Sra. Anna Gabriel
Sra. Anna Gabriel
TH, 8è VOLUM. El Procés, Destacada

SRA. ANNA GABRIEL SABATÉ

Profesora de Derecho y diputada de la CUP en el Parlamento de Catalunya

Text del 16/02/2017

ANNA GABRIEL SABATÉ

Barcelona

Una de las voces más representativas de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), organización política asamblearia que defiende la independencia de Catalunya, afirma que su partido se ha comprometido a crear una república democrática que establezca unas reglas del juego más respetuosas. Este discurso nacionalista no excluye la demanda de una mayor justicia social y el respeto por una Catalunya diversa, pues la nación catalana siempre ha sido un ejemplo de tierra de acogida.

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No hace tanto tiempo que nos llamaban ilusos

Nací en Sallent de Llobregat, una localidad del Bages, en Barcelona. Allí pasé mi infancia y adolescencia hasta que me trasladé a Barcelona para estudiar Educación Social y, posteriormente, Derecho. Sin embargo, nunca he dejado mi pueblo; allí sigo teniendo mi casa, con mis libros, mi familia y mi gente. Actualmente, mi actividad como profesora de Derecho en la UAB, y como diputada de la Candidatura d’Unitat Popular en el Parlamento de Catalunya, me obligan a tener un piso en Barcelona. No quiero tener la sensación de que vivo en la Ronda Litoral, pero no paso demasiados días sin volver a Sallent. Inicié la militancia política a los dieciséis años en la Plataforma Antifeixista y entré en la CUP en 2002. Recuerdo los primeros años en los que salíamos a la calle para reclamar la independencia, cuando todavía éramos pocos y se nos trataba de extemporáneos, ilusos o locos. No hace tanto tiempo de eso.

Somos tierra de acogida

No hemos militado en el independentismo únicamente con una estrategia movilizadora. Hace años que intentamos articular un municipalismo que integre un conjunto diverso de reivindicaciones nacionales y sociales. En este sentido, somos muy conscientes del país que tenemos: estamos muy atentos a la ilusión que ha motivado a la gente a movilizarse por la independencia durante estos últimos años, y sabemos que es importante mantenerla y no menospreciarla. Pero también somos conscientes de que este país se ha generado a partir de orígenes diversos, de un proceso de mestizaje positivo, que en vez de generar expresiones xenófobas ha sido un ejemplo de tierra de acogida. No identificamos el proyecto independentista con una identidad nacional: queremos acoger a cualquier persona que conserve también un enraizamiento con su comunidad de origen, lo que no la excluye de convertirse en un actor clave para la construcción de la república. Desde la izquierda independentista abrazamos toda esta rica diversidad catalana.

Este país es de las personas que han venido a construirlo

El independentismo tiene una composición diversa: muchos nietos y nietas de personas que hace años vinieron de fuera, con lenguas maternas que no eran el catalán, actualmente son partidarios de una Catalunya independiente. El sentimiento de pertenencia nacional no se ha heredado a través de un vínculo familiar, pero lo que sí se ha transmitido es la reivindicación de que este país es de todas y cada una de las personas que lo han venido a construir.

El nacionalismo catalán no es una novedad

El historiador Josep Fontana afirma que el sentimiento de los catalanes de pertenecer a una nación existe desde hace mucho tiempo. Este hecho explica que tanto el idioma, como otras expresiones culturales, se hayan mantenido muy vivas a pesar de la historia; y que en la plena Europa de los Estados del siglo XXI, se defienda el derecho a la autodeterminación. El nacionalismo catalán ha contado con diferentes actores y actrices; con periodos con mayor facilidad para expresar sus anhelos o épocas dictatoriales represivas. Hoy en día, nos explicamos basándonos en este pasado, pero también en una perspectiva de futuro que no es menos importante.

Todavía había miedo cuando se aprobó la Constitución española

Acabábamos de salir de una dictadura y se estaba trabajando para gestar una democracia; la Constitución española responde a un contexto histórico en el que todavía había miedo: tras la muerte de Franco, la extrema derecha continuó matando a abogados laboralistas en Madrid, a estudiantes comunistas y a militantes vascos, que eran torturados y asesinados en las detenciones. En Sallent, en 1978, se enterró a Agustín Rueda, un hijo de la colonia minera, que también fue torturado en la prisión de Carabanchel hasta la muerte. La Constitución, que intentó armonizar los diversos intereses de la época, se redactó en un entorno de miedo. De hecho, no hay ningún otro precedente en Europa de una Constitución que haya sido aprobada en un contexto de violencia de la extrema derecha, sin ninguna depuración del sistema judicial o de los cuerpos policiales. Y en aquel momento se apostó por un Estado de las autonomías que se ha sostenido durante bastantes años.

