajó. Con Dolors, que me ha dado tanto equilibrio y tanta compañía, he tenido dos hijos, Moisès y Josep. Moisès, que estudió en ESADE, es director de un departamento en la empresa Cirsa. También colabora desinteresadamente con nuestra empresa. Josep es ingeniero industrial y hace cinco años que vive con su familia en los Estados Unidos, trabajando para Ficosa, una multinacional del sector de la automoción. Quién sabe si algún día volverán. Moisès me ha dado dos nietas, Maribel y Ariadna, Josep un nieto y una nieta, Bru y Clara.