Sr. Singla
Sr. Singla
TH, 8è VOLUM. El Procés, Destacada

SR. JOAN SINGLA CASASAYAS

Empresario

Texto del 24/01/2017

JOAN SINGLA CASASAYAS

Martorelles (Barcelona)

Cumplió su sueño de juventud: dirigir una gran fábrica, cuando convirtió el negocio familiar, Alejo Singla Vila, en Fainsa, una empresa puntera en la fabricación de asientos para pasajeros. A los 83 años vendió su imperio, pero continuó su actividad en el sector vinícola e inmobiliario. De ahí que diga, con humor, que se retirará cuando sea mayor. La familia y los negocios han sido los motores de su vida, en ella no ha cabido la política: su filosofía ha sido la neutralidad y la perseverancia.

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De joven, soñé que tenía una gran fábrica

Nací en Navarcles, un pueblo de la comarca del Bages. Mi padre, Aleix Singla Vila, se dedicó a la agricultura hasta que decidió crear, en 1935, un taller donde fabricar piezas para bicicletas. El negocio familiar se inició con la fabricación de sillines y muelles para bicicletas. Con catorce años, entré como aprendiz en la fábrica Derbi, para dedicarme, seis años más tarde, en cuerpo y alma, al negocio de mi familia. Nuestros productos estaban presentes en el sector ferroviario y naval, así como en autobuses y autocares. Con Fainsa (Fabricación Asientos Vehículos Industriales) llegamos a ser líderes del sector y consolidamos nuestra presencia en todo el mundo. Hoy puedo decir que vi cumplido mi sueño.

Me retiraré cuando sea mayor

En la fábrica de Fainsa en Martorellas, dirigía a más de doscientos empleados en jornadas interminables. Conseguimos ser el principal proveedor de asientos de Renfe, TMB de Barcelona y EMT de Madrid, entre otros. Hemos llegado a acuerdos de cesión de tecnología y producción con empresas situadas en diversos puntos del planeta: China, Gran Bretaña, Italia, India, México, Nueva Zelanda, Irán y Estados Unidos. En 2014 vendí Fainsa a la firma francesa Compin, dedicada al interiorismo de trenes. Me inquietaba que la salud no me acompañara: tenía 83 años. En la actualidad no me he retirado por completo del mundo de los negocios, pues sigo al frente del Celler Can Roda, que se dedica a la elaboración de vinos de denominación de origen Alella, y de una empresa inmobiliaria. Durante toda mi vida he trabajado más de diez horas diarias y, por suerte, me encuentro bien de salud, así que creo que me retiraré por completo cuando sea mayor. Dicen: no importan los años, importan los daños.

En la Masía de Can Roda elaboramos vinos de dominación de origen Alella Disponemos de varias hectáreas de viñas con las que elaboramos nuestros vinos. Aunque nuestra producción es pequeña, es de gran calidad. Estamos presentes en la carta de reconocidos restaurantes así como en cadenas de supermercados y comercios con productos de proximidad. Nuestras viñas están situadas en la Masía de Can Roda, ubicada en Santa Maria de Martorelles. Cuenta con una casa señorial de 1864, rodeada de cuarenta hectáreas de bosque. Hoy en día, la masía continúa manteniendo su encanto artístico y señorial, por eso también se ha reconvertido en un lugar especial para cata de vinos y celebración de eventos: es un escenario único e idílico, situado a tan solo a veinte minutos de Barcelona.

No triunfa ni el más inteligente ni el más fuerte

Triunfa aquel que mejor se adapta a las circunstancias del momento. Y es justamente lo que he intentado hacer toda mi vida. Era muy pequeño cuando estalló la Guerra Civil, pero aun así tengo recuerdos que no olvido, supongo que porque fueron avivados o enriquecidos en las reuniones familiares y las charlas con mis abuelos y mis padres, en las que se rememoraban antiguas vivencias. Siempre comentaban que durante aquellos años les parecía imposible que la guerra se fuera a acabar algún día. ¿Cómo podría volver a levantarse todo de nuevo? Sin embargo, lo conseguimos. Con las crisis, ocurre lo mismo: a todo el mundo le parece que no será posible recuperarse, pero hay que saber adaptarse a las circunstancias y mirar siempre hacia delante.

Los aranceles, una de las soluciones a la crisis

Y la crisis sigue, dicen que el ladrillo fue la causa, y no es así, fue la consecuencia. Compramos a los chinos sus productos baratos pero al final nos resultaron caros. Les compramos mano de obra barata, pero para los trabajadores de aquí significó el paro. Si las autoridades aplicaran aranceles a sus productos, con el tiempo recuperaríamos gran parte de la riqueza que hemos perdido a lo largo de esta actual crisis. Sin embargo, esto no es posible. Como es lógico, ellos también quieren obtener los niveles de bienestar de los países desarrollados y así lo exigen: «a las buenas o a las malas». Es un reto que los países ricos tienen que solucionar y superar, sí o sí.

