Volumen 16. Biografías relevantes, empresarios de cosmética y belleza

Luís Martínez De San Vicente Oliveras – CEMSA

Tudela (Navarra)
1950
Presidente y fundador de CEMSA

21-4-2023

Una mente inquieta y una trayectoria labrada en primera persona definen a este empresario, cuyos conocimientos adquiridos en Electrónica y Empresariales, así como los estudios de Relaciones Públicas y la experiencia comercial se convirtieron en sus mejores aliados para que levantara un auténtico imperio en el sector de las ceras depilatorias. La innovación y el desarrollo propio definen el carácter de una compañía respetada y admirada en su segmento, empezando por sus mismos competidores, que ven en ella un ejemplo a seguir.

 

Después de estudiar Medicina, mi padre cursó Magisterio para opositar como maestro de escuela

Soy el tercero de siete hijos de una madre catalana y un padre vitoriano, cuyo carácter nómada hallaría continuidad a lo largo de su matrimonio. Mi abuelo paterno, productor de vino en la Rioja Alta, quiso que sus hijos cursaran carreras universitarias, lo cual llevó a mi padre a estudiar Medicina en Madrid, en una etapa que coincidió con la Guerra Civil. Una vez concluido el conflicto bélico, con veintitrés años, mi padre decidió opositar para maestro de escuela. Estudió Magisterio en Zaragoza, donde conocería a nuestra madre, después de que el abuelo materno, director de varias empresas textiles, hubiera sido destinado a la capital aragonesa para instalar una factoría. Una vez superadas las oposiciones, nuestro padre fue destinado a Sant Llorenç de Montgai, junto a Balaguer, poco antes de que fuera inaugurada la línea de tren a La Pobla de Segur. Él siempre se jactaba de disponer del billete número uno del viaje inaugural, en una época en la que sus alumnos trabajaban por la mañana en el campo y acudían a escuela por la tarde para aprender a leer y escribir. Ahí nacieron la primogénita y uno de mis hermanos, y ahí fui engendrado yo el invierno previo a nuestro aterrizaje en Tudela, localidad navarra a la que se trasladó la familia después de que el abuelo materno fuera destinado allí para poner en pie una nueva fábrica.

Me matriculé en la escuela de Maestría Industrial, obteniendo la maestría de Electrónica de manera acelerada, porque siempre me gustó estudiar

Guardo un grato recuerdo de la media docena de años vividos en Navarra, tras los cuales nos trasladamos a Canarias. Nuestro padre solicitó ese destino porque en esas islas los docentes con familia numerosa veían doblar su sueldo, a lo cual se le unían unas condiciones de vida mucho más asequibles. Fue así que nos embarcamos mis padres y los seis hermanos en Pasaia (Gipuzkoa), para emprender una travesía de catorce días, durante los cuales cumplí los siete años. Allí nació la pequeña de los hermanos. En esa época, en Gran Canaria, no había aeropuertos y la mayoría de carreteras no estaban ni asfaltadas. Me sorprendió que, en mi primera escuela, el resto de compañeros fueran descalzos. Enseguida, sin embargo, mi padre quiso que estudiara en los claretianos, donde permanecí hasta los dieciséis, cuando decidió solicitar un nuevo destino, consciente de que sus hijos habían crecido y de que corríamos el riesgo de acabar echando raíces en las islas, donde las oportunidades profesionales resultaban más limitadas. En esta ocasión recalamos en Almería, donde culminé el Bachillerato iniciado en Las Palmas. Dado el interés que me despertaba la electrónica, opté por matricularme en la escuela de Maestría Industrial, obteniendo la maestría de Electrónica de manera acelerada, porque siempre me gustó estudiar. Tras ello, acudí a cumplir el servicio militar de forma voluntaria, aprovechando una promoción de Instrucción Técnica Especial en Aviación dirigida a estudiantes de Electrónica. Nos presentamos un centenar de candidatos y solo aprobamos cuarenta y dos. De este modo, estudié en la escuela de transmisiones del aeropuerto de Cuatro Vientos. Tras la fase de instrucción, y la correspondiente jura de bandera, junto a cuatro compañeros elegí destino a la base de Gando en las Palmas, donde completé los dieciocho meses de servicio.

