Volumen 16. Biografías relevantes, empresarios de cosmética y belleza

Victoria Núñez Zancas – Prohima Internacional

Barcelona

1971

CEO y segunda generación de Prohima Internacional, S.A.

13-6-2023

 

Esta empresaria heredó la visión exhibida por su padre y, tras haber asumido las riendas del negocio familiar, tuvo la capacidad para reorientar la actividad del mismo. Fue así como abandonó un sector de bajo valor añadido para centrarse en otros más sofisticados como la cosmética, la parafarmacia y la perfumería. Si en su juventud mostró la inquietud por invertir tiempo en cada uno de los departamentos de la compañía, en la actualidad mantiene el interés por continuar alumbrando empresas.

 

 

«O estudias o trabajas, pero en la calle sin rumbo no estarás»

Si tengo que rescatar de mi memoria un recuerdo lejano, sería ya en la adolescencia, cuando con catorce o quince años había iniciado los estudios de BUP y empezaba a aflorar el interés por salir con chicos e invertir los fines de semana de fiesta con las amigas. Aquella actitud generó cierta inquietud en mi padre, Luis, quien no estaba dispuesto a que perdiera el tiempo y me descarriara. Y menos siendo la primogénita de cuatro hermanos, con el poco edificante ejemplo que podía suponer para quienes venían tras de mí: Elena, Marisa y Luis. Fue esa circunstancia la que le llevó a llamarme aparte para plantearme una disyuntiva: «O estudias o trabajas, pero en la calle sin rumbo no estarás», me espetó. No tuve dudas ante aquel planteamiento y decidí ponerme a trabajar. De este modo, obtendría un dinero con el que tendría la posibilidad de sufragar los gastos para las actividades de ocio que, en esa etapa en la que me asomaba a la juventud, se erigían en mis principales puntos de interés. El destino laboral que me aguardaba era la primera de las empresas que mi padre fundaría, Procesa, orientada a la producción de preservativos, y a la que cinco años más tarde se le sumaría Prohima, compañía centrada en el envasado de toallitas refrescantes de limón y monodosis en sobres individuales, así como en el enfundado de palillos.

 

En plena resaca de la dictadura franquista, mi padre fue capaz de introducir los profilácticos en canales ajenos a las farmacias

No fue ese el primer momento en que desempeñé labores en Procesa. Ya desde los doce años, nuestro padre, al llegar las vacaciones estivales, nos reclamaba para que acudiéramos a la empresa y colaborásemos, ni que fuera con pequeñas tareas. Hombre que se caracterizaba por un gran sentido de la responsabilidad, no estaba dispuesto a que estuviéramos tantos meses de asueto en verano. Deseaba que, desde muy jóvenes, pudiéramos experimentar en carne propia lo que significaba levantarse por la mañana, el compromiso de acudir al trabajo, cumplir con un determinado horario y resolver ciertos cometidos. Nos compensaba por ello y ese modesto sueldo que percibíamos no solo resultaba gratificante, sino que, también, ejercía una función pedagógica, ya que de este modo aprendíamos que el dinero no se obtenía gratuitamente, sino a cambio de un esfuerzo. Mi padre siempre me causó admiración, y creo que consiguió alimentar en mí la atracción por el mundo de los negocios, dado que exhibía una gran visión como empresario. Prueba de ello es que, todavía en plena resaca de la dictadura franquista, fue capaz de introducir los profilácticos en canales ajenos a las farmacias, como las máquinas expendedoras o las grandes superficies.

