Dr. José Antonio Cobacho Gómez
Fotografia cedida
Pròleg, TH, 4t-5è VOLUM. El crac del 2008. La crisis que cambió el mundo.

Dr. José Antonio Cobacho Gómez

Rector de la Universidad de Murcia

Texto del 11/02/2013

“El presente libro constituye un testimonio vivo de la realidad actual, pero, a la vez, se proyectará hacia el futuro como texto imprescindible a la hora de analizar estos años”

“El mayor porcentaje de la investigación que se hace en España se lleva a cabo en las universidades”

 

Agradezco la oportunidad que se me brinda para dejar constancia de la importancia que poseen obras como la que el lector tiene en sus manos, de gran interés informativo y documental. Resulta meritorio el análisis que hace de la situación, recogida de primera mano y ofrecida por quienes son los auténticos artífices: los integrantes del mundo empresarial.

Los empresarios son los que conocen el día a día, la realidad de sus negocios, la evolución de los mismos, sus relaciones con las distintas administraciones, sus anhelos y deseos y, por qué no decirlo, también sus sinsabores y frustraciones.

El libro que se nos permite prologar constituye un testimonio vivo de la realidad actual, pero, a la vez, se proyectará hacia el futuro como texto imprescindible a la hora de analizar estos años, la bondad de lo actuado, los compromisos puestos en marcha y si los proyectos, en su ejecución, respondieron a las expectativas iniciales o no. También constituirá un valioso elemento para estudiar, en su caso, por qué las cosas no salieron como estaban proyectadas, en qué se falló, y, en consecuencia, para sacar de ello las enseñanzas convenientes.

Digno de destacar es su defensa de la obra bien hecha, la responsabilidad de los empresarios y lo que tanto nos preocupa a los responsables de las universidades: la formación de nuestros alumnos y el ofrecimiento de una enseñanza teórica y práctica que contribuya al desarrollo de la sociedad a la que nos debemos.

Esa preocupación de los rectores universitarios se amplía también a otras metas, como la consecución de unos intercambios, a través de los distintos programas de movilidad estudiantil, que les permitan ampliar sus horizontes y conocer lo que se hace en otros países.

Una universidad es, además, investigación. ¿Qué sería de la institución universitaria si olvidara esta función o no le diera la prioridad que la misma precisa? Siempre serán insuficientes los recursos económicos que se destinen a ello. Pensemos que el mayor porcentaje de la investigación que se hace en España se lleva a cabo en las universidades. De ahí que siempre estemos atentos a inculcar en nuestros alumnos el interés por la actividad investigadora, para lo cual, no sólo se ponen en marcha convocatorias de ayudas, becas y subvenciones de distinto tipo, con fondos propios, sino que también se recaba la cooperación de otros organismos y de la empresa privada.

Hay que seguir trabajando por estrechar aún más los lazos que unen a las universidades y al mundo empresarial: que éste conozca lo que nuestra institución puede ofrecerle para mejorar su actividad y que las universidades conozcan de forma directa las necesidades de las empresas. De esta interacción sólo podrán salir beneficios para ambos.

Si en tiempos de bonanza la formación de nuestros jóvenes debe constituir una prioridad esencial, ello se acrecienta en etapas como la actual, en la que la crisis apunta nubarrones sobre el estado de bienestar y el paro creciente llena de desasosiego a nuestros compatriotas.

Es en estos momentos, cuando el papel de la Universidad debe tener un mayor protagonismo. Y ello puede darse a través de la docencia y, también, repito, de la investigación. Docencia enfocada a facilitar herramientas que contribuyan a la salida de la crisis, aportando lo mejor de cada uno. Investigación dirigida a utilizar el conocimiento científico en la misma línea.