«Usted es una persona de vocación tardía y no debe preocuparse»

Concluido el servicio militar, regresé con veintiún años a Almería, donde ni había salidas profesionales ni universidad. Decidido a cursar carrera, me trasladé a Barcelona para superar el COU y, a continuación, matricularme en la diplomatura de Relaciones Públicas, una faceta que me cautivaba. Compatibilicé los tres cursos trabajando y acudiendo a la Universitat de Barcelona. Inicialmente, me incorporé a un taller de electrónica donde, al segundo día de llegar, asumí las tareas de encargado. Poco después ingresé en Siemens, para participar en la instalación de centralitas telefónicas en distintas empresas y edificios. Abandoné Siemens y realicé una incursión en la faceta comercial, primero vendiendo seguros y, posteriormente, sumándome a una conocida empresa constructora inmobiliaria, en la que tuve que someterme a unos rigurosos test de selección. Tras realizar las pruebas, me entrevisté con el psicólogo, quien, después de haberle expuesto mi trayectoria, me dijo: «Usted es una persona muy preparada, de vocación tardía, y hasta los treinta años no debe preocuparse. Si entonces desea consultarme, venga a verme». Esta etapa la simultaneé con los estudios de Economía y Empresariales.

Descubrí que la cera prestaba servicio a prácticamente todas las industrias

Aunque la etapa en la constructora inmobiliaria me permitió amasar unos agradecidos ahorros, después de haberme casado en 1973 con Núria Cals, no tardé en darme cuenta de que me invadía el tedio, pues la actividad no iba más allá de la comercialización de pisos, oficinas y aparcamientos. Supe que una pequeña empresa trader de materias primas, entre ellas resinas y ceras, buscaba un comercial y decidí postularme para el cargo. Ese fue mi primer contacto con un mundo en el que acabaría sumergiéndome y que me absorbería por completo. Sin embargo, ahí había un profesional que me descubrió que la cera presta servicio a prácticamente todas las industrias y que consiguió despertar mi interés por un producto que, hasta entonces, me resultaba desconocido. Vi una interesante oportunidad comercial, así que empecé a recorrer todo el cinturón industrial de Barcelona, visitando empresas de cualquier rama: papel, plástico, textil, electrónica, cosmética… El know how acumulado en Relaciones Públicas facilitó que me ganara la confianza de los clientes que visitaba, a quienes suministraba materia prima (ceras y resinas). Uno de ellos, un fabricante dedicado a la aparatología para esteticistas, sobre todo camillas y calentadores de cera, me abrió los ojos al sugerirme que me dedicara a proveer este tipo de negocios. Durante cuatro años estuve adquiriendo experiencia en el ámbito de las ceras e informándome a través de revistas especializadas. Fue así que, en 1980, abandoné la empresa en la que había estado trabajando los últimos años, que cerró por jubilación del dueño, y posteriormente alquilé un local en L’Hospitalet y empecé a producir mis propias ceras cosméticas exclusivas para el ámbito de la depilación. Los inicios fueron modestos, contando con un único empleado y trabajando tantas horas que no pude completar mis estudios de Empresariales. Sin embargo, poco a poco fui ampliando tanto las instalaciones como el equipo humano, convirtiendo nuestra compañía en la primera empresa europea dedicada a la depilación profesional. Algo que ha devenido vital en la prosperidad del negocio ha sido concentrarme en esta especialidad. Resulta difícil sobrevivir con un único producto si este no se halla completamente arraigado en el mercado y ofrece un valor añadido; creo que nosotros hemos llegado a este punto, y puedo afirmar con orgullo que gozamos de clientes que nos han brindado una gran fidelidad, lo cual es el mejor reconocimiento al que puede aspirar un empresario.