Pérdida de credibilidad del Ejecutivo español

La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Catalunya hecha pública en el año 2010 torpedeó la voluntad del pueblo que lo había refrendado mediante un referéndum, así como la del propio Parlamento. En ese momento, el consenso constitucional de 1978 se rompió, porque un tribunal se puso por encima de la voluntad mayoritaria de un pueblo; y quedó, por ese motivo, absolutamente deslegitimado. A partir de entonces, la incapacidad política para reformar el marco legislativo, sumada a la interpretación tergiversada de la norma por parte de los tribunales, nos han conducido a la deriva. El Ejecutivo español ha perdido su credibilidad.

Demostrar que el independentismo no era el delirio de un único actor

Artur Mas se desvinculó de la consulta popular del 9-N que, finalmente, quedó en manos de voluntarios. Así pues, no se celebró gracias a él, pese a que ahora se le esté juzgando por ello. Por otro lado, Mas nunca nos pareció la persona idónea para encabezar una nueva etapa política, así que decidimos no apoyar su investidura. Además, queríamos demostrar que el independentismo no era el delirio de un único actor. Al contrario, era, y es, un proceso popular.

Queremos establecer unas reglas del juego más respetuosas

Nos hemos comprometido a crear una república democrática que establezca unas reglas del juego más respetuosas con sus ciudadanos. Asimismo, creemos que esta República catalana podría ser una vanguardia ejemplificadora para una Europa con una fuerte tradición democrática en la que está creciendo, de manera alarmante, la extrema derecha.

Con la vista puesta en un futuro mejor

Mucha gente ve en la independencia la posibilidad de articular una república capaz de garantizar más derechos y libertades. No podemos olvidar que hemos vivido acontecimientos históricos recientes que han cambiado nuestra mirada: la desautorización ética de la clase política, la acentuación de la crisis económica, la actuación de una Unión Europea que vuelve la espalda a la gente que huye de la guerra… Así pues, en el anhelo independentista no hay solo pasado; las expectativas e ilusiones depositadas en un futuro mejor también juegan un papel importante. Hay historiadores que apelan al miedo como un factor clave para entender la historia en general. Creo que el miedo es un ingrediente importante; sin embargo, también incluiría la ilusión, el amor y el deseo, aunque formen parte de un planteamiento menos ortodoxo.

Hay muchos ciudadanos que reclaman: «Queremos acoger»

Cuando existe una guerra, hambre, persecución por motivos religiosos o de opción sexual, la gente huye; y no le deberíamos negar a nadie el derecho a querer vivir en un lugar que le permita salvaguardar su dignidad. Los mandatarios internacionales, responsables de esta política de negación de la movilidad de las personas, son conscientes de que, por mucho que cierren las fronteras y levanten muros, la gente seguirá moviéndose, a pesar de que para ello tengan que optar por vías menos seguras, en las que pueden acabar perdiendo la vida. ¿Qué hay detrás de estas fronteras? A menudo, existen intereses políticos internos, nacionales o estatales, que difunden un discurso xenófobo y se acaban instaurando medidas conservadoras y represivas, de derecha o extrema derecha, que propagan la sensación de que los refugiados son un peligro. Sin embargo, la cantidad de gente que huye de la guerra es asumible por el conjunto de la Unión Europea. Hay ciudadanos que no nos creemos la versión oficial y que reclamamos poder acoger; sabemos que tenemos los recursos y, sobre todo, las ganas para conseguirlo.

No se olvidan del sur si lo pueden explotar

De los países del sur nunca se olvidan cuando se trata de saquear sus recursos naturales, de levantar explotaciones mineras en las que se abusa de los trabajadores o de explotar turísticamente sus zonas exóticas; por ejemplo, Siria no es un país olvidado en cuanto a la venta de armas. Lamentablemente, hay muchos Estados que responden muy bien a la lógica de las grandes empresas de armamento, interesadas siempre en sostener y alargar las guerras.

Apuesta por liderazgos colectivos

En la CUP no renovamos mandatos ni acumulamos cargos, no cobramos todo el sueldo sino que nos quedamos una parte pequeña e invertimos el resto en otros proyectos. Los intereses de nuestro partido no están por delante de los intereses del país. Respondemos a un momento histórico en el que necesitamos cambiar la cultura política predominante: preferimos trabajar con liderazgos colectivos. Ponemos en valor a la gente que trabaja en nuestros ayuntamientos, en los casales y ateneos. Los representantes de la CUP sabemos que estamos de paso, no queremos acostumbrarnos a los privilegios asociados a los cargos de representación. Lo que decidimos no lo hacemos nunca de forma individual, sino colectiva, y esto es un poderoso aval contra la corrupción.
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Lecturer in Law and M.P. for the CUP party in the Catalan Parliament

One of the most representative voices of Candidatura d’Unitat Popular (CUP), the parliamentary political group that defends Catalan independence, says her party is committed to building a democratic republic that establishes fair rules. This nationalistic rhetoric includes the demand for greater social justice and respect for a diverse Catalonia, as the Catalan nation has always set an example as a land of welcome.

