Sr. Gatell
2 Tomo (empresarios) biografías relevantes

Sr. Jordi Gatell Saperas – Altcam Automotive, S.L.

 

JORDI GATELL SAPERAS

Valls (Tarragona)

1954

Presidente de Altcam Automotive, S.L.

 

17-5-2022

 

Ha convertido la formación y la responsabilidad en el pilar sobre el que ha construido la empresa y ésta es la razón de ser de su vida. Dispuesto a alcanzar la perfección, impulsó de la nada una compañía que priorizó la formación de los empleados durante los primeros años en detrimento de la facturación. Cuando debe nutrirse de talento, antepone la actitud a otros méritos curriculares, dotando a su equipo humano de profundo conocimiento y asegurándose que comparten el principio básico que sin esfuerzo y rigor jamás llega el éxito.

 

 

Mi padre puso en marcha una empresa de instalaciones eléctricas a la que se entregaba en cuerpo y alma

Los grandes momentos de felicidad de mi infancia los hallé en los más sencillos recursos que había a mi alcance. Afloran en el recuerdo los ratos que invertíamos en una masía que alquilamos, próxima a Valls —localidad donde vivíamos habitualmente―, en la que, durante el verano, nos bañábamos en una balsa cercana, que satisfacía la ausencia de piscina. De hecho, no la echábamos en falta, como tampoco la tecnología donde se refugian los niños y jóvenes de hoy en día, porque, para pasarlo bien, nos bastaba con jugar, correr y encaramarnos a los árboles de nuestro alrededor. Nos habíamos avezado a la austeridad que predicaba nuestro padre, Joan, un hombre muy trabajador y riguroso que no se permitía otro lujo que el vermut dominical con calamares a la romana. Él había puesto en marcha una empresa de instalaciones eléctricas a la que se entregaba en cuerpo y alma. Se levantaba a las seis para acudir al negocio, donde permanecía hasta las diez de la noche y, tras la cena, aún hallaba tiempo para preparar asuntos del día siguiente. Creo que su ejemplo, del que solo pude disfrutar hasta los dieciséis a causa de su muerte prematura, acabó influyendo en mi talante; pese a que, a diferencia de mis hermanos mayores, Francesc y Joan Maria, decliné incorporarme a su empresa. Solo colaboré en el negocio familiar, donde también trabajaba mi madre, Agustina, algunos veranos de mi juventud. Nunca me gustó subirme a escaleras ni manejarme con cables, y un día decidí que no estaba dispuesto a sufrir más descargas eléctricas.

 

Subcampeón en un certamen de mecanografía

Mi escolaridad transcurrió en los claretianos, tras la cual continué mi formación en una academia de Valls. Ahí cursé Comercio Mercantil, materia asimilable a la Formación Profesional Administrativa de hoy en día, donde la contabilidad cobraba especial protagonismo. Una de las preocupaciones del director de la academia, que también era docente, residía en el aprendizaje de la mecanografía, empeñado en que supiéramos escribir sin prestar atención al teclado. Me convertí en el subcampeón de un certamen provincial que se organizaba anualmente, y hoy en día muchos jóvenes de la empresa se sorprenden de mi velocidad al teclear y, en especial, de que emplee todos los dedos para escribir.

 

Un viaje en solitario para saber qué era ser independiente

Con mis padres apenas viajamos, salvo para visitar a mis tíos, exiliados en Toulouse y Montpellier. El gran viaje de mi vida lo realicé a raíz del desconcierto personal en que me sumió la muerte de mi padre. Aquella situación me llevó a coger una mochila y a emprender en solitario un viaje con el objetivo de saber qué era ser independiente sin tener recursos económicos y ver qué ocurría fuera de las fronteras españolas, reprimidas por el franquismo y el poder de la jerarquía católica, que imponía una moral que ahora se ha demostrado falsa e hipócrita. Llegué a París, a Bruselas y, finalmente, a Ámsterdam y Groningen. Permanecí varios meses en Holanda, en un momento, 1972, en que el movimiento hippy se hallaba en auge y en el que el amor libre y los cuerpos desnudos asomaban sin complejos en los campings. Durante aquella temporada nómada conviví con gente muy diversa y comprobé la hospitalidad de muchas personas con las que me crucé en el camino. Me ayudó a entender el concepto de solidaridad, de compartir lo que tienes, que si das, recibes; y que el ser humano es bueno por naturaleza. Me di cuenta de lo nocivas que eran las drogas para nuestra salud mental y, a pesar de estar rodeado de ella, jamás las he probado, de lo cual me enorgullezco.

