JOAQUÍN PERALTA MARTÍNEZ
JOAQUÍN PERALTA MARTÍNEZ
TH, 3r VOLUM. El estado de derecho después de 1978

JOAQUÍN PERALTA MARTÍNEZ.Licenciado en 1990 – Ejerce desde 1991

Texto del  07-01-2009
Fotografía: Elia García Alcón.

Titular de su propio bufete, el letrado Joaquín Peralta se dedica fundamentalmente al Derecho civil y penal, y cuenta con la ayuda inestimable de su hijo, Joaquín Peralta García. Diversifica su ocupación laboral entre el ejercicio de la abogacía y su actividad profesional en la Caja de Ahorros de Ávila. Aunque tiene palabras de elogio para el proceso de transición, cree que en él quedaron cuestiones pendientes y que ya es momento de adaptar la Constitución a la nueva realidad.

Su Majestad el Rey acertó de pleno al elegir a Adolfo Suárez

La Transición fue una etapa memorable, en la que personas de distintas tendencias políticas cedieron en muchos aspectos. Hace algún tiempo tuve la oportunidad de conocer de cerca al ex presidente Adolfo Suárez y, bajo mi punto de vista, él fue la persona que más decididamente luchó para la consecución de nuestra actual democracia. Respecto a su figura, considero que se cometieron grandes injusticias con él, puesto que fue duramente criticado y se le trató de hundir por el mero hecho de que Su Majestad el Rey le hubiera considerado la persona de mayor idoneidad para hacer resurgir al país del profundo agujero que había representado la dictadura franquista. Imagino que don Juan Carlos consideró que se trataba de un hombre muy valeroso y, en mi opinión, no se equivocó en absoluto.

 

De no ser por Adolfo Suárez, dudo del cariz que hubiera tomado el proceso de transición

El presidente Suárez desempeñó su puesto haciendo uso de un método extraordinario, de diálogo y reforma, sin rupturas bruscas, que fue, es, y sin duda será, un gran ejemplo dentro del ámbito de la política internacional. Era evidente que la persona que debía estar al cargo del Gobierno debía ser alguien que hubiera figurado dentro del régimen anterior; alguien situado en las altas esferas y que supiera aprovechar su experiencia para encaminar España hacia un futuro mejor. De no ser por Adolfo Suárez, dudo del cariz que hubiera tomado el proceso de transición.

 

El planteamiento autonómico fue absolutamente necesario

Un tercio de la Constitución está dedicada al desarrollo autonómico. Estoy convencido de que el Estado de las Autonomías fue una apuesta positiva. Ciertamente, hubo una cesión mayor para algunas autonomías más reivindicativas, como Cataluña o el País Vasco. Pero, de todos modos, considero que la idea autonómica era absolutamente necesaria. Si las comunidades autónomas no hubieran llegado a instaurarse quizás se habría producido una ruptura radical e inmediata con el régimen anterior; tal vez no hubiéramos pasado por una transición y probablemente el país se habría visto envuelto en una serie de circunstancias poco halagüeñas para la población.

 

La descentralización creó conciencia de país al conjunto de la ciudadanía

Las autonomías han aproximado la Administración al ciudadano, lo que ha creado conciencia de país al conjunto de la ciudadanía. Sin embargo, cuando se crearon dudo que nadie pensara que fueran a desarrollarse de la manera en que han llegado a hacerlo. Considero, no obstante, que la deriva que está tomando la cuestión autonómica no está dentro del espíritu de Adolfo Suárez, quien solía decir que, si el punto de partida se situaba en los estatutos, se debía llegar hasta donde éstos marcaran.

Ha llegado el momento de adaptar la Constitución a nuestros tiempos

La Carta Magna vio la luz en un contexto muy tenso, en el cual se desconfiaba de la magistratura, el cuerpo militar y la derecha reaccionaria. No podemos negar, pues, que la Constitución se creó influenciada por presiones muy intensas. Han pasado ya 30 años desde su instauración y, a mi juicio, ha llegado el momento de que su texto sea revisado y adaptado a nuestros tiempos. Puesto que, en su momento, la Constitución nació del esfuerzo de las partes, opino que ahora debería ser modificada para satisfacer al conjunto de la ciudadanía española.

 

Desarrollar la cultura, la educación y la formación de nuestros jóvenes

Nuestra Carta Magna contempla una materia de relevante importancia: la cultura, la educación y la formación de nuestros jóvenes. En nuestro país, el Gobierno ha transferido estos asuntos a las comunidades autónomas, las cuales deciden independientemente sobre ellos. Respecto a esta cuestión, personalmente considero que deberían existir algunos límites y que convendría que ciertos aspectos fueran tratados uniformemente desde el Estado central. Todo aquello que tenga relación con la cultura y sirva para ampliar las oportunidades de nuestros jóvenes debe ser convenido con una dedicación y un esmero especiales, pues son las nuevas generaciones quienes tendrán la ocasión de convertir el país en una sociedad más avanzada.