 

Contaba con la ventaja de aprender directamente en el campo de batalla

Aquella primera experiencia en Procesa se reveló muy ilustrativa y edificante. Ahí se combinaron mi innata curiosidad, mi inquietud juvenil y la permisividad con que obró mi progenitor, quien demostró una gran inteligencia y accedió a que yo fuera recorriendo los distintos departamentos de la compañía: empezando por Contabilidad y continuando por Exportación, Compras, Producción, Logística, Marketing y Ventas … Recuerdo que esa circunstancia generó preocupación entre algunos de los empleados, que temían ser sustituidos por mí. Afortunadamente, mi padre se encargó de tranquilizarles y hacerles entender que el único objetivo residía en mi aprendizaje exhaustivo, obtenido de primera mano en la práctica diaria de la empresa. Yo contaba con la ventaja de aprender directamente en el campo de batalla, lo que me proporcionó una comprensión profunda y práctica del mundo de los negocios. Aprendí más sobre el terreno que en cualquier aula, porque, si bien la base teórica puede ser útil, en la actividad cotidiana a la que te enfrentas en una empresa surgen muchos matices que reclaman capacidad de resolución y liderazgo. En la actualidad, la mayoría de la juventud está muy mal acostumbrada. En mi opinión, gozan de excesiva protección; lo tienen todo tan a su alcance que les resulta difícil valorarlo. En su afán por brindar excesivo amparo y seguridad a los hijos, los padres les hacen un flaco favor y acaban debilitándolos. La educación que suelen trasladarles difiere absolutamente de la que recibimos los miembros de mi generación, que cultivamos mayor conciencia respecto al valor real de lo que nos rodeaba.

 

Nos subrayaron la importancia de respetar al prójimo, al tiempo que nos invitaban a actuar con perseverancia

Estoy profundamente agradecida a nuestros padres por los valores que nos inculcaron. Más allá del esfuerzo y el sacrificio, nos subrayaron la importancia de respetar al prójimo, al tiempo que nos invitaban a actuar con perseverancia para alcanzar las metas que nos proponíamos; así como también nos familiarizamos con el necesario agradecimiento, pues a menudo no somos conscientes de lo privilegiados que somos. Nuestra madre, Mari Luz, que dedicó su vida al cuidado doméstico, tenía la capacidad para infundir amor familiar; hasta tal punto que cada uno de los hermanos estaba convencido de que éramos su hijo predilecto. «Lo has hecho muy bien», le decía a menudo, al comprobar que todos amasábamos esa creencia y nos considerábamos los preferidos. Me sentía muy unida a ella, pese a que con quien compartía más tiempo era con mi padre, con quien incluso salíamos a navegar juntos. A su lado cultivé el amor por el mar y la náutica, que se convirtió en mi deporte favorito. Todavía hoy sigo practicándolo, pues es una actividad que revierte positivamente en mi equilibrio y me ayuda a gestionar el estrés. Ibiza o Formentera constituyen mis destinos favoritos para navegar y evadirme, lo cual resulta fundamental para meditar decisiones a adoptar.

 

A la competencia le resultaba imposible desbancarnos del liderazgo que ostentábamos en el mass market

Durante los primeros cuatro lustros de mi carrera profesional estuve dedicada a Procesa, la compañía especializada en la fabricación de preservativos. Nuestro liderato en el mercado era tal que, en 1996, una firma competidora tan potente como Durex acudió a nosotros para trasladarnos una propuesta de adquisición. Les resultaba imposible desbancarnos en el mass market y consideraron que, si aspiraban a arrebatarnos esa posición, la inversión que deberían efectuar sería superior al desembolso a realizar por la operación, de ahí que decidieran comprar nuestra marca y el fondo de comercio. Procesa, no obstante, continuó desarrollando otras líneas de producto y, en la actualidad, aún se mantiene después de casi medio siglo de trayectoria, enfocada en el mercado farmacéutico, donde la marca Ototap de tapones auditivos, que ya venía fabricando y comercializando previamente, es su principal nicho de negocio. Fue en 2001, tras el prematuro fallecimiento de mi padre, que me hice cargo de Prohima. Por aquel entonces yo ya había ido adquiriendo responsabilidades en Procesa, a medida que había ido acumulando experiencia, y era la directora general de la compañía. A partir de entonces, tuve que compatibilizar la dirección de ambas firmas. Cuando la crisis del 2008 empezaba a asomar, comprendí que teníamos que acometer una profunda transformación en Prohima. En caso contrario, quedábamos expuestos a quedar apartados del mercado como les ocurrió a muchos negocios. El core business de esta firma se centraba en una tipología de productos ―palillos enfundados y toallitas individuales con aroma de limón― destinados al canal HORECA (hoteles, restaurantes y catering). Eran artículos con casi nulo valor añadido y para un sector con unos márgenes muy estrechos y, en consecuencia, muy sensibles al precio.