 

Modelo formativo dual, aplicando en la empresa cada mañana el conocimiento que adquiríamos por las tardes

Tras regresar de Holanda, terminé mis estudios, que en la última fase complementé con mi incorporación al Departamento de Compras de la compañía Mecanismos Auxiliares  Industriales (MAI), donde maduré profesionalmente. Era una empresa que hoy en día constituiría un referente porque todo su equipo directivo tenía una obsesión por la formación. En esa época, casi medio siglo atrás, ya habían adquirido un nivel de tecnología informática superior al de muchas empresas de nivel medio actuales. Me asignaron al departamento de Compras, y dentro de éste a la informatización de los procesos de gestión, que en aquel entonces eran totalmente manuales; me marcó profundamente ya que estamos hablando del principio de la informática donde trabajábamos con tarjetas perforadas y montañas de listados de papel pautado. Al finalizar la jordana laboral de 8 horas de lunes a sábado, acudíamos a un edificio anexo de cuatro pisos para formarnos. La última planta alojaba un laboratorio de I+D, mientras que en las tres inferiores podíamos estudiar sobre la materia que más nos interesara: idiomas, química, física, transformación de metales, termoplásticos… Invertí ocho años estudiando a diario, aprovechando una fórmula que debería extenderse a nuestro ecosistema formativo y empresarial, puesto que cuanto estudiábamos en ese edificio auxiliar lo acabábamos aplicando en la propia compañía. Significaba, en definitiva, la puesta en práctica de un modelo formativo dual sobre el que largamente se ha teorizado pero que ningún gobierno ha sido capaz de implantar. Y es que ahí, a diario, el conocimiento sobre tecnología de plásticos que adquiría por las tardes lo aplicaba por las mañanas con las máquinas de inyección, con los moldes o acudiendo a visitar a los proveedores. En cambio, el 90 % de los jóvenes que llegan al mundo laboral no han pisado en su vida una empresa ni han visto los procesos de transformación de ninguna materia.

 

Si no puedes razonar técnicamente el porqué de las cosas, no puedes mejorar

Todo lo que aprendí en MAI me ha resultado útil a lo largo de mi vida; y es justo reconocer que mi trayectoria empresarial se la debo al tiempo invertido en esa compañía, pues en esa etapa descubrí qué era la industria. Lo que me llevó en su momento a crear mi propio negocio fue el resultado de haber visitado muchas fábricas y detectar en qué se podía mejorar. En muchas de mis visitas a pymes, preguntaba a sus gerentes y técnicos acerca de los procesos que llevaban a cabo. La respuesta más común de esas personas, la mayoría autodidactas, era que toda la vida lo habían hecho de ese modo. Casi nadie era capaz de aportar un razonamiento técnico, de dar una respuesta adecuada a los porqués que les planteaba; lo cual delataba que no existía fundamento técnico ni inquietud de aprender y nadie se había preocupado de transmitirles el conocimiento necesario, como yo sí había tenido la suerte de hallar en MAI. Si no conoces el porqué de las cosas, no puedes mejorarlas. Y fue ese el motivo por el que quise poner en marcha mi propio proyecto empresarial, Altcam, que empecé a preparar durante mi siguiente etapa profesional posterior, esta vez en el Departamento de Compras de Black & Decker.

