ILDEFONSO GONZÁLEZ MATA
ILDEFONSO GONZÁLEZ MATA
TH, 3r VOLUM. El estado de derecho después de 1978

ILDEFONSO GONZÁLEZ MATA

Texto del 28-1-2009
Fotografía cedida por Ildefonso González.

De expresión clara, rigurosa y elocuente, Ildefonso González Mata elogia cómo se solventó el ruido de sables en la Transición. Reclama a nuestra clase política más auctoritas y menos imperium. Asimismo, es partidario de refundar el Estado para que el poder central recupere la primacía, aunque no tocaría demasiado la Constitución. Por otro lado, lamenta la fuga de empresas riojanas al País Vasco. Cree que don Felipe debe ganarse al pueblo empezando a tomar decisiones y responsabilizándose de ellas.

Ruido de sables

La historia no debe olvidar cómo se superaron los hechos que rodearon la aprobación de la Constitución. El principal escollo era el ejército: los militares se consideraban garantes de una cierta idea de estabilidad y estaba claro que iban a perder privilegios. Los ruidos de sables estaban a la orden del día. Recuerdo la llamada “Operación Galaxia”, que llegó a abortarse, uno de cuyos cabecillas era el entonces capitán de la Policía Armada, Ricardo Sáenz de Ynestrillas; y recuerdo también el propio 23-F, que nos hizo pasar la noche en vela, viendo en juego el futuro de España. También eran un problema los funcionarios y políticos del régimen anterior, que lo único que perseguían era el continuismo, lo cual, después de 40 años de dictadura, era imposible. Finalmente, se logró que todo evolucionara de forma modélica. Treinta años después, España debe sentirse muy orgullosa de ello.

Imperium et auctoritas

Soy un amante del mundo clásico y muchas veces me viene a la memoria la diferencia entre el imperium y la auctoritas. En la época de la Transición había muchos políticos de todas las tendencias que tenían auténtica auctoritas: la emanaban. Podíamos estar de acuerdo o no con ellos, pero sentíamos un profundo respeto ante sus méritos. Ahora hay muy pocas figuras que desprendan un mínimo de aquella auctoritas, y están donde están sólo por el imperium de sus respectivos cargos. Eso no quiere decir que tengan razón, ni que nos estén llevando por el buen camino.

En España se invierten en Justicia un 50% menos de lo que se invierte en la mayor parte de Europa

Penalizar en exceso no es una buena práctica. Nuestro Código Penal es más extenso que el alemán, donde no existe, por ejemplo, el delito ecológico. ¿Por qué padecemos este exceso de criminalización? A parte de ser diferentes en cultura y educación, la clave son los medios de que disponemos. En España se invierte en Justicia un 50% de lo que se invierte en el resto de países de nuestro entorno. Y esa diferencia de dotación presupuestaria no sólo se traduce en un mayor control del delito en otras naciones europeas, sino también en aspectos como una mayor modernidad, un mejor acceso a la Justicia, en más jueces, más edificios judiciales, etc. Si continuamos invirtiendo la mitad que los países limítrofes, nos iremos empobreciendo judicialmente cada vez más, lo que nos irá dejando más y más atrasados. Es inimaginable que el Gobierno o las autonomías con la Justicia transferida inviertan un 200% más de lo que invierten ahora para ponernos a la altura europea.

Reformar la Administración de Justicia dotacional y procesalmente

Cualquier reforma en materia de Justicia pasa por un consenso muy amplio de muchos estamentos. Los abogados y procuradores tenemos mucho que decir al respecto, al igual que los jueces, fiscales y secretarios judiciales. A mi juicio, habría que diferenciar muy claramente entre una reforma procesalista del sistema judicial y una reforma dotacional. Si no se realizan ambas al unísono será muy difícil llegar a una solución aplicable. La reforma procesalista sin la dotacional es absurda. Y falta también calidad y excelencia en la Administración de Justicia: el administrado debe poder defenderse del propio sistema de Justicia. Por otro lado, soy defensor del arbitraje desde hace muchos años. Debería ser más potenciado.

Ley Concursal y sociedades mercantiles sólidas

En la actual coyuntura económica muchas sociedades mercantiles entran en concurso de acreedores. Esto es así porque una gran cantidad de las que se crean en España no tienen unos cimientos suficientemente sólidos para resistir el menor vendaval. La nueva Ley Concursal es mucho más ordenada y lógica que la precedente, aunque estamos llegando a un abuso del procedimiento, y quizá debería estipularse algún tipo de reglamentación que propiciara unas empresas más sólidas desde su origen, sin necesidad de tener que desembocar en una situación concursal ante el primer problema.