Tenemos un gran porvenir

Cuando termine la actual crisis económica, estoy convencido de que volveremos a salir adelante, aunque necesitaremos seguir realizando un esfuerzo tremendo. Nuestra juventud sabrá abrirse camino. Solo hay que mirar alrededor para percibirlo. En un futuro que ya tenemos aquí, la tecnología nos permitirá remodelar el cuerpo y la mente humanas: inteligencia artificial, robótica, teléfonos inteligentes, medicamentos que rejuvenecen, nanotecnología, súper materiales como el grafeno o el aerogel (que es tan solo tres veces más pesado que el aire), biotecnología, uso de datos masivos (Big Data) o la genética, entre otros, cuya evolución no podremos detener. Queremos ser superhumanos: buscamos la felicidad, la inmortalidad y la divinidad. Nuestros jóvenes tienen un gran reto por delante.

En Catalunya, debemos pensar con la cabeza

Si solo pensamos con el corazón, todos queremos ser independientes; pero es cuando pensamos con la cabeza que nos damos cuenta de que la independencia, por nuestro especial carácter, es difícil de alcanzar. Nuestros políticos son inteligentes, y sobre todo muy avispados en su búsqueda para obtener votos, pero se diría que carecen de lo más necesario para ejercer la política correctamente: velar por el bien común. Aunque afortunadamente siempre hay excepciones.

La mayoría me responde: «Pagar menos y que el dinero se quede en Catalunya»

Siempre que les pregunto a empresarios y ciudadanos partidarios de la independencia sobre los motivos de su insistente demanda, mayoritariamente me responden que el problema no radica en que no se aprecie a los españoles, sino que no quieren ser expoliados. Con la independencia se espera una mayor racionalización del capital: pagar una menor cantidad, o si no, conseguir al menos que el dinero se quede en Catalunya. No es problema de personas sino de dinero: «la pela es la pela».

Como en todas las cosas de la vida, hay ventajas e inconvenientes

Y en este caso, creo que las primeras no compensan los segundos. Tendríamos las ventajas de un mayor diálogo y poder de decisión frente a otros gobiernos; unos recursos propios que se podrían ajustar mejor a las inversiones y gastos de Catalunya; unos bienes que, por otro lado, serían más elevados al no tener que destinarlos a otras Comunidades Autónomas, como ocurre ahora; una mejor defensa de los valores catalanes de la cultura, como la lengua, y muchas más. Sin embargo, ¿quedarían compensadas por la interminable lista de inconvenientes? Inicialmente, es muy probable que Catalunya se quede fuera de la Unión Europea y de múltiples organismos internacionales; que se reduzca el libre comercio y el libre movimiento de personas y capitales; que sea necesario asumir una elevada deuda difícil de financiar así como un riesgo elevado de fuga de empresas, con lo que ello supondría para el empleo y la reducción de capital e inversión; que sea necesario reorganizar y asumir nuevos servicios públicos (relaciones exteriores, defensa y muchas más), con el aumento del gasto público que ello conllevaría. En definitiva, ¿estamos seguros de que esto es lo mejor para Catalunya?

El Procés genera inquietud en los inversores

Es normal que el Procés provoque cierta inquietud entre los inversores, sobre todo entre las empresas extranjeras que se plantean por primera vez invertir en Catalunya, ya que no conocen suficientemente la situación actual. Tienen miedo de lo que pueda pasar si Catalunya pasa a ser independiente fuera de la Unión Europea, con una legislación que pueda perjudicarlos.

Ahora es la época de vender ideas

Ya no levantaremos más astilleros para construir barcos, ni más fábricas para crear trenes ni más grandes instalaciones para ensamblar coches. Ahora es el momento de potenciar nuestra creatividad más que nunca. La mano de obra es demasiado cara en nuestro país. Los catalanes debemos apostar por la investigación, el diseño y la creación; son nuestros puntos fuertes. Tenemos que crear ideas, desarrollarlas, patentarlas, conseguir que se fabriquen en el exterior (como por ejemplo en China, India, etc.) y, finalmente, comer-cializarlas por todo el mundo.

Apostar por la investigación es la clave

Disponer de buenas universidades no es suficiente; debe invertirse más en investigación. La competitividad también es un valor fundamental. En Estados Unidos, los estudiantes de los diferentes estados compiten entre ellos. Existen campeonatos dedicados a diferentes especialidades, en los que participan tanto los jóvenes estudiantes como sus profesores: todos quieren ganar el premio. Es una herramienta magnífica porque, a través de estas competiciones, se generan nuevas ideas, aprenden a trabajar juntos, a colaborar entre ellos; saben que la unión hace la fuerza.

Piensa siempre en ser el primero pero no pienses nunca que ya lo eres Cualquier emprendedor debe querer ser siempre el primero; sin embargo, es una equivocación creer que ya lo has conseguido. Cuando piensas que has alcanzado la cima, aflojas el paso, y los que vienen por detrás, te alcanzan y te sobrepasan. Siempre hay que seguir luchando, luchando y luchando.
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Entrepreneur

He fulfilled the dream of his youth, managing a large factory in which he transformed the family business, Alejo Singla Vila, into Fainsa, a leading passenger seat manufacturer. At the age of 83 he sold his empire, but continued to work in the wine and real estate sectors. Jokingly, he says he will retire when he is older. His family and business have been the driving force of his life, and he has had no time for politics. His philosophy has always been based on neutrality and perseverance.

