Presentar una obra como esta, en la que lo verdaderamente importante son las personas que la componen, es un honor: uno más de los que he vivido al representar a este prestigioso, y a la vez poco conocido, sector de la cosmética.
En nuestra industria, la potencia de los productos es tal, que la vida entre bastidores de las empresas que los investigan, diseñan y fabrican queda siempre en un discreto segundo plano. Mi responsabilidad al frente de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética me ha permitido conocer en profundidad precisamente esa vida tras el telón, ese sector potente, comprometido, dinámico e innovador, que es la industria cosmética. Y todavía me admira e impresiona su excelencia.
En estas páginas podremos conocer a un elenco de empresarios que dejan su testimonio, vital y profesional; vidas admirables por su compromiso y dedicación, que constituyen un reflejo del sector de la cosmética. La potencia industrial de este ámbito se refleja en su dimensión, mayor de 9.200 millones de euros en consumo, mientras que es un empleador de calidad y estabilidad que genera 50.000 empleos directos y 250.000 indirectos. La vitalidad de esta industria queda patente en su capítulo internacional, pues España es el segundo exportador mundial de perfumes, superando en volumen a entornos productivos tan emblemáticos para nuestro país como el calzado, el vino o el aceite de oliva.
A ello contribuye la inquietud de las empresas que lo conforman, que destinan el 3,4% de su facturación a I+D+i, con más de un 21% de profesionales de perfil científico-técnico, prueba de una marcada vocación científica, muy por encima de cualquier otro sector de consumo. La innovación, precisamente, supone uno de los tres pilares del plan estratégico de nuestra asociación, buscando la mejora del bienestar, respetando la diversidad y apostando por la sostenibilidad, concepto este último que nuestra industria ha adoptado por propia convicción.
El perfume y la cosmética forman parte de la historia de la humanidad; hace más de 5.000 años ya se describían como parte de la evolución. Las esencias han sido motor de creación de rutas comerciales y siguen hoy presentes en nuestras vidas, con crecimientos de más del 20%, que constatan su importancia para las personas. Cuidarnos, sentirnos bien con nosotros mismos y potenciar la interacción con los demás es algo común en todas las culturas. Como seres humanos, durante siglos hemos hallado en el perfume y la cosmética formas de expresión ante quienes nos rodean, logrando bienestar y autoestima. Todavía hoy las nuevas generaciones, esos GenZ a los que observamos con sorpresa por su creatividad sin límite, tienen en la cosmética un aliado natural.
Stanpa se siente orgullosa de representar, desde hace más de setenta años, a más del 95% de esta industria, y contribuir a su competitividad y desarrollo innovador y sostenible.
También nos complacen las acciones llevadas a cabo por la Fundación Stanpa, que nos permiten ayudar a mujeres con cáncer a restablecer su imagen y recuperar su autoestima, a través de talleres en sesenta hospitales públicos en colaboración con los servicios de oncología. Ahí constatamos el beneficio emocional inmediato en estas personas que reencuentran la imagen deseada cuando se vuelven a mirar en el espejo. Es un reflejo fidedigno de un medio industrial que se nutre de personas que, más allá de su rigor profesional, exhiben una admirable vertiente humana.