 

Si hay algo que me atrae enormemente, es el lanzamiento de nuevos productos

Había que reinventar Prohima y, a partir del know how atesorado a lo largo de más de cuarenta años elaborando toallitas y dosis individuales, decidí enfocar el negocio hacia otro canal: el de la cosmética, la parafarmacia y la perfumería. Este destino se presentaba como un mercado de más valor añadido y en el que me sentía más cómoda, dada la experiencia acumulada en Procesa, entidad que nos había permitido entrar en contacto con el mercado del gran consumo, las farmacias, los laboratorios… No se trataba tanto de buscar una zona de confort, sino que me sentía atraída por ese ámbito ante las posibilidades de desarrollo que detectaba en él. Tengo un alma creativa, porque, si hay algo que me atrae enormemente, es el lanzamiento de nuevos productos con el apoyo del Departamento de Marketing. Fue así como dimos un vuelco absoluto a la actividad de esa segunda empresa fundada por mi padre para, paulatinamente, convertirnos en envasadores para terceros, tanto de dosis en sobres individuales como de toallitas impregnadas para el sector de la cosmética, la perfumería o la investigación. Comercializamos formatos individuales, monodosis, que puedan contener todo aquel producto susceptible de ser envasado: colonias, cremas, geles, lociones, serums, colutorios

 

El formato monodosis garantiza las óptimas condiciones del producto y propicia un consumo responsable del mismo

Nuestros clientes suelen utilizar estos envases individuales como muestras para los consumidores, de cara a promocionar sus productos, pero, también, cada vez resulta más común que los pongan al alcance del público en este formato, con el propósito de aprovechar las ventajas competitivas que ofrece. Y es que, para empezar, la monodosis evita posibles contaminaciones y, gracias a su hermetismo, asegura que el producto conserve mejor sus propiedades organolépticas. Además, resulta más higiénica que la presentación en tarro, donde, a partir de la segunda apertura, ya no existe la misma garantía respecto a sus condiciones. Al mismo tiempo, con este formato se persigue un consumo responsable, dado que la dosis utilizada es la razonablemente concebida para una única aplicación. Por otro lado, la presentación en sobre individual propicia una gran comodidad, al poder guardarse fácilmente en el bolso, no ocupar demasiado espacio si se viaja y posibilitar su uso en cualquier momento, lugar y condiciones. Tengo el presentimiento de que se irá imponiendo esta tendencia de consumo, por el ahorro de recursos que supone (al margen de la correcta dosificación). Los propios fabricantes están adquiriendo conciencia de la barbaridad que representa el exceso de materiales utilizados en los envases y están intentando minimizarlos en sus procesos de producción. Los consumidores cada vez son más sensibles a los aspectos medioambientales y penalizan a aquellas empresas que no observan una política respetuosa con el planeta. Sin embargo, echo en falta mucha información en lo que respecta a la correcta gestión de los residuos. Ni la Administración ni los medios de comunicación han sido capaces de resolver las dudas que, como ciudadanos, tenemos a la hora de decidir a qué contenedor tenemos que destinar los materiales de desecho.