When I was young, I dreamed of owning a large factory

I was born in Navarcles, in the district of Bages. My father, Aleix Singla Vila, was a farmer until 1935, when he decided to set up a workshop where he made bicycle parts. The family business began with the manufacture of bicycle saddles and springs. At the age of fourteen, I worked as an apprentice at the Derbi Factory, and six years later, I decided to devote myself entirely to my family’s business. Our products were used in the railway, naval, bus and coach industries. Fainsa (Fabricación Asientos Vehículos Industriales) eventually became a leader in its sector and we consolidated its presence worldwide. Today, I can say that my dream has come true.

I will retire when I am older

At the Fainsa plant in Martorellas, I was in charge of more than two hundred employees who worked long hours. We eventually became the leading provider of passenger seats for Renfe, TMB in Barcelona and EMT in Madrid, among others. We signed technology transfer and production agreements with companies from all parts of the world: China, the UK, Italy, India, Mexico, New Zealand, Iran and the USA. In 2014 I sold Fainsa to the French firm Compin, which designs train interiors. I was concerned about my health, as I was 83 years old. Right now, I am not fully retired from the business world, as I continue to run Celler Can Roda, a winery that operates under the Alella designation of origin, and a real estate company. All my life, I have worked more than ten hours a day and fortunately, I am in good health, so I plan to retire completely when I am older. As the saying goes, what matters is not the years, it’s the damage.

At La Masía de Can Roda we make wines from the Alella designation of origin

We have several hectares of grapevines to make our wines. Although our production volume is small, it is of the best quality. Our wines are on the wine lists of many well-known restaurants, and on the shelves of supermarkets and local stores. Our winery is located at la Masía de Can Roda, in Santa Maria de Martorelles and consists of a farmstead built in 1864 surrounded by forty hectares of woodlands. Today, the farmstead still keeps its artistic and stately charm, and for that reason, it was converted into a special place for organising wine-tasting sessions and events: it is in a unique and idyllic setting and only twenty minutes from Barcelona.

It’s not always the smartest or the strongest who comes out on top

The person who is best able to adapt to the circumstances of the time will come out on top. And that is exactly what I have tried to do all my life. I was very small when the Spanish Civil War broke out, but even so, I have vivid memories of it, perhaps fuelled or enriched by family meetings and chatting with my grandparents and parents, during which they remembered old times. They always said that during those years, they thought the war would never end and that it would be impossible to rebuild their lives. But they did. And the same happened with the crisis: everyone thought it would be impossible to recover, but we must adapt to the circumstances and always look to the future.

Trade tariffs, a solution to the crisis

And the crisis continues. They say that the building sector was responsible for it, but that was the consequence, not the cause. We purchased cheap products from the Chinese, but they turned out to be expensive. We purchased cheap labour from them, but that led to unemployment for local workers. If the authorities applied trade tariffs to their products, over time, we would have recovered a large part of the wealth we lost during the crisis. But this is not possible. As is logical, they, too, want to reach the levels of wellbeing of industrialised countries and they demand it, «like it or not». This is a challenge that industrialised countries will eventually have to face up to and overcome.

We have a great future

When this economic crisis ends, I am convinced we will recover, but we’ll still need to make a tremendous effort. Our young people will know how to do this. We only have to look around us to see this. In the near future, technology will allow us to reshape our bodies and minds: artificial intelligence, automation, smartphones, medicines that restore youth, nanotechnology, super materials such as graphene or aerogel (which is only three time heavier than air), biotechnology, the use of big data or genetics, among others, we cannot stop all this. We want to be supermen, we seek happiness, immortality and divinity. Our young people have a great challenge ahead of them.

In Catalonia, we must follow our heads

If we follow our hearts, everyone will want independence, but if we think with our heads, we will realise that, due to our special nature, independence will be difficult to achieve. Our politicians are intelligent and above all, very clever in their search for votes, but it is also true that they lack the capacity that is most needed to exercise politics correctly, that of seeking the greater good, but fortunately, there are some exceptions.

Most people tell me: “Pay less so that the money stays in Catalonia”

I always ask entrepreneurs and citizens who support independence about the reason for their insistent demand, and most of them respond that the problem is not that they do not like the Spanish, but that they do not want to be robbed. With independence, they expect to obtain a greater rationalisation of capital and pay less, or otherwise, at least ensure the funds stay in Catalonia. They say it’s not a problem of people, but money: «la pela es la pela» (“money matters”).

