MIQUEL CAPELLÀ MOIÀ
MIQUEL CAPELLÀ MOIÀ
TH, 3r VOLUM. El estado de derecho después de 1978

MIQUEL CAPELLÀ MOIÀ

Texto del 08/09/2008,
Fotografía cedida por: MIQUEL CAPELLÀ MOIÀ

En tiempos de crisis económica como los actuales, las ramas mercantil, inmobiliaria y concursal del Derecho devienen protagonistas. Como experto en tales ámbitos, Miquel Capellà constata lo cruel que puede llegar a ser el mercado y las nefastas consecuencias de no haber sabido anticiparse a sus reveses. Asimismo, diagnostica una extraña y persistente enfermedad en los políticos: las competencias asumidas les convierten automáticamente en expertos en tales materias, lo que les lleva a tomar decisiones con insuficiente fundamento técnico y legal.

Nuestra democracia salió reforzada del 23-F

El recuerdo más preciso que poseo de la Transición es el golpe de Estado del 23-F. Me encontraba trabajando fuera de España en aquel momento y la oportunidad de poder pensar en la distancia acerca de lo que estaba sucediendo en mi país me hizo concienciarme de la fragilidad real del proceso de cambio de régimen. Nos hallábamos en el límite de lograr consolidar una democracia que, en efecto, salió reforzada de aquella intentona golpista.

Una Ley de Memoria Histórica al margen de intereses políticos

Solemos olvidar que los verdaderos protagonistas son los herederos de las víctimas de la contienda, aquéllos que conservan dolorosos recuerdos personales de nuestra Guerra Civil y su cruenta posguerra. Creo que es lícito que quieran resolver sus dudas o desagraviar a sus muertos; a la postre, el criterio que de verdad cuenta es el de estas personas. Deberíamos intentar tratar el asunto con la mayor delicadeza y respeto posibles. Me parece reprobable utilizar interesadamente temas de tanta consideración social y humana. Hay que procurar dejar al margen cualquier tipo de interés político.

No nos atrevemos a hablar de “Estado federal” en España

Aunque en España algunas autonomías gozan de las mismas competencias y atribuciones que tendrían en un gobierno federal, no nos atrevemos a defender un modelo de Estado de tal clase. A mi juicio, el federalismo es una opción bastante acertada para cualquier nación. Defenderse de los países limítrofes como concepto político para crear un Estado sólido y bien definido ya no tiene sentido, es decir, que el modelo de Estado fuerte ha desaparecido. Los españoles nos vemos atrapados en una cierta indefinición que nos lleva constantemente a intentar alcanzar –sin conseguirlo del todo– algo parecido a un sistema confederado. La democracia no auspicia un Estado rígido e inamovible, sino en continua evolución. Hemos avanzado en la dirección correcta, pero aún queda camino por recorrer.

Existen dos tipos de nacionalismo: el autonómico y el central

Uno de los problemas que plantean las economías asimétricas es el continuo estado de desequilibrio que padece el país. En España esto sucede no sólo porque el sistema sea oscilante de por sí, sino porque la aplicación que hacen los gobiernos centrales del modelo de financiación responde a exigencias partidistas. En este sentido, falta generosidad, visión de futuro y, sobre todo, sentido de Estado. Existen dos tipos de nacionalismo, el autonómico o centrífugo y el central o centrípeto. Dentro de un margen de justicia y lógica, lo que más perjudica a la convicción general de que el sistema es justo son los abusos, sean éstos de la índole que fueren.

La reforma de la Justicia es cuestión de responsabilidad política

Los derechos individuales estaban muy limitados durante la dictadura, de ahí que, al ser finalmente reconocidos en la Constitución, se desataran una serie de exigencias. Pero quizá aún debemos aprender a reclamar nuestros derechos. El texto constitucional exigió la reforma de aproximadamente el 60% del conjunto de las normas que conformaban el sistema legal. Cuando se aprobó, los jueces, mayoritariamente, poseían una cultura preconstitucional, de ahí que resultara conveniente establecer un mecanismo que introdujera la intervención del Parlamento a la hora de participar en la designación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Los tiempos han cambiado y ahora es perfectamente comprensible y deseable promover un proceso de adaptación del sistema jurídico a la realidad contemporánea. Este proceso reclama un gran esfuerzo para vencer resistencias políticas e ideológicas. Por lo demás, los gobiernos no dan a la Justicia la importancia que en realidad tiene. Es difícil, por tanto, consolidarla moralmente. Se trata de un problema de recursos y de valoración por parte de los políticos. La solución pasa por impulsar la reforma del sistema jurídico, dotándolo con los medios necesarios y alejando en lo posible la designación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial de la voluntad o los intereses coyunturales de los partidos políticos.