 

Cada vez hay mayor interés por la cosmética y el cuidado personal

Al igual que se detecta un aumento de la sensibilidad por un mundo más sostenible, también se percibe que la cosmética cada vez despierta mayor interés y la sociedad presta más atención a su cuidado personal. Existe mucho culto al cuerpo: basta con consultar las redes sociales para comprobar cómo proliferan las recomendaciones en torno a dietas alimenticias, a consejos de belleza, a rutinas para disfrutar de una mejor salud… A nivel de marketing, se constata una fuerte presión, que empuja a los consumidores al uso de productos cosméticos y que redunden en la mejora de su imagen. Ello ha propiciado que las empresas de este sector, en general, hayan experimentado un incremento en sus ventas en los últimos años, algo lógico si tenemos en cuenta que este tipo de artículos nos hacen sentir bien e impactan positivamente en nuestra estima, ya que nos ayudan a alcanzar la versión óptima de nosotros mismos. Hay que decir que las compañías cosméticas también se vieron beneficiadas por la etapa de la pandemia, puesto que el cuidado personal se erigió en una de las pocas actividades que podían realizarse en casa. Nuestra firma extrajo asimismo rédito de esa desafortunada etapa, ya que, al formar parte de las empresas consideradas esenciales, mantuvimos nuestra producción y, por tanto, no tuvimos que recurrir a efectuar ningún ERTE; e incluso realizamos una importante aportación social, al proveer la industria de ingentes dosis de gel hidroalcohólico y toallitas impregnadas con alcohol. Ello prueba que la mayoría de las crisis benefician a unos negocios mientras que perjudican a otros.

 

La carencia de determinadas commodities ha comportado un incremento considerable de sus precios

En estos últimos tiempos hemos asistido a otra crisis, derivada de la falta de materias primas. Aunque en la actualidad el suministro se ha ido normalizando, la carencia de determinadas commodities ha comportado un incremento considerable de sus precios, lo cual impacta de lleno en la cuenta de resultados de las empresas. Nuestros clientes han sufrido, entre otras, la carencia de cartonaje. A ello contribuyó de manera decisiva la expansión que registró el comercio electrónico a partir de la etapa de la pandemia. Ante la imposibilidad de salir del hogar para ir a comprar, muchas personas que hasta entonces rehusaban utilizar el ecommerce recurrieron a esa opción para obtener los productos que deseaban y recibirlos cómodamente en su casa; una práctica que, tras superarse el confinamiento, se ha mantenido en muchos casos, lo que ha provocado un considerable aumento de la demanda del cartón para embalaje y su consiguiente encarecimiento ante la incapacidad para poder satisfacer toda la demanda.

 

Un enfoque educativo que no contribuye a explotar el don que cada cual atesora en su interior

Prohima suele adquirir los envases a fabricantes especializados, aunque la flexibilidad que observamos ante nuestros clientes nos permite adaptarnos a sus deseos específicos. De este modo, algunas de las firmas a las que prestamos servicio nos proporcionan los envases, mientras que otras nos sugieren el diseño que quieren utilizar o confían en nuestro criterio para que les aconsejemos una fórmula idónea para su producto. Este nos es suministrado en contenedores, a fin de que procedamos a su envasado en nuestras salas limpias. Disponemos de hasta nueve salas de este tipo; espacios que ocupan la mitad de nuestros tres mil metros cuadrados de instalaciones y que cuentan con la clasificación ISO 8, hecho que garantiza que nuestros procesos de envasado cumplen con unas determinadas normativas homologadas, evitando hipotéticas contaminaciones cruzadas. Esas salas están equipadas con maquinaria de última generación para asegurar un resultado correcto. De su adecuada gestión se encargan los mecánicos, un perfil de profesional que siempre cuesta cubrir. El mercado adolece de técnicos en determinados oficios. En la era digital en la que vivimos, parece que todos los intereses tengan que volcarse en la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías. Los mensajes que proliferan en la Red inclinan a los jóvenes ―ignoro si de manera interesada― a decantarse por esas opciones laborales. Me duele el enfoque que ha adoptado la educación, porque no contribuye a explotar el don que todos atesoramos en nuestro interior y que permitiría el óptimo desarrollo personal de cada cual y que pudiéramos contribuir a la sociedad con lo mejor de nosotros mismos desde nuestra particular parcela.