Like all things in life, there are advantages and disadvantages

In this case, I think the advantages do not offset the disadvantages. We would have the benefit of more communication and decision-taking power with other governments, our own resources that could be better adapted to the investments and expenses of Catalonia, assets that, on the other hand, would increase as we would not have to send them to other Spanish autonomous communities, as is the case now, and a better defence of Catalan cultural values, such as our language, etc. But would all this be offset by the endless list of disadvantages? Initially, it is likely that Catalonia would not be allowed to remain in the European Union and be a member of many international organisations; restrictions would be applied on free trade and the free movement of people and assets; it would be necessary to assume high indebtedness that would be difficult to finance, with the great risk of companies leaving Catalonia and the ensuing consequences on employment and reductions in capital and investment; it would be necessary to reorganise and assume new public services (foreign affairs, defence and much more), not to mention the ensuing increase in public spending that this would bring. In short, are we sure that this the best option for Catalonia?

The Procés is causing concern among investors

It is natural for the Procés to cause certain concern among investors, especially foreign companies who are considering investing in Catalonia for the first time, as they lack sufficient information about the current situation. They are afraid of what could happen if Catalonia were to become independent outside the European Union, and with a legislation that could harm them.

Now is the time to sell ideas

We will no longer erect more shipyards to build boats, or factories to create trains or huge car assembly facilities. Now, more than ever, is the time to consolidate our creativity. Labour is too expensive in our country. We Catalans must commit ourselves to research, design and creation; they are our strengths. We have to create ideas, put them into practice, get them manufactured abroad (in China or India, for instance) and eventually, market them throughout the world.

Putting our faith in research is of the essence

Having good universities is not enough; we must make more investments in research. Competition is also a fundamental value. In the USA, the students of different states compete with each other. There are championships dedicated to different specialities in which both young students and their teachers take part: everyone wants to win the prize. This is a magnificent tool, because through these competitions, new ideas are generated, and people learn to work together and cooperate with each other, as they know through union comes strength.

Always try to be the first but never think you already are

All entrepreneurs know they must try to be number one, but it is a mistake to think you already are. When you think you’ve reached the top, you ease up and the rest come from behind and catch up with you. We must always continue to fight to the end.
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Chef d’entreprise

Il a accompli son rêve de jeunesse, diriger une usine, lorsqu’il a transformé l’affaire familiale, Alejo Singla Vila en Fainsa, une entreprise de pointe spécialisée dans la fabrication de sièges pour passagers. À 83 ans, il a vendu son empire mais a continué à travailler dans le secteur vinicole et immobilier. Et c’est avec humour qu’il dit qu’il prendra sa retraite quand il sera vieux. La famille et les affaires ont été les moteurs d’une vie où la politique n’a pas sa place : sa philosophie se base sur la neutralité et la persévérance.

Dans ma jeunesse, je rêvais d’avoir une grande usine

Je suis né à Navarcles, un village de la région du Bages. Mon père, Aleix Singla Vila, était agriculteur, jusqu’à ce jour de 1935 où il a décidé de créer un atelier pour fabriquer des pièces de vélo. L’entreprise familiale a démarré avec la fabrication de sièges et de ressorts pour vélos. À quatorze ans, j’ai commencé comme apprenti dans l’usine Derbi, et six ans plus tard je me suis consacré corps et âme à l’entreprise familiale. Nos produits étaient présents dans le secteur ferroviaire et naval, ainsi que dans celui des autobus et autocars. Fainsa (Fabricación Asientos Vehículos Industriales) est devenue leader du secteur et nous avons consolidé notre présence dans le monde entier. Aujourd’hui, je peux dire que j’ai accompli mon rêve.

Je prendrai ma retraite quand je serai vieux

Dans l’usine Fainsa de Martorelles, j’étais à la tête de plus de deux cents employés, pendant des journées interminables. Nous sommes devenus le principal fournisseur de sièges de Renfe, TMB de Barcelone et EMT de Madrid, entre autres. Nous avons passé des accords de cession technologique et de production avec des entreprises situées aux quatre coins du globe : Chine, Grande-Bretagne, Italie, Inde, Mexique, Nouvelle Zélande, Iran et États-Unis. En 2014, j’ai vendu Fainsa à la société française Compin, spécialisée dans les intérieurs de trains. Ma santé m’inquiétait, j’avais 83 ans. À l’heure actuelle, je ne me suis pas complètement retiré du monde des affaires, puisque je suis à la tête de la cave Can Roda, qui se consacre à l’élaboration de vins qui possèdent l’appe-llation Alella, et d’une entreprise immobilière. Toute ma vie, j’ai travaillé plus de dix heures par jour et j’ai la chance d’être en bonne santé, alors je crois que je prendrai ma re – traite quand je serai vieux. Il paraît que ce n’est pas l’âge qui compte mais les dommages.