Es prioritario refundar el Estado para que pueda recuperar su primacía

No modificaría la Constitución en ninguno de sus aspectos fundamentales, porque probablemente no llegaríamos al consenso necesario. La generosidad que demostraron los constituyentes es irrepetible. Quizá la mayor laguna en su aplicación sea el Senado, que no ha cobrado el protagonismo que se le reconoce, y probablemente debería convertirse en foro de las comunidades autónomas, donde determinar unas nuevas y definitivas reglas del juego para todos, no sólo para las tres comunidades históricas. Me preocupa más la refundación del Estado que el debate sobre el desarrollo autonómico. Éste ya no es un debate de ideas, sino puramente de cifras, y por eso me merece menos respeto. Es prioritario refundar el Estado para que pueda recuperar su primacía, atribuyéndole a éste la capacidad moral de resolver conflictos.

Si las comunidades autónomas sólo debaten cifras, llegaremos a una situación esperpéntica

Hoy el Estado, como tal, tiene menos dotación presupuestaria que las distintas autonomías juntas. Si lo único que debatimos son cifras, llegaremos a una situación esperpéntica en la que las diversas comunidades tendrán una serie de transferencias a nivel de impuestos que sobre el papel serán fantásticas, pero de imposible dotación presupuestaria. Esto sucede ya con la nueva Ley de Dependencia. La norma me gusta; estoy de acuerdo con el espíritu que la inspiró, pero otra cosa es que sea posible aplicarla. Es preocupante que personas dependientes y quienes les cuidan sean tratados de manera diferente según la comunidad autónoma en la que viven.

Comunidades históricas y no históricas

Entendido como una descentralización, el Estado de las Autonomías me parece un acierto histórico de primer orden. Respecto a la estructura del Estado, son interesantísimos los trabajos que se realizaron en 1978 sobre las diversas ponencias constituyentes, porque hasta llegar al texto definitivo de la Constitución, se urdieron otras muchas alternativas razonables. Podríamos rescatarlas y quizá nos orientarían sobre hacia dónde debe caminar la estructura del Estado. Hay un adagio en Derecho que dice: “Jamás preguntes a un testigo si no sabes cuál es la respuesta”. En este sentido, nunca debe emprenderse un camino si no se sabe a ciencia cierta a dónde va. Entonces se trataba de reconocer a las comunidades históricas: Cataluña, País Vasco, Galicia y, en menor medida, Andalucía, que fueron las únicas que en la II República tuvieron autogobierno u opción de llegar a tenerlo. El resto de comunidades se vieron abocadas a participar en un sistema político en el que muy pocas creían. En el articulado se consagró esa diferenciación de partida entre comunidades históricas y no históricas, que luego se ha intentado mitigar a través de las sucesivas reformas de los estatutos de autonomía; pero la diferenciación siempre va a existir porque el sentimiento nacionalista siempre será más intenso en unas que en otras.

Efecto frontera de La Rioja con el País Vasco

En La Rioja la descentralización ha sido positiva, pero tenemos un problema específico: el efecto frontera con el País Vasco. A las empresas de la zona les interesa más establecerse cuatro kilómetros más al norte, en la comunidad vecina, por el tratamiento fiscal que reciben allí. Ciertamente, sufrimos esa huída. Es una situación incómoda y es difícilmente solucionable, porque nos topamos con derechos históricos y forales de Navarra y el País Vasco que no voy a discutir. Sí que discuto, en cambio, un cierto clientelismo que el PNV viene cultivando, repartiendo prebendas. Reconozco, claro, que la fortaleza social de dicho partido es envidiable.

Es imposible llenar los escaños del Congreso y de los diecisiete parlamentos autonómicos con personas de suficiente altura técnica

No creo en la funcionalidad legislativa de 17 parlamentos. Dudo que se puedan llenar los escaños del Congreso y de los 17 hemiciclos autonómicos con personas de suficiente altura intelectual y profesional. Por la ley de probabilidades eso parece improbable. Y de ahí las incongruencias e incorrecciones técnicas que a veces surgen de esas Cámaras.

Don Felipe debería empezar a ejercer un papel más relevante

Aunque aún es pronto para dimensionar el papel histórico de don Juan Carlos y los beneficios que ha reportado a nuestro país, me declaro juancarlista convencido. Por ello es muy difícil comparar ahora mismo al Príncipe con el Rey, porque éste ha tenido multitud de ocasiones para probar su valía profesional. De momento, don Felipe se mantiene a la sombra y no se le da un papel especialmente relevante. En el futuro, deberá desempeñar funciones muy distintas a las que ha desempeñado su padre. Opino que va a ser una época muy complicada. El heredero merece que se le dé más relevancia. Y desconozco si esta relevancia se ha de articular en forma de abdicación del Rey, como sugieren algunos; pero sí creo que don Felipe debería de empezar a tomar algunas decisiones y, además, hacerle ver al pueblo español que él es quien las toma y se responsabiliza de ellas. A partir de ahí quizá podríamos empezar a juzgarlo.