Tenemos unas instalaciones de 10.000 m² donde fabricamos las distintas variantes de ceras y donde se encuentran nuestros laboratorios

Aunque mi padre era un hombre muy instruido, no puedo catalogarlo como emprendedor. Su vocación, como la de algunos de sus familiares más allegados, era la de maestro. Por ello gocé de una espléndida educación humanística, pero no puedo atribuirle a él, ni a ningún otro de mis familiares, la simiente empresarial que muchos afirman que yo mismo generé de la nada. En mis primeros pasos percibí la inseguridad del proyecto al que me asomaba, e incluso la soledad del empresario. Pero atesoraba una confianza que me empujó a ponerlo en marcha. Me había propuesto probarlo durante un par de años… y transcurrido ese plazo ya no daba abasto. Tal fue el éxito que fui acumulando naves hasta verme obligado a buscar un nuevo emplazamiento. En 1985, en Cornellà, edificaríamos nuestra primera sede, de 1.500m2. La velocidad de crucero adquirida por la empresa nos obligó a continuos cambios y ampliaciones, hasta dar finalmente, en 1997, con un edificio de seis mil metros en esa misma localidad. Aun así, a partir de 2003 tuvimos que dotarnos de naves anexas para almacenar tanto materia prima como producto terminado, y que en la actualidad completan unas instalaciones de 10.000 m², donde fabricamos las distintas variantes de ceras para depilación y donde se incluye el laboratorio, en el que se analizan y desarrollan las formulaciones, así como las instalaciones administrativas y de gestión.

Decidí ampliar el Grupo con un ambicioso proyecto en la producción propia de resinas naturales y sus derivados

En el 2010 adopté una importante decisión a raíz del encarecimiento de las materias primas, que casi llegaron a triplicar su precio. Aquella circunstancia impactaba de lleno en nuestra cuenta de resultados. Fue así que decidí crear nuestra propia fábrica de resinas, a fin de evitar la dependencia de terceros en esta materia prima que nos permite obtener la colofonia y de la que consumimos millones de kilos. Ubicamos una pequeña planta en la localidad segoviana de Cuéllar. Ante la buena evolución que estaba experimentado el resurgir del sector resinero, gracias a nuestra presencia en Castilla y León, me planteé seriamente una nueva ampliación de nuestras instalaciones con otro centro productivo en la Comunidad. Hicimos una exhaustiva prospección para buscar un nuevo emplazamiento. Finalmente, en 2015 abríamos otra planta en Almazán (Soria).

La actividad resinera contribuye a la dinamización del entorno rural y a la economía circular, así como a la prevención de incendios forestales y la preservación del medioambiente

La resinación, una actividad histórica en el mundo y en particular de la península Ibérica, tiene un papel clave en el entorno rural, siendo catalizador de la fijación de población gracias a que genera empleo y riqueza. A su vez, es un factor importante en la ayuda a la prevención de incendios forestales, pues los bosques que trabajan los resineros raramente se queman, al ser su medio de subsistencia. A ello contribuye la necesidad de que los bosques estén limpios y sean fácilmente transitables para la actividad de la resinación. Actualmente, gracias a nuestras plantas productivas y al resurgir de la actividad, se ha conseguido dar empleo directo e indirecto a más setecientas cincuenta personas en estos últimos diez años dentro del entorno rural.

Nuestro know how es de desarrollo propio, y buena parte de mi cometido hoy en día reside en cómo puedo seguir optimizando nuestra maquinaria; la gestión empresarial ya está en manos de mis hijos