 

«Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos»

Además de técnicos mecánicos, en nuestro equipo contamos con personal de envasado y profesionales para atender los distintos departamentos de la compañía: Dirección de Fábrica, de Marketing, Administración Comercial, de Compras, Contabilidad y Finanzas, Desarrollo Organizacional o Dirección Técnica y de Calidad, donde se requiere, por ley, titulados en Química o Farmacia. Estoy muy orgullosa de mi equipo, y a menudo les subrayo una frase: «Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos». Siempre he procurado promover el trabajo en equipo, consciente de que una empresa alcanza mayores metas si sus integrantes cooperan entre ellos. Ahí, el empresario juega un papel fundamental, pues entre sus múltiples funciones se halla el saber valorar a los miembros del equipo de manera adecuada y potenciar esa colaboración mutua. Si logras estimularlos, los resultados acaban llegando y suelen ser espectaculares. Nada tiene que ver este tipo de liderazgo con la imagen obsoleta que, con frecuencia, se proyecta del empresario, identificado como alguien al margen de su plantilla, que se despreocupa de su bienestar y que solo persigue objetivos crematísticos.

 

Más allá de la desproporcionada carga fiscal que soportamos, la gestión de los presupuestos públicos es ineficiente

El equipo exhibió un alto compromiso en su grado de responsabilidad, e incluso entusiasmo, durante la etapa de transición al nuevo core business. Paulatinamente, fuimos abandonando el enfundado de palillos y las toallitas de limón para centrarnos en los formatos monodosis para cosmética, perfumería y parafarmacia. A ello contribuyó el traslado a una nueva sede en Mataró, después de que el Ayuntamiento de la capital del Maresme procediera a la expropiación de la nave que ocupábamos. Construimos unas modernas instalaciones que están consideradas como las mejores de Europa en lo que a garantía de fabricación y envasado de productos sanitarios y cosméticos se refiere. Ha sido la única ayuda oficial que hemos obtenido por parte de la Administración, pues nuestra actividad, que reside en el envasado para terceros (renunciando al desarrollo de marcas propias), no puede acceder a subvenciones para I+D+i. A lo sumo, podríamos optar a bonificaciones por la adquisición de maquinaria, pero no resulta fácil obtener dinero público. Es una lástima, porque, si los organismos oficiales apoyarán al tejido empresarial, conseguiríamos generar más puestos de trabajo y riqueza que repercutirían positivamente en el conjunto de la sociedad. Por desgracia, la gestión de los presupuestos públicos es muy ineficiente, más allá de la desproporcionada carga fiscal que soportarnos. En el exterior, nuestro país está asociado a una forma de trabajar lenta, tediosa e incompetente. No resulta extraño si las instituciones, lejos de ayudar a la iniciativa empresarial, se esfuerzan en poner dificultades a su desarrollo.

 

Deslocalizar la producción a Asia supone renunciar a los impuestos que permiten garantizar el Estado de Bienestar

Las Administraciones tampoco demostraron estar dotadas de capacidad visionaria cuando permitieron la progresiva deslocalización de las empresas. No he vivido de manera directa esta experiencia, entre otras razones porque el nuestro es un negocio de proximidad y no tendría sentido que trasladáramos nuestra actividad a un lugar remoto del planeta. Sin embargo, la decisión de destinar la producción a Asia ha acabado revelándose muy perjudicial para nuestro país, pues cada vez que desestimamos la fabricación nacional estamos sacrificando empresas, destruyendo puestos de trabajo y mermando la riqueza de nuestra industria. Al mismo tiempo, estamos renunciando a los impuestos derivados de toda esa actividad, los cuales, en última instancia, son los que permiten hacer frente a las necesidades sociales y garantizar el Estado de Bienestar. Por otro lado, las compañías de nuestro entorno suelen estar sometidas a unos criterios de sostenibilidad más estrictos que en otras latitudes. En nuestro caso, contamos con la ISO 9001 de Gestión de Calidad, así como el certificado UNE-EN ISO 22716, que garantiza una rigurosa seguridad en todos los procesos que llevamos a cabo. Nuestra maquinaria, pese a ser estándar, la sometemos a adaptaciones específicas tanto para ajustarnos a las exigencias medioambientales como a las necesidades de nuestros clientes, con quienes mantenemos una estrecha colaboración en el terreno de la innovación. Nuestro objetivo es seguir incorporando cada vez más nuevos materiales a utilizar en el envasado, como puedan ser toallitas libres de plástico o film monomaterial para el sobre, facilitando así su reciclado.