La propriété de Can Roda, nous élaborons des vins qui possèdent l’appellation Alella

Nous possédons plusieurs hectares de vignes avec lesquels nous élaborons nos vins. Notre production est certes petite, mais d’excellente qualité. Nous sommes présents sur la carte de prestigieux restaurants, ainsi que dans des chaînes de supermarchés et commerces qui vendent des produits de proximité. Nos vignes se trouvent à la Masía de Can Roda, située à Santa Maria de Martorelles. La propriété se compose d’une maison de maître datant de 1864, entourée de quarante hectares de bois. Aujourd’hui, la propriété maintient son charme artistique et seigneurial et accueille également des dégustations de vins et des évènements spéciaux : c’est un endroit unique et idyllique, à seulement 20 minutes de Barcelone.

Le vainqueur n’est pas le plus fort ou le plus intelligent

Le vainqueur est celui qui s’adapte aux circonstances du moment. Or, c’est justement ce que j’ai essayé de faire toute ma vie. J’étais très jeune lorsque la Guerre Civile a éclaté, mais j’en garde encore des souvenirs, sans doute été ravivés ou enrichis lors des réunions familiales et des discussions avec mes grands-parents et mes parents, qui racontaient comment ils l’avaient vécue. Ils disaient qu’à l’époque, il leur semblait que la guerre ne finirait jamais. Comment allait-on tout reconstruire ? Pourtant, nous y sommes parvenus. Avec la crise, c’est la même chose : tout le monde pense qu’on ne pourra pas se relever, mais il faut savoir s’adapter aux circonstances et aller de l’avant.

Les taxes douanières, l’une des solutions contre la crise

Et la crise continue : on dit que le bâtiment en a été la cause, mais c’est faux, le bâtiment est la conséquence. Nous achetons en Chine les produits moins chers, qui finalement s’avèrent plus chers. En payant sa main d’œuvre bon marché, nous avons envoyé nos travailleurs au chômage. Si les autorités appliquaient des taxes douanières à leurs produits, nous finirions par récupérer une grande partie de la richesse perdue pendant cette crise. Pourtant, c’est impossible car évidement, eux aussi veulent accéder aux niveaux de bien-être des pays développés et ils l’exigent « de gré ou de force ». C’est un défi que les pays riches doivent résoudre et relever coûte que coûte.

Nous avons un futur prometteur

Lorsque cette crise économique se terminera, je suis convaincu que nous irons de l’avant, mais nous devrons néanmoins continuer à faire un immense effort. Nos jeunes devront trouver leur chemin, il suffit d’ailleurs de regarder autour de soi pour s’en apercevoir. Dans un futur qui est déjà là, la technologie nous permettra de refaçonner le corps et l’esprit humain : intelligence artificielle, robotique, téléphones intelligents, médicaments qui rajeunissent, nanotechnologie, super matériaux comme le graphène ou l’aérogel (à peine trois fois plus lourd que l’air), biotechnologie, utilisation des données massives (Big Data) ou la génétique, entre autres, dont nous ne pourrons pas stopper l’évolution. Nous aspirons à être des super-humains : nous poursuivons le bonheur, l’immortalité et la divinité. Nos jeunes doivent relever un immense défi.

En Catalogne, nous devons penser avec la tête

Le cœur nous dit que nous voulons tous être indépendants, mais la tête nous dit que l’indépendance sera difficile à obtenir, en raison de notre caractère spécial. Nos hommes politiques sont intelligents et surtout très futés lorsqu’il s’agit de gagner des votes, mais il semble qu’ils n’ont pas ce qu’il faut avoir pour exercer correctement la politique : veiller sur le bien commun. Même si heureusement, il y a toujours des exceptions.

La plupart me répond : « Payer moins et que l’argent reste en Catalogne » Quand je demande aux chefs d’entreprise et aux citoyens partisans de l’indépendance pourquoi ils la demandent avec tant d’insistance, la grande majorité me répond que le problème n’est pas lié à une quelconque animosité à l’égard des espagnols, mais au sentiment de spoliation. Ils espèrent que l’indépendance rationalisera davantage le capital : payer moins, ou tout du moins obtenir que l’argent reste en Catalogne. Ce n’est pas un problème lié aux personnes mais à l’argent : « un sou est un sou ».

Comme tout chose dans la vie, il y a des avantages et des inconvénients

Et dans ce cas, je crois que les premiers ne compensent pas les seconds. Nous aurions les avantages d’un meilleur dialogue et le pouvoir de décision face aux autres gouverne-ments : nos propres ressources qui pourraient être ajustées davantage aux investisse-ments et aux dépenses de la Catalogne, des biens qui d’un autre côté seraient plus élevés puisqu’il ne faudrait pas les destiner à d’autres communautés autonomes comme c’est le cas aujourd’hui ; une meilleure défense des valeurs catalanes de la culture, de la langue et beaucoup d’autres. Et pourtant, cela compenserait-il la liste interminable d’incon-vénients ? Pour commencer, il est fort probable que la Catalogne se retrouve hors de l’Union européenne et de nombreux organismes internationaux ; que nous assistions à une réduction du libre commerce et de la libre circulation de personnes et de capitaux ; qu’il faille assumer une dette élevée, difficile à financer, ainsi qu’un grand risque de fuite d’entreprises, avec toutes les conséquences que cela entraînerait sur l’emploi et la réduction de capital et d’investissement ; qu’il faille réorganiser et assumer de nouveaux services publics (relations extérieures, défense et bien d’autres), avec l’augmentation de dépense publique que cela impliquerait. En définitive, sommes-nous vraiment sûrs que c’est la meilleure solution pour la catalogne ?