 

«Durante los dos primeros años no facturaremos, solo nos dedicaremos a la formación del equipo»

Altcam sería una compañía atípica desde su mismo origen. No quería incorporar en ella a nadie que formara parte del sector. Deseaba reclutar a personas sin conocimiento alguno sobre lo que íbamos a hacer, formar a un equipo reducido, cuya misión inicial sería aprender, aprender y aprender. Impuse a mis socios una condición: «Durante los dos primeros años no facturaremos, solo nos dedicaremos a la formación del equipo». El capital inicial sirvió para cubrir los sueldos de los empleados y las inversiones necesarias para poder fabricar las primeras piezas con moldes que facilitaron una parte de los socios; fabricábamos a fondo perdido, porque no importaba si salían defectuosas. En esta fase, fue muy importante la colaboración de Dabel, S.A., accionistas al 50% que creyeron en el proyecto y nos apoyaron con su ayuda y exigencia de calidad. A partir del tercer año, empezamos a crecer, a lo cual contribuyó el hecho de que Dabel, S.A. era comprador de múltiples piezas de precisión para cuya fabricación recurría a otros proveedores. Paulatinamente, fuimos incorporando maquinaria y ampliando el equipo humano a fin de desarrollar la actividad, orientada a la inyección termoplástica para obtener piezas de precisión, destinadas, en un 90 %, al sector de la automoción, y cuya manufactura entraña una alta complejidad técnica. Antes, incluso, el porcentaje de nuestro negocio dedicado a los automóviles era mayor, pero recientemente la expansión de la bicicleta eléctrica ha provocado el aumento de la demanda en este nicho y su incidencia en nuestro volumen de negocio. Las piezas que fabricamos, cuyo peso oscila entre las dos décimas de gramo al medio kilo, son de alto valor añadido y quedan ocultas, pues intervienen en las funcionalidades del vehículo: los limpiaparabrisas, los elevalunas eléctricos, el control de frenos, sensores, centralitas electrónicas, airbag… Mi propósito era competir con los fabricantes alemanes, que ostentaban el nivel tecnológico más alto, presentaban los precios más elevados y conseguían la mayor rentabilidad. Si conseguíamos hacer los mismos productos con un precio más competitivo, trabajo no nos faltaría. Desde el primer momento, la vocación de Altcam fue internacional, conscientes de que el mercado estatal ofrecía oportunidades muy limitadas y que los centros de decisión no estaban, ni siguen estando, en España. De hecho, la facturación en España se reduce al 12,2%.

 

Bases financieras sólidas, el secreto del crecimiento con mínimo endeudamiento

Desde la fundación de Altcam mi obsesión siempre fue la de hacer crecer la empresa a nivel global. Pero para que ello fuese posible había que crear unas bases financieras muy sólidas, alejarse por completo de los altos endeudamientos o de la búsqueda del dinero fácil a través de la especulación, lo cual no forma parte de nuestros conocimiento ni filosofía empresarial o de vida. También durante los primeros 25 años no hubo reparto de dividendos, el 100% de los beneficios eran reinvertidos en el crecimiento y consolidación de la empresa. Los recursos propios aumentaban cada año, así como nuestra capacidad de autofinanciación. Esta política de autofinanciación y bajo endeudamiento es el que nos ha permitido crecer en todas las épocas de crisis que hemos ido viviendo. En 2008 iniciamos simultáneamente la implantación de las plantas de Mexico y Eslovaquia. Las crisis son momentos de oportunidad que hay que aprovechar para crecer y consolidar tu posición en el mercado, y ello no es posible o es muy difícil de hacer con recursos ajenos y sin tener una muy buena salud financiera. Creo, además, que una parte muy importante del éxito conseguido reside en que desde el primer día que empecé a trabajar lo hice en algo que me apasionaba, sentía que cada día aprendía cosas nuevas que me ayudaban a crecer profesional y personalmente; que me aportaban valores fundamentales para encarar el futuro.

 

Hacemos realidad lo que otras empresas desestiman por su alta complejidad técnica

Nos propusimos hacer posible producir con calidad y cantidad aquello que otras empresas desestiman por su alta complejidad técnica. Nuestra metodología habitual consiste en que los clientes nos proporcionan un plano y nos preguntan si es posible convertir aquello en realidad e, incluso, si podemos mejorarlo. Con tecnologías de simulación y transformación, analizamos la pieza y determinamos si es factible su producción, si sufrirá deformaciones, de qué tipo, cómo se puede perfeccionar el resultado, si mantendrá la precisión constante en el tiempo… Buena parte de nuestra inversión se destina al diseño y a reunir un equipo humano con altos conocimientos técnicos para colaborar estrechamente con nuestros clientes en el desarrollo de esas piezas. Y eso reclama un gran gasto en formación, pues, cuando un ingeniero llega a nuestra organización, necesita un par de años para entender cuál es su cometido, cuáles las necesidades a satisfacer y cómo debemos llevar a cabo cada proyecto. No es hasta el segundo año que empieza a exhibir cierta autonomía, mientras que, entre el tercero y el quinto, puede asumir completa independencia. No olvidemos que nuestra actividad se basa en la precisión.