Not all that long ago they said we were dreamers

I was born in Sallent de Llobregat, a town in the district of Bages, in Barcelona. I spent my childhood and youth in that town and then moved to Barcelona to study Social Education and then Law, but I never forgot my hometown. I still have a house there, along with my books, my family and my friends. Due to my current job as a Law lecturer at UAB, and as an M.P. for Candidatura d’Unitat Popular in the Catalan Parliament, I had to get a flat in Barcelona. To escape the feeling that I live on the coastal ring road, I often return to Sallent. I became a political activist at the age of sixteen, and then a member of the Plataforma Antifeixista, I joined the CUP in 2002. I recall the first years when we would march on the street to demand independence when we were still only a few and people though we were a bunch of crazy fools. That was not so long ago.

We are a welcoming land

We are not just calling out for independence through a mobilisation strategy. For years, we have tried to set up a municipal movement that integrated a diverse list of national and social demands. In this sense, we are well aware of what our land can offer: we know the excitement that has led people to call out for independence in recent years, and we know it is important to maintain it and not let it disappear. However, we also know that our land was created from a diversity of origins, from a positive mix that has always been able to welcome others, without generating xenophobia. We are not demanding independence based on a national sentiment, we want to include all those who have deep roots in their community of origin, who are willing to be key players in building the republic. From our position as a left-wing indepen-dent group, we embrace this enormous Catalan diversity.

This land belongs to the people who have built it

The composition of the independence movement is extremely diverse, and made up of the grandchildren of people who arrived here years ago from other communities, with mother tongues other than Catalan. They now want an independent Catalonia. The feeling of belonging to a nation was not handed down through family ties, but the message transmitted is the idea that this land belongs to each person who helped build it.

Catalan nationalism is not new

The historian Josep Fontana said that for many years, Catalans have felt they belonged to a nation. This would explain the fact that both the language and other cultural expressions have remained intact over many centuries, by defending the right to self-determination in the European states of the 21st century. Catalan nationalism has involved different players, at times when it was easier to express one’s desires or during repressive dictatorial eras. Today, we are not only able to explain ourselves through this past, but also from a future perspective, which is equally important.

Despite the approval of the Spanish Constitution, people were still afraid

We had just emerged from a dictatorship and were working on the generation of a democracy; the Spanish Constitution responds to a historical context in which people were still afraid: after Franco’s death, the right extremists continued to blow up left-wing lawyers in Madrid, communist students and Basque activists who were tortured and murdered following their arrest. In 1978, Agustín Rueda, the son of a miner, was laid to rest in Sallent. He, too, was tortured to death in Carabanchel prison. The Constitution that attempted to address the diverse interests of that time, was drafted in a context of fear. In fact, there is no other precedent in Europe of a constitution approved within a context of violence by right extremists without purging the judicial system or the police force. At that time, the idea was to establish an autonomous state, and this system was maintained for many years.

The Spanish government has lost face

The Constitutional Court ruling with respect to the Catalan Statute, issued in 2010, undermined the will of the people who had endorsed it in a referen-dum, and that of the Catalan parliament. The constitutional consensus of 1978 was broken because a court decided to ignore the majority wish of a people, which has destroyed its legitimacy. From that point on, the political incapacity to review the legislative framework, together with a false interpretation of the law by the courts, have led us to this abyss. The Spanish government has lost face.

Proving that Catalan independence was not the fantasy of one idealist

Artur Mas disassociated himself from the referendum of 9-N, which was eventually organised by volunteers. He was not responsible for it, although he is on trial for it. On the other hand, we never considered that Mas was the best person to lead a new political phase, so we decided not to support his investiture. We also wanted to prove that Catalan independence was not just the fantasy of one idealist. On the contrary, it was, and still is, a popular process.

We want to establish fairer rules

We have undertaken to create a democratic republic that establishes fairer rules for its citizens. We also believe that this Catalan republic could be an example for Europe, with a strong democratic tradition as opposed to the alarming rise in extreme right forces.

Our eyes are set on a better future

Many people think that independence is a way to build a republic that will guarantee more rights and freedoms. We must not lose sight of the fact that we have experienced recent historical events that have changed our point of view: the lack of ethics of the political class, the aggravation of the economic crisis, and the actions of the European Union, which has turned its back on people fleeing from war. The yearning for independence is not only rooted in the past; the expectations and illusions deposited in a better future are equally important. Some historians refer to fear as a key factor in understanding history in general. I think fear is an important element, but I would also include illusion, affection and yearning, even though they form part of a less orthodox approach.