Le Procés inquiète les investisseurs

Il est normal que le Procés suscite la préoccupation des investisseurs, notamment des entreprises étrangères qui veulent investir pour la première fois en Catalogne, car ils ne connaissent pas suffisamment la situation actuelle. Ils ont peur de ce qui peut se produire si la Catalogne devient indépendante hors de l’Union européenne, avec une législation qui risque de leur porter préjudice.

L’heure est venue de vendre des idées

Nous ne produirons plus de chantiers navals pour construire des bateaux, ni d’autres usines pour fabriquer des trains, ni de grandes installations pour assembler des véhicules. Le moment est venu de laisser libre cours à notre créativité. La main d’œuvre est trop chère dans notre pays. Les catalans doivent miser sur la recherche, le design et la création ; ce sont nos points forts. Nous devons créer des idées, les développer, les breveter et réussir à les fabriquer à l’étranger (par exemple en Chine, en Inde, etc.) puis les commercialiser dans le monde entier.

La clé consiste à miser sur la recherche

Il ne suffit pas d’avoir de bonnes universités, encore faut-il investir dans la recherche. La compétitivité est également une valeur fondamentale. Aux États-Unis, les étudiants des différents états rivalisent entre eux. Il existe des championnats des différentes disciplines et spécialités, auxquels participent les jeunes étudiants et leurs professeurs : tous veulent remporter le premier prix. Il s’agit d’un outil magnifique car ces compétitions font naître de nouvelles idées, et apprennent aux jeunes à travailler ensemble, à collaborer les uns avec les autres ; ils savent que l’union fait la force.

Pensez toujours à devenir le premier mais ne pensez jamais que vous l’êtes déjà

Toute personne entreprenante doit toujours vouloir être le numéro un ; néanmoins c’est une grande erreur que de croire qu’on l’est déjà. Car quiconque croit avoir atteint la cime se relâche, et ceux qui viennent derrière le rattrapent et le dépassent. Il faut toujours lutter, lutter et continuer à lutter.
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Unternehmer

Erreichte seinen Jugendtraum, einmal ein großes Werk zu leiten, als er den Familienbetrieb Alejo Singla Vila zu Fainsa machte, einem Spitzenunternehmen für die Herstellung von Fahrgastsitzen. Im Alter von 83 Jahren verkaufte er sein Imperium und konzentrierte seine Geschäftstätigkeiten nur noch auf die Wein- und Immobilienindustrie. Deshalb sagt er humorvoll von sich, er werde sich erst im hohen Alter zur Ruhe setzen. Seine Familie und Geschäfte sind die Triebkräfte seines Lebens gewesen, in dem es keinen Platz für die Politik gab: Neutralität und Beharrlichkeit haben immer im Mittelpunkt seiner Philosophie gestanden.

Schon als Kind habe ich davon geträumt, eine große Fabrik zu besitzen

Ich wurde in Navarcles geboren, einem Ort im Landkreis Bages. Mein Vater Aleix Singla Vila widmete sich der Landwirtschaft, bis er 1935 beschloss, eine Werkstatt zur Fertigung von Fahrradbauteilen zu gründen. Erste Produkte des Familien-betriebs waren Fahrradsitze und Fahrradfedern. Mit vierzehn Jahren begann ich eine Lehre beim spanischen Motorradhersteller Derbi, um mich sechs Jahre später mit Leib und Seele dem Betrieb meiner Familie zu widmen. Unsere Produkte waren inzwischen auch im Eisenbahnsektor, der Schifffahrtsindustrie sowie in Bussen und Reisebussen zu finden. Mit Fainsa (Fabricación Asientos Vehículos Industriales) waren wir dann einer der Marktführer der Branche und rund um den Globus präsent. Heute kann ich behaupten, dass mein Traum in Erfüllung gegangen ist.

Ich werde mich zur Ruhe setzen, wenn ich alt bin

Im Werk von Fainsa in Martorellas leitete ich mehr als 200 Mitarbeiter in durchgehenden Schichten. Wir schafften es, zum wichtigsten Sitzlieferanten von Renfe sowie den öffentlichen Verkehrsbetrieben TMB in Barcelona und EMT in Madrid zu werden, um nur einige Beispiele zu nennen. Wir haben mit Unternehmen in der ganzen Welt Vereinbarungen zur Übertragung von Technologie und Fertigung abgeschlossen: in China, Großbritannien Italien, Indien, Mexiko, Neuseeland, dem Iran und den Vereinigten Staaten. 2014 verkaufte ich Fainsa an das französische Unternehmen Compin, das sich der Innenausstattung von Zügen widmet. Ich sorgte mich, gesundheitlich eventuell nicht mehr auf der Höhe zu sein, schließlich war ich 83 Jahre alt. Gegenwärtig habe ich mich jedoch nicht vollständig aus der Geschäftswelt zurückgezogen, da ich weiterhin die Weinkellerei Can Roda leite, die Weine mit der Ursprungsbezeichnung Alella erzeugt, und einem Immobilie – nunternehmen vorstehe. Während meines ganzen Lebens habe ich täglich mehr als 10 Stunden gearbeitet und erfreue mich glücklicherweise immer noch guter Gesundheit. Daher glaube ich, dass ich mich erst zur Ruhe setzen werde, wenn ich alt bin. Wie ein spanisches Sprichwort besagt: Es kommt nicht auf die Jahre, sondern auf die Schäden an.