 

Quien ocupa una dirección general debe exhibir habilidad para dirigir equipos y generar unión entre los distintos departamentos

Uno de los aspectos fundamentales que propician la buena marcha de una empresa reside en la capacidad para la correcta gestión de las personas. Eso reclama al empresario cultivar la inteligencia emocional, una virtud que es fundamental para las relaciones humanas, ya sea en el ámbito familiar, en el entorno de las amistades o en el círculo estrictamente profesional. Quien ocupa una dirección general debe exhibir habilidad para dirigir equipos y generar unión entre los distintos departamentos, a fin de conseguir un buen encaje de su organigrama. Cuanta mayor información pueda reunir acerca del cometido que realizan sus colaboradores, mucho mejor, porque difícilmente podrá transmitirle las directrices a aquel empleado cuyas funciones desconoce. Saber cuál es la labor que desempeña le otorga credibilidad ante ese profesional, contribuye a estrechar su confianza y consigue incrementar su compromiso con la organización. Es una muestra de liderazgo, como lo es también saber adoptar decisiones a partir de la consulta y análisis de la cuenta de explotación y del balance.

 

El éxito empresarial va más allá de la rentabilidad

Gracias a mi formación y experiencia, tengo la oportunidad de liderar Procesa y Prohima, apoyándome en los equipos excepcionales de ambas compañías. Este mismo espíritu de innovación y colaboración me ha llevado a fundar Disruptive Temple, una startup que se enfoca en el abordaje de un desafío social creciente: el drink spiking, una práctica alarmante donde sustancias nocivas son secretamente añadidas a bebidas en clubes y eventos sociales, sin el consentimiento de la persona que consume la bebida. Nuestro innovador producto, Uptak, es una respuesta directa a este problema. Fabricado con materiales biodegradables y sostenibles. Uptak está diseñado específicamente para combatir el drink spiking en clubes y fiestas, y planeamos distribuirlo en grandes festivales y eventos nocturnos. Priorizamos la seguridad, la prevención y la sostenibilidad, y estamos en conversaciones con importantes promotores para llevar esta solución innovadora a un público más amplio. Pero Disruptive Temple no es solo un negocio: es un proyecto con corazón. Estamos comprometidos con causas sociales, y una parte de nuestros beneficios se destinará a una fundación dedicada a apoyar a víctimas de abusos relacionados con el drink spiking. Además, estamos organizando una serie de conferencias para educar y concienciar a las nuevas generaciones sobre la importancia de la autoprotección y el respeto en el ámbito social. Creo firmemente que el éxito empresarial va más allá de la rentabilidad. Una empresa con alma tiene un impacto duradero, tanto en la sociedad como en el mercado.

 

La empresa significa una parte importante de mi vida

Mi equipo ha sido un pilar fundamental en mi carrera profesional y valoro profundamente su contribución. La empresa representa una parte significativa de mi vida, y reconozco el esfuerzo y la dedicación invertidos en este proyecto iniciado por mi padre. Mi compromiso con la empresa nace de un respeto profesional y una apreciación por el legado de mi padre, más que de un apego emocional personal. En Prohima, veo un grupo de colaboradores eficientes y comprometidos, cuya profesionalidad y dedicación son elementos clave en el éxito de la empresa. Mi familia, y especialmente mis hermanos, han sido un apoyo constante en mi trayectoria, brindándome su sostén en los desafíos empresariales. Su aliento ha sido crucial en los momentos difíciles, impulsándome a continuar con el legado y la operación de la empresa. Agradezco a mis padres la confianza depositada en mí y su ayuda en mi desarrollo personal y profesional. Esta confianza y apoyo son lo que me motiva a diario a esforzarme y buscar la expansión continua de la empresa.