Many citizens say: “We want to offer shelter”

People flee from war, famine or persecution based on religious reasons or because of sexual preferences. We should not deny any person the right to want to live in a place that will allow them to preserve their dignity. The international leaders responsible for this policy which denies people freedom of movement are aware that however much they try to close borders and raise walls, people will continue to move, even though they have to opt for routes that are less safe, in which they may lose their lives. What lies behind these borders? There are often internal political, state or national interests that disseminate xenophobic rhetoric and lead to conservative, repressive measures by right or extreme right-wing groups in an effort to spread the idea that refugees are dangerous. However, the European Union is perfectly able to assimilate the number of war refugees. There are citizens like us who do not believe the official version and want to offer them shelter; we know we have sufficient resources and above, all, we are willing to find them.

They never forget the southern countries as long as they can exploit them

They never forget the southern countries as long as they can exploit their natural resources, set up mines in which they oppress workers, or fill their exotic areas with tourists. Syria is not a forgotten country when it comes to arms trafficking. Regrettably, many states are eager to offer a positive response to the logic of huge arms corporations, which are always interested in sustaining and lengthening wars.

A commitment to group leadership

CUP is not a party that renews mandates or accumulates offices, we do not collect all of our salaries, only a small part, and we put the rest aside to invest in other projects. We do not put the interests of our party before those of the country. We respond to a historical time in which we need to change the predominant political culture: we prefer to work with group leadership. We attach value to the people who work in our local governments, civic halls and public centres. The representative of the CUP know we are not here permanently and we do not want to get used to the privileges associated with representative office. We never make our decisions individually, but as a group, and this is a powerful weapon against corruption.
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Professeure de droit et députée de la CUP au Parlement de Catalogne

L’une des voix les plus représentatives de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), organisation politique d’assemblée qui défend l’indépendance de Catalogne, affirme que son parti s’est engagé à créer une république démocratique qui établisse des règles du jeu plus respectueuses. Ce discours nationaliste n’exclut pas la demande d’une plus grande justice sociale et le respect d’une Catalogne de la diversité, car la nation catalane a toujours été une terre d’accueil.

Il n’y a pas encore si longtemps on nous qualifiait de naïfs

Je suis née à Sallent de Llobregat, une commune du Bages, à Barcelone. J’y ai passé mon enfance et mon adolescence puis je me suis installée à Barcelone pour faire des études d’éducation sociale et de droit. Néanmoins, je n’ai jamais abandonné mon village, j’y ai toujours ma maison, mes livres, ma famille et mes amis. Aujourd’hui, j’exerce comme professeure de droit à l’UAB et comme députée de la Candidatura d’Unitat Popular au Parlement de Catalogne, ce qui m’oblige à habiter à Barcelone. Je ne veux pas avoir le sentiment de vivre sur la rocade de la Ronda Litoral, mais il ne se passe pas beaucoup de jours sans que je retourne à Sallent. J’ai commencé la militance politique à seize ans, au sein de la Plataforma Antifeixista et j’ai rejoint la CUP en 2002. Je me souviens des premières années où nous descendions dans la rue pour réclamer l’indépendance, nous étions peu nombreux à l’époque et on nous traitait d’extemporanés, de naïfs ou de fous. Il n’y a pas si longtemps.

Nous sommes une terre d’accueil

Nous n’avons pas milité en faveur de l’indépendantisme uniquement avec une stratégie de mobilisation. Nous essayons depuis des années d’articuler un municipalisme qui intègre un ensemble varié de revendications nationales et sociales. En ce sens, nous sommes bien conscients du pays que nous avons : nous sommes à l’écoute de l’enthousiasme qui a poussé les gens à se mobiliser en faveur de l’indépendance ces dernières années et nous savons qu’il est important de le maintenir et de ne pas le sous-estimer. Mais nous sommes également conscients que ce pays a été érigé par des gens de tous les horizons, d’un processus de métissage positif, qui loin de générer des discours xénophobes a été une terre d’accueil exemplaire. Nous n’identifions pas le projet indépendantiste avec une identité nationale : nous voulons accueillir toute personne qui conserve ses racines, ce qui ne l’empêche pas de devenir un acteur clé de la construction de la république. La gauche indépendantiste englobe toute cette riche diversité catalane.

Ce pays appartient aux personnes qui sont venues le construire L’indépendantisme présente une composition diverse : de nombreux petits-enfants de personnes qui sont arrivées il y a longtemps, et dont la langue maternelle n’était pas le catalan, sont aujourd’hui partisans d’une Catalogne indépendante. Le sentiment d’appartenance nationale n’a pas été hérité au travers d’un lien familial, mais ce qui a été transmis est la revendication que ce pays appartient à toutes les personnes qui sont venues le construire.