Como fabricantes, disponemos de centenares de referencias en ceras. Todo ello producido en Cornellà y con un alto espíritu innovador. A lo largo de nuestra trayectoria, hemos exhibido una gran vocación internacional y una gran inquietud por conocer los últimos desarrollos a nivel industrial. Fui pionero en lo que a asistencia a congresos internacionales se refiere. He recorrido todo el mundo vendiendo cera, empezando por Italia y continuando por Latinoamérica, donde comercializábamos contenedores enteros en Brasil, Uruguay, Argentina, Venezuela, Colombia, Europa, Rusia, Hong Kong, Japón, Emiratos Árabes, el continente africano, Oceanía, etc. Llegamos a vender a ochenta países, una cifra que ahora se ha reducido a una sesentena, pues damos un enfoque distinto a nuestra actividad, cubriendo tanto el mercado profesional como el de gran consumo. En la esfera de las patentes, tengo muy fresca una observación que me hizo un experto cuando acudí a interesarme por primera vez en esos registros: «Señor Martínez», me advirtió, «las patentes no son para que usted vaya en contra de quien le copie, sino para defenderse. No son un arma de ataque, sino una herramienta de defensa». Es un orgullo que todo nuestro know how sea de desarrollo propio y que algunas empresas hayan acudido a nosotros intentando comprarlo. En esos casos, les hemos emplazado a adquirir nuestros productos. Incluso mucha de nuestra innovación en procesos y tecnología fue diseñada por mí mismo. De hecho, buena parte de mi cometido hoy en día reside en analizar y estudiar cómo puedo seguir optimizando nuestra maquinaria, de lo que al final he hecho una pasión particular; no dejan de asombrarme los pequeños inventos usados en otras industrias y que puedan ser útiles en el futuro para la optimización de nuestros procesos. En la actualidad, gran parte de la gestión empresarial está en manos de mis hijos.

La cosmética es el segundo mercado que mayor volumen de exportación genera en nuestro país

La cosmética constituye una filosofía. Está muy asociada a la parafarmacia, de ahí que algunos productos puedan encontrarse en esos establecimientos, adonde el público acude, no para buscar una cura, sino para resolver un problema estético. Desarrollamos productos que dan solución a inquietudes como pueden ser una vellosidad o una mancha en la piel. La depilación es una práctica secular que, pocas décadas atrás, parecía reservada al segmento femenino. Actualmente, hay chicos que recurren a ella, entre ellos muchos deportistas. Tiene una razón lógica y científica: el pelo se revela como un foco de infección en caso de producirse una herida motivada por una caída. Más allá de este componente práctico, existe un factor estético, asimilable al uso de un perfume, con el que se busca un bienestar personal. La cosmética es uno de los mercados que mayor volumen de exportación genera en España, por encima del calzado, el aceite o el vino. En nuestro país, tras la Guerra Civil surgió un nutrido grupo de emprendedores que intentaron suplir las carencias en este ámbito, pues recuerdo que, cuando yo era niño, acudía a la perfumería con una botellita para que me la rellenaran con colonia: es ante la necesidad cuando emerge la creatividad y el ingenio. Hoy continúa apareciendo talento en este entorno, incluso desarrollado a partir de start-ups, lo cual me admira porque nunca lo hubiera imaginado. Recientemente, asistí en Cornellà a un acto de reconocimiento a la innovación en las empresas, y la inmensa mayoría de galardones recayeron en proyectos desarrollados delante de una pantalla; ideas geniales que demuestran que sigue existiendo una juventud inquieta y con espíritu emprendedor.

Dos grandes marcas propias: Beauty Image y Prof’epil

Fabricamos para firmas importantes a terceros, tanto del mercado profesional como de gran consumo, que nos han seleccionado tras haber contrastado toda la competencia. Como marcas propias, desarrollamos nuestra marca insignia, Beauty Image, que está presente en todo el mundo, y Prof’epil. También nuestros embalajes son fruto de nuestra creatividad, pues ahí derrochamos innovación, conscientes de la importancia de un óptimo packaging. En este momento, estamos introduciendo fórmulas alternativas para adaptarnos a un mercado muy sensible con la sostenibilidad, suprimiendo el plástico y buscando opciones que resulten más respetuosas con el medio ambiente y que, al margen de la contribución al planeta, eviten a nuestros clientes tener que satisfacer impuestos adicionales por no observar ese cuidado. Para resolver cualquier necesidad hemos priorizado el propio ingenio a la adquisición externa. Es algo que siempre me ha motivado, casi como si se tratara de un hobby. También invierto tiempo en Cornellà Empresarial, asociación que me honro en presidir y que surgió de la Unió de Polígons Industrials de Catalunya. Esta entidad colabora con los ayuntamientos en el desarrollo de políticas que favorezcan el tejido empresarial y la generación de empleo.