Confiar en la capacidad del pueblo español para modernizar la Constitución

El miedo que se tiene a modificar la Constitución es completamente irracional. Habría que confiar un poco más en la capacidad del pueblo español para llevar a cabo dicha labor. Nadie ignora que el texto constitucional norteamericano, un excelente modelo en su género, se ha modificado repetidas veces desde su creación con el fin de actualizarlo. Creo que efectivamente hay que decidirse a modernizar la Carta Magna, pero con el valor necesario para afrontar el tema territorial que, actualmente, es el que más afecta y preocupa a los políticos y a gran parte de la sociedad.

Es vital educar a la sociedad en el conocimiento de la Constitución

El pueblo conoce poco y mal este fabuloso instrumento legal que es la Constitución. Ojalá ésta fuera conocida como lo es la Biblia por un verdadero creyente, pero ello depende en gran medida de la voluntad política de los dirigentes del país; se diría que políticamente no interesa educar al ciudadano en estas materias. ¿Qué sabe realmente la sociedad del Tribunal Supremo o del Constitucional? Comprender la necesidad de educar al ciudadano es de vital importancia.

Salvo su magistral preámbulo, el resto de la Constitución es perfectible

Lo más brillante sin duda de la Constitución es el magistral preámbulo escrito por Enrique Tierno Galván, de una claridad y profundidad ejemplares. Y además tiene el mérito de ser brevísimo. Creo que es lo único que en realidad debe permanecer a toda costa. Lo demás es perfectible y, por lo mismo, modificable. Pero, para modificar la Carta Magna, deben existir primero unas sólidas garantías, es decir, un amplio consenso de las fuerzas políticas, reforzado por la legitimación que supone contar con la voluntad mayoritaria del pueblo español.

La confrontación política dificulta legislar sobre lo que verdaderamente preocupa al país

Entre la influencia, en ocasiones excesiva, de los medios de comunicación y el afán de conseguir el voto de los partidos, la necesaria tarea de legislar se ha complicado considerablemente. En medio de las confrontaciones de las grandes fuerzas políticas es muy difícil legislar sobre lo que de verdad resulta de interés para el país. Avanzar positivamente en esta cuestión requiere prudencia. Se conseguirá hacerlo a medida que la voz del ciudadano se convierta en un instrumento de presión, cuando la sociedad esté lo suficientemente madura para ponerse de acuerdo en defender la Justicia que a todos nos incumbe. Sólo entonces, los políticos se harán eco de esa realidad social, y tal vez lleguen a comprender que el consenso reparte éxito entre todos los partidos.

La nueva Ley Concursal necesita tiempo para ser valorada

Es una ley impulsora de los concursos que mejora sustancialmente la anterior y supone un avance importantísimo, pero que necesita, como toda ley, largo tiempo de aplicación. Conviene esperar a conocer sus ventajas y desventajas una vez empiece a aplicarse en los tribunales.

Carecemos de una cultura jurídica media a nivel empresarial

En España, el pequeño y mediano empresario sólo acude a asesorarse cuando el accidente ya se ha producido: carecemos de una cultura jurídica media a nivel empresarial. Un empresario debidamente aconsejado puede evitarse muchos problemas. El asesoramiento es una herramienta imprescindible para prevenir y solventar futuros entuertos. En EE. UU., los abogados se anticipan a los empresarios cuando éstos quieren iniciar su expansión en algún país; van siempre un paso por delante para así ponerles en conocimiento de las diferentes variables. En este aspecto, ni siquiera podemos compararnos con otros países de Europa, aunque es cierto que vamos superándonos cada día.

La monarquía se consolidará si se produce la sucesión con la abdicación del Rey

No soy monárquico pero creo que nuestro Rey ha hecho bien su tarea, y me desazonan profundamente las irrespetuosas manifestaciones que se han producido en su contra. Creo que la monarquía se consolidará cuando se realice la sucesión, pero sólo si el sucesor es capaz de llamar a consenso en términos parecidos a los que esgrimió el actual Monarca. No sé si el país es monárquico, y tampoco me parece que sea un tema que preocupe demasiado a la sociedad. Como táctica en sí, creo que sería una buena e inteligente fórmula que don Juan Carlos abdicara en el Príncipe Felipe. Tiene sobrada autoridad moral y política para hacerlo y, además, podría tutelar a su hijo hasta que éste consiguiera alcanzar por sí mismo suficiente prestigio y legitimidad. Por otro lado,  soy partidario de la transparencia, y veo positivo que el pueblo conozca en toda su profundidad, sin manipulaciones arbitrarias al respecto, los cometidos y responsabilidades reales a nivel político y social de nuestro Monarca y de su entorno familiar y, por qué no, los respectivos presupuestos de ingresos y gastos.