Le nationalisme catalan n’est pas nouveau

L’historien Josep Fontana affirme que le sentiment d’appartenance à une nation des catalans existe depuis très longtemps. Ce fait explique que tant la langue, comme d’autres expressions culturelles, aient perduré malgré l’Histoire ; et qu’en pleine Europe des États du XXIe siècle, on défende le droit à l’autodéter-mination. Le nationalisme a compté sur différents acteurs et actrices ; avec des périodes plus propices à manifester leurs désirs ou des époques de dictature répressive. Aujourd’hui, nous nous expliquons en nous basant sur ce passé, mais aussi sur cette perspective de futur, qui est toute aussi importante.

La peur était encore présente lorsque la Constitution espagnole a été approuvée

Nous venions de sortir d’une dictature et travaillions pour préparer une démocratie ; la Constitution espagnole répond à un contexte historique où existait encore la peur : après la mort de Franco, l’extrême droite a continué à arrêter des avocats du droit du travail à Madrid, des étudiants communistes et des militants basques, qui étaient torturés et assassinés pendant leur détention. En 1978, la commune de Sallent a enterré Agustín Rueda, fils de mineurs, torturé à mort dans la prison de Carabanchel. La Constitution, qui tentait d’harmoniser les différents intérêts de l’époque, a été rédigée dans un climat de peur. Il n’y a d’ailleurs en Europe aucun précédent d’une Constitution approuvée dans un contexte de violence de l’extrême droite, sans aucune épuration du système judiciaire ou des forces de l’ordre. Or à cette époque, on a misé sur un État des autonomies qui s’est maintenu pendant longtemps.

Perte de crédibilité de l’exécutif espagnol

La décision du Tribunal Constitutionnel sur le Statut de Catalogne rendue publique en 2010 a torpillé la volonté des citoyens qui l’avait ratifié par référendum, ainsi que celle du Parlement lui-même. À ce moment-là, le consensus constitutionnel de 1978 s’est brisé car un tribunal s’est placé au-dessus de la volonté majoritaire des citoyens et c’est pour cette raison qu’il a perdu toute légitimité. Dès lors, l’incapacité politique de réformer le cadre législatif, ajoutée à l’interprétation tergiversée de la norme par les tribunaux, nous ont conduits à la dérive. L’exécutif espagnol a perdu sa crédibilité.

Démontrer que l’indépendantisme n’était pas le délire d’une seule personne

Artur Mas s’est dégagé de la consultation populaire du 9-N qui finalement, est passée aux mains de bénévoles. Elle ne s’est donc pas célébrée grâce à lui, même s’il est aujourd’hui jugé pour cela. D’autre part, Mas ne nous a jamais semblé la personne idoine pour diriger une nouvelle étape politique, c’est pourquoi nous avons décidé de ne pas soutenir son investiture. Par ailleurs, nous voulions démontrer que l’indépendantisme n’était pas le délire d’une seule personne, bien au contraire, il s’agissait et s’agit encore d’un processus populaire.

Nous voulons établir des règles du jeu plus respectueuses

Nous nous sommes engagés à créer une république démocratique qui établisse des règles du jeu plus respectueuses vis-à-vis des citoyens. Nous pensons que cette République catalane pourrait être un exemple avant-gardiste, pour une Europe avec une forte tradition démocratique où l’extrême droite connaît un essor alarmant.

Nous visons un futur meilleur

Beaucoup de gens voient dans l’indépendance la possibilité d’articuler une république capable de garantir plus de droits et de libertés. Nous ne pouvons pas oublier les évènements historiques récents qui ont changé notre vision : le désaveu éthique de la classe politique, l’aggravation de la crise économique, les agissements de l’Union européenne qui tourne le dos aux personnes qui fuient la guerre… Or, ce désir d’indépendance ne répond pas seulement au passé ; les expectatives et l’enthousiasme placés en faveur d’un futur meilleur jouent également un rôle important. Certains historiens citent la peur comme un facteur-clé pour comprendre l’histoire en général. Je crois que la peur est un aspect important, mais j’y ajouterais aussi l’enthousiasme, l’amour et le désir, même si ces sentiments font partie d’une approche moins orthodoxe.