In der Weinkellerei Can Roda erzeugen wir Weine mit der Ursprungsbezeichnung Alella

Wir verfügen über mehrere Hektar Rebflächen, auf denen wir unsere Weine anbauen. Unsere Produktion ist zwar gering, aber von hoher Qualität. Wir sind auf den Weinkarten renommierter Restaurants sowie in Super-marktketten und Einzelhandelsgeschäften mit regionalen Erzeugnissen vertreten. Unser Weingut Masía de Can Roda befindet sich im Ort Santa Maria de Martorelles. Das Weingut verfügt über ein stattliches Landhaus umgeben von vierzig Hektar Wald und hat bis heute seinen künstlerischen und herrschaftlichen Charme bewahrt, sodass es zu einem besonderen Ort zur Verkostung von Weinen und Durchführung von Veranstaltungen geworden ist: ein einzigartiger und idyllisch gelegener Schauplatz nur zwanzig Minuten von Barcelona entfernt.

Es ist nicht die stärkste Spezies, die überlebt, auch nicht die intelligenteste

Es ist diejenige, die sich am ehesten dem Wandel anpassen kann. Und genau das habe ich mein ganzes Leben lang versucht. Ich war noch sehr klein, als der spanische Bürgerkrieg ausbrach, trotzdem habe ich unvergessliche Erinne-rungen an den Krieg, wahrscheinlich, weil diese bei Familientreffen und in den Gesprächen mit meinen Großeltern und Eltern, in denen an alte Erlebnisse erinnert wurde, neu entfacht und verstärkt wurden. Dabei kam immer zum Ausdruck, dass meinen Eltern und Großeltern während dieser Zeit ein Ende dieser Situation unmöglich erschien. Wie sollte man dies wieder neu aufbauen? Trotzdem haben sie es geschafft. Mit der Krise ist es ganz ähnlich: Alle glauben, dass eine Erholung unmöglich sei. Man muss sich jedoch den Umständen entsprechend anpassen und immer nach vorne schauen.

Zölle: eine der Lösungen der Krise

Und die Krise dauert weiterhin an; angeblich soll das Bauwesen die Ursache gewesen sein, was jedoch nicht zutrifft. Vielmehr war das Bauwesen die Folge. Wir kaufen die billigen Produkte der Chinesen, die sich letztendlich jedoch aus teuer herausstellen. Wir kaufen billige chinesische Arbeitskraft, welche die Arbeiter hier in die Arbeitslosigkeit führt. Wenn die Behörden Zölle auf diese Produkte erheben würden, könnten wir mit der Zeit einen Großteil des Reichtums zurückgewinnen, den wir im Laufe der aktuellen Krise verloren haben. Dies ist jedoch nicht möglich. Logischerweise wollen auch diese Länder den Wohlstand der entwickelten Länder erreichen und fordern dies „mit allen Mitteln“. Dies ist eine Herausforderung, welche die reichen Länder auf dem einen oder anderen Weg lösen und bewältigen müssen.

Wir haben eine große Zukunft

Wenn die aktuelle Wirtschaftskrise vorbei ist, bin ich davon überzeugt, dass wir wieder vorwärtskommen, auch wenn dazu enorme Anstrengungen erforderlich sind. Unsere Jugend wird ihren Weg finden. Man muss nur um sich blicken, um dies zu spüren. In einer bereits eingetroffenen Zukunft wird es uns die Technologie erlauben, den menschlichen Körper und Geist neu zu formen: künstliche Intelligenz, Robotik, intelligente Telefone, verjüngende Medikamente, Nanotechnologie, Superwerkstoffe wie Graphen oder Aerogel (das nur dreimal so viel wie Luft wiegt), Biotechnik, die Nutzung von Big Data oder der Genetik usw., deren weitere Entwicklung wir nicht aufhalten können. Wir wollen Supermenschen sein: Wir streben nach Glück, Unsterblichkeit und Göttlichkeit. Unsere Jugend steht großen Herausforderungen gegenüber.