 

No deberíamos temer el regreso de ciertas competencias al Estado

Tengo la sensación de que en España existe un temor palpable a la hora de sugerir acciones como la acometida en Alemania hace un tiempo, esto es, la recuperación de ciertas transferencias por parte del Gobierno central. Pero considero que sería esencial poder tomar decisiones parecidas, porque, con independencia de la diversidad existente entre las comunidades españolas, nuestro país sigue siendo un Estado único y, como tal, ciertas cuestiones básicas deberían regirse bajo un criterio unívoco.

 

La política debe ser generosa e inteligente

Un gran problema que nos afecta a todos es el hecho de que en España no se legisla correctamente y, además, aún nos falta cautela y sensatez para llegar a situarnos en un nivel óptimo. La clase política habitualmente no piensa en el futuro y se centra en los intereses de su coalición, cuando lo idóneo sería actuar honestamente y unirse sin resquemores a la oposición en caso de coincidir en ciertos asuntos. Tal vez esto evitaría tener que modificar las leyes en cada mandato. Considero que la política, además de generosa, también debe ser inteligente.

 

Al final, lo que consiguen los medios de comunicación es que los gobernantes dejen de ser valientes

El legislador recibe demasiadas influencias externas, sobre todo por parte de los medios de comunicación, que manipulan a los políticos a su antojo. Muchas veces una noticia relacionada con un suceso concreto ha provocado que se determine una u otra decisión, todo ello vinculado al miedo que la clase política siente hacia la crítica. Sería importante que existiera un orden de prioridades y que los políticos dejaran de actuar en base a la repercusión mediática. Al final, lo que consigue la prensa es que los gobernantes dejen de ser valientes, y esto no beneficia a nadie.

Nuestro país tiene una clara asignatura pendiente: la reforma de la Justicia

Desde que se produjo el referéndum de la Constitución de 1978 y España entró en la democracia, nuestro país tiene una clara asignatura pendiente: la reforma definitiva de la Justicia. En infinidad de ocasiones se ha hablado de hacer realidad esta mejora, pero lamentablemente siempre ha quedado como una promesa incumplida que ha ido pasando de mandato en mandato. A día de hoy, creo seriamente que esta modificación se ha convertido en una necesidad imperiosa para el buen funcionamiento de nuestro país.

 

Muchos ciudadanos aseguran que no creen en la Justicia

Las disensiones en el sistema jurídico empiezan dentro de los mismos juzgados. Y ello se produce porque su funcionamiento carece de planificación, algo imprescindible para conseguir una buena calidad en la labor que realizan. Dada nuestra situación actual en este campo, no nos debe extrañar que, cada vez con más frecuencia, muchos ciudadanos aseguren que no creen en la Justicia. Uno de los motivos más persistentes que propician este descrédito se produce cuando el ciudadano acude a ella y encuentra una barrera infranqueable entre él y el juez.

 

Ley de Memoria Histórica: un modo de exigir justicia

Cuando se aprobó la Constitución, quedaron –o se dejaron– muchos asuntos pendientes. En aquel momento nuestro país salía de vivir alrededor de 40 años dentro de un régimen político dictatorial, nacido además como consecuencia de un golpe de Estado, por tanto totalmente ilegal, sobre lo cual se hizo silencio. No sé si la Ley de Memoria Histórica es la forma más acertada de compensar a una serie de víctimas, pero sí creo que es un modo de exigir justicia para aquellos que, a mi parecer, lucharon en el bando correcto de la confrontación.

 

Un falso Estado de Derecho en el tardofranquismo

A pesar de que en ocasiones se insista en que durante el tardofranquismo existió algo similar a un Estado de Derecho, personalmente creo que no se obró con ninguna base que se le pareciera. A mi entender, en el Estado de Derecho impera siempre la norma, y durante aquella etapa la ley fue engañosa, adaptándose a conveniencia de quienes la aplicaban. Si existía un cierto Estado de Derecho, fue basado en un Derecho falso.

 

Deberíamos tener el derecho de elegir democráticamente si deseamos ser un país monárquico o republicano

Independientemente de las afinidades ideológicas que los ciudadanos puedan tener hacia la monarquía o hacia la república, la mayoría de la población reconoce que la monarquía española ejerce su labor con acierto y habilidad. De todos modos, a título personal, opino que a los españoles se nos debe una consulta que elucide las preferencias de los ciudadanos en cuanto a una u otra forma de gobierno. Es decir, creo que deberíamos tener el derecho de elegir democráticamente si deseamos ser un país monárquico o republicano. Ciertamente, soy consciente de que la Constitución de 1978 ya llevaba implícita una monarquía parlamentaria y votamos el texto en un referéndum, pero realmente nunca se nos preguntó cuál era el sistema político que preferíamos.