De nombreux citoyens crient haut et fort : « nous voulons accueillir »

Lorsque les gens sont victimes d’une guerre, de la famine, qu’ils sont persécutés pour des motifs religieux ou d’orientation sexuelle, ils sont obligés de fuir ; or nous ne devrions refuser à personne le droit de vouloir vivre dans un endroit qui lui permette de sauvegarder sa dignité. Les mandataires internationaux, responsables de cette politique de refus de la mobilité des personnes, sont conscients que même en fermant les frontières et en dressant des murs, les gens continueront à se déplacer, même si pour cela ils doivent emprunter des voies plus risquées où ils peuvent perdre la vie. Qu’y a-t-il derrière ces frontières ? Il existe souvent des intérêts politiques internes, nationaux ou gouvernementaux qui diffusent un discours xénophobe et on finit par adopter des mesures conservatrices et répressives, de droite ou d’extrême droite, qui propagent l’idée que les réfugiés sont un danger. Pourtant, l’ensemble de l’Union européenne est à même d’assumer le nombre de personnes qui fuient de la guerre. Nous sommes nombreux les citoyens, à ne pas croire la version officielle et à réclamer le droit d’accueillir ; nous savons que nous disposons des ressources et surtout de l’envie de le faire.

On se rappelle du Sud quand on peut l’exploiter

On n’oublie jamais les pays du Sud lorsqu’il s’agit de piller leurs ressources naturelles, d’ériger des exploitations minières où l’on abuse des travailleurs ou d’exploiter touristiquement leurs zones exotiques ; la Syrie par exemple n’est pas un pays oublié en termes de vente d’armes. Malheureusement, nombreux sont les pays qui répondent très bien à la logique des grandes entreprises du secteur de l’armement, qui souhaitent soutenir et prolonger les guerres.

Pari pris en faveur d’hégémonies collectives

Les membres de la CUP ne rénovent pas de mandats et n’accumulent pas de postes. Ils ne perçoivent qu’une petite partie de leur salaire et investissent le reste dans d’autres projets. Les intérêts de notre parti ne sont pas au-dessus des intérêts du pays. Nous répondons à un moment historique où nous avons besoin de changer la culture politique prédominante : nous préférons travailler avec des hégémonies collectives. Nous mettons en valeur les personnes qui travaillent au sein de nos mairies, dans les centres et associations. Les représentants de la CUP savent qu’ils sont de passage et ne veulent pas s’habituer aux privilèges associés aux postes de représentation. Ce que nous disons, nous ne le faisons jamais de forme individuelle mais collective, et c’est là une puissante garantie contre la corruption.
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Professorin der Rechtswissenschaften und Abgeordnete der CUP im katalanischen Parlament

Als eine der repräsentativsten Stimmen der Partei Candidatura d’Unitat Popular (Kandidatur der Volkseinheit, CUP), ein parteipolitischer Zusammenschluss, der die Unabhängigkeit Kataloniens verteidigt, erklärt sie, ihre Partei habe sich der Schaffung einer demokratischen Republik und der Festlegung respektvoller Spielregeln verpflichtet. Diese Forderungen schließen zudem eine gerechte Justiz und die Respektierung eines vielfältigen Kataloniens ein, da dieses Land immer ein Zufluchtsland gewesen ist.

Vor nicht allzu langer Zeit hielt man uns noch für Illusionisten

Ich wurde in Sallent de Llobregat geboren, einem Ort der Gemeinde Bages in der Provinz Barcelona. Dort verbrachte ich meine Kindheit und Jugend, bis ich nach Barcelona zog, um Sozialpädagogik und schließlich Rechtswissenschaften zu studieren. Meine Heimat ist jedoch weiterhin Sallent, dort befinden sich mein Haus, meine Familie und meine Freunde. Derzeit zwingt mich meine Tätigkeit als Professorin an der Autonomen Universität Barcelona und Abgeordnete der CUP im katalanischen Parlament zu einer Wohnung in Barcelona. Ich möchte jedoch nicht das Gefühl gewinnen, in Barcelona zu leben, und kehre daher häufig nach Sallent zurück. Ich startete meine politische Tätigkeit im Alter von 16 Jahren im antifaschistischen Aktionsbündnis Plataforma Antifeixista und trat 2002 in die CUP ein. Ich kann mich noch daran erinnern, dass man uns in den ersten Jahren, als wir noch wenige waren und auf der Straße die Unabhängigkeit forderten, für Illusionisten oder Verrückte hielt. Dies ist gar nicht mal so lange her.