 

La actitud es como un terreno fértil: merece la pena regarla y cuidarla

A cada joven que se incorpora a Altcam le ofrecemos formalmente un plan de carrera a tres años, con formación interna y externa; incluyendo másteres si detectamos un perfil de alta valía. Ese es el camino que trazar cuando das con personas con potencial y, aún más importante, ganas de aprender y progresar. Lo que más cuesta hoy en día es reclutar a gente con ambición, deseosa de crecer y asumir responsabilidades. Si no cuentas con un equipo con ese espíritu, el crecimiento será más lento y limitado. Son aspectos que se observan en las entrevistas de selección. Enseguida percibes si tras ese candidato hay chispa o no. La actitud en tu equipo es fundamental, porque es como trabajar con un terreno fértil: si la tierra es buena, vale la pena regar e invertir tiempo y esfuerzo en ella, porque sabes que acabará dando fruto. Pero no dedicarás ni un segundo a un desierto. En esos procesos de reclutamiento hay jóvenes que descubren que la carrera estudiada ni les gustaba ni tenía salidas profesionales; y acaban revelándose como buenos comerciales,  responsables de compras o personas aptas en otras funciones no específicamente técnicas pero igualmente necesarias para el desarrollo de la empresa. No importa si ese candidato ha estudiado Filología o Filosofía en vez de Ciencias Empresariales, pues, si demuestra actitud y aptitudes, es posible que le hallemos un puesto en nuestro organigrama.

 

Nuestra filosofía persigue que el trabajador siga creciendo y obtenga una visión global de la compañía

Un grave problema que limita el crecimiento de la empresa es la falta de personal cualificado así como la baja identificación con el proyecto empresarial de la compañía. Ello se observa en una parte muy significativa de las nuevas generaciones de 24 a 35 años. La ambición profesional se detecta en un bajo porcentaje de esta generación, la cual prioriza valores como el tiempo libre, la no presión profesional, la ausencia de estrés, etc., antes que el crecimiento profesional, la responsabilidad o el esfuerzo para el logro de un objetivo. La filosofía de Altcam, igualmente, es permitir que se siga aprendiendo, creciendo y ser multitarea: obtener una visión global de la compañía y responsabilidad dentro de ella. El esfuerzo que la formación representa para las empresas debería ser compartido entre ellas y el Gobierno, o bien que éste legisle unas condiciones de contratación que regulen los plazos para abandonar una empresa, ello contribuiría a reducir la rotación del personal o a permitir que la empresa disponga del tiempo necesario para contratar un sustituto, así se dejaría de desproteger totalmente a las empresas que han invertido en la formación. Este sistema funciona en Eslovaquia y ello además de dar seguridad a los trabajadores, evita la rotación que tenemos en España o en México. Es lamentable la actitud de los sindicatos los cuales por definición presuponen que la formación en las empresas es una forma de abuso o explotación, estas son mentalidades propias del siglo XX y deben evolucionar muy rápidamente hacia la corresponsabilidad.

