26-03-12
“La Universidad de La Laguna durante la crisis de 2008”
“Solo nos quedan el estoicismo y el ingenio para poder gestionar lo mucho que tenemos con lo poco que nos queda”
Reconozco que participar en esta obra me causa cierto apuro. Se nos ha pedido que nos convirtamos en testigos de la crisis económica global que estalló en 2008 para que los lectores del futuro conozcan el estado de las cosas en ese momento. Ni yo ni nadie tiene aún la perspectiva para evaluar con exactitud lo sucedido; es como pedir al náufrago que informe sobre su situación en medio de la tempestad: puede ver mejor que nadie el ojo del huracán, pero el caos circundante dificulta su percepción.
La crisis de 2008 pilló ala UniversidaddeLa Laguna en un momento en que experimentaba una fase de evolución. La de nuestra institución ha sido una historia tortuosa, pues la insularidad determinó durante décadas la escasez de recursos humanos, económicos y materiales. A lo largo del siglo XX, el centro creció poco a poco, aumentando su alumnado, incorporando nuevos estudios e infraestructuras, realizando investigaciones más ambiciosas, y logrando una plantilla de profesorado más y estable. En los años 90 alcanzamos un punto culminante y, entrada la nueva centuria, acometíamos una nueva etapa de crecimiento.
Por resumir algunos de los hitos iniciados esos primeros años del nuevo milenio, afrontábamos la construcción de las nuevas facultades de Bellas Artes y de Educación, imprescindibles pues las antiguas estaban en pésimas condiciones. Estábamos afianzando la internacionalización de la institución, con la apertura hacia África y Latinoamérica, uno de cuyos resultados fue la mención como Campus de Excelencia Internacional de Ámbito Regional (CEI) en colaboración conla Universidadde Las Palmas de Gran Canaria. E incluso diseñamos diversas acciones para promover el mecenazgo privado como fórmula de financiación adicional.
Pues bien: todo lo anteriormente citado quedó paralizado con el estallido de la crisis. Como institución pública, dependíamos financieramente del Gobierno de Canarias, y este inició una serie de recortes que, como era de esperar, afectó también ala UniversidaddeLa Laguna. Asípues, en estos momentos la palabra que pude definir mejor nuestra situación es “incertidumbre”. Todas esas actividades que iban a propiciar una nueva etapa de crecimiento frenaron en seco. Y ahora solo podemos esperar.
Internamente, todos nuestros esfuerzos se han centrado en gastar en lo estrictamente necesario. En los momentos de escribir estas líneas, estamos desarrollando un plan de ajuste que recortará en todas las partidas posibles para poder seguir manteniendo la docencia y la investigación sin que ninguna de ellas pierda la calidad que siempre nos ha caracterizado.
Quien lea estas líneas esperando recetas mágicas y propuestas ingeniosas se habrá llevado una decepción. Pero si algo hemos aprendido de esta crisis es que todo está interconectado y, por tanto (y por desgracia), nuestra capacidad de maniobra es limitada. Estamos a merced de los gobiernos, y estos, del mercado financiero. Así que solo nos quedan el estoicismo y el ingenio para poder gestionar lo mucho que tenemos con lo poco que nos queda. Confío en que, cuando lea nuevamente estas líneas dentro de unos años, el contexto sea diferente y pueda suspirar con alivio porquela Universidad de La Laguna pudo capear la tormenta y, por fin, culminó sus objetivos.