Wir sind ein Zufluchtsland

Wir setzen uns für die Unabhängigkeit nicht nur anhand einer Strategie der Mobilisierung ein. Vielmehr versuchen wir schon seit Jahren, ein Gemeinwesen zu formulieren, das verschiedene nationale und soziale Forderungen verbindet. In diesem Sinn sind wir uns unseres Landes sehr bewusst: Wir achten sehr auf die Illusion, welche die Leute in den letzten Jahren dazu gebracht hat, sich für die Unabhängigkeit zu mobilisieren, und wir wissen, dass es wichtig ist, diese Illusion zu bewahren und nicht zu verachten. Wir sind uns jedoch auch bewusst, dass dieses Land ein beispielhaftes Zufluchtsland ist, das von Personen sehr unterschiedlicher Herkunft gebildet wird, die positiv integriert wurden, ohne dass es zu fremdenfeindlichen Ausdrucksformen gekommen ist. Wir identifizieren das Unabhängigkeitsprojekt nicht mit einer nationalen Identität. Vielmehr möchten wir auch all diejenigen Personen willkommen heißen, die eine Verwurzelung mit ihrer Herkunftsgemeinschaft bewahrt haben, was nicht ausschließt, sich beim Aufbau der Republik in einen wichtigen Faktor zu verwandeln. Als Linke und Verfechter der Unabhängigkeitsbewegung begrüßen wir diese reiche Vielfalt Kataloniens.

Dieses Land gehört den Personen, die gekommen sind, dieses aufzubauen

Die Unabhängigkeitsbewegung vielseitige zusammengesetzt: Enkel und Enkelinnen von Personen, die vor Jahren mit anderen Muttersprachen als Katalanisch zugewandert sind, treten jetzt für ein unabhängiges Katalonien ein. Das Gefühl der nationalen Zugehörigkeit ist nicht über eine familiäre Bindung entstanden. Übertragen wurde jedoch die Forderung, dass dieses Land allen Personen gehört, die mit dem Ziel gekommen sind, es aufzubauen.

Der katalanische Nationalismus ist kein Novum

Der Historiker Josep Fontana bestätigt, dass das Gefühl der Katalanen, zu einer Nation zu gehören, schon seit langer Zeit existiert. Dieser Umstand erklärt, warum sowohl die Sprache als auch andere kulturelle Ausdrucksformen trotz der Geschichte weiterhin sehr lebendig sind und warum im Europa der Staaten des Jahrhunderts das Recht auf Selbstbestimmung verteidigt wird. Der katalanische Nationalismus hat zahlreiche Akteure hervorgebracht und umfasst neben Zeiträumen, in denen es leichter war, Sehnsüchte zum Ausdruck zu bringen, auch repressive diktatorische Epochen. Heutzutage verstehen wir uns beruhend auf dieser Vergangenheit, blicken jedoch auch in die Zukunft, was ebenso wichtig ist.

Bei Verabschiedung der spanischen Verfassung herrschte noch Angst

Wir hatten gerade die Diktatur hinter uns gelassen und arbeiteten an einer Demokratie. Die spanische Verfassung entspringt daher einem historischen Kontext, in dem noch die Angst vorherrschte: Nach dem Tod Francos tötete die extreme Rechte weiterhin Rechtsanwälte für Arbeitsrecht, kommunistische Studenten und baskische Aktivisten, die in der Haft gefoltert und ermordet wurden. 1978 wurde in Sallent Agustín Rueda beerdigt, Sohn einer Bergarbeiterfamilie, der im Gefängnis von Carabanchel zu Tode gefoltert worden war. Die Verfassung, welche die verschiedenen damaligen Interessen harmonisieren wollte, wurde in einem Umfeld der Angst verfasst. Tatsächlich gibt es in Europa kein anderes Beispiel einer Verfassung, die in einem Umfeld rechtsextremer Gewalt verabschiedet wurde, ohne das Rechtssystem oder die Strafverfolgungsbehörden zu säubern. Damals wurde ein Staat der Autonomien beschlossen, der viele Jahre fortbestanden hat.

Verlust der Glaubwürdigkeit seitens der spanischen Exekutive

Das 2010 veröffentlichte Urteil des spanischen Verfassungsgerichts über das Autonomiestatut von Katalonien torpedierte den Willen des Volkes, das dieses Statut in einem Referendum bestätigt hatte, sowie den des spanischen Parlaments. In diesem Moment wurde der konstitutionelle Konsens des Jahres 1978 gebrochen, da sich ein Gericht über den Willen der Mehrheit des Volkes stellte und sich auf diese Weise sämtliche Legitimation nahm. Seitdem hat uns die politische Unfähigkeit, den Rechtsrahmen zu reformieren, zusammen mit der verdrehten Auslegung der Gesetze seitens der Gerichte in eine Krise geführt. Die spanische Exekutive hat ihre Glaubwürdigkeit verloren.

Beweisen, dass die Unabhängigkeit nicht der Wahn eines einzigen Akteurs war

Artur Mas distanzierte sich von der Volksbefragung des 9. Novembers, die schließlich von Freiwilligen durchgeführt wurde. Die Befragung fand somit nicht dank Artur Mas statt, auch wenn er dafür jetzt vor Gericht steht. Auf der anderen Seite erschien uns Mas nicht als die optimale Person, eine neue politische Etappe einzuleiten, weswegen wir seine Investitur nicht unterstützten. Außerdem wollten wir beweisen, dass die Unabhängigkeit nicht der Wahn eines einzigen Akteurs war, sondern ganz im Gegenteil ein Prozess des Volkes.

