Dr. Juan J. Casares Long
Fotografia cedida
Pròleg, TH, 4t-5è VOLUM. El crac del 2008. La crisis que cambió el mundo.

Dr. Juan J. Casares Long

Rector de la Universidade de Santiago de Compostela

Texto del 06/03/2013

“Debemos buscar simbiosis que permitan que los países emergentes avancen en su desarrollo sin menoscabo de nuestro Estado de bienestar” 

“Las universidades conformamos un bien común del que puede y debe aprovecharse la sociedad en su conjunto”

España cuenta con grandes compañías a nivel mundial, algunas de ellas ubicadas en Galicia, la única comunidad autónoma con tasa positiva de producción industrial. Pero el presente –y, sobre todo, el futuro– del ámbito empresarial en nuestro país reside en las medianas y pequeñas empresas, por lo que son precisamente estas las que han de incorporar la idea de innovación frente al modelo tradicional que todavía rige en muchas de ellas. Innovar nos hará capaces de arrostrar los cambios económicos globales que se avecinan, pues ya no es sostenible que el 20% de la población mundial viva del 80% restante, el cual reclama legítimamente su lugar en este planeta. Debemos pues buscar simbiosis que permitan que los países emergentes avancen en su desarrollo y a la vez nos ayuden a mantener nuestra calidad de vida.

Un modo de lograrlo es crear conocimiento. La Universidad de Santiago de Compostela, con 30.000 estudiantes matriculados y más de 2.000 profesores ejerciendo, debe por tanto continuar con la tarea que de manera ejemplar ha venido realizando a lo largo de sus años de existencia, esto es, formar profesionales competentes y a la par personas autónomas capaces de pensar libremente.

En España siempre se ha sentido el ámbito universitario alejado del ciudadano medio, cuando de hecho es uno de los factores de cohesión y mejora sociales más importantes del país. Muchos de los padres y abuelos de nuestros actuales licenciados no fueron universitarios, lo que evidencia cuánto ha contribuido la universidad a configurar una clase media que en tiempos socialmente convulsos como los presentes se muestre crítica de forma pacífica.

El conocimiento es una labor a medio y largo plazo, basada en decisiones a 15 años vista, por lo que es preciso un esfuerzo multipartidista en educación al margen de luchas políticas y electorales. En Estados Unidos, la educación es sagrada: uno de los motivos que convierten esta nación en la primera potencia tecnológica.

Entre las demandas de nuestra nueva sociedad globalizada está la necesidad de internacionalizar la universidad. En Santiago contamos con un grupo de investigación en el que participan investigadores de 16 nacionalidades, lo que demuestra nuestra capacidad de trabajar conjuntamente. Nos enorgullece contar con Ángel Carracedo, el científico con mayor impacto en todo el ámbito de las ciencias forenses, cuya trayectoria se halla avalada por multitud de reconocimientos. Además, colaboramos con grupos farmacéuticos internacionales de primera línea y hemos creado un centro tecnológico con una multinacional del ámbito del tratamiento de aguas.

Por añadidura, nuestro compromiso con Hispanoamérica es profundo, hasta el punto de haber celebrado en la universidad recientemente la reunión de los presidentes de las asociaciones de empresarios gallegos de los países de América.

En definitiva, las universidades conformamos un bien común del que puede y debe aprovecharse la sociedad en su conjunto. Los países de nuestro entorno, con economías más desarrolladas y pujantes, han apostado por incrementar su esfuerzo en educación superior e investigación, lo cual marca un claro camino a seguir.

Los 518 años que lleva la Universidad de Santiago aportando valores y contribuyendo a crear un país preparado no deben ser minusvalorados.