Contamos con un personal formidable y comprometido

En la actualidad, formamos un equipo en torno a sesenta y cinco profesionales, alguno de los cuales suman más de treinta años en la organización. Contamos con un personal formidable, comprometido y muy fidelizado. A esa escasa rotación contribuye nuestro carácter cercano y familiar. Siempre digo con humor que me considero un «currante» más. No resulta fácil asimilar el manejo de las máquinas y, por término medio, se requieren dieciocho meses para que el dominio sea absoluto. Puedo decir que somos una rara avis por nuestra voluntad de formar y cuidar al personal.

La marca Daen, que en su día nos compraba sacos de resina, ahora es una firma consolidada y forma parte del Grupo

Hemos mostrado, también, un espíritu colaborativo con otras entidades, lo cual ha llevado a que, en ocasiones, se hayan aprovechado de nuestro buen talante quienes considerábamos partners de confianza. En todo caso, por norma general hemos tenido buenas experiencias, como en el caso de Daen. Conocía perfectamente esa firma, creada por la dueña de una perfumería de Gran de Gràcia a quien en su día le vendía sacos de resina y que, de manera artesanal, con aceite de ricino y celofán, empezó a fabricar papeles para depilación, los cuales, hoy en día, se han afianzado como un producto imprescindible en la depilación mundial moderna. Después de varios cambios de propiedad en reputadas empresas del sector de la perfumería y cosmética, finalmente la incorporamos a nuestro Grupo. De Daen, hoy Laboratorios Ibercosmetics, conozco su humilde origen, siento una gran estima por la marca y estoy orgulloso de decir que tiene un gran futuro por delante.

Mi familia, mi gran apoyo en este viaje y la garantía de futuro del Grupo

Si siento un profundo orgullo por mi empresa, qué decir del orgullo que me genera mi familia, a otro nivel, empezando por mi maravillosa esposa, Núria, quien desde el primer momento fue mi gran apoyo y la persona que más entendía todo el esfuerzo y dedicación en los inicios. Cuando la empresa fue creciendo, llegó a un punto en el que Núria abandonó el puesto en el Ayuntamiento dónde trabajaba y se incorporó a la estructura de CEMSA para asumir la gestión de una parte fundamental en cualquier organización moderna: los Recursos Humanos. Este paso nos permitió crecer más y mejor. La otra parte indispensable y clave en este trayecto han sido mis hijos. Tenemos tres, una hija y dos hijos. La primogénita, Judith, nació antes de fundar la empresa y supuso un antes y un después en nuestras vidas. Creció y se licenció en Farmacia por la Universitat de Barcelona y, posteriormente, cursó un máster mientras empezaba su trayectoria en el área de Marketing de CEMSA, hace ya veinte años. Hoy ha asumido la Dirección General de la empresa. Casi tres años más tarde del nacimiento de mi hija, vino al mundo nuestro primer hijo, Lluís Albert, coincidiendo prácticamente con la fundación de CEMSA. Supuso otro gran cambio en nuestras vidas también. Creció y se licenció en Ingeniería Industrial por la Universitat Politècnica de Catalunya y asimismo decidió aprovechar para seguir su formación académica en el extranjero, en Alemania e Inglaterra, donde cursó un MBA. Después de su paso por el sector industrial, en prestigiosas compañías de automoción, asumió la Dirección General de Resinas Naturales en el 2017. Nuestro último hijo, Alexis, llegó en 1985, y como sus hermanos, creció dentro del ambiente familiar, con la empresa en plena expansión. Cursó y se licenció en Arquitectura y fundó tempranamente su propio despacho, E32 Studios, que después de unos inicios complicados, goza de un equipo altamente profesional y que imprimen un sello diferencial y muy personal en cada uno de sus proyectos. Aunque el futuro de la entidad está asegurado gracias a mis hijos, dar continuidad a un Grupo y un proyecto vital no es tarea fácil hoy en día, y me atrevería a decir que nunca lo ha sido. Saber adaptarse a las circunstancias de los momentos y a los constantes cambios que se suceden en la vida es clave para seguir evolucionando. Ser consciente de ello es lo que te permite anticipar y planificar hacia nuevos y desconocidos horizontes. Quiero dar las gracias a todos los que me han acompañado en esta historia y a los que hoy siguen en mi camino les estoy y estaré eternamente agradecido.