Wir wollen respektvollere Spielregeln festlegen

Wir haben uns vorgenommen, eine demokratische Republik mit Spielregeln zu schaffen, die respektvoller mit den Bürgern umgeht. Darüber hinaus glauben wir, dass diese katalanische Republik eine Vorbildfunktion für ein Europa mit einer starken demokratischen Tradition einnehmen könnte, in dem die extreme Rechte auf besorgniserregende Weise wächst.

Mit Blick auf eine bessere Zukunft

Viele sehen in der Unabhängigkeit die Möglichkeit einer Republik, die mehr Rechte und Freiheiten gewährleistet. Wir dürfen die neuesten historischen Ereignisse nicht vergessen, die unsere Perspektive verändert haben: die ethische Entmündigung der politischen Klasse, die Verschärfung der Wirtschaftskrise, das Auftreten einer Europäischen Union, die Kriegsflüchtlingen den Rücken zukehrt. Das Unabhängigkeitsbegehren beruht somit nicht nur auf der Vergangenheit, sondern richtet seinen Blick und seine Illusionen auch auf eine bessere Zukunft. Es gibt Historiker, welche die Angst als entscheidenden Faktor ansehen, um die Geschichte zu verstehen. Meiner Meinung nach ist die Angst ein wichtiger Bestandteil. Ich würde jedoch auch die Illusion, die Liebe und das Verlangen einschließen, auch wenn dies weniger orthodox ist.

Viele Bürger fordern: „Wir wollen Flüchtlinge aufnehmen“

Menschen fliehen vor Krieg, Hunger und der Verfolgung aufgrund der Religion oder sexuellen Ausrichtung. Wir sollten niemandem das Recht verweigern, an einem Ort leben zu wollen, an dem die Bewahrung der Würde möglich ist. Die internationalen Regierungschefs, die für diese Verweigerungspolitik verantwortlich sind, wissen, dass Menschen trotz geschlossener Grenzen und errichteter Mauern weiterhin fliehen werden, auch wenn sie auf weniger sichere Wege zurückgreifen müssen, auf denen sie eventuelle das Leben verlieren. Was verbirgt sich hinter diesen Grenzen? Häufig existieren interne politische, nationale oder staatliche Interessen, die fremdenfeindliche Reden verbreiten sowie konservative und restriktive Maßnahmen rechter oder rechtsextremer Natur ergreifen und das Gefühl vermitteln, die Flüchtlinge stellen eine Gefahr dar. Die Anzahl der Personen, die vor dem Krieg fliehen, ist jedoch von der Gesamtheit der Europäischen Union verkraftbar. Es gibt Bürger, die der offiziellen Version nicht glauben und die Aufnahme fordern. Wir wissen, dass wir über die erforderlichen Ressourcen und insbesondere den Willen verfügen.

Der Süden wird dann gerne beachtet, wenn er ausgebeutet werden kann

Die südlichen Länder finden dann Beachtung, wenn deren natürliche Ressourcen geplündert, Bergbaubetriebe unter Ausbeutung der Arbeiter errichtet oder exotische Landschaften touristisch ausgebeutet werden sollen. Syrien beispielsweise ist hinsichtlich des Verkaufs von Waffen kein vergessenes Land. Leider gibt es viele Staaten, die gerne auf die Logik der großen Waffenunternehmen eingehen, die daran interessiert sind, Kriege zu bewahren und zu verlängern.

Weichenstellung in Richtung einer kollektiven Führung

In der CUP erneuern wir keine Mandate und sammeln auch keine Ämter. Wir kassieren nicht das gesamte Gehalt, sondern nur einen kleinen Teil und investieren den Rest in andere Projekte. Die Interessen unserer Partei haben keinen Vorrang vor denen des Landes. Wir reagieren auf einen historischen Moment, in dem eine Änderung der vorherrschenden politischen Kultur erforderlich ist: Wir ziehen es vor, mit einer kollektiven Führung zu arbeiten. Wir verschaffen den Personen Geltung, die in unseren Stadtverwaltungen, Einrichtungen und Zentren arbeiten. Wir von der CUP wissen, dass wir unsere Ämter nur vorübergehend bekleiden, und wollen uns nicht an die damit verbundenen Privilegien gewöhnen. Was wir sagen, sagen wir niemals als einzelne Personen, sondern gemeinsam. Dies ist eine starke Garantie gegen die Korruption.
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