Texto del 12/03/13
“Libros como el presente son de especial trascendencia, ya que permiten mostrar al mundo, y a nosotros mismos, el desarrollo y potencial españoles”
“Si continuamos con los retrocesos en materia de investigación tardaremos lustros en volver a los niveles del bienio 2003-2004”
Pese a la calidad de nuestras universidades, de la dimensión de nuestras empresas y de la preparación y valía de nuestro capital humano, España sigue careciendo de prestigio internacional porque ni hemos desarrollado la habilidad de trabajar en equipo para fortalecer nuestras ideas e iniciativas ni para hacer que estas ideas resulten atractivas en el exterior. Por ello libros como el presente son de especial trascendencia, ya que permiten mostrar al mundo, y a nosotros mismos, el desarrollo y potencial españoles.
Al mismo tiempo, sin embargo, se produce la paradoja de que muchos de los proyectos y desarrollos investigadores y empresariales nacionales tienen mayor relevancia informativa en el extranjero porque nuestros mass media, o no los divulgan o lo hacen de modo insuficiente. Este es el caso, por ejemplo, de la Biblioteca Virtual Miguel Cervantes, única en su género junto con la Biblioteca Nacional de Francia, que ha sido impulsada desde nuestra universidad y que ha recibido el reconocimiento unánime de estudiosos y aficionados a la literatura de todo el mundo, además de distinciones como la de la Universidad de Stanford. De hecho, esta iniciativa digitalizadora, que pone al alcance de todo tipo de público las obras, las biografías, los estudios críticos y el material complementario de los clásicos en español, ha conseguido incrementar el reconocimiento internacional de nuestro centro y, como colofón, la captación de fondos económicos, que proceden de ámbitos geográficos tan dispares como Japón, Estados Unidos o Latinoamérica.
Proyectos como el anterior son irrealizables sin inversión. El cambio de coyuntura ha implicado una rigurosa austeridad, traducida en un 80% de reducción presupuestaria en investigación. Esta limitación condiciona no solo el futuro de los proyectos y el horizonte de los jóvenes investigadores, los mejor preparados de nuestra historia y que sin embargo deben emigrar, sino que también pone en peligro el progreso del país: si continuamos con los retrocesos en materia de investigación tardaremos lustros en volver a los niveles del bienio 2003-2004. Y aunque los recortes vienen dictados por las potencias centroeuropeas, las partidas limitadas han sido seleccionadas por el actual Ejecutivo. Por lo tanto, las medidas en materia de investigación, desarrollo e innovación son políticas que deberían ser prioritarias del actual Gobierno.
La recesión presente está provocada por un agotamiento del modelo económico. Para paliarla es necesario trabajar colectivamente con el fin de minimizar los daños e incrementar nuestra productividad y competitividad. En este sentido, las universidades debemos colaborar con el empresariado para satisfacer sus demandas de ocupación y producción, de forma que se corrija la actual infrautilización de parte de nuestro capital humano sobrecualificado.
Finalmente, hemos de ser conscientes de que el crecimiento económico no se podrá volver a basar en la expansión interna; por ello, y teniendo en cuenta la globalización de los mercados y en especial la proximidad de África, debemos encaminar nuestros esfuerzos académicos y empresariales hacia la internacionalización. Si mejoramos nuestro modelo productivo y apostamos por la especialización, podríamos exportar tecnología y conocimientos hacia los países emergentes.