Texto del 20/07/2018
Visión analítica
Edificante amalgama de historias de vida que testifica la intensidad de las luchas con label mujer. Este libro refleja que las emprendedoras no tienen miedo a las palabras para contar sus ciclos de perseverancia, pese a sus cuitas a lo largo de la travesía empresarial. Un libro que no solo instruye, sino que también seduce, ya que obliga al lector a detectar, reconocer y luego comprender aquellos elementos clave que condujeron sus decisiones a lo largo de su trayecto. Reconocimiento y conocimiento: es precisamente el resultado aleccionador de los testimonios que dejan para la posteridad.
Los primeros recuerdos de infancia son una pista inequívoca de lo que fueron logrando. Sus biografías evidencian que todas estaban destinadas a construir algo, con vocación y compromiso, con finalidad comunitaria o social, con amor. Algunas recibieron la herencia psíquica de los padres, a veces antepasados, para encauzar sus decisiones profesionales. Otras son creativas e innovadoras, o hijas de una crisis, sea contextual, personal o de salud. Por otra parte, no se puede obviar el tema de la conciliación familiar. Los hijos no han perdido su lugar, y acompasan el recorrido de muchas de ellas. La mujer empresaria no olvida a la familia, la incluye en sus preocupaciones y cuidados, con orgullo y gallardía: es su fortaleza, su motivación. Esta dualidad –maternidad y trabajo– significa una doble exigencia social y psíquica que no suelen afrontar todos los hombres. Implica un desafío constante para hallar un estilo inédito que resuelva los surcos cotidianos.
Los efectos de las transformaciones familiares gestados por tantos cambios sociales, y la caída de las costumbres tradicionales, ya no están regulados por los usos de la autoridad patriarcal, e implican un forzoso aprendizaje social: desde la neurociencia entendemos que, cuando surge una incapacidad de responder en función de algún condicionamiento previo, la situación desborda al ser y aparece la angustia, que con sus efectos axiomáticos llega a ser paralizante. Así nace la necesidad de un cambio para ellos, de difícil aceptación y, evidentemente, de largo recorrido.
Con la pérdida de muchos referentes sociales y tradicionales, surge la nueva generación de mujeres que refleja una mutación social, iniciándose con las universidades llenas de chicas, y siguiendo con la multitud de puestos, cargos y empresas fundadas por ellas.
¿Será una transición social? Tal vez; el futuro lo dirá cuando se normalicen los efectos de esta feminización de la sociedad laboral. ¿Habrá una mutación identitaria? De momento se puede ver que la mujer suma su responsabilidad natural al poder que era tradicionalmente masculino, y ayuda a sus hijos e hijas a ser libres, es decir, a no estancarse ante un discurso totalitario. Aunque la cultura social haya intentado desde siempre acorralarlas en roles que procuraron reducir su influencia, a veces de un modo depredador, como lo confirma la cantidad de casos de violencia de género, la mujer lleva en ella una creatividad y una capacidad de asociar de las que, pese a mercer más visibilidad, raramente hace ostentación. Prueba de este fenómeno es el número creciente de litigios para la custodia de los hijos, y sobre todo la competitividad parental donde han entrado los hombres, mientras antes no se discutía el papel primordial de la madre. En realidad, se puede ver como en un hogar de padres separados, tanto hace el hombre para los hijos como la mujer, mientras que, en familias unidas, las tareas no están tan equilibradas, lo que nos lleva a preguntarnos:
¿Hace falta llegar a la separación para que este equilibrio se imponga?
En suma, se está formando una renovada versión simbólica de la feminidad, que lanza un mensaje a los hombres, forzándolos a la reflexión, la adaptación, el cambio o tal vez la protesta viril, la sucesión de rivalidades constantes o las luchas de poder, lo que provoca un interesante viraje en el ámbito social, o quizás un síntoma, que, como tal, necesita ser instrumentalizado para que se traduzca en un aprendizaje colectivo. Esta dinámica palpitante es digna del interés de Tiresias, mitológico adivino de Tebas, que exploraba la feminidad desde otras latitudes ecuánimes para luego hablar de ella.