 

Tecnología de última generación que supone un salto cualitativo

En Altcam no llevamos a cabo investigación pura, sino inserta en el ámbito de nuestra especialidad, analizando los materiales que incorporamos a nuestras piezas como, por ejemplo, los nuevos metales y las nuevas aleaciones que surgen en el mercado. Las piezas que nos solicitan cada vez reclaman mayor exigencia. Con la irrupción de los sensores y la electrónica en el sector de la automoción, se permite la conducción autónoma además de múltiples otras funciones de seguridad, visión, etc. Estos elementos precisan de mucha mayor precisión tanto de las piezas de plástico que fabricamos como de las inserciones metálicas que incorporamos, pues, de su calidad depende en gran medida el perfecto funcionamiento de todos los sistemas. Asimismo, las lentes de radar que integran los turismos requieren una gran precisión, lo que nos ha obligado a destinar generosos recursos a tecnología. Hace tres años adquirimos una máquina de verificación y medición por rayos X (CT Scanner) que supuso una gran inversión. En España, a lo sumo, hay tres unidades como esta. Nos permite medir la pieza con muy alta precisión a través de su comparación con el 3D y todo ello de forma muy rápida además de precisa, lo cual reduce los tiempos de desarrollo de los proyectos.  La compra de este tipo de tecnología de última generación supone un salto cualitativo para Altcam y nos permite crecer, al tiempo que ganamos prestigio y confianza ante nuestros clientes, pues estamos reduciendo el tiempo que transcurre desde el diseño a la fabricación en serie.

 

Tenemos plantas en Valls, Eslovaquia y México

Altcam Automotive es una matriz de la que dependen tres empresas ubicadas en la propia Valls, en Eslovaquia y en México. Fue en 2008 cuando decidimos instalar sendas plantas en Centroeuropa y Norteamérica, tras constatar que España estaba desapareciendo como referencia industrial y que la única manera de evitar el estancamiento residía en crecer en el exterior. En este mismo año, un informe del Boston Institute, prestigiosa universidad y centro de estudios, advertía que se había iniciado el retorno a Estados Unidos de las empresas norteamericanas que, dos décadas antes, habían optado por producir en Oriente; un proceso que sería muy rápido, obedeciendo a los incrementos de costes en los países asiáticos. La alternativa para los estadounidenses tenía un nombre: México. Con tres mil kilómetros de frontera común, y a un par de horas de avión, los norteamericanos hallan ahí mucha mano de obra. En Europa también se dará este retorno.

 

Barajamos fabricar algunos de nuestros propios moldes

En el proceso de diversificación y consolidación técnica de la compañía, también barajamos fabricar nuestros propios moldes, pero solo orientados a piezas de muy alta precisión. Es un desafío a largo plazo, entre cinco y diez años, para el que recurriremos a nuestros técnicos y a la contratación de nuevos, dotándoles de formación al más alto nivel y de maquinaria de última generación. Se trata de competir con los fabricantes alemanes, brindando la misma calidad, pero a un precio más competitivo. Durante el periodo de gobierno de José María Aznar éste tuvo la osadía de decir que estábamos al mismo nivel económico que Alemania. Nuestra economía atravesaba una etapa de crecimiento y las centrales de compra de nuestros clientes decidieron apartar a España del listado de low-cost countries. Aquello, unido a muchos otros factores, comportó una deslocalización de la que se beneficiaron los países del Este. No obstante, los procesos de deslocalización son reversibles y ahora estamos en un momento en el que debido a los incrementos de costes en China, unido a los problemas logísticos provocados por la pandemia y la guerra de Ucrania, se ha iniciado un proceso de recuperación de la producción en Europa y EE.UU., esto favorece a las empresas que, como nosotros, hemos seguido invirtiendo en la planta de Catalunya para cubrir las necesidades del centro y sur de Europa.

 

A la inversión de varios millones de euros le aporté una llave

Las empresas del grupo suman un equipo de cuatrocientas personas. Asimismo, hace cuatro años establecimos una joint venture con un socio chino. Nos propusieron una alianza para que fabricáramos en su país y, de este modo, pudieran introducirse en el sector de la automoción, que se les resistía. Estaban dispuestos a realizar una inversión multimillonaria. Sin embargo, no resultaba fácil entenderse. A las limitaciones idiomáticas de nuestro interlocutor, que solo hablaba mandarín y recurría como intérprete a su hombre de confianza, se le añadían diferencias culturales difíciles de salvar. Ese socio creía que el dinero lo podía todo, pero, en tecnología, el dinero solo te permite comprar máquinas; y las máquinas no sirven si no sabes usarlas. Él prometió invertir varios millones de euros y me preguntó qué estaba dispuesto a poner yo. Le mostré una llave. Al interrogarme acerca de qué le estaba intentando decir, le hice ver que nuestra aportación residía en abrirles la puerta a la industria de la automoción, el objetivo que perseguían. «Tú estás buscando un conocimiento que no tienes y deberías valorarlo», le expliqué. El socio chino inicialmente abandonó las negociaciones, afirmando que, con su dinero, levantaría su propia fábrica. Tres años después, nos propuso acudir a Xiamen para hacer una auditoría y retomar las conversaciones. Y transcurrido un año y medio, cerramos la joint venture. En cualquier caso, las idiosincrasias culturales siguen ralentizando la evolución de este proyecto, que tiene como objetivo ofrecer un servicio mejor a los clientes, porque la presencia en China nos permite cubrir un mercado importante.