Wir müssen in Katalonien mit dem Kopf denken

Wenn wir nur mit dem Herzen denken, dann wollen alle unabhängig sein. Wenn wir jedoch mit dem Kopf denken, erkennen wir, dass die Unabhängigkeit aufgrund unseres besonderen Charakters nur schwer zu erreichen sein wird. Unsere Politiker sind auf der Suche nach Wählerstimmen sehr intelligent und vor allem gewieft. Meiner Meinung nach mangelt es ihnen jedoch am Nötigsten, um eine korrekte Politik auszuüben: für das Gemeinwohl zu sorgen. Obwohl es glücklicherweise Ausnahmen gibt.

Die Mehrheit antwortet mir: „Weniger zahlen und dass das Geld in Katalonien bleibt.“

Immer, wenn ich Unternehmer und Bürger zugunsten der Unabhängigkeit nach dem Grund ihrer beharrlichen Forderung frage, antwortet mir die Mehrheit, das Problem bestünde nicht in einer Ablehnung der Spanier, sondern in einer Ablehnung der Ausplünderung. Von der Unabhängigkeit wird eine größere Rationalisierung des Kapitals erhofft: die Zahlung eines geringeren Betrags oder zumindest, dass das Geld in Katalonien bleibt. Das Problem dreht sich nicht um Personen, sondern um Geld: „Geld ist Geld.

Wie immer im Leben hat alles sein Vor- und Nachteile

Und in diesem Fall glaube ich, dass die Ersteren die Letzteren nicht ausgleichen. Wir hätten die Vorteile eines besseren Dialogs und einer größeren Entscheidungsgewalt gegenüber anderen Regierungen; eigene Ressourcen, die sich besser an die Investitionen und Ausgaben Kataloniens anpassen ließen; höhere Einnahmen, da kein Teil derselben an andere Autonome Gemeinschaften gezahlt werden müsste, wie es jetzt der Fall ist; eine bessere Verteidigung der katalanischen Kultur, Sprache und vieles mehr. Gleichen diese Vorteile jedoch die lange Liste der Nachteile aus? Anfangs ist es sehr wahrscheinlich, dass Katalonien außerhalb der Europäischen Union und zahlreicher internationaler Organismen stehen wird; dass der freie Handel und der freie Verkehr von Personen und Kapital reduziert wird; dass erhebliche, nur schwer zu finanzierende Schulden übernommen werden müssen und ein hohes Risiko der Flucht von Unternehmen besteht, mit schweren Auswirkungen auf die Beschäftigung, das Kapital und die Investitionen; dass neue öffentliche Dienste organisiert und übernommen werden müssen (Außenministerium, Verteidigung usw.), sodass die öffentlichen Kosten steigen werden. Sind wir uns schlussendlich sicher, dass dies wirklich die beste Lösung für Katalonien ist?

Der Procés erzeugt bei den Anlegern Unruhe

Es ist normal, dass der Procés bei den Anlegern zu einer gewissen Unruhe führt, insbesondere bei ausländischen Unternehmen, die erstmals überlegen, in Katalonien zu investieren, da diese die aktuelle Lage nur unzureichend kennen. Sie haben Angst, was passieren könnte, wenn Katalonien außerhalb der Europäischen Union unabhängig wird, mit einer Gesetzgebung, die sich eventuell nachteilig auf sie auswirken könnte.

Jetzt ist es an der Zeit, Ideen zu verkaufen

Wir werden keine Werften mehr errichten, um Schiffe zu bauen, oder große Fabriken, um Züge oder Autos zu fertigen. Jetzt ist es mehr denn je an der Zeit, unsere Kreativität zu intensivieren. Die Arbeitskraft ist in unserem Land zu teuer. Wir Katalanen müssen auf die Forschung, das Design und die Kreativität setzen; denn dies sind unsere Stärken. Wir müssen Ideen schaffen, entwickeln, patentieren und erreichen, dass sie im Ausland (beispielsweise in China oder Indien) gefertigt werden, und sie schließlich in der ganzen Welt vertreiben.

Auf die Forschung zu setzen, ist der Schlüssel zum Erfolg

Nur über gute Universitäten zu verfügen, reicht nicht aus. Vielmehr müssen wir in die Forschung investieren. Die Wettbewerbsfähigkeit ist ebenfalls ein grundlegender Wert. In den Vereinigten Staaten treten die Studenten unterschiedlicher Bundesstaaten gegeneinander an. Es gibt Wettbewerbe in unterschiedlichen Fachrichtungen, an denen sowohl junge Studenten als auch deren Professoren teilnehmen können: Alle wollen den Preis gewinnen. Dies ist ein hervorragendes Werkzeug, da diese Wettbewerbe neue Ideen erzeugen. Die Studenten lernen, gemeinsam zu arbeiten, sich gegenseitig zu unterstützen und dass die Verbundenheit stark macht.

Strebe immer danach, der Erste zu sein, denke jedoch niemals, es zu sein Jeder Unternehmer will immer der Erste sein. Es ist jedoch ein Fehler, zu glauben, dass man dies bereits geschafft hat. Diejenigen, die glauben, bereits den Gipfel erreicht zu haben, verlangsamen ihre Geschwindigkeit und werden schließlich von den Nachfolgenden ein- und überholt. Man muss kontinuierlich weiterkämpfen.
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