 

Podemos replicar en cualquier punto del planeta las piezas homologadas en Valls

Hoy en día, los fabricantes automovilísticos basan su diseño en el concepto de plataformas, de tal modo que la mayor parte de los componentes interiores y sistemas son comunes a todos los modelos, lo cual aumenta las series de producción y facilita la automatización y reducción de costos. Ello también facilita que las mismas piezas puedan ser fabricadas en diferentes partes del mundo, con lo que se reducen los costes logísticos y los plazos de implantación en otras plantas. Contamos con todas las certificaciones internacionales de calidad, un requisito indispensable en el entorno de la automoción; y la mayor parte de los sistemas informáticos de gestión han sido y siguen siendo desarrollados en la propia empresa.

 

El equipo humano es garantía de éxito

Una parte muy importante del éxito de Altcam es haber formado, hace más de 20 años, un equipo humano altamente capacitado y que desde el primer minuto creyó en el proyecto y apostó por él. Sin este grupo de personas, que hoy forman el Comité de Dirección, nada de lo acontecido habría sido posible ya que a sus capacidades técnicas hay que sumar su actitud y firme compromiso con el proyecto y con el país, Catalunya. Aquí ha nacido la empresa y es desde aquí que debe de seguir creciendo. Un árbol sin raíces fuertes y profundas no puede crecer; nunca debemos olvidar que formamos parte de un país con tradición industrial y de una cultura que debemos defender siempre y en todo momento, pues es parte de nuestro ser. No podemos ser solo un nombre, Altcam, hemos de hacer sentir a nuestros clientes y empleados que amamos y respetamos a todas las culturas y sociedades de las que pasamos a formar parte, explicando al mismo tiempo los valores de nuestra cultura y tradiciones.

 

Mi esposa, mi hijo y Altcam: los motores de mi vida

Soy una persona perfeccionista ―que nuestra compañía esté especializada en elementos de precisión no es casual― y me he volcado por completo en el negocio. Por eso, también tengo que agradecerle a mi esposa, Dolors, la comprensión mostrada y el apoyo dispensado durante estos años, no exentos de dificultades. Durante más de 40 años he sentido su apoyo y su esfuerzo por mantener la familia unida, aceptando mis obsesiones y a veces mi incapacidad de quitarme la empresa de la cabeza. Sé que mi hijo sabrá dar un nuevo impulso a Altcam. Gerard estudió Business & Management en Estados Unidos y dispone de una gran formación, un sólido dominio del inglés y, por supuesto, actitud. Ahora nos hallamos en una fase de transición, en la que le voy transfiriendo responsabilidades paulatinamente. Asume la mayoría de la gestión diaria mientras yo me ocupo de cuestiones estratégicas orientadas al medio y largo plazo. Ha invertido largos periodos en cada una de las áreas de la compañía, lo cual le ha conferido una visión amplia y global de la empresa. Todo ello, ha de contribuir a hacer que el equipo de Dirección formado por personas de una misma generación, esté más unido, comparta filosofía, objetivos y procedimientos para enfocarse en seguir haciendo crecer la empresa tanto tecnológicamente como en volumen de negocio. Ello siempre en compañía de todas las personas que forman parte de Altcam, ya que sin todas ellas no seríamos lo que somos; y lo que pretendamos ser, deberá estar siempre basado en el rigor, el esfuerzo